CAPÍTULO 31
26 de mayo, 2022
Gryffin se aferra a mi cuello y lo apretujo contra mi pecho inhalando su olor a bebé.
Tanto Lena como su pequeño están instalados en la casa hogar que alberga a más madres jóvenes con sus hijos. Son una familia extensa, los niños crecen como hermanos y son cuidados con amor. Lena observa maravillada lo que vine trayendo, y no se cansa de agradecer.
Beso la mejilla rechoncha del nene y él sonríe.
—Todos estos libros, ¡Dios!, estoy ansiosa por empezar ya. —Sus ojos se enlagunan y viene a abrazarme—. Muchísimas gracias, de verdad, esto es más de lo que alguna vez imaginé.
Gryffin pide bajar cuando los niños vienen a buscarlo y lo dejo para que pueda jugar con ellos.
—Aprovéchalo, ¿sí?
Asiente, Benjamin movió sus influencias para conseguir los papeles de Lena y ahora solo falta el ensayo que debe escribir para consolidar su ingreso a la universidad. Me despido de ella, ya he pasado buena parte del día aquí ayudándola a terminar de acomodar todo, salgo encontrándome con Taylor e Ivar que son quienes vinieron conmigo.
Conduzco a la modista que debe probarme el vestido hoy, ellos vienen siguiéndome. Le marco a Lois que no tarda mucho en responder mi llamada.
—¿Estás ocupado? —pregunto.
—Un poco, amor, ¿qué sucede?
—Oh, no, nada urgente, puede esperar. —Estaciono—. Te dejo para que sigas.
—Vale, ya luego me dices, te quiero.
Me bajo del auto y lo aseguro.
—Que tengas un lindo día, también te quiero.
Cuelgo y la sonrisa de Coral me recibe en el porche pidiéndome que pase, veo a los paparazzi de lejos pero decido ignorarlos. Quedo embelesada cuando veo mi vestido, aún no está terminado pero luce precioso en ese maniquí. Sonrío sin poder evitarlo, creo que me he enamorado. Me lo pruebo con su ayuda y por supuesto que luce mejor en mí, arma mi torso de una manera que... creo que usaré pronto el corsé que me regaló Eli por mi cumpleaños.
—Elegiste buen color, resalta tus ojos —señala Coral ajustando donde requiere y probando las mangas.
—Me siento como una princesa —me balanceo en mi sitio.
Le pido que me alcance mi teléfono y tomo una foto frente al gigantesco espejo que se encuentra en la pared.
Adara: Yo estoy enamorada, ¿Qué dices?
Su respuesta no tarda en llegar.
Lois: El vestido está hermoso, pero tú lo opacas porque tu belleza no tiene una palabra que pueda definirla con justicia.
Sí, definitivamente lo de ser escritor le vendría bien. Le envío una foto sonriendo como idiota. Coral me ve y niega suavemente.
Lois: Sigues siendo loca.
Adara: Tu favorita, querido.
Lanzo mi teléfono al sillón y sigo admirando mi imagen hasta que me veo obligada a quitarme el vestido.
—Te avisaré cuando esté listo —se despide Coral besando mi mejilla—, cuídate.
Me prendo del brazo de Ivar que está de espaldas distraído mirando a la nada. Se sobresalta haciéndome reír.
—Vamos dónde Hazel —le indico—, mueve el culo.
Me sonríe y sube con su compañero a la camioneta de atrás.
Nada mejor que conducir y cantar a viva voz las canciones de tu artista preferida, por supuesto que Getaway Car se presta para ponerle emoción a mi trayecto. Hazel me pidió en la mañana que fuera a verla porque quería mi opinión con respecto a un trabajo que debía entregar. No tengo mucho tiempo, pero aprovecho la hora que tengo libre antes de ir a la sesión de fotos que está programada para hoy. De nada sirve intentar evadir a los paparazzi que me siguieron porque ya conocen el lugar, así que solo ingreso y dejo el auto en el estacionamiento.
—No tardo —les indico a los chicos y ellos asienten.
Subo al piso de mi novio y Eli me abre la puerta.
—Está un poco pesada —me advierte al oído—, ya sabes, no le gusta estar quieta.
Le sonrío, entiendo perfectamente cómo se siente. Me dirijo a la habitación de huéspedes y ahí está ella con la pierna en alto, agita la mano saludándome.
—No te quitaré mucho tiempo, lo prometo —me sonríe.
Me explica el concepto del proyecto mientras me muestra cada diseño que hizo, es para una marca de ropa y tenía que hacer el logo, el empaque y las etiquetas. Detallo todo, queriendo dar una buena opinión y la verdad no cambiaría nada, me gusta la paleta de colores que usó, las fuentes de letras son agradables a la vista y llaman la atención; se lo hago saber.
—Vale, muchas gracias, cariño. —Cierra la laptop—. Me gustaría tenerte más tiempo aquí, pero sé que tienes cosas que hacer.
Frunzo los labios en un puchero.
—Lo lamento, Hazel —digo triste, también quisiera quedarme—, otro día será, tengo el tiempo justo para ir al estudio.
Ella asiente. Me despido dándole un abrazo cariñoso y salgo encontrándome con Elián.
—Contigo es menos huraña que con nosotros.
—La tratas como si fuera una bestia, ella es un amorcito —le reprocho.
Resopla.
—Josie ha enviado el guion, dale una revisada —me indica cuando estoy por salir—, me dijo que te llamaría para acordar ciertos detalles con respecto a tu personaje.
—Vale, gracias. —Beso sonoramente su mejilla y lo abrazo de más porque sé que le molesta.
—Deja la baba para Lois —me regaña.
Rio y regreso al estacionamiento donde me esperan mis guardaespaldas. El estudio no está lejos, así que llego antes de tiempo, es la primera sesión de fotos que haré después de lo de Billy y admito que me pone un poco ansiosa. Estaciono dentro donde nadie puede verme; cierro los ojos, me concentro en mi respiración y repito la frase que me he grabado: Nadie más que tú tiene derecho a determinar lo valiosa, hermosa y valiente que eres.
Me sonrío a través del espejo retrovisor y bajo para encontrarme con Benja que abre los brazos acogiéndome. Me apretuja y disfruto del aura protectora que emana. Mi manager sabe dar excelentes abrazos.
—Estás preciosa. —Besa mi coronilla—. ¿Estás lista para deslumbrarlos?
Asiento. Tengo miedo pero no dejo que me aplaque.
Ingresamos juntos al amplio estudio que no es para nada silencioso, las voces distraídas que coordinan alrededor me hacen sonreír. Nadie me mira mal y todos me tratan con respeto. Me alivia que no quieran cubrir las cicatrices de mis brazos, son apenas visibles pero pensé que las maquillarían. Me recuerdan lo capaz que soy de luchar contra quien sea con tal de proteger a los míos, no me apetece esconderlas.
Me relaciono con las demás modelos con quienes no he tenido la oportunidad de coincidir antes, son amables e incluso bromean conmigo sobre la ropa que llevamos. Paso un buen rato, hice un lío tremendo en mi cabeza cuando no era nada de lo que temer, me alegra haber enfrentado la situación y ahora estar convencida de que no siempre las cosas irán de la peor manera.
Cuando la sesión termina, vuelvo al camerino por mi ropa e intercambio números con algunas chicas que me agradaron, nos decimos adiós y salgo a la salita de espera donde Benjamín me recibe sonriente.
—Estuviste fabulosa —me halaga—, sigues teniendo tu chispa, Ada.
—Nadie puede extinguirla si no se los permito —respondo.
—Esa es mi chica —besa mi mejilla y me voltea para que mire al otro extremo del lugar.
Es Lois con un ramo de rosas rojas mirándome. No lo pienso dos veces y corro a sus brazos dejándome rodear. No lo he visto desde que regresamos, él tenía que ponerse al día con el trabajo y yo tampoco dispuse de mucho tiempo. Las rosas son un bonito detalle, pero lo que más me gusta es que él esté aquí.
—Los dejo. —Benja nos hace adiós con la mano—. No olvides revisar tu correo, ha llegado material.
Asiento y le envío un beso que él atrapa, es el mejor.
—Un gran cómplice —señala Lois.
—Vaya que sí. —Poso mis labios en su mejilla—. Pensé que tendría que esperar más para verte.
—Mi novia tuvo una sesión de fotos importante, por supuesto que podía hacer un espacio en mi agenda. —Sostiene mi barbilla—. He trabajado como loco para poder holgar mi horario, extraño verte dormir.
—Yo extraño escucharte roncar —suspiro.
—Yo no ronco —se queja.
No lo hace.
—Oh, vaya que sí —miento divertida—, pero son ronquidos tiernos, como un leoncito.
Frunce el ceño y río.
—Apuesto a que extrañas que babee sobre ti —digo y él asiente—. Te elevo el ego, ¿verdad?
Me guiña un ojo y baja a mis labios para besarlos con brevedad.
—Eli me dijo que él vería a mamá hoy. —Creo saber por dónde va la cosa y me agrada—. ¿Puedo quedarme contigo?
Resulta tierno que pregunte cuando ya ha pasado alrededor de un mes durmiendo en mi departamento.
—Por supuesto que sí. —Recibo las rosas y tomo su mano—. Lex vuelve mañana.
—Lo sé, hablé con ella temprano —me dice y se dirige a Ivar—: ¿crees que puedas llevarla, por favor? Iremos en la camioneta de Ada.
Él asiente y recibe la llave de su vehículo. Sigo notándolo distraído.
Dejo las rosas en el asiento trasero y subo adelante con Lois como copiloto.
—¿Qué tal el trabajo? —salgo encontrándome con las cámaras que apuntan pero los dejo atrás pronto—. Kallie me dijo que sería ella quien los representaría en ese juicio importante.
Asiente.
—La estoy ayudando con lo último que necesita —me informa—. Está emocionada, sé que la va a romper, se ha involucrado mucho con el caso y cuando se apasiona así logra cosas grandes.
Le cuento todo lo que hice hoy, incluyendo la visita a su mamá. Ríe cuando le hablo sobre su hermano haciendo drama porque Hazel es menos arisca conmigo.
—¿Cuándo viajarás?
—El juicio es el diez, iré una semana antes, luego vengo por un par de días y tomo otro vuelo para Toronto, creo que llevaré a Kiara conmigo.
—¿Sarah?
—Mamá no es fan de los aviones, no viaja a menos que sea muy necesario, hizo un esfuerzo para Los Ángeles. Además, no querrá dejar su trabajo, en ese sentido se parece mucho a Hazel.
Me detengo en el semáforo y volteo a verlo.
—Te ves muy guapo con ese suéter —le sonrío.
—También me veo guapo sin él —sugiere haciéndome reír.
—Puedo dar fe de ello.
Besa mi mejilla y posa la mano de manera distraída sobre mi muslo.
—¿Cómo está Gryffin?
—Haciendo nuevos amigos —le cuento—, él es muy dulce y no deja de abrazarme cuando voy a verlos.
—¿Y Lena?
Vuelvo a conducir.
—Está haciendo su ensayo, le llevé los libros que necesitaba esta mañana, supongo que se pondrá a ello pronto, no recuerdo cuándo es su fecha límite.
Asiente.
—Veré de pasarme por ahí a ver si puedo darle una mano —dice—, estaba pensando...
—¿Sí?
Resoplo cuando veo a un republicano con un letrero gigante que pide a Trump de regreso. Ni siquiera estamos en época de elecciones, deberían aprender a soltar.
Miro de reojo a Lois animándolo a hablar y aclara su garganta.
—¿Quieres que vaya contigo a Miami? —pregunta y sonrío porque en serio luce ansioso por mi respuesta.
—Una cosa es querer y otra muy distinta que puedas hacerlo —respondo—. Por supuesto que te quiero ahí, pero si no pudieras, no voy a enfadarme, te echaré de menos mas no creo que muera sin ti allá.
Saludo al portero que me sonríe y estaciono dentro, Lois aún no responde, bajamos y él rodea la camioneta pegándome a la puerta.
—Si te vas a poner caliente más vale que lo hagas arriba —advierto inhalando su delicioso aroma.
Sonríe.
—¿Me mostrarás las playas de Miami?
—¿Sí vendrás?
Asiente.
—Ya he hablado con Kallie, me dijo que no había problema, puedo trabajar desde la laptop.
Rodeo su cuello con mis brazos.
—Compraré un bikini sexi —sugiero y él baja una de sus manos a mi trasero pellizcándolo—, y podremos jugar un poco.
Alzo y bajo las cejas haciéndolo reír. Acuna mi rostro con su mano y besa mi nariz.
—Eres adorable.
—Lo soy —sonrío.
Subimos al departamento y me despojo de la ropa yendo por algo más liviano, Lois hace lo mismo quedando en un pantalón de chándal y una camiseta que se vería muy bien en mí... solo digo. Dejo que me estreche entre sus brazos y me lleve al sofá. Me acurruco en su regazo.
—Hace mucho no bailamos —me dice—, ¿quieres bailar?
—Yo sería tonta si rechazara esa oferta. —Beso su mejilla y me pongo de pie.
Hago una leve reverencia y extiendo mi mano invitándolo.
—¿Me concede esta pieza? —pregunto y como respuesta me pega a su torso—. Creo que Kallie ya ha enviado su coreografía, podríamos practicarla.
Niega acariciando mi rostro con su nariz.
Ay... me derrito.
—No quiero coreografías, Brontë —susurra y entiendo a qué se refiere.
Camina conmigo pegada a su torso y pone la música en aleatorio, King of my heart parece ser la elegida.
Me gira en sus brazos permitiendo que me mueva. Sonrío sintiendo mis vellos erizarse como la primera vez, la música inunda mi cuerpo y me desplazo sincronizándome con Lois que no falla al momento de atraparme y hacerme virar. No puedo evitar cantar la letra que ahora puedo introducir en mi playlist «Lois». Sus manos recorren mi piel y el ambiente se torna mágico cuando termino frente a él que me escruta las mejillas sonrosadas.
—Rey de mi corazón, cuerpo y alma —susurro.
Su nariz se arruga cuando sonríe y rodeo su torso con mis brazos. Siento los latidos de su corazón contra mi oreja, el mío se encuentra igual, puedo jurarlo.
—Eh, bonita, mírame, déjame ver ese verde —pide.
No sé por qué carajos estoy llorando pero tengo lágrimas saliendo a borbotones de mis ojos. Lois me mira con dulzura y seca mis mejillas.
—¿Qué sucede?
Me encojo de hombros porque realmente no sé qué me pasa. Baja sus labios a los míos y me alza haciéndome rodear su cintura con mis piernas. Tiene el don de hacer que todo mi cuerpo reaccione con tan solo un roce, se sienta conmigo a horcajadas y sostiene mi cintura sin dejar de besarme. En medio de caricias me recuerda que no estoy sola en esto, que soy libre de cortar la soga e ir al abismo, porque detrás viene él con el paracaídas que va a salvarnos del impacto.
—Brontë —murmura sobre mis labios.
—¿Sí?
—La bala atravesó tu nombre —entiendo la metáfora.
No encuentro una palabra que describa lo que siento dentro, no creo que pueda explicarse, ni siquiera haré el intento porque sé que lo que sea que diga no se acerca ni de lejos a lo que percibo muy en el fondo de mi ser.
—Puedo confirmarte que ya has logrado tu cometido —le digo y sé que también me entiende, porque sonríe.
Deja un casto beso sobre mis labios y me lleva en brazos hasta la isla de la cocina. Le doy un último abrazo antes de soltarlo para que prepare nuestra cena. Reviso mi email y abro el archivo que me ha enviado Josie.
—¿Qué pasó? —pregunta Lois y alzo la vista—, tienes una sonrisa preciosa en el rostro.
—Ya sé quiénes serán mis compañeros en la película de Josie —le digo—, hay un par con los que siempre quise trabajar.
Le menciono los nombres, pero luce perdido.
—Cuando tengas tiempo veremos alguna película donde salgan para mostrártelos —ofrezco y asiente.
Leo en voz alta lo que dice la descripción de mi personaje y Lois me presta atención mientras pica el pollo.
—Ella se escucha genial —comenta.
—Eso parece, Josie me ha contado más datos que no envió escritos, ya los tengo anotados y he estado internalizándolos —le cuento—. Sé de qué va y me agradó, ahora debo leer el guion para ampliar mis conocimientos sobre la que será Hilley Brooks.
Lo observo preparar alguna salsa rara que voy a probar aun cuando resulta exótica a la vista, solo porque confío en el talento de sus manos, dudo mucho que exista alguna comida preparada por él que no me guste.
—Deja de mirarla así —me regaña—, la estás asustando.
Rio y alzo las manos dejándolo hacerlo suyo. Sigo leyendo el libreto y conforme avanzo mi imaginación se encarga de plasmar una idea de cómo deben irse desenvolviendo las escenas.
—Nunca he hecho una película de fantasía medieval —murmuro—, pero, joder, me encanta la idea.
—¿Serás una princesa?
Asiento.
—Una princesa que secretamente pertenece a una organización mágica encargada de proteger a las últimas brujas del reino —le explico—. Hilley es fenomenal, luce como una chica indefensa pero sabe luchar y usar sus poderes.
—¿Tendrá interés amoroso?
Niego.
—Al menos no lo parece hasta donde he avanzado leyendo, se comunica con su mejor amigo, que es uno de los protectores, creo que él gusta de ella, pero no es correspondido —formo un puchero—. Pobre Lewis, Hilley está muy ocupada encargándose de los malos como para pensar en él.
Sigo leyendo y de verdad que quiero esto hecho libro, podría sugerírselo a Josie. Solo me detengo cuando Lois sirve su mezcla extraña y por supuesto que tiene buen sabor, sabe delicioso.
—Tú nunca decepcionas —me relamo los labios—, ¿esto tiene nombre?
—Puedo ponerle Brontë, si gustas.
—¿Ah sí, por qué?
Apoya la barbilla en su mano y me mira repasándome.
—Porque lucías extravagante cuando te vi por primera vez. Me bastó conocerte para descubrir que eras la agradable extravagancia que quiero tener a mi lado por el resto de mi vida.
—Lois, no es bonito llorar mientras comes —le riño—, me has llamado loca de una manera que resulta agradable.
Me sonríe.
—Llámame prejuicioso pero solía mirar mal a las personas como tú —sería hipócrita de mi parte hacerlo—. Eso hasta que te conocí y el karma me pegó fuerte al mostrarte como la persona más interesante que se había cruzado en mi camino.
—A la que quieres tener a tu lado por el resto de tu vida —lo cito y él asiente.
—Si estoy siendo muy intenso, discúlpame, pero como te dije hace meses, no soy de quienes calla ciertos sentimientos.
Y vaya que yo amo eso.
—Ponle toda la intensidad que desees —le sonrío y sigo comiendo la que ahora es mi receta—. ¡Caray!
Dejo el tenedor a un costado y me levanto.
—¿Qué sucede?
—Las rosas, las dejé en la camioneta, espérame, ya vuelvo.
Frunce el ceño.
—Ada, son solo rosas, amor.
Niego.
—No, tú me las diste, son especiales, vendré pronto.
Salgo y no hace falta bajar porque Ivar ya las viene trayendo.
—Las dejaste ahí, pobrecitas —me las entrega.
—¿Ya te vas? —pregunto.
—Finn está viniendo para reemplazarme.
Aprovecho el momento para preguntar que le ha estado pasando durante todo el día, quizá hay alguna manera de ayudarlo.
—No te lo digo en mala onda —aclaro—, solo te noté raro y quisiera saber si puedo ayudarte.
Me sonríe y relaja la postura de concreto.
—Un consejo, ¿quizá?
Asiento.
—Salí con una chica el otro día, ella era linda —me dice y aún no encuentro lo malo en el asunto—, pero no sentí nada.
—Puede que ella no sea la indicada.
Se encoge de hombros.
—Es la cuarta cita que tengo en el mes y ninguna consigue gustarme —agrega—, empiezo a creer que el problema soy yo.
Ahora entiendo por dónde va la cosa.
—No es el momento —le digo posando la mano en su antebrazo—. Mi consejo es que no te desilusiones cuando no funcione, porque esa química especial sigue aguardando por ti, puede que no hoy o mañana, pero te prometo que llegará la chica que moverá tu piso. Cada vez que no sientas la conexión solo piensa que estás a una persona menos de encontrar a la indicada.
—¿No las lastimaré?
—La mayoría de citas por internet son experimentos, ambos quedan en verse para ver que tal, ¿alguna te pidió el número? —niega—. Entonces, tranquilo, tampoco fuiste el indicado para ninguna de ellas.
—Eso podría sonar insultante, pero lo hiciste sonar bien —me sonríe—, gracias.
—Relaja la pelvis, Ivar —le sonrío—. Ve, diviértete, quien sabe y el amor de tu vida es la chica que atiende en algún bar al que asistas a bailar.
—Me iré de parranda apenas llegue Finn —bromea.
Palmeo su hombro.
—Disfrútala y quita la cara de culo, te ves mejor cuando sonríes —le digo.
Niega suavemente sonriendo. Le hago adiós con la mano y agradezco por las rosas. Las pongo en agua y vuelvo a la cocina a terminar mi cena. Mi noche se resume en besos, arrumacos y tarareos que me hacen dormir como bebé. Fue un día agitado y mi cuerpo mortal pedía descanso.
And all at once, you are the one I have been waiting fooooor
Ando enamoradísima hasta la médula.
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