CAPÍTULO 35


27 de junio, 2022

Admito que un par de lágrimas se me escapan cuando sus brazos rodean mi torso, mi piel reacciona de inmediato erizandose al sentir su rostro escondido en mi cuello y su nariz inhalando mi aroma. Escucho a mi hermana hacer un exagerado suspiro detrás de mí. Le sonrío a Lois cuando me pone frente a él y recibo gustosa el dulce beso que me regala.

—Hola, Lois, ¿qué tal? —saluda Kiara haciéndolo reír.

Él le hace espacio a su costado rodeándonos a ambas con sus brazos.

—Tengo al cuñado más lindo, a que sí —se regodea.

—Le alzarás más el ego —advierto riendo.

Capto un par de flashes pero no suelto a mi novio, camino junto a él con dirección al estacionamiento. Kiara le parlotea sobre ese libro que leen ambos y él le responde nombrando a personajes que desconozco. Creo que debo leerlo también, empieza a interesarme.

Lexie nos espera en el departamento con una súper cena que preparó junto a Lois. Hay un gran cartel de "Bienvenidas" y mucha comida deliciosa que comemos entre risas. Mi amiga parece inquieta, lo sabe disimular, pero no lo suficiente; intercambio miradas con Lois que logra entender lo que quiero hacer. Agradezco internamente cuando mi hermana decide ir a su habitación y me siento libre de tantear el terreno antes de soltar mi interrogante.

—Entonces, Lex —sonrío inocente—, ¿vas contarme más sobre aquello que vio un pajarito?

Ella entrecierra los ojos hacia mi novio y él se encoge de hombros.

—Oh vale, parece que no soy la única chismosa aquí —se queja, viéndose rodeada—, empezaré a evaluar nuestra amistad, Aymerick.

Mis guardaespaldas se han estado turnando para cuidarme allá, la última semana fueron solo Daven e Ivar quienes estuvieron en Canadá conmigo, los demás se quedaron aquí, entre ellos Finn. Hace unos días Lois me dijo que los había visto muy cercanos cuando vino de visita, cercanos como agitados y sonrojados.

Lexie afloja la lengua y empieza a contarnos, a ambos, sobre lo que ha pasado mientras no estuve.

—Y ya, no te lo dije porque son cosas que valen la pena contar en persona, iba a ponerte al día cuando vinieras —culmina—. Él me gusta, es lindo y lo de ir casual me da el espacio suficiente como para no huir despavorida.

»No estoy molesta contigo, estúpido, deja de mirarme así.

Rio viendo como Lois relaja la postura y la envuelve con sus brazos.

—Ya sé que soy la mejor y no quieres perderme —bufa despeinando su cabello—, pero anda con Ada que ella te ha extrañado más que yo.

—Par de egocéntricos —digo liberando a mi amiga—, me llevo al grande para disfrutarlo en privado.

Entrelazo nuestras manos y le deseo buenas noches a Lex que me envía un beso.

—Pónganse sucios con confianza, no vamos a escucharlos —nos recuerda.

Suelto una risita y me dejo ir cuando, tras cruzar el umbral de mi habitación, Lois se prende de mi boca. No es un beso suave como el que me dio cuando llegué, es uno que me reclama como suya, lleno de posesividad y algo más que me resulta difícil de desentrañar. Me aferro a su cabello cuando me alza en brazos llevándonos a la cama. Va bajando el ritmo de a pocos, terminando en dulces toques que calman la inflamación de mis labios. Deja cortos besos a lo largo de mi rostro, en mi frente, mis pómulos, mi nariz para finalizar con uno casto en mi boca.

—Debes estar cansada —susurra sin soltarme del todo—. Benjamin me dijo que habías entrenado de más hoy.

Asiento aún perdida en la nube a la que subo cada vez que me besa. Me desviste tocando mi piel con cada prenda que queda fuera, no hay tintes sexuales, solo cuida de mí y deja suaves caricias que me hacen sonreír atontada.

—Iré por un pijama —susurra contra mi frente.

—Vale.

Suspiro, lo que dormí en el avión no bastó para acabar con mi cansancio, siento los ojos tan pesados que cada vez me resulta más difícil evitar que se cierren. Lucho contra ello hasta que Lois vuelve y se deshace de mi sujetador para ponerme el pijama.

Besa el centro de mi pecho haciéndome exhalar con lentitud.

—Ahora, ven aquí.

Me jala a su regazo sin hacer mucho esfuerzo y me dejo hacer los mimos que no tardan en llegar. Sus brazos me rodean y descanso mi mejilla en el costado de su cuello inhalando su perfume.

—Extrañé esto —murmuro besando la zona.

Sus dedos acarician mi espalda baja relajando mi cuerpo.

—Yo extrañé todo de ti, amor. —Me apretuja—. Tus sonrisas, tus parloteos, tu vocecita canturreando mientras cocino; que me mires con esos ojos lindos cuando crees que no lo noto.

El sentimiento extraño vuelve a hacerse presente, envolviendo mi corazón que amenaza con salirse de mi pecho.

—Te quiero —musito cada vez más cerca de caer dormida.

Tararea la canción otra vez y ¡joder! Sé que la he escuchado, pero no sé dónde. No gano la batalla, porque la melodía termina de adormecerme.

28 de junio, 2022

—Solo ajusta, Lois —repito—, ya me adecué a esto, si no ajustas no se verá bien.

Me mira a través del reflejo y asiento. Vuelve la vista a mi espalda.

—Temo dejarte sin aire. —Acaricia mi piel desnuda y menea la cabeza otra vez.

Escucho los tacones de Lex haciendo eco y no tarda en llegar con nosotros. Rio cuando empuja a Lois con la cadera y él se mueve indignado.

—No vas a matarla, no seas estúpido —lo regaña.

Mi amiga ajusta el corsé haciendo que mis pechos se vean más voluptuosos de lo que son, esto es una estafa.

—A ver, ahora quéjate —pide Lex antes de irse, Lois me mira embobado.

—No te emociones, sabes bien que no son así realmente —advierto y él niega acercándose a mí por detrás.

—Me gustan como son, solo me encanta como te queda el vestido y no por tus tetas, loca.

Pongo los ojos en blanco, volteo a verlo de frente.

—Vale, pero admite que se ven más lindas —las acuno con mis palmas y él baja la mirada a ellas.

—Resaltan sus propios atributos —se limita a contestar y deja un beso en cada una.

Lo alejo para ver lo guapo que se ve con ese traje que va a juego con mi vestido. La camisa se adhiere como segunda piel a su cuerpo enviando pensamientos no muy inocentes a mi cerebro. Espabilo y lo hago dar una vuelta para tener mejor vista.

—Tu culo se ve divino con ese pantalón —lo palmeo.

—Esa obsesión que tienes no es sana —canturrea.

Me encojo de hombros.

—Me vale. —Beso sus labios y salgo a la sala donde está Lexie balanceándose con el vestido.

Tal parece que mi amiga y Kallie reforzaron lazos cuando cuidaban de Lena y Gryffin, lo suficiente como para que la invitara a su fiesta. Por supuesto que Lex irá, no es de quienes rechazan ese tipo de invitaciones.

Mi vestido es de un verde esmeralda que combina perfecto tanto con mis ojos como con los de Lois; Lexie, por otro lado, trae un vestido rojo que resalta sus labios teñidos del mismo color.

—Conozco a alguien que tendrá problemas ahí abajo cuando te vea tan provocativa —digo acomodando la parte trasera de su falda—. Te ves como una jodida diosa.

Pone las manos en su cintura y gira mostrándome su sonrisa radiante.

—No lo elegí por él, pero admito que me sube el ego la idea de su reacción —responde con un guiño coqueto—, esto me saca más curvas de las que poseo.

Sonrío.

—Si me fueran las chicas definitivamente haría lo posible para conquistarte —advierto.

—Y por supuesto que caería en tus encantos, somos un dúo caliente, recuérdalo.

Ríe rodeando mi cintura para atraerme a su pecho. Su chispa ha vuelto y estoy tan feliz de ver la alegría tanto en sus ojos como en sus labios.

—Creo que puedo confirmar lo del dúo caliente, las dos se ven preciosas.

Me separo de mi amiga que hace una exagerada reverencia.

—Toda tuya —me empuja hacia él que de inmediato envuelve los brazos alrededor de mi torso.

—Toda mía, sí. —Besa mi nariz—. Me gustan tus pecas, ¿te lo había dicho?

Niego.

—Vale, pues me encantan, ahora lo sabes.

Un ligero rubor se expande a lo largo de mis mejillas haciéndolo verme con ternura.

—Se ven ridículamente enamorados y me encantan tanto —suspira Lexie—, procedo a retirarme, iré por mi máscara.

Ambos asentimos y él me sonríe cuando nos quedamos solos.

—Ya quiero bailar contigo —susurra sobre mis labios.

—Igual yo —respondo bajito también—, te quiero.

Asiente, pero no responde, al menos no verbalmente.

Me besa.

Me besa de una manera tan dulce que las piernas me fallan, pero él es rápido sosteniéndome para que no caiga.

No me importa arruinar el trabajo del gel en su cabello, lo despeino aferrándome a él, porque me gusta este beso, me gusta que aclare ese sentimiento difuso que ha ido cambiando con el tiempo, ese cariño que ha ido transformándose en algo más, algo que creo voy comprendiendo. Sus ojos escrutan mi rostro y parecen hallar lo que buscan porque una bonita sonrisa es dibujada prometiéndome cosas que no han sido dichas aún.

***

El antifaz cubre mi rostro dándome la libertad de interactuar sin miedo a que sepan quién soy y saquen los teléfonos para apuntarme. La mano de Lois sostiene la mía mientras caminamos en dirección a la cumpleañera que luce un vestido rosa hermosísimo.

—¡Carajo! ¡Qué diosa! —Me abraza—. Lexie está igual de hermosa, tengo amigas bellas, soy feliz.

—Mírate nada más. —La hago girar y ella termina en una reverencia—. Me arriesgaría a coquetear contigo si no estuviera tan perdida por Lois.

—Aprecio eso —murmura mi novio atrás.

Le hago espacio para que la salude y ella se hace chiquita entre sus brazos que la apretujan con fuerza. Besa su coronilla y finalmente la deja ir

—Siempre he creído que los mejores regalos son los que pueden vivirse —le digo y dejo en su mano los boletos—. Elige el destino, está todo pagado: estadía, comida y turismo.

Abre la boca en una pequeña "o" y sonríe dando saltitos.

—¡Me encanta! —vuelve a abrazarme—. Eres la mejor.

Me doy palmaditas de orgullo por haber elegido bien mi regalo.

Me suelta volviéndose hacia Lois que le dice algo en voz baja, me alejo un poco dándoles privacidad.

Admiro la decoración, es todo tal y como luce en las fiestas victorianas que ves en las películas y series. Kallie contrató a músicos para que tocaran música actual en tono clásico, ahora mismo está sonando The One That Got Away y vaya que la disfruto balanceándome de un lado a otro.

Las personas alrededor conversan y cuchichean mirando alrededor, como yo, unos pocos van a la barra donde sirven tragos y otros no pierden la oportunidad de tomarse fotos con los vestidos y trajes que traen puestos. Escucho a mi novio reír y eso me dibuja una sonrisa automática en el rostro, ¿cómo un sonido puede tener tanto poder?

Lo miro girando un poco la cabeza y está carcajeándose con algo que le dijo Kallie. Le da un último abrazo y viene hacia mí, rodeando mi cintura.

—No me canso de mirarte, ¿sabes? —Besa mi cuello desnudo—. Eres tan hermosa.

Rodeo sus hombros atrayéndolo a mí.

—Quiero bailar —pido—, ¿me concedes esta pieza?

—Negarte eso no está entre mis opciones. —Toma mi mano y nos acerca a la pista de baile.

La música cambia y ¡maldición!

—¿Esa es...?

—¿La canción que he cantado para ti desde hace meses? Sí.

La voz de la joven es dulce al momento de cantar la letra que conecta las neuronas suficientes como para hacerme ver las cosas en otra tonalidad.

Me pierdo en sus ojos, que me miran con lo que ahora reconozco mejor: es amor. Resulta impactante que no me aterre, que por el contrario me invite a seguir perdiéndome con él. Comprendo el sentimiento, ese que me embargaba cada que lo miraba, porque no es un amor no correspondido.

Yo lo amo, amo a Lois y se siente tan bien hacerlo...

Me siento flotar, solo con sus ojos conectados a los míos. Su azul me envuelve entera, recalcándome que no estoy sola, que sigue estando ahí para evitar que caigamos. Tiene esa sonrisa listilla dibujada en los labios y mi corazón se acelera intentando hallar el momento en el que todo cambió. Giro sin soltarlo del todo, sus manos vuelven de inmediato a sostenerme contra él dejándome escuchar los rápidos latidos que retumban en su pecho.

La canción termina y dejamos de bailar.

—Brontë —su suave voz acaricia cada letra al momento de pronunciar mi nombre.

Bendita mierda, yo fácilmente puedo volverme papilla ahora mismo.

—Lois...

Saca un papel de su bolsillo y me lo entrega. Lo abro, con sus manos aun en mi cintura y leo lo que hay escrito.

«¿Recuerdas cuando te dije que ser escritor estaba entre mis opciones? Vale, ¿me das tu opinión con respecto a esto?

Ella camina como si flotara, su belleza atrae a quien la mire pasar. Es un imán, un imán que logró cautivarme, que me atrajo y arrasó con cualquier obstáculo que se interpusiera entre su corazón y el mío.

Su verde me da vida, el rosa de sus labios me invita a pasar la eternidad besándolos, su piel pide ser acariciada y venerada, ¿quién soy yo para negarme a esas peticiones?

Adara Brontë Harmony me tiene en cuerpo, corazón y alma; no me negué ni puse excusas cuando de ser suyo se trataba, noches enredados entre las sábanas, adorándonos, besándonos y... amándonos.

Sí, la amo y sé que ella me ama a mí, es un amor difícil de explicar, porque no termino de comprender cómo alguien puede tomar tanto de ti sin necesidad de quitártelo. Me resulta imposible describirlo con palabras, no le haría justicia; me limitaré a decir que lo nuestro es un inefable amor... uno que planeo sentir hasta el fin de mi existencia.»

Un inefable amor.

Sube las manos a mis mejillas cuando nota que he terminado de leer, conecto mi verde enlagunado con su azul que me mira expectante.

—¿Recuerdas ese algo que debía contarte? —Asiento—. Es esto: Te amo, Adara.

Las lágrimas que contenía caen mojando el antifaz. ¡Que jodida mierda más maravillosa!

—Yo... yo te amo a ti, Lois —sonrío con los ojos nublados—. No sé desde cuándo, pero te amo. ¡Mierda! Te amo.

Me aferro a los costados de su traje atrayéndolo a mí, sintiéndome libre de liberar en mi mirada cada sentimiento que ahora sale a flote.

—Lo sé, amor.

Quiero reprocharle el tono pretencioso pero calla mi reclamo con la caricia de su lengua sobre las comisuras de mis labios. Olvido por completo lo que iba a reclamar y me esmero en el delicioso beso que estoy recibiendo. Su boca devora la mira sin prisa, tomándose el tiempo de consentirme con las descargas que llegan una tras otra. Subo mis manos a su cuello y las dejo ahí sin querer que se aleje. En el fondo sé que hay gente alrededor, pero ahora mismo no lo percibo, mis sentidos se enfocan por completo en quien está tocándome.

—Te amo —murmura sobre mis labios.

Abro los ojos encontrándome con los suyos.

—Creo que esa serán mis dos palabras favoritas a partir de hoy —sonrío embobada—, me gusta escucharlo y amo decírtelo: Te amo.

Sonríe. Deslizo las yemas de mis dedos a lo largo de su rostro, detallando cada centímetro de piel que se abre paso a mi toque. Su nariz, sus cejas y esos labios tan bonitos que me encanta besar.

—Me gusta. Esa chica, Adara, es muy afortunada de ser quien inspiró esos párrafos tan bonitos.

—Es mi chica. —Me guiña un ojo—. Eres mi chica.

Rodeo su cuello con mis brazos.

—Tu chica —concedo.

Me abraza escondiendo el rostro en mi cuello, rio por las cosquillas. Acomodo su antifaz cuando vuelve a ponerse frente a mí y beso su mejilla. Detrás de él logro ver a Lexie interactuando feliz de que nadie la reconozca.

—La está pasando en grande, ¿verdad?

—Lexie es el alma de la fiesta en donde sea —sonrío.

—Y Finn está hipnotizado caminando detrás de ella.

Rio, es cierto.

Uno de los chicos debía venir conmigo, órdenes de Nick. Me pareció perfecto que Finn sea el escogido hoy, así que está camuflado como la cita de mi amiga, aunque camuflado es solo un tecnicismo porque él realmente es su cita. Lexie camina de su brazo sonriéndole de rato en rato.

—Oh, venga, hay que bailar esta, me encanta —empiezo a balancearme, veo como otras parejas se acercan a la pista—, el poder de mi reina Taylor.

Me gira entre sus brazos paseándonos alrededor de la pista.

Incluso en mis peores días pudiste ver lo mejor de mí —canto mirándolo, él sonríe y sigue la letra acompañándome.

Nada mejor que un novio al que le guste la misma música que a ti.

—Espero que en serio quieras que te quite ese vestido, porque no desaprovecharé la oportunidad —advierte haciéndome reír.

—Oh, por supuesto que la oferta está en pie.

Ajusta su agarre en mi cintura, alzándome brevemente.

—Admito que estoy ansiando hacer la coreografía de Kallie —digo cuando vuelvo al suelo.

—Seguro no falta mucho, ella está socializando, a muchos no los hemos visto en años, deben estar poniéndose al día.

—¿Y por qué no vas también? —inquiero.

—Me apetece estar contigo —responde.

—Vale, pero me tendrás el resto de tiempo, puedes ir a socializar también —aclaro—. Ve, no tengo problemas con ello.

—¿Me prometes el resto de tus bailes?

Asiento.

—Anda conversa con tus amigos, Lois. —Beso sus labios—. Luego vuelves para quitarme el vestido.

Le sonrío y él entrecierra los ojos hacía mí.

»Suerte ahí abajo.

Se muerde el labio inferior y rio alejándome. Voy con Lexie a quien localizo no muy lejos de donde estoy.

—¿Qué bebes?

Me acerca su vaso y pruebo lo que parece ser algún cóctel de fresa.

—Se veía bien y decidí experimentar. —Se encoge de hombros—. Está bueno, ¿no?

Asiento.

—¿Te estás divirtiendo? —le pregunto a Finn que nos observa.

—Pensé que sería una fiesta aburrida —confiesa—, pero la estoy pasando bien, tienen buena música.

Sonrío.

—Deberían bailar un poco, ¿no crees? —Lexie me mira y la apremio con la mirada—. Anda, Finn, llévala a que mueva esas piernas preciosas que tiene.

Le guiño un ojo y él extiende su mano, mi amiga duda.

¡Venga, ella quiere bailar!

Tomo su mano y la uno a la de mi guardaespaldas que la observa ansioso.

—Te devuelvo el favor —susurro en su oído—. Anda y diviértete, lo mereces.

Le doy un empujoncito y camina arrastrando los pies. Sonrío cuando espabila y recupera la postura de diva rodeando el brazo de Finn.

Camino a la barra y pido lo que parece ser la tendencia ahora mismo. El sabor del licor explota en mi boca haciéndome estremecer, está muy bueno. Veo a la gente a mi alrededor sintiéndome como una princesa rodeada de la realeza. Lexie ríe girando con su pareja de baile y me doy una palmadita por haber intuido bien.

—¿Ellos se gustan, no? —giro ante la voz de Kallie—. Oh, no hace falta que me respondas, se nota a leguas.

—¿Verdad? —Sonrío—. Me encantan.

Bebe su trago a mi lado y me señala a cada una de las personas alrededor, buena parte comparten su profesión y otros parecen ser amigos que hizo a lo largo de su vida.

—¡Ya es hora!

Estoy asumiendo que se refiere a la coreo. Me pide que llame a Lois y se va casi corriendo a donde se encuentran los músicos. No hace falta que busque mucho, encuentro sus ojos puestos en mí mientras conversa con una chica al otro extremo del salón. Veo como se despide y camina en mi dirección.

—Ella se veía emocionada —le reprocho—. Socializar involucra mirar a quien te habla.

—La miré por mucho tiempo —me responde—, ya tocaba echarte ojo también.

Sonrío.

—Ya viene la coreografía —le informo—, Kallie está pasando la voz.

Se escucha un pitido y a continuación la voz de la cumpleañera retumba en el salón.

—Yo realmente espero que todos ustedes hayan aprendido lo que les envié —sonríe—, gracias igual por venir, me alegra tenerlos conmigo hoy. A continuación el baile real.

Todos se ubican, los sigo caminando a la fila de las chicas, justo detrás de Lexie, veo a Lois moverse frente a mí. Sonrío viendo como todos, o la mayoría, están emocionados por esto, las chicas murmuran sobre lo genial que es pretender que realmente estamos en uno de esos bailes pomposos.

La música inicia y nos metemos de lleno en los pasos de baile que ensayamos con anterioridad. Resulta increíble que nadie choque con el otro y que se vea tan simétrico como en las películas. Llego por fin a los brazos de mi novio y me alza girando conmigo en el aire.

¡Es una jodida fantasía!

Me sonríe cuando cambiamos de pareja. Ahora bailo con Finn que parece estar encantado con la fiesta.

—Ella me gusta mucho —confiesa.

—Sí, como que todos lo hemos notado —bromeo sosteniendo su mano.

—No seas cruel —se queja.

—He notado como la miras desde la primera vez —le digo danzando a su alrededor.

Me atrae dejando mi espalda contra su pecho.

—Me resultó impactante desde ese día —declara haciéndome sonreír—. Es preciosa y su chispa cautiva.

—Vaya que sí, —Volteo y poso mis manos sobre sus hombros—. No seas el causante de que esa chispa muera porque te juro que no tendré piedad.

Sonríe alejándome y volviéndome a acercar.

—Me asustaría si no fuese porque soy el menos interesado en apagarla —afirma—. Me gusta esa chispa.

Me guiña un ojo devolviéndome con Lois que me recibe gustoso para la última vuelta que culmina la canción. Besa mis labios con brevedad y sonríe.

Todos aplaudimos y coreamos el nombre de Kallie que se inclina en una leve reverencia

—¡Diviértanse! ¡La barra es libre para todos!

Un «¡Viva!» colectivo resuena movilizándonos a todos.

El resto de la noche se pasa tranquilo, mi amiga ordena poner una danza peruana y se despoja de los zapatos para zapatear recogiéndose el vestido. Los silbidos no se hacen esperar y ella sonríe coqueteándole a su pareja de baile.

Marinera, dice llamarse y se ve dolorosa en los pies, pero preciosa a la vista, disfruto el pequeño show, lo suficiente como para intentar imitar sus pasos con los zapatos puestos.

Finalmente cedo a quitarme también el calzado, bailo ballet, mis pies están acostumbrados al dolor. Me sorprende hallar en Lois a un gran bailarín de marinera también, resulto algo torpe al inicio, pero tras unos minutos logro agarrarle el truco al coqueteo y zapateo constante.

No somos los únicos, varias parejas parecen encantadas con la danza siguiendo a Kallie en las indicaciones que brinda.

Suspiro cuando parece terminar porque lo he disfrutado, pero vaya que me he agotado. Camino hasta un sillón donde me siento y Lois se encarga de ponerme las zapatillas otra vez.

—Estoy muerta —lo escucho reír.

—Kallie me hizo aprender a bailar esto cuando nos conocimos —me cuenta—, no tenía con quien practicarla y la hacía sentir cerca de su abuelita, así que accedí.

—Eso es dulce.

—Ella es mi hermana. —Se sienta a mi lado—. No sabes lo bien que se siente verla así de radiante.

Me encanta la relación que tienen, lo mucho que se cuidan entre sí. Abro la boca para decírselo pero Lex llega emocionada.

—¡Quiero ir a Perú! —exclama con un mini bol en la mano—. Lo busqué en google y me siento mal de haber creído que solo era Machu Picchu, tiene lugares preciosos y Kallie acaba de abrir una barra de comida peruana. Esto está delicioso, ¡joder! Lois debes aprender a prepararlo, por favor.

Me inclino a la cremita morada y pruebo un poco.

—Es mazmorra —afirma Lex.

—Mazamorra —corrige Kallie detrás—, mazamorra morada.

—Oh, vale, eso, el punto es que está buenísimo ¿cuándo irás a Perú? ¿puedo colarme?

Kallie asiente y se ponen a hablar de los lugares que Lexie vio en internet.

—Siempre he estado enamorada de Perú —le digo a Lois que permanece a mi lado—, no sé por qué carajos nunca fui.

—Podemos ir juntos.

—Hecho —volteo a verlo y lo encuentro sonriente—. Te amo.

Su sonrisa se hace más grande y me atrae a su pecho.

—Te amo —murmura sobre mi frente.

Beso sus labios en un breve roce antes de asentir a los planes de viaje que Lexie ha planeado con Kallie. Ambas gesticulan enumerando los lugares que visitaremos y yo solo asiento riendo ante el hecho de que realmente planificaron todo eso en tan solo unos minutos. Es una noche magnífica y solo mejora con las declaraciones de amor susurradas en medio de jadeos desesperados y manos traviesas que acarician causando placer.

Voy a extrañar a Lois, extrañaré a mi amor. 

you lift my feet of the grouuuund, you spin me around, you make me crazieeer, crazieeeeer

Y la otra que cantan más abajito es Dress (otra vez porque me encanta) 

https://youtu.be/LSjR8mx4fJ8

Su primer "te amo" verbal, lloro brillitos. 

Digo verbal porque ese par ya se amaba desde antes, solo que no lo descubrían aún :') 

Ando flotando en nubecitas como Adara jajajaja, ese Lois me tiene maaaal. 

Y hablemos de Finn y Lexie, por favor. Son un par de intensos que no se quieren ir de mi cabeza. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top