CAPÍTULO 36


15 de julio, 2022

Río caminando junto a Andrew quien me cuenta su experiencia leyendo un fanfic que alguna adolescente escribió sobre él.

—Me alzó el ego que tuvieran tan buena imagen sobre mí —dibuja una sonrisa coqueta—. Casi le acertaron al tamaño de mi pene.

—No me digas que de verdad lo has medido —Golpeo su hombro—. Es perturbador.

Se ríe atrayéndome a sus brazos para apretujarme, los técnicos se mueven a nuestro alrededor y él aún tiene el cabello mojado por la rápida ducha que tomó cuando el concierto terminó. Cambia de tema a la firma de autógrafos que tuvo hoy, habla emocionado sobre la sensación que experimentó cuando toda esa gente se le acercó diciéndole que admiraba su trabajo musical.

Escuché un par de sus canciones cuando grabábamos Epiphany. No éramos cercanos, pero él me pidió de favor que le diera mi opinión, no pude rehusarme. Su voz tiene un tinte ronco que le da sensualidad a la melodía, sabe variar los graves y agudos haciéndote erizar la piel. Compone sus canciones y es realmente bueno, la última canción que sacó habla de seguir a tu corazón cuando de tu futuro se trata, entiendo porque hay tantos adolescentes llorándole a la letra.

La adolescencia suele ser esa etapa de tu vida en donde no sabes qué demonios hacer, no quieres decepcionar a nadie y puede resultar difícil para quienes tienen la presión familiar encima. El mundo artístico no es el favorito de los padres; si quieres arriesgarte, cargas con los comentarios exteriores que te gritan de una y mil maneras por que no debes ir por tus sueños.

Andrew supo plasmarlo a la perfección.

En mi caso, mamá siempre me apoyó, nunca desconfió de lo lejos que podía llegar, acompañó cada paso que di y estuvo ahí sosteniendo mi mano a lo largo del camino. Soy afortunada, lo sé, porque luchar contra las voces externas es una cosa, luchar contra la falta de confianza de tus padres es otra muy distinta y quizá más difícil de manejar.

—Lexie me llamó —me informa—, no he tenido la oportunidad de trabajar con ella, pero se oye agradable.

—Le gustó tu canción —le sonrío.

—Me lo dijo, se siente bonito que se identifiquen con ella, porque de alguna manera sé que los ayudo a no sentirse solos —Me da una sonrisa triste—. Tuve mi final feliz, porque ellos me apoyaron tiempo después, pero sé que no todos lo logran y duele. Han pasado años, Ada, y en mis momentos de debilidad sus palabras siguen ahí, incluso después de sus disculpas.

Bien dicen que los golpes pueden borrarse, las palabras no.

Abrazo su cintura caminando pegada a él. Se oye el bullicio afuera, la gente aún está saliendo.

—No soltaré la mierda de "no te sientas así" porque sé que no es tan fácil. —Esbozo una pequeña sonrisa que busca hacerlo sentir comprendido—. Es un arduo camino, And y no vas a recorrerlo solo.

—¿Te tendré aquí?

Asiento.

—Por supuesto que sí. —Ajusto mi agarre—. Recuerda que ya no me reprimo y tú eres mi amigo, de esto va la amistad realmente: acompañarnos en las situaciones difíciles con las que no podemos solos.

—Eres una ternurita —me pellizca la mejilla, suelto un quejido—, vamos que ya debo llevarte de regreso para que duermas.

—El amigo responsable, claro —canturreo—. Los chicos pueden llevarme, no hay problema.

Niega y me lleva con él a su auto, les hago una seña a mis guardaespaldas para que nos sigan en la camioneta. Salimos del lugar encontrándonos con las cámaras que nos enfocan. Veo venir los titulares.

—Deberías quitarte ya esa banda —me sugiere alejándose de los tiburones.

—Pero se me ve bonita —hago un puchero, él ríe.

Saco mi teléfono y capturo mi rostro con el rubio a mi lado, se la envío a Lois que no tarda en responder. Son las dos de la madrugada, debe estar trabajando aún.

Lois: Extraño ver tu carita hermosa en persona:( salúdame a Andrew, te amo.

Adjunta una foto de él con Serafina, le pidió a Kallie que se la dejara por unos días para que le haga compañía.

—¿Lois? —asiento.

—Te saluda.

—Vale, salúdalo también.

Adara: Él también dice hola.

Adara: No sé como carajos estoy controlando las ganas de ir a verte, debe ser el contrato y ah, Elián, no me dejaría escaparme ni aunque quisiera.

Adara: Te amo y mucho.

Dejo mi celular y empiezo a hablar sobre mi experiencia trabajando con Josie, me explayo tanto que me ahogo con mi propia saliva.

—Maldición, deberías bajarle un poco a la cantidad de palabras que sueltas por minuto. —Andrew se estaciona para asegurarse de que no muera asfixiada por mis ganas de hablar—. Anda, respira.

Rio haciéndolo enojar, me causa gracia que mi intensidad haya llegado a este punto.

—Nadie te apura, tonta. —Acaricia mi espalda cuando recupero el aire—. Puedes seguir hablando pero ve más despacio, Eminem podría sentirse amenazado por ti.

—Oh, cállate, suelo hablar así cuando me emociono, nunca me había ahogado.

Ahora es Andrew quien ríe y, cuando se asegura de que realmente estoy bien, vuelve a conducir. Me deja frente al tráiler no sin antes abrazarme fuerte y repetirme que está feliz de tenerme como amiga, lo molesto un poco diciéndole que me alza el ego pero al final le respondo que me encuentro igual de feliz que él.

Kiara hace notar su molestia e indignación por no haberla llevado conmigo, tenía cólicos cuando salí y me dijo que no le apetecía estar rodeada de tipos sudorosos. Ahora se arrepiente.

—¡Debiste obligarme! —se retuerce en la cama.

Suspiro y me pongo el pijama para recostarme junto a ella.

—Mañana llamaré a Andrew y hablarás con él todo lo que te plazca, ¿vale? te amo, pero ya deja de chillar, quiero dormir.

Murmura un «claro que estás cansada, ¡estuviste en un jodido concierto!» pero lo escucho apenas porque termino rendida. Resulta cansado entrenar, grabar y pasar tiempo con quienes amo, pero juro que lo disfruto muchísimo más que antes. Es un cansancio que vale la pena sentir.

26 de julio, 2022

—¡Corte! —relajo mi postura volviendo la vista a Josie que se acerca a donde estamos.

Nos da las indicaciones que necesitamos para mejorar la toma y vuelvo a meterme en el papel, pretendiendo la falsa inocencia de una joven que escucha a su sabio tío. El escenario es alucinante, amo las estructuras con estilo gótico y los cuadros gigantes que han replicado para armar esta escenografía. Esta es una de las tomas que más tiempo hemos tardado en grabar, pero el resultado con todas las correcciones es simplemente perfecto.

—¡Terminamos! —La directora aplaude viniendo a nosotros—. Todos estuvieron sensacionales, es lo último por hoy, ya pueden ir a descansar, recuerden que tenemos entrenamiento por la mañana.

Le sonrío y camino junto a Julian Morgan, es quien hace del príncipe Felipe, el primo malvado de Hilley.

—Ese vestido no luce cómodo —señala.

—Tu traje tampoco —respondo picando su torso—, estás todo apretujado.

Rie.

—Somos relativamente jóvenes, ¿no te emociona trabajar con Jim Johnson haciendo del padre de tu personaje? —pregunto sin poder contenerlo más—. Te juro que yo aún no me lo creo y eso que solo recibo miradas de desprecio por parte suya en cámaras.

—Estoy haciendo mi mejor esfuerzo para no pecar de parlanchín, hay muchas cosas que me gustaría preguntarle, pero impone cierto respeto que me hace temblar la lengua —responde—. Él es genial, quizá podríamos invitarlo a cenar un día de estos e interactuar más con él, pareces agradarle.

Una sonrisa, quizá demasiado grande, se dibuja en mi rostro y asiento feliz.

—Vale, sí, mañana le preguntamos a ver que dice.

—Hecho —se despide de mí y camina en dirección opuesta, dirigiéndose a donde se supone debe dejar su vestuario.

En este rodaje estoy rodeada de varones, las pocas mujeres con las que voy a tener el placer de trabajar son personal de servicio del castillo. Luego está la diosa Sabrina Reed con la que tendré una escena al final de la película pero aún no sé para cuándo grabaremos eso.

Llego al salón donde debo retirarme el vestuario y saludo a las chicas que me reciben listas para despojarme del corsé y la falda pesada con la que debo cargar durante las grabaciones. El lugar es alucinante, hay tanta ropa de época que está perfectamente elaborada... de ensueño.

—Este vestido le queda muy bonito —halaga una de ellas—, resalta su color de ojos.

—Gracias, cariño —le sonrío y suspiro cuando aflojan la prenda que llevo alrededor del torso—. Joder, qué alivio.

Amo los corsés, he aprendido a lidiar con ellos, pero la sensación de liberación cuando me los saco... uf. Quedo en unos shorts cómodos y una remera suelta.

—Buenas noches, chicas. —Les hago adiós con la mano—. ¡Qué tengan dulces sueños!

Ya más libre, regreso a mi tráiler donde planeo dormir de corrido hasta mañana. Entro pero no veo a mi hermana, debe estar en el baño porque oigo el bullicio del agua cayendo.

—Prometo contarte que tal me fue mañana, necesito descansar, ¿vale? —Alzo la voz para que me escuche, paso de frente yendo por mi pijama al pequeño armario que tenemos.

—Vale —responde una voz que definitivamente no le pertenece a Kiara.

Su risa hace que mi cuerpo reaccione volteando a verlo. Abro y cierro la boca sin saber que decir porque ¡Él no debería estar aquí!

—¿No vas a darme siquiera un abrazo? —pregunta mirándome bonito—. Kia me advirtió que podrías ponerte tonta.

Logro dibujar una sonrisa y me apresuro a llegar a sus brazos que me reciben rodeándome de forma protectora. Subo a su boca que no he tocado por casi un mes y me pierdo en ella disfrutando lo que no he podido en las últimas semanas. Me toca con firmeza, recorriendo mi cuerpo sin querer que me aleje de él, bien por ambos porque de ninguna manera querría alejarme. Su lengua le da roces traviesos a la mía y mordisquea mis labios, tomándose el tiempo de saborear cada uno, sin prisa. Sonrío feliz cuando poco a poco los besos bajan el ritmo convirtiéndose en suaves roces cargados de dulzura. Sus labios se posan en mi frente y noto las lágrimas acumulándose ¡lo extrañaba tanto!

Los orbes de Lois son una cosa fantástica de admirar, es que no me canso, cada vez encuentro algún detalle que hace de ellos mi octava maravilla. Ahora mismo están escudriñando mi rostro, como si quisiera memorizar mis facciones, se detiene en mis ojos y la sonrisa que tanto me encanta se plasma en su boca.

—Te amo —musito.

—Yo te amo a ti —besa mi nariz.

El par de lágrimas que contenía logran caer y él se encarga de secarlas

—Ya, amor. —Me atrae a su pecho nuevamente—. Estoy aquí.

—¡Estás aquí! —Doy pequeños saltitos en los que él me acompaña—. De verdad eres tú.

Paseo los dedos por la piel de su cara y sonrío contagiándolo.

—Te pediría que me cuentes qué tal te fue hoy, pero ya quedó claro que estás cansada.

—Yo podría hacerlo...

Niega.

—Tenemos tiempo —me alcanza el pijama que buscaba y hace la cosa dulce de desvestirme para ponerme la ropa de dormir.

Hago un puchero con los labios.

—El sábado te haré todo lo que tengo en mente —dice con una sonrisa sugerente que me hace removerme en mi lugar—. Benjamin me dijo que era tu día libre, así que te sacaré de aquí y nos divertiremos un poco.

Sube a la cama conmigo y me acurruco a su lado.

—Sábado ven pronto, por favor —murmuro.

—Kiara está quedándose en un hotel —me informa—, se ofreció a hacerlo.

—Sí, claro.

Rie.

—Va a costarme un par de libros, pero vale la pena.

—Ella sí que sabe negociar —musito cada vez más cerca de llegar con Morfeo.

—Duerme, amor, ya no luches contra ello —besa mi frente y, como soy súper obediente, me dejo ir siendo su voz lo último que escucho.

30 de julio, 2022

—Disfruten su cita —Kiara nos hace adiós con la mano y tiene una sonrisa macabra que me hace consciente de que mi hermanita hará de las suyas en el tráiler.

Salimos en el auto que pronto se pierde entre el mar de cámaras, en el último mes he sido relacionada con Andrew, con Julian y con otro par de chicos con los que salí a cenar, hasta sugirieron que podría estar en una relación poliamorosa con todos ellos. Lo que sería genial si no fuera porque mi corazón palpita por una sola persona y es el ojiazul que está conduciendo a mi lado.

—Ellos son bastante creativos —sonríe Lois.

—No puedo quitarles el mérito. —Veo como se hacen más chiquitos, solo unos cuantos emprenden su viaje siguiéndonos.

—A Julian lo he visto antes, no sé en dónde.

—Hizo del hermano menor del protagonista en la comedia romántica que vimos por primera vez en mi departamento —Vale, eso sonó algo turbio—. Perdona, tengo buena memoria para hechos importantes.

Le sonrío con timidez.

—También recuerdo bien ese día —dice quitándome el nerviosismo—, claro que la película no tuvo toda mi atención, digamos que me la pasé mirándote reír.

Volteo a verlo y tiene esa sonrisa de suficiencia consciente de que esa declaración ha causado cosas en mí.

—Porque por supuesto me veo preciosa riendo, ¿verdad?

Asiente.

—Preciosísima —Posa la mano en mi muslo, acariciándolo por encima del jean.

Se detiene frente a un edificio, donde se encuentra el departamento que ha alquilado por el tiempo que estará acá.

—Kia la está pasando en grande —señalo cuando veo lo bien amueblado que está.

Los sofás se ven cómodos y hay una mesa para cuatro en el centro del comedor, las pinturas resultan agradables a la vista, pero puedo apostar a que lo más interesante para mi hermana ha sido el enorme librero que se encuentra junto al televisor. Desde la entrada se puede ver la cocina y el pasadizo que supongo nos llevará a las habitaciones.

—Nosotros también lo haremos. —No me da tiempo a responder porque me alza en brazos haciéndome reír—. ¿Qué dices? ¿Te apetece una película?

Acaricio su mandíbula besando la piel de su cuello.

—Podría aceptar si incluye manoseo —sugiero.

Nalguea mi trasero y jadeo en respuesta.

—Oh, vale, vas a ponerte salvaje —mordisqueo la zona que antes había besado—, ya te alcanzo.

Me baja obligándome a soltarlo, estoy por quejarme pero el que presione esa parte sensible de mi cuerpo solo consigue que gima y me arquee contra su mano.

—No sabes lo mucho que echaba de menos ese sonido —murmura en mi oído erizándome la piel.

Camino de espaldas con él conduciéndome por el pasillo que detallé con anterioridad. No le presto mucha atención a la habitación ni a la decoración porque estoy perdida en las sensaciones que está causándome.

El sexo con Lois es... la mezcla perfecta entre amor y pasión, es sentir su toque vehemente que me acaricia con hambre y a la vez su mirada que grita: «¡Te amo tanto!».

Sus labios me recorren entera y no dejo de susurrar su nombre con cada cosquilleo que desencadena en mi vientre. Me repara con adoración haciéndome sentir que soy la mujer más hermosa del jodido universo.

Mi pecho sube y baja, y mis piernas se aferran a su cintura cuando lo siento derramarse dentro de mí por tercera vez hoy. Acaricio su espalda, pero no me da tiempo a recuperar el aliento porque sus dedos se encargan de llevarme lejos otra vez.

¡Bendito sea el clítoris, benditos sean los orgasmos!

Gimo su nombre con fuerza y esta vez soy yo quien lo detiene de seguir, el cuerpo no me da para continuar con la deliciosa sesión de sexo, por más que quiera.

Lois ríe posando sus labios en el centro de mi pecho y quitándose de encima para sentarse al borde del colchón. Yo no debería mirar porque sé bien que puedo tentarme a continuar aun cuando no puedo más, pero por supuesto que no pierdo la oportunidad de admirar cada centímetro de piel que muestra.

Ha pasado el tiempo suficiente para que se recomponga y sus ojos se oscurecen cuando nota mis intenciones, se sostiene haciendo que mi cuerpo se mueva por sí solo y se coloque de rodillas frente a él.

Gime en el momento en que lo miro estando abajo y sostiene mi cabello guiándome a su miembro que se alza frente a mis ojos. Lo acaricio impacientándolo, disfruto los sonidos guturales que emite mientras exploro con mi lengua su glande.

Aferro una de mis manos a sus glúteos empujándolo al fondo de mi garganta que lo recibe gustosa, no logro cubrir todo su miembro y completo la tarea con mi otra mano que presiona y juega con sus testículos.

—Adara...

Aprieto las piernas escuchando lo delicioso que suena mi nombre en sus labios y él no deja de follar mi boca con cuidado de no lastimarme. Su agarre en mi cabello es fuerte pero cuando advierte que está por venirse lucho por quedarme queriendo sentirlo. Me separa cuando ha terminado y limpia el rastro de semen que cae por la comisura de mis labios.

—Eres tan caliente, joder. —Me besa llevándome a la cama otra vez.

Me dejo hacer mimos que adormecen mi cuerpo. Cierro los ojos y no los abro hasta tres horas después con sus dedos dibujando figuras extrañas en mi abdomen.

—¿Haces alguna runa que me duplique para que te lleves a mi doble contigo? —murmuro.

—Dejaría a tu doble aquí y te llevaría conmigo —responde con una sonrisa—, buenas noches, amor.

—Y sí que son buenas noches —sonrío todavía adormilada.

Me acurruco en su costado y acaricio su piel con mis uñas.

—¿Lois?

—¿Sí?

—¿No te apetece cocinar algo? —inquiero coqueta.

Su pecho se sacude y nos gira quedando sobre mí.

—¿Qué quieres comer, Brontë?

Golpeo mis labios con mi dedo índice en un gesto pensativo que lo hace morder mi muñeca.

—Ese plato de comida peruana con papas fritas, creo que eso estaría perfecto —sonrío.

—Vale, vayamos por ese lomo saltado.

Se levanta y me alcanza algo de ropa cómoda para ir por la carne que no tenemos. Los paparazzi que llegaron hasta aquí son discretos tomándonos fotos desde lejos.

—¿Ya no te molestan? —le pregunto a Lois que no suelta mi mano.

Me mira, con la pregunta de siempre presente en sus ojos.

—Vale, te creo, lo siento —sonrío.

Aún me cuesta asimilar que realmente no lo hastían como supuse harían, me ha repetido más de una vez que no son un problema para él y que puede tolerarlos con tal de estar junto a mí.

—Me olvido de ellos cuando te tengo a mi lado —habla—, no puedo percibirlos si solo te veo a ti.

Debo estar mirándolo con ojos de corazón porque sonríe bonito.

—Tupannanchiskama —dice y los corazones se convierten en signos de interrogación.

—La tuya por si acaso —respondo.

Él ríe.

—Es quechua.

—Perú... creo, ¿sí?

Asiente.

—He estado pensando seriamente en conseguir un profesor que me enseñe el idioma, pero estuve buscando información por mi cuenta, encontré esa palabra.

—¿Significa algo como: te amo, quédate para siempre?

Sonríe.

—No, pero cuando aprenda puedo intentar traducirlo. —Besa mi mano unida a la suya—. Por ahora puedo decírtelo en inglés: te amo, quédate para siempre.

Te amo, quédate para siempre —digo en español, sé que me entiende porque su sonrisa se ensancha—. Vale, ahora dime qué significa.

—Resulta que en quechua no hay una palabra que traduzca "adiós" como tal —explica—, ellos usan Tupananchiskama como despedida, pero se traduce como "hasta que la vida nos vuelva a encontrar".

Es una bonita palabra, pero... ¿a qué viene? Le hago la misma pregunta.

—A nada, es solo que lo recordé justo ahora y cuando te conocí...

—Cuando casi me mataste.

—Joder, ya supéralo.

Me río haciéndolo negar con la cabeza.

—Decía, cuando te conocí, fue eso lo que pensé. —Frunzo el ceño sin comprender del todo—. Quería que la vida hiciera que nos volvamos a encontrar, quizá si hubiera sabido la palabra en ese entonces te la habría dicho.

—Y yo te habría mandado a la mierda creyendo que estás loco —sonrío.

—Una loca juzgando a otro loco.

—En fin, la hipocresía.

Ambos reímos y él abre la puerta de la pequeña tienda para mí. Lo veo pedir la carne dejando anonadada a la chica que pasea su mirada de mi rostro al suyo.

—Hola —le sonrío y ella se sonroja.

Parpadea con rapidez y se aleja yendo por lo que va a vendernos.

—La has deslumbrado —le digo a Lois que mira el lugar por donde la joven desapareció.

—Creo que eso fue lo que tú hiciste —baja la vista a mí.

Resoplo y plasmo otra sonrisa amigable cuando vuelve.

—Perdona —me dice con una mueca tímida—, no todos los días la princesa de Hollywood entra a mi tienda.

Le dejo en claro que no hay de qué preocuparse y accedo a tomar la foto que me pide.

—Que tengas una linda noche —me despido.

—¡Ustedes también! —nos hace adiós de manera energética.

Volvemos al departamento donde Lois cocina tan delicioso como siempre deleitando mi paladar. La cocina no es tan amplia como la de Nueva York, pero me permite bailar a su alrededor cuando terminamos de comer y toca ordenar los utensilios. Canturreo una canción y cuando la reconoce canta conmigo, dejando la última olla en su lugar para bailar conmigo.

—¿Sabes cómo se llama? —pregunto—, la escuché en la fiesta de Kallie y no he podido sacarla de mi cabeza.

—No lo sé, pero basándonos en la lógica de las canciones... quizá "Te encontré".

Voy por mi teléfono y tecleo el nombre, la lógica de las canciones funciona muy bien. Logro entender el noventa por ciento de la letra, mientras la bailo con Lois que se mueve muy bien siguiendo el ritmo de la música.

Y es que por ti hago lo que sea, niña linda —canta haciéndome sonreír.

Me pega a su cuerpo moviéndonos de un lado a otro en la pequeña cocina. Besa mi nariz cuando la canción termina y reacciono rodeando su cintura con mis brazos.

—Eché de menos esto —Inhalo su perfume—: Tú y yo, bailando, cantando y tonteando juntos.

Camina conmigo aferrada a su torso y nos lleva al sofá dejándome en su regazo. Acaricia mi rostro mirándome como solo él sabe hacerlo y me cuenta, esta vez explayándose más. lo que hizo en el último mes; por último, me pregunta cómo va el rodaje. No hemos tenido mucho tiempo para hablar porque todas las noches llegaba exhausta al tráiler y solo podía acurrucarme a su lado para dormir, Kiara lo ha disfrutado más que yo.

—Y mañana iremos a cenar —termino—, es la noche para acercarnos más a Jim.

Me sonríe compartiendo mi emoción.

—Puedes venir conmigo si gustas —le digo, pero niega.

—Es tu noche, amor; disfrútala con ellos, tenemos tiempo. —Besa mi barbilla.

Enciende la televisión y pone una comedia que nos tiene riendo el resto de la noche. Puede parecer lo más común y mundano pero realmente disfruto este tipo de momentos con él, porque no hace falta ir a un restaurante lujoso para tener una bonita velada.

Al caer la medianoche duermo como un bebé disfrutando la cercanía de su pecho con el mío. El aura protectora es palpable y me envuelve por completo haciéndome saber que ya lo tengo junto a mí otra vez, que su amor está aquí.

Esto debería haber sido publicado hace un par de horas, pero me distraje escuchando música, pido perdón. 

Estoy editando el capítulo 37 y si termino a tiempo lo subiré hoy mismo. 

Ya queda poquísimo para terminar, lloro :')

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top