CAPÍTULO 38
17 de agosto, 2022
—¡Carajo! —Cubro mi boca con mis manos y volteo a ver a Benjamin que me observa divertido—. ¡No dijiste que ella llegaría hoy!
No puedo despegar los ojos de la mujer que camina con elegancia por el estudio y se detiene frente a Josie para conversar con ella.
—¡Es Sabrina Reed! —Sacudo su cuerpo y él no deja de sonreír—. ¡Joder! Debo parecer una loca.
—Llegó hoy, pero su escena se grabará la próxima semana —me explica—. Vamos, te la presento, así dejarás de lucir como demente.
Le saco la lengua. Estoy con la emoción a flor de piel, admiro mucho su trayectoria; si bien no somos contemporáneas, mamá me hacía ver sus películas cuando era pequeña, saber que tendré el placer de compartir pantalla con ella es... ¡maravilloso!
Tanto Sabrina como Josie voltean a vernos cuando llegamos hasta dónde están y dibujo mi más grande sonrisa.
—Adara Harmony —murmura y me devuelve el gesto amigable—, por fin tengo el honor de conocerte.
Benja me da un leve empujoncito para sacarme del trance. Es mucho más hermosa de cerca. Balbuceo un poco y mi directora ríe mirándome con ternura.
—Jo, perdóname, estoy emocionada. —Sacudo mi cabeza—. Soy una gran admiradora tuya, es un placer tenerte aquí.
—El placer es todo mío, dulzura. —Abre los brazos para mí y no dudo en dejar que me rodee—. Has logrado un montón a tan corta edad, admiro a las princesas luchadoras como tú.
Siento mis mejillas enrojecer, pero agradezco el cumplido.
—Te voy a robar algunos de tus ratos libres, ¿se puede? —Asiento—. Debemos empezar a fortalecer ese vínculo que queremos transmitir en las escenas.
Sabrina hará de la abuela de Hilley, la reina madre que fue secuestrada y a quien hicieron pasar por muerta para ser usada como conejillo de indias cuando el rey y el príncipe quisieron conocer el origen de tan complicada magia.
Me veo en la obligación de despedirme porque ya debo subir al bus que nos llevará a los exteriores donde nos toca grabar hoy. Le doy un último abrazo y corro donde Elián que me llama apurándome.
—Ya llegué.
Saludo a Jules, no lo veía desde hace dos días. Ayer no me tocó rodar y me la pasé paseando con Lois y mi hermana que pronto deberá volver a Miami. Somos el primer bus en partir, veo por la ventana como van saliendo los demás y solo puedo pensar en que hoy será un día largo y cansado, pero vaya que voy a disfrutarlo.
23 de agosto, 2022
Le hago adiós a mi hermana viéndola desaparecer entre el gentío que la rodea junto a Nick; si bien Mortem nos vigila de lejos para asegurarse de que estemos bien, no está demás que Kiara viaje con alguien de confianza.
Lois ajusta su agarre en mi cintura como diciéndome «estará bien», asiento, sé que lo estará. Volvemos al auto seguidos de Finn e Ivar, a este último lo he notado bastante risueño últimamente, pero no he tenido la oportunidad de preguntar si alguna canadiense se ha robado ese corazoncito tan reacio a hacer clic con el amor.
—¿Lois?
—¿Sí?
—¿Tienes trabajo hoy?
Niega y voltea a mirarme cuando toca detener el vehículo.
—¿Tienes planes?
—¿Para nosotros? Por supuesto que sí —sonrío y él ríe porque es una sonrisa bastante macabra—. Tendremos una noche de chicas.
Forma una "u" con los labios y juega con las cejas contagiándome la risa.
—Estaré esperando con ansias por la noche entonces. —Presiona su mano en mi muslo y la tomo para entrelazarla con la mía.
Volteo cuando unos grititos llaman mi atención, me encuentro con dos rostros mirándome desde el auto que está junto al nuestro. Bajo la luna y les hago hola con la mano. Son dos nenas de unos once años mirándose entre sí y apuntándome con el teléfono.
—¡Te amo! —grita la castaña y puedo notar como a la pelinegra se le escapan dos lágrimas.
—¡Yo las amo a ustedes, preciosas! —les sonrío.
Me piden un video y me apresuro a decir lo que solicitan antes de que el semáforo cambie a verde otra vez. Se siente bien saber que les di un momento bonito, me despido con un beso volado y ellas vuelven a gritar sobresaltando al que parece ser su papá quien niega sonriendo.
Aún hay quienes me miran feo cuando camino por la calle, pero son fáciles de ignorar si tengo momentos así de lindos con personas que han sabido entender que el mundo de los famosos no es tan fácil como se ve desde afuera.
Me he esforzado en mostrarme real en los últimos meses, bloqueé a quienes lanzaban odio innecesario porque no estoy obligada a tolerar palabras que puedan dañar mi salud mental, eso está fuera de discusión. Summer fue clara cuando me dijo que estaba en todo mi derecho de evadir leer ese tipo de comentarios.
—Oh, súbele, súbele —pido y Lois me hace caso para que podamos disfrutar la canción como se debe.
—Cause I can't help it if you look like an angel —canta.
—Can't help it if I wanna kiss you in the rain sooo —respondo.
Fearless es tremendo álbum, tantos años y sigo sin superarlo del todo.
Cambio la letra de Stephen por Lois y él sonríe dejándome cantarle la letra.
Pasamos toda la noche cantando, bailando y me divierto poniéndole distintas mascarillas en el rostro que él acepta gustoso. Le pongo brillito en las uñas y rio viendo como las admira maravillado.
—Se ven bonitas —me sonríe—, me toca pintártelas.
Le entrego mis manos y les pone un esmalte transparente porque sabe que no puedo llevarlas de color. Me las lima y llena mis manos de cremas suavizantes. Dejo que se entretenga con mis pies mientras yo sigo cantando.
—Podríamos vender fotos de tus pies —sugiere haciendo que una carcajada brote de mis labios.
—¡Lois!
—¿Qué? Son bonitos —responde con una sonrisa coqueta.
—¿Guardamos el dinero en un chanchito y lo usamos para irnos de viaje?
—Tengo una novia emprendedora —se burla dificultándome respirar por la risa.
Cerramos la noche con una película de Barbie que al parecer él sí había visto porque repite algunos diálogos. Tararea la melodía y me hace ponerme de pie para bailar así como Genevieve y Derek.
Acaricia mis labios con los suyos.
—Te amo —murmura, sonrío y rodeo su cuello con mis brazos para acercarlo más a mí.
Me pongo de puntillas para alcanzar su boca y dejo un corto beso alejándome para provocarlo, lo consigo porque no tarda en hacer que mi cuerpo choque con el suyo. Río; sin embargo, mi risa muere tan pronto sus manos acunan mi cuello atrayéndome a su rostro.
—¿Ya no es divertido? —pregunta mirándome con intensidad.
Se adueña de mis labios robándome suspiros entre roces que acaban con mi cordura. Aprieto sus mejillas con las palmas de mis manos sosteniéndolo a centímetros de mí, tiene la boca hecha piquito y resulta tan tierno que sonrío.
—Tú eres mi amor —digo logrando que imite mi sonrisa.
¡Ah! Qué lindo estar enamorada, esto está tan pero tan subestimado...
25 de agosto, 2022
Bebo un poco del té que Sabrina me invitó a tomar hoy, resulta agradable conversar con ella.
—Cuando era joven, el acoso era casi tan desagradable como ahora, pero solo era ver mi rostro en revistas de chismes, no en todo internet. —Me sonríe triste—, ¿ellos no tienen ningún tipo de consideración, verdad?
Niego con la cabeza.
—Ha bajado un poco, el año pasado era mucho peor.
—Lamento tanto eso, querida.
Tomo su mano por encima de la mesa y le doy un ligero apretón.
—Estoy acostumbrada, sigue siendo molesto, pero he aprendido a vivir con ello.
Vemos pasar a una nena con el cabello lleno de rizos y ella aprovecha a contarme sobre su nieta que parece tener apenas dos años. Me muestra fotos y resalto lo preciosa que es. Mi mente viaja a Lois cuando noto que el color de ojos de la pequeña es muy similar al suyo.
—Tienes la sonrisa —señala y en consecuencia frunzo el ceño—, he visto a ese novio tuyo, ¿han pensado en tener hijos?
La pregunta me toma por sorpresa. No parece que ella lo diga con mala intención, su sonrisa es de absoluta ternura. Hijos, no, no lo había pensado, pero ahora que ella lo dice... no me desagrada la idea. Nunca hemos hablado de ello, es muy pronto, tengo apenas veintitrés, no me siento lista para ser mamá aún.
—Oh, perdona, querida, yo olvidé por completo...
Ahora luce incómoda y asumo que ha recordado el episodio que salió a la luz en noviembre.
—No hay problema. —Le sonrío sincera, si bien tomé la decisión y no me arrepiento de ella, no es mi tema favorito para conversar—. Y no, no lo hemos conversado.
Noto un leve rubor en sus pómulos y le recalco que no hay ningún problema con ello.
—Bueno, todavía son jóvenes, tienen todo un camino por delante —Bebe su té—. Soy vieja, cariño, he vivido tanto y sé reconocer ciertas miradas.
—¿Sí? —inquiero sonriente.
—Él te mira como si fueses lo más preciado en este mundo, como una joya invaluable —Apunta y hace el mismo gesto que suele hacer Eli cuando está shippeandome con su hermano—. Y tú... pones ojos de corazón cuando lo ves, hasta suspiras y no creo que seas consciente de eso.
Vale, estoy sonrojándome porque ¡por supuesto que no había notado que suspiro como una quinceañera cada vez que lo veo!
»Oh, pero no te avergüences, Adara —sonríe—, es algo bonito.
El esposo de Sabrina falleció hace, si no recuerdo mal, tres años. Se conocieron en un torneo de ajedrez, deporte del que ella es admiradora. Escucho atenta su historia de amor y admito que dejo rodar un par de lágrimas que ella seca.
—Lo extraño todos los días —confiesa y me rompe el corazón esa mirada soñadora y nostálgica que sus ojos transmiten—. Echo de menos arreglar nuestras discusiones con una buena partida de ajedrez en la que me dejaría ganar con tal de que olvide el motivo real de nuestra disputa y empiece a reprocharle por no darme pelea.
Se desconcentra por un segundo mirando detrás de mí, lo que me hace querer girar la cabeza, pero ella niega de manera sutil. Ivar es quien me acompaña hoy y se encuentra en una mesa cercana bebiendo algo también, puedo verlo sin necesidad de moverme y noto sus hombros tensos.
¿Qué carajos está sucediendo?
—Hay movimiento allá afuera —me advierte Sabrina cubriendo su boca con la taza—. Algo ha sucedido.
Mi teléfono suena y veo el nombre de Benjamin iluminando la pantalla. Me disculpo para tomar la llamada.
—Estoy solucionándolo, solo ten cuidado con lo que dices frente a la prensa —me dice de manera rápida, oigo bullicio—. Ese imbécil no sabe con quién se mete.
Guardo la compostura porque sé que estoy siendo fotografiada.
—¿Cuál es el asunto?
—Joset —responde, percibo el enojo en su voz—, se le cruzó la cabeza hoy y decidió postear una foto tuya semidesnuda; es antigua, pero ha hecho que editen tus cicatrices para que parezca que la ha tomado recién.
Ese hijo de puta ya me había dejado en paz. Siento la ira empezar a arder dentro de mí, ¿por qué joder ahora?
—Oh no —lo escucho hablar con alguien y me molesta no poder oír la conversación completa—. Voy a colgar, ven cuanto antes, está en el tráiler y Lois no se ve muy encantado con su presencia.
—Llego en unos minutos —finalizo la llamada y le sonrío a Sabrina que asiente con la cabeza, sabe que debo irme.
Ivar ya está de pie y me cubre de los flashes que se amontonan en la entrada, la seguridad del local ayuda a dispersarlos hasta que estoy segura en el auto.
***
El camino se me hizo tortuosamente largo, pero ya estoy aquí.
No suelo repetir lencería y recuerdo muy bien la que uso en la foto que Joset posteó. Había noches en que debía quedarme a dormir con él, subir fotos juntos que hicieran suponer a todos que teníamos esa relación de ensueño.
Ingreso al trailer que suele ser amplio pero ahora mismo se ve eclipsado por la molesta presencia del ser que mantiene una distancia prudente entre él y mi novio. Es desagradable verlo en mi lugar seguro. Me acerco y con cada paso que doy percibo su mirada taladrandome; logra incomodarme, pero no dejo que disminuya el enojo que siento.
—Cariño —saluda con esa voz chillona que tanto detesto.
—No vengas con niñerías —espeto, con la frialdad empapando cada palabra que sale de mi boca—. Se supone que hicimos un trato, tú no me jodes y yo mantengo la boca cerrada.
—Quiero que discutamos esto en privado.
Lo dice por Lois que está frente a él sin quitarle los ojos de encima. Mi novio no es una persona violenta, pero su presencia impone; sé que no lo ha golpeado pero puedo apostar a que ganas no le faltaron, el cuello de la camisa de Joset está arrugado, como si lo hubieran tomado de ahí.
—No hay nada que discutir —respondo—. No habrá nuevos tratos, creo que eso Benjamin te lo dejó claro.
—Deja ya esta farsa y vuelve conmigo —se exaspera.
—¿Qué acaso eres así de imbécil como pareces? —gruñe Lois.
Ivar se tensa, está a unos metros de nosotros, atento a cualquier reacción que amerite su intervención. Puedo con este pedazo de mierda, pero no está de más que un tercero cuide desde fuera de la discusión.
—Doctor, no es muy elegante de su parte decir eso —se burla Joset poniendo un pie enfrente.
—Joder, no seas bobo —me pongo entre ambos, evitando que siga con su juego de provocación—. Lárgate de una vez por todas.
—Funcionamos bien, Adara —insiste—. La publicidad que tienes con él no se compara a la que tenías conmigo.
¿Qué estupidez estoy escuchando?
¿Este es el mismo Joset que me menospreciaba cada que tenía oportunidad?
—No me vendo por publicidad, no más —aclaro—; estás colmando mi paciencia, la poca que le ofrezco a seres como tú.
Su mano quiere viajar a mi cintura, pero la tomo alzándola.
—No quieres hacer eso, créeme —advierto—, no saldrás bien parado.
—Tu noviecito no va a golpearme —se divierte mirando detrás de mí, no quiero subestimar los límites de Lois.
—No va a hacerlo —presiono mi agarre en su muñeca y él suelta un quejido—. Y no lo hará porque puedo defenderme solita de imbéciles como tú, ¿por qué estás actuando así? ¿es que te han pagado?
La duda cruza sus ojos y me está escrutando el rostro de una manera nueva.
—Me gustas, perra estúpida —murmura y tan pronto la palabra «perra» sale de sus labios pierdo el control del asunto siendo llevada detrás del cuerpo de Lois que no se resiste más y se va contra Joset.
Mi escolta se acerca con prisa y Benja mira a mi novio como implorándole que no empeore la situación. Lois no lo golpea, es listo al no hacerlo, pero si logra asustarlo. No hay algo que Joset valore más que su rostro.
—Modera esa lengua —advierte—. Vas a largarte ahora, ¿me oyes? Ella ya dejó en claro que no habrá más tratos.
No despega la vista del agarre en su camisa, quizá preocupado por haber llegado demasiado lejos esta vez. Lois lo mira fijo, pero Joset no levanta la mirada y aquello resulta sorprendente siendo él como es.
—No hagas esto más complicado, ya la jodiste haciendo que la prensa se alborote, puedo dejártelo pasar si arreglas el asunto. Ve, habla con ellos y diles que es alguna broma estúpida —Tomo la mano de Lois para que lo suelte—. Recupera ese rechazo que sentías por mí porque ni siquiera podríamos ser amigos después de toda la mierda que me has hecho pasar.
—Adara —insiste y necesito al tipejo de antes otra vez, al menos ese no rogaba.
Resoplo mirando a Ivar que entiende lo que pido.
—Estás siendo inmaduro —me sincero—, te quedaba mejor el papel de hijo de puta. Vete y soluciona esto, de verdad no quiero arruinar mi tranquilidad por tus niñerías.
Benjamin me dijo que la foto había sido eliminada; sin embargo, el escandalo ya está creado y ellos van a joder. No me creerán si digo que es mentira, la palabra de él es más fiable que la mía ahora mismo.
Joset me da un último vistazo y casi suspiro cuando se deja llevar por mi guardaespaldas saliendo del tráiler. Benjamin sale tras él, no sin antes asegurarme que puedo estar tranquila porque va a solucionar todo, solo debo aguantar a los tiburones... Sí, volvamos al ruedo.
Me giro hacia Lois que rodea mi cintura de manera posesiva pegándome a su cuerpo.
—Te pusiste celoso, ¿eh? —Bromeo y él solo me mira, deslizo mis dedos por su mejilla haciendo que cierre los ojos para disfrutar la sensación—. Tú eres mi amor.
Sonríe volviendo a mirarme con esos ojos tan bonitos.
—No son celos, no dudo de lo que sientes, Brontë. —Acaricia mi cintura—. Ponerme celoso es cuestionar los sentimientos bonitos que posees. Me molestó que ese imbécil te expusiera así.
—Es lo que es: un imbécil —resoplo—. Al menos recuperaré lo que tuve que pagarle la vez pasada.
—Puedes demandarlo —me recuerda, lo sé.
—No quiero hacerlo más grande, no tengo problemas con mi cuerpo, no más. Sé que van a criticarlo, pero sus palabras carecen de importancia para mí.
Se inclina quedando cerca de mi rostro, sus labios se curvan ligeramente.
—Tienes un bonito cuerpo. —Besa mi mejilla.
—Lo sé.
—Y me gusta tocarlo —susurra en mi oído—, besarlo, venerarlo...
—Oh, vaya que también lo sé —rio.
Me encanta cómo puede relajar mi mente con tanta facilidad.
—Te amo —tomo su rostro entre mis manos, dejándolo frente a mí.
—Yo te amo a ti —me apretuja entre sus brazos—. Te echaré de menos.
Formo un puchero con mis labios, mañana es cuándo volverá a Nueva York y a mí me queda un mes más de rodaje, treinta días en los que no lo veré.
Detesto lucir como las novias pegajosas, pero en serio voy a extrañarlo, puede que no estemos todo el día juntos, cada quien tiene su espacio y sabemos respetarlo; sin embargo, siempre conseguimos hallar pequeños momentos para compartir. Saber que esos instantes no estarán más, logra ponerme nostálgica.
—Tengo un regalo para ti —me dice sonriente.
Enarco una ceja y él toma mi mano llevándome a la cama. Me pide que cierre los ojos, lo hago y espero paciente por el supuesto regalo.
—Ábrelos.
Rio encontrándome con su rostro plasmado en una súper almohada.
—Para que no me extrañes tanto —besa mi nariz y yo tomo el regalo apretujándolo entre mis brazos, logro percibir su perfume impregnado.
—Me encanta.
Parece feliz de haber acertado, pero creo que no es el único regalo que tiene para mí.
—¿Recuerdas la canción que me mostraste hace unas semanas?
—Te he mostrado muchas canciones, Lois.
—Vale, la que encabeza tu playlist, esa que lleva mi nombre.
Entrecierro mis ojos hacia él, está divirtiéndose. Me ofrece su puño cerrado y me encargo de abrir sus dedos para ver lo que oculta.
«I want to wear his initial on a chain 'round my neck. Not because he owns me, but 'cause he really knows me»
Me encoge el corazón que haya sido tan detallista al notar esto, justo esa línea de la canción.
Salto a sus brazos dejando que me rodee, me siento tan segura con él respirando en mi frente, con su corazón latiendo en mi oído. Alza mi rostro para que lo mire y deja un beso en mi frente, le permito que acaricie mi piel con sus labios, solo me separo para que me coloque el collar. Sigo sosteniendo la almohada mientras le permito a mi mente viajar al primer momento en que lo vi... jamás imaginé siquiera la importancia que tendría en mi vida, que se convertiría en la persona que me ha hecho sentir algo que creía extinto.
Lois me enseñó una nueva forma de ver la vida, me elevó tan alto que pude captar todo con más claridad. Sostuvo mi mano mientras enfrentaba aquello a lo que le temía y ha ido recogiendo mis piezas para que yo pueda volver a unirlas. Él no es perfecto, yo tampoco lo soy, pero juntos... es una armonía que cualquiera no comprende. Yo aún no consigo hacerlo, dudo que él lo haga, pero ¿para qué explicarlo? No hace falta, basta y sobra con sentir lo que nace de esa unión mágica donde su corazón y el mío se encuentran.
Cause i can't help it if you look like an angeeeeel
Culpa de Lois totalmente por ser una cosita linda
Buenas con todoooosss
Aparezco a dejar capítulo al toque. Estamos cada vez más cerca del final, lloro. Extrañaré a mis bebés.
¿Vieron la nueva portada? La hizo
Estoy amando porque representa la escena en la que Lois y Ada salen a recorrer una parte de LA, él la lleva para que disfrute un poquito de libertad, huyendo de todos los líos que estaban desenvolviéndose en ese entonces.
Intentaré subir capítulo lo más pronto, ya está escrito solo falta darle una corregida, pero la semana que viene estaré full con la universidad y no sé si me dé el tiempo, si es que no, ya llegará el próximo finde.
Cuídense mucho, un abrazo y felices lecturas <3
Pd: no se olviden de seguirme en ig si quieren más material, ahí ando más activa.
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