CAPÍTULO 30
10 de mayo, 2022
Estoy en mi habitación, recostada en mi cama y siendo rodeada por una manta que aclimata a la perfección mi estado. Sorry de Halsey envuelve el ambiente mientras escucho a Lexie que me informa sobre el estado de Lena y Gryffin.
—Y, ahora, voy a preguntar por Lois —culmina—. ¿Ya se arreglaron?
Mi silencio responde a su pregunta.
—Adara... —advierte—. Cariño, entiendo que tengas miedo, pero...oh, no llores, venga.
Here we go again.
Mis lágrimas caen y lloro como si me hubieran quitado algo. Lo que no ha sucedido porque fui yo quien se fue. Maldice e intenta que me calme, pero no funciona.
—Me estoy ahogando en un jodido vaso con agua —me regaño a mí misma—. Tengo miedo.
—¿Intentaste hablar con él? —pregunta.
—No, me aterra lo que pueda decirme.
—Te adoro, pero estás siendo estúpida, Adara —lo sé—. Conozco a Lois menos que tú y tengo la certeza de que jamás rompería contigo por eso, él sabe que no es tu culpa.
—¿Y qué tal si sí?
—Joder, eres lista, sabes bien que no.
Me hago bolita en la cama, la dejo hablar hasta que se enfada porque no le contesto y me pide que encienda la cámara.
—Nena... —forma un puchero—, esas ojeras están apagando tu luz, habla con Lois, ¿sí? Los miedos se enfrentan, tú me lo has enseñado.
—Es que lo quiero, Lex —lloriqueo—. No es lo mismo que tu reputación se vaya a la mierda a que la persona que quieres rompa contigo.
—¡Pero él no romperá contigo!
—Deja de gritarme —pido y la escucho resoplar.
Mi mente cruel divaga por escenarios horripilantes inspirados por la letra de la canción que sigue repitiéndose. Lois merece que lo quieran sin perjudicarlo; sin embargo, imaginarlo con alguien más, que mire a otra chica cómo me mira a mí, que la acaricie como lo hace conmigo... no me agrada. Mi masoquismo hace que solloce fuerte, balbuceo un poco y mi vista se nubla por la gran cantidad de lágrimas que estoy eliminando.
—Tomaría un vuelo para sacarte de esa cama pero me encargaste a Lena y debo cuidarla.
Asiento.
—Cuídalos, dale un abrazo fuerte a Gryffin de mi parte.
—Vale, haz el favor de comer, ya Daven me ha dicho que estás dejando comida.
Ellos son unos chismosos.
—Lo intentaré.
Entrecierra los ojos hacia mí.
—Deja de ser tonta y habla con él.
—Quizá lo haga luego, ahora solo quiero seguir aquí huyendo de la realidad.
—Eso no es algo que haría una chica lista.
Le saco la lengua.
—Déjame ser tonta.
Se queda mirándome, debo lucir horrible, con el cabello enmarañado, las ojeras marcadas y los ojos llorosos.
—Está bien, sé tonta, pero no por mucho. —Me envía un beso—. No me obligues a ir a sacarte de la mierda, te quiero.
Cuelgo la llamada y sigo durmiendo, están siendo unos días de mierda en los que no respondo el teléfono, solo escucho a Nick cuando me da reportes del estado de Hazel y vuelvo a la cama.
15 de mayo, 2022
Andrew me chismea sobre la situación allá en Londres, parece que ha habido otro lío en la monarquía, nunca terminé de entenderlos, pero él es bueno explicando y logra distraerme de la soledad que inunda mi habitación; nunca la había sentido tan vacía como ahora, el espacio sobra y las paredes con fotos me deprimen más.
—Mamá está muy alterada con todo, es una amante de todo lo que sucede, le ha afectado bastante —me dice—. Por supuesto que he usado el chisme de excusa para preguntar cómo estás, tengo redes sociales, Ada. Te he visto.
Cubro mi rostro con la almohada, se viene otro sermón, estoy tan harta de todo esto.
—Si vas a regañarme, entonces colgaré, tengo suficiente con Lexie, Benjamín y los chicos —advierto.
—No voy a regañarte, tonta —se molesta—, pero he visto la carita de ese chico en las fotos y no parece molesto, desolado sería quizá el adjetivo que escogería.
Los paparazzi son tan ratas que han subido las fotos en las que Lois me llama y yo simplemente lo ignoro saliendo del hospital con las cámaras siguiéndome; hacen que luzca más dramático de lo que es.
—Ya sé que estoy siendo estúpida —informo, no necesito que nadie más me lo diga. Ayer hablé con Summer y me pidió que hable con Lois, que enfrente la situación; sin embargo, sigo rehusándome por miedo a que mi cuento de hadas termine—. Estúpida y cobarde.
Lo escucho suspirar.
—Harry Potter estaría decepcionado de ti —se lamenta.
—Lo estaría más si perteneciera a su casa, suerte que no.
—Te estaba bromeando, eres de las mujeres más valientes que conozco, el miedo que sientes es normal —me consuela—. Él luce como un caballero de armadura, aparte de lindo es inteligente, te trata como mereces, te mira como si fueras su mundo y ¡maldición! Te comprendo, lo quieres y te aterra perderlo.
Lloro por décima vez hoy. Andrew me escucha balbucear las excusas estúpidas que vengo repitiendo y suspira preparándose para dar el sermón que por supuesto no dejaría pasar.
»Al miedo lo tomas de la mano y lo enfrentas; de lo contrario, lo que tanto temes podría hacerse realidad. No te digo que lo hagas ahora, pero hazlo, Ada, porque así como tú mereces un buen trato, Lois también. No creo que esté odiándote o reprochándose el haberse enamorado de ti, pero debe estar pasándola mal y tampoco lo merece.
Seco mis lágrimas.
—¿La sabiduría viene en combo con la nacionalidad?
—Quizá, Lois parece ser un buen consejero también.
Suspiro. Lo es.
—Déjame tomar valor, ¿sí? Hablaré con él, pero aún no me siento lista.
—No tardes mucho, preciosa —me envía un beso—. Cuídate, estamos hablando.
Cuelgo la llamada y respondo los mensajes de Kiara y Kallie. A la segunda tampoco le respondo cuando llama porque sé lo que dirá, es muy cercana a Lois, no quiero que me deteste. Los mensajes no vienen con mala onda, me cuenta sobre Lena; ella y Lexie la están ayudando a elegir la universidad.
Pongo a Taylor en mi teléfono y me duermo escuchando la nueva canción que ahora considero nuestra, ya se la mostraré cuando mi valentía haga acto de presencia.
19 de mayo, 2022
—Levanta el culo —ordena una voz con acento marcado—. Anda, anda, muévete.
Acostumbro mis ojos a la luz del día.
—¿Qué demonios haces aquí?
Me quita las sábanas y me levanto a regañadientes.
—Mi hermano luce como un zombi, tú estás quizá peor —me reprende—, ah, pero el señorito no quiere invadir tu espacio y tú estás cerrada sin querer verlo.
Formo un puchero con los labios y Eli resopla viniendo a abrazarme.
—Lo lamento —musito cuando siento las lágrimas acumulándose.
—No hay nada que lamentar, caray. —Acaricia mi cabello—. No fue tu culpa, todos lo sabemos.
—Pero yo... —insisto.
—Pero nada, Adara —concluye—, fue una situación de mierda en la que nada tuviste que ver. Te queremos, los cuatro, no solo Lois; mamá no te culpa, ninguno de nosotros lo hace.
Lo miro y él asiente.
»Anda, vístete. Seré cupido para unirlos otra vez, no me gusta verlos así.
Me deja sola y escojo la ropa holgada que usaré, no me apetece estar apretujada ahora.
—Levanta el ánimo, oye. —Vuelve a ingresar cuando le informo que ya estoy lista, se acerca y rodea mis hombros—. Nadie ha muerto y él sigue queriéndote con locura.
Camino a su lado, Daven me guiña un ojo viniendo tras de mí. Ver el auto de Lois hace que mi corazón dé un salto, lo extraño muchísimo. El trayecto se me hace eterno y no se me antoja conversar con Eli porque podría ser grosera. Al llegar me apremia para que salga pero siento que el trasero se me ha pegado al asiento.
—Enfrentas a medio ciento de matones, pero ¿no quieres enfrentar a mi hermano?
—Cállate, imbécil —gruño.
Ríe y palmea mi hombro bajándose del vehículo para ir a tocar la puerta. Lois no tarda en abrir y su ceño se frunce ligeramente cuando me ve, Eli le dice algo a lo que él solo asiente. Saber que lo tengo a tan solo unos metros consigue hacer que mis lágrimas salgan a borbotones, joder, que maldita sensibilidad. Camina hasta donde estoy y se adentra en el asiento donde antes se encontraba su hermano. Agradezco que Nick haya ahuyentado a todos los paparazzi de la zona.
Detallo su rostro, luce demacrado, sus ojitos se ven tristes, pero no deja de mirarme bonito.
—Lo lamento —murmuro.
Lleva su asiento hacia atrás y me trae a su regazo sin problema, me hago chiquita entre los brazos que tanto añoraba sentir. Es increíble cómo algo tan simple como un abrazo pueda traer tanta paz y sosiego.
—No quería —sollozo aferrándome a su cuello—. Lo siento, no quería.
Besa mi frente y me estrecha contra su pecho.
—No te vas de mi lado —establece—, no lo haces, Ada. Si la avalancha viene, la enfrentamos juntos, ¿vale? No te vas a menos que quieras hacerlo de verdad, no porque te sientas obligada.
—Tenía mucho miedo —musito.
Tararea esa canción otra vez dejándome mojar su suéter. No me dice nada más, solo acaricia mi espalda hasta que mi llanto cesa.
—¿Cómo está?
—Preguntando por ti —responde inhalando mi perfume—. Te extrañé mucho.
Saco mi rostro del escondite y acaricio su barbilla cubierta por la barba atrayéndolo a mi boca.
—También te extrañé, Lois —susurro antes de besarlo.
Suspiro ante el contacto de sus labios, sigue afectándome como la primera vez que los tocó. Es un beso dulce, pero posesivo porque no queremos soltarnos, no queremos dejarnos ir. Mi corazón bombea con fuerza y mis manos no dejan de acariciarlo, su lengua me reclama y respondo gustosa a sus exigencias. Retiene mi labio entre sus dientes para liberarlo sin prisa.
Mi pecho sube y baja al igual que el suyo. Nuestros ojos se encuentran y ambos sonreímos volviendo a abrazarnos.
—¿Estamos bien? —pregunto.
—Estamos bien —me besa la nariz—. ¿Quieres entrar?
Asiento.
—Vamos porque mamá ansía verte. —Ne lleva en brazos.
No me quejo, he echado de menos su toque, Daven me sonríe de lejos y le hago adiós con la mano.
—Fui tonta —le digo bajito a Lois.
—También lo fui al no ir a buscarte —responde.
Niego.
—No era justo que tú fueras por mí, yo fui tonta al dejarte.
Me apretuja.
—No es cuestión de justicia, bonita. —Besa mi mejilla—. No quería perderte y debí ir por ti cuando supe que mamá no corría riesgos, debí ayudar a aclarar tu mente, repetirte lo que supongo dudaste estando ahí sola.
Quiero refutar, pero me muerdo la lengua porque no parece conveniente discutir sobre quien fue más tonto.
—Ambos fuimos tontos —concluyo cuando me baja frente a la que supongo es la habitación de su mamá—, lo importante es que no lo somos más.
Me sonríe ¡joder! extrañé tanto esa sonrisa. Abrazo su torso embelesándome con el rápido latir de su corazón. Abren la puerta del cuarto y Eli aplaude.
—Te dije, mami, tengo materia para cupido —se halaga solito.
Hazel me sonríe y palmea el sitio de su costado, suelto a Lois para ir con ella.
—Me alegra verte por fin —toma mi mano.
Detallo su rostro y tiene un par de magulladuras, nada grave, la peor parte la llevó su pierna que está enyesada, no parece enfadada. Echa a sus hijos para quedarse a solas conmigo y me hace espacio junto a ella invitándome a recostarme. Me acomodo para no lastimarla, ella acaricia mi cabello mientras me cuenta lo que sucedió y logra calmar mi conciencia el que no me culpe ni insinúe que tuve algo de responsabilidad.
—Jamás te culparía, cariño. —Seca la lágrima rebelde que ha caído—. Son cosas que suceden, debo empezar a usar lentes de sol para que sus flashes no me afecten, hay formas de adecuarse, me gusta tenerte en la familia —sonríe—, me encanta verlos felices.
—Gracias por acogerme, Hazel. —Rodeo su abdomen con mi brazo—. Y gracias por no odiarme, fue estúpido lo que hice.
Niega.
—Te entendí —dice—, sé lo que es tener miedo de que tu castillo se venga abajo... y sabía que volverías, he visto como miras a mi hijo, Adara, esas miradas no se las das a cualquiera, son especiales; tenía la certeza de que te tendría aquí otra vez.
Sonrío, bien dicen que las mamás tienen ese instinto.
Me pide que la ponga al día sobre mis proyectos y que le cuente sobre Lena y Gryffin, lo hago, es dulce que me escuche atenta y no se vea fastidiada por mí hablando de más. Lois trae la comida para su mamá y Eli se queda con ella en lo que yo bajo con mi novio a comer en la cocina. Un gran plato de lomo saltado se posa frente a mí y el apetito que creía extinto vuelve.
—Kallie me conectó con su mamá y ella me explicó la receta —explica—, lo he probado y creo que he igualado a Sarah.
Le rodeo el cuello atrayéndolo a mí. Me corresponde el abrazo y luego me deja sentada para ir por algo que dice haber olvidado. No voy a decirle a mamá, porque heriría sus sentimientos, pero esto está mucho mejor que lo que ella preparó.
Joder, que delicia.
Lo veo llegar con la guitarra que tenía en su habitación y recuerdo que la dejé en Londres cuando sucedió lo de Kiara. Intenta tocar y sí, no sirve para eso, pero eso no lo abate. Toca sin vergüenza y canta una canción sobre yo siendo hermosa. Consigue robarme una sonrisa que parece complacerlo porque achina los ojos feliz; su rostro aún luce demacrado, pero la alegría está presente de igual modo.
Termino de comer y se la pido.
Deslizo los dedos por las cuerdas consiguiendo la melodía de Introducing Me, inicio y él me sigue acoplándose, puede no ser bueno con la guitarra, pero su voz sí que suena bien.
Resulta divertido verlo cantar y que lo hagamos juntos, no dejo de sonreír en lo que resta del día. Mi cuñado baja y vemos películas, entre ellas The Garden (chisme: por supuesto que Lois llora). Eli palmea su espalda y él me abraza como si realmente yo fuera la que se siente de esa manera, sonrío dejándolo. Algo que me agrada de ambos hermanos es que no temen llorar frente a otros, si sienten lo demuestran y eso resulta grato.
Soy testigo de su breve conversación sobre llevarse a Hazel con ellos a Nueva York, presiento que va a negarse y lo confirmo cuando volvemos a subir.
—No —repite—, no iré a interrumpir sus vidas.
—Eres nuestra mamá —Lois frunce el ceño—. No interrumpes nada, mujer. Sabes bien que te tendría conmigo todo el año si lo permitieras, te estamos pidiendo un mes, solo hasta que mejores.
Eli está cruzado de brazos en el marco de la puerta, no luce muy contento.
—No quiero ser una carga —insiste.
—¿Carga? —su hijo mayor habla—. No eres ninguna carga, te amamos y hemos sabido respetar tu independencia todos estos años, mamá; tienes la pierna enyesada, deja de creer que puedes sola porque ahora sí nos necesitas.
Ella nos mira a los tres y, aun cuando he estado callada porque siento que mi intervención ahora mismo no pinta, le sonrío animándola a aceptar la oferta de sus hijos. Hazel resopla y murmura un par de maldiciones antes de asentir con la cabeza.
—Gracias. —Lois se inclina y besa su frente—. Te prometo que será solo hasta que mejores, apenas tengamos el visto bueno del doctor podrás volver a tu vida.
—Y no te preocupes por el trabajo, mamá —agrega Eli—. Ya hablé con la empresa y van a darte el descanso médico, podrás enviar tus diseños vía virtual.
—Está bien —refunfuña.
Le doy un apretón a su mano y ella me da una tierna sonrisa, deseándome buenas noches. Apagamos la luz de su habitación para ir a la sala otra vez.
—Le estaba rezando a todos los dioses y divinidades —suelta Elián—, pensé que tendríamos que llevarla por la fuerza.
Golpeo su hombro haciéndolo reír.
Lois me ofrece quedarme y acepto encantada. Mañana volvemos a Nueva York, Benja nos facilitó el trámite y consiguió los boletos para mediodía.
Su habitación es espaciosa, la cama se ve esponjosa y lo compruebo dejándome caer sobre el colchón.
Ah, que rico.
Me sonríe desde la puerta, extiendo mi mano para que se recueste junto a mí. Se cierne sobre mi cuerpo y roza nuestras narices, cierro los ojos disfrutando la maravillosa sensación.
—Te eché de menos —esconde el rostro en mi cuello, su barba roza mi piel y despierta las cosquillas.
Rio y parece gustarle porque sigue acariciando mi cuello con su mejilla. Me remuevo debajo de él haciéndolo reír también.
—Basta —suplico carcajeándome—. Lois, basta, por favor.
Se detiene dejándome ver su sonrisa de oreja a oreja, voy respirando mejor y de repente detallar las facciones de su rostro parece la más entretenida de las actividades.
Es tan hermoso...
—Perdóname —pido con los ojos enlagunados, él baja los labios a mis párpados y los posa ahí.
—No hay nada que perdonar, amor —me susurra—. Deja de pensar en eso, ya pasó, estamos bien.
Me abraza llevándome a su regazo y tararea la misma canción de siempre, esa que aún no consigo descifrar. Solo me suelta para que me desvista y me ponga el pijama que deja para mí.
Modelo el enorme polo y él aplaude halagando mi catwalk.
Lavo mi rostro y dientes, suerte que tenía cepillos nuevos en reserva.
Duermo refugiada en sus brazos otra vez. Después de haber pasado más de un mes haciéndolo me pesó no sentir su respiración contra mi frente o su pecho latiendo bajo mi mano. Descanso lo que no descansé en la última semana y recupero fuerzas para volver al ruedo pronto. Mi corazón consigue reposar tranquilo sabiendo que lo tengo junto a mí y que mis miedos no lo hicieron renunciar a nosotros...
Im a mess, but the mess that you wanted...
Amo tanto esa canción.
Les cuento que SkyMilenia de Editorial Blue Clair hizo una crítica sobre el libro y me ha alegrado el día totalmente, muchas gracias, me hace feliz que les esté gustando. Si quieren críticas, reseñas, portadas y demás pueden buscarlos en instagram, cada cierto tiempo abren tanda de pedidos.
Eso era todo, que tengan linda noche <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top