CAPÍTULO 29


5 de mayo, 2022

Agradezco que la modista se encuentre en un barrio privado porque no tendré a las pirañas sobre mí. Bajo encontrándome con Kallie que agita la mano saludándome. Resulta muy efusiva al momento de darme un abrazo que devuelvo gustosa.

—Ella está esperándonos —me informa—, dejé a Lois en la oficina, está cubriéndome mientras hacemos esto.

Coral, la modista, nos recibe con una sonrisa amable. Le enseño el modelo que tengo en mente y me trae el catálogo de telas para elegir; no tardo mucho, encuentro el diseño que queda perfecto con la idea previa que tuve.

—¡Está divino! Te verás toda diosa y tengo la certeza de que mi amigo babeará, me aseguraré de que cargue un babero ese día —sonríe.

Me toman las medidas y concretamos el diseño con unos arreglitos que Coral le hace en su libreta. Le dejo un cheque con la mitad del monto y salgo con Kallie que se prende de mi brazo emocionada.

—¿Sabes? No suelo relacionarme tanto con chicas, Lois es mi único amigo cercano, tengo muchos conocidos con los que puedo pasar un buen rato, pero en quien confío a ciegas es él, ahora tú me das la misma vibra que sentí cuando lo conocí.

—Eso resulta halagador —le sonrío—, puedes contar conmigo para lo que necesites, Kallie.

Me regala una amplia sonrisa acompañada de una mirada amigable.

—¿Te parece un café? Aunque me provoca un helado, elige tú.

—Vamos por ese helado.

Vine con Nick y Finn, así que dejo que ellos conduzcan mi auto para montarme en el de Kallie.

—Lois me ha pegado la música de esos fantasmas —dice prendiendo la radio—, es muy buena, ya hasta vi la serie.

Conversamos un poco sobre eso y se siente bien cantar con ella en el auto, tiene esa chispa, la misma que posee Lexie, es de las personas que cuando tienes al lado no puedes evitar sonreír. Las calles lucen llenas de gente como siempre, pero una escena me llama la atención y hace que detengamos el auto. Es un policía, jaloneando a un pequeño. Casi salto del vehículo en movimiento porque está siendo demasiado brusco con la criatura que no debe tener más de cinco años. Kallie viene detrás de mí y no dudo en sostener al tipejo del brazo.

—Suéltalo —exijo y el pequeñín me mira asustado—. Joder, que lo sueltes, lo estás lastimando.

Me vale tres pepinos que sea una autoridad, si él no respeta pues tampoco merece respeto. Los flashes se hacen presentes, porque por supuesto venían siguiéndome. Me agacho a la altura del pequeño y extiendo mi mano para que la tome, él duda mirando al grandulón que tenemos al frente, pero lo hace. Vuelvo a ponerme de pie y el policía no sabe cómo esconderse de las cámaras.

—¿No te da vergüenza portar ese uniforme cuando abusas de los indefensos? —espeto—. Das asco, mírate, un adulto jaloneando a un pequeñín que no te hizo nada, o dime, ¿qué carajos te ha hecho para que lo trates así?

Lo mira con aversión y debo controlarme para no golpearlo. No hace falta que me esfuerce para desentrañar la razón, el nene está sucio y su ropa tiene agujeros, por supuesto él creyó que esa era excusa para tratarlo así.

—Por gente como tú es que no avanzamos como sociedad. —Le doy un último empujón y cargo al pequeño llevándolo conmigo.

Lo refugio en mi pecho y percibo el temblor de su cuerpecito. Nick se encarga de ahuyentar a los paparazzi y subo al niño en el asiento trasero, tiene las mejillas cubiertas de lágrimas y no creo que la ropa que lleva lo proteja del frío de la noche.

—Hola, soy Ada —le sonrío tomando su manita—, ¿cómo te llamas?

Sus grandes ojos me examinan con duda, quien sabe cuántos malos tratos ha recibido, joder, el mundo está hecho mierda. Kallie me alcanza el vaso con agua que le entrego al pequeño.

—Mi mami —susurra suplicante—, ella... su cabeza duele, yo pedí por favor...

Vuelve a llorar y el corazón se me estruja queriendo calmar lo que lo aqueja.

—¿Dónde está tu mami?

Mira detrás de mí y entiendo que debo salir para que él me conduzca al lugar. Hablo con Nick para que se quede viendo que los tiburones no nos sigan, voy solo con Kallie y Finn. El nene canturrea una canción en medio de las lágrimas y me ordeno ser fuerte porque si quiero ayudarlo debo serlo. Nos conduce a un callejón que pone a Finn a la defensiva, quiero darle el niño a Kallie en caso de que nos ataquen pero él se rehúsa a soltarme, por lo que lo apretujo contra mi pecho y decido que si vienen pues lidiaré con ellos sin dejarlo ir.

—Elián es un chismoso que ha visto todo y le ha escrito a Lois, está viniendo a vernos —me informa Kallie—, y ahí está llamando.

La escucho hablar con mi novio que pide hablar conmigo pero le digo que puede ser después, necesito los cinco sentidos puestos aquí.

—¡Mami! —exclama el pequeño señalando un cerro de basura.

Me aterra acercarme por lo que pueda encontrar ahí, pero escondo el rostro del chiquitín en mi cuello y camino directo a donde él señaló. Es aliviador encontrar a la joven viva, pero me preocupa que esté tan maltratada. Dejo al pequeño sobre el suelo y él corre hacia su mamá que lo alberga en sus brazos.

—Él quería ir a buscar ayuda —me explica y no me importa ensuciar mi ropa cuando me arrodillo frente a ella tocando su frente, está ardiendo en fiebre—. No tuve la fuerza para ir tras él, lamento si dañó algo, solo puedo ofrecerte disculpas, no tengo dinero.

Niego.

—Tienes un pequeño valiente ahí. —Le sonrío—. Voy a ayudarte, ¿vale?

Sus ojos se enlagunan, sin poder resistirlo más, me permito mostrar debilidad ante la triste escena que se encuentra frente a mí. Me quito el abrigo y envuelvo su delgado cuerpo con él. Escucho como Finn habla con Nick para que acerque lo más posible la camioneta, de esa manera será más fácil sacarlos de aquí.

—¿Quién te golpeó? —pregunto y ella niega—. Estoy contigo, escucha, no estás sola, me tienes a mí y puedo ayudarte.

Sus sucias mejillas se empapan y abre la boca para hablar con la poca energía que parece quedarle.

—Había conseguido dinero, logré guardar para su comida, pero nos asaltaron —intenta tragarse los sollozos, imagino que por su hijo—. No quería que lo lastimaran, no a él, es mi chiquito.

Con cuidado la atraigo a mi pecho, ella toma el resguardo como un permiso para llorar, la sostengo y seco los estragos de su llanto. Las heridas de su cuerpo lucen mal, alguna debe estar infectada y fue lo que desencadenó la fiebre. Le sonrío al pequeño para que no se asuste y él juega con el cabello de su mamá dejando cortos besos en su hombro.

Finn me informa que tanto Nick como Lois están aquí, mi novio llega agitado y se queda quieto evaluando todo el panorama.

—¿Cuál es su nombre? No quiso decírmelo —le susurro a la chica en el oído.

—Gryffin —me dice.

—Todo un valiente. —Le sonrío y ella asiente—. Hey, Gryffin, te presento a un amigo que quiere jugar contigo.

Lois se arrodilla a mi lado y extiende su mano al pequeño, pero él dirige su manita a la mejilla de mi novio, parece deslumbrado por sus ojos.

—Me llamo Lois —se presenta—, ¿quieres jugar conmigo, Gryffin?

Hipnotizado asiente, Lois lo toma en brazos, lo cubre con su propio abrigo y besa mi coronilla antes de alejarse con Kallie.

—Ellos lo cuidarán mientras nosotros cuidamos de ti, ¿vale? —Asiente—. No tienes nada de qué preocuparte, estarás bien.

Veo la camioneta cerca y suspiro con alivio al ver que no los siguieron. Nick alza con cuidado a la joven y la introduce en la cabina trasera. Me adentro en el asiento con ella y noto como tiembla.

—Me llamo Lena —dice bajito y un fuerte sollozo escapa de sus labios tras eso, vuelvo a rodearla con mis brazos—. Me drogaron en una fiesta... mis padres no me creyeron y me echaron cuando se enteraron de mi embarazo. He luchado por Gryffin todos estos años, nadie me daba empleo... pero me las arreglé para conseguir su comida y abrigo.

La escucho atenta porque debe estar desfogando lo que trae guardado desde que el infierno se desató.

»Es mi hijo, mi compañero, quizá fue egoísta de mi parte traerlo al mundo cuando sabía lo que venía, pero no pude, no tenía el soporte para hacerlo, ahora es él quien está a mi lado, cuida de mí incluso siendo tan chiquito...

Acaricio su mano dándole el apoyo que le negaron sus progenitores, diciéndole de manera no verbal que todo mejorará a partir de ahora. Llegamos al hospital, Nick la baja y voy tras ellos, los médicos se acercan, pero Lena voltea a verme, quiere a su pequeño.

Me agacho frente a ella y tomo su mano.

—Cuidaré de él mientras ellos se encargan de ti, te veré en tu habitación, ¿sí? Te prometo que lo cuidaré como si fuera mío.

Asiente y desaparece tras una puerta con los médicos. Al rato llegan Kallie y Lois con el pequeño que se aferra al cuello de mi novio.

—¿Todo bien? —pregunta.

—La han ingresado, pedí que le hagan un chequeo general —les informo—, y creo que a él también deberían hacérselo, no ha visto nunca a un médico.

—Esperemos a que ella salga —sugiere Kallie.

Nos dirigen a la que será su habitación y encontramos un sillón donde nos sentamos. Gryffin pregunta por su mamá, pero logramos distraerlo hasta que concilia el sueño sobre mi pecho. La noche se hace madrugada y me quedo dormida antes de que traigan a Lena.

6 de mayo, 2022

No me importa mover mis influencias y los "privilegios de ser famosa" al momento de pedir lo necesario para que esta chica esté cómoda. Me encargo de pagar su medicina y conseguir que le pongan una pequeña cama al lado para Gryffin que no quiere separarse de ella. La han aseado y su cabello que ayer lucía castaño hoy es un rubio casi tan claro como el mío.

—Eres un ángel —me dice llorosa—, no creo que algún día pueda pagarte por todo esto.

Niego.

—Solo recupérate, no hay nada que pagar, Lena.

Abraza a su pequeño que reposa la manita sobre el vientre de su mamá. Ella está desnutrida, pero Gryffin se encuentra en perfecto estado, lo que me indica que ha dejado de comer para que a él no le falte nada.

He reflexionado desde que desperté y pensé en el famoso proverbio chino que dice: «Dale un pez a un hombre y comerá hoy, enséñale a pescar y comerá toda su vida.» Puedo mantenerlos sin problema, pero apuesto a que si le doy la oportunidad de estudiar a Lena, ella será grande, no soy quien para impedirle ese crecimiento.

Tomo su mano y le hago la pregunta.

—Lo tuve a los diecisiete y sí, ya tenía una carrera en mente, pero es costoso, sin el apoyo de mis padres no podía hacerlo —me dice—. Me encanta la psicología, pero es un sueño que enterré hace mucho, ahora solo debo sacarlo adelante, es él quien me importa.

—Dije que te ayudaría, Lena —le recuerdo—. Tengo el dinero para apoyarte a cumplir ese sueño, te daré todas las facilidades para que puedas estudiar; hay una casa hogar donde cuidarán de ti y de Gryffin, velarán por él mientras estés en clase y tendrás lo necesario para que ambos se encuentren en buenas condiciones.

Sus ojos se enlagunan y niega, repitiendo que no puede aceptarlo, que es mucho y no puede pagarlo.

—Eres una guerrera, me lo has demostrado, te daré lo que necesites para que te saques adelante tanto a ti como a él, el dinero que pueda ofrecerte no durará por siempre, pero la educación la tendrás para el resto de tu vida, tendrás la herramienta para que seas grande, cariño. —Le sonrío—. La mejor paga es verte brillar junto a tu nene, no te sientas comprometida, no quiero un solo dólar de regreso.

Seca sus mejillas intentando controlar las lágrimas que no dejan de caer.

—Gracias —me sonríe—, muchas gracias, yo... voy a estar agradecida siempre, muchas gracias.

La dejo para salir al pasillo y poder llamar a Benjamin y pedirle que se encargue de todo. Nos dijeron que ella debía quedarse aquí por lo menos hasta mañana, apenas salga tendrá una cómoda alcoba en la casa hogar, investigué y el servicio es bueno.

Lexie llega con un sándwich, vino a acompañarme porque tanto Kallie como Lois debían ir a la oficina, mi novio prometió venir a acompañarme al mediodía, pero le aseguré que no había problema si no lograba escapar.

—Es una ternurita —me dice Lex viéndolos a través de la luna—, sé lo que es que tus padres te rechacen, pero con un bebé en camino... Dios, ella la ha pasado mal.

Privilegios, eso es lo que muchos poseemos pero no notamos hasta que tenemos un caso de no privilegiados en frente. Desde que me informé, he sabido que tengo privilegios y he intentado usarlos a favor de los que no, siempre que he podido. No donaba dinero solo porque Rosalie decía que me haría ver bien, lo hacía porque quería contribuir a que la brecha diferencial disminuyera. Ahora estoy usando mis privilegios directamente y me siento tan feliz de poder ayudar a personas que han señalado y rechazado durante estos años.

Tomo mi teléfono cuando suena y contesto con duda al ver que es un número privado de Los Ángeles.

—¿Hola? —pregunto, escucho ruido de fondo.

—¿Betty? —Inquieren, de inmediato me preocupo—. Hola, Hazel me pidió que te llamara.

Mierda, mierda, por favor que todo está bien.

—Sí... —soy cautelosa—, ¿Qué sucedió?

Escucho sirenas de fondo que logran ponerme ansiosa.

—Ella tuvo un accidente, pero no quiso llamar a Lois, me dijo que tú sabrías qué hacer.

Lexie se acerca preocupada y yo no sé qué demonios se supone que debo hacer.

—¿Hazel está bien?

—La están llevando en la ambulancia, ahora debo colgar porque iré con ella, ¿puedo comunicarme contigo si algo sucede? —le digo que sí y se dispone a finalizar la llamada pero logro escuchar como reniega de los paparazzi.

Hazel es para Lois lo que mamá y Kiara son para mí, no sé cómo carajos es que le dices a tu novio que su mamá se ha accidentado y estamos a horas de allá. Lexie sacude mi cuerpo pidiendo que le diga que pasa.

Espabilo, tengo miedo.

Llamo a Benjamín para que me consiga un vuelo lo antes posible a Los Ángeles, se ahorra las preguntas cuando le digo que es urgente.

—¿Puedes quedarte con ellos? Debo ver a Lois, Hazel ha tenido un accidente.

Cubre su boca y me dice que vaya, que ella los cuida. No logro despedirme de Lena ni de Gryffin, no me encuentro en mis cabales, no quiero asustarlos. De camino llamo a Lois y le pido que salga por la puerta lateral de su edificio, ahí no hay paparazzi.

—¿Todo bien?

—Debemos irnos —advierto—, ya conseguí el vuelo, solo sube, ¿si?

Frunce el ceño sin comprender, pero se monta en el auto que es seguido por Ivar y Taylor, mandé a Nick por los pasaportes y algo de ropa. Conduzco en dirección al punto que me indica el GPS, Benjamín consiguió el vuelo para dentro de media hora.

Lois pregunta, pero tengo miedo de decirle que quizá por mi culpa su mamá se encuentra en un hospital, joder, es que debí ponerle protección a Hazel también, no pensé que irían con ella.

—Me estás asustando, amor —indica cuando llegamos y le digo que baje.

Nick me alcanza la pequeña valija con lo que le pedí. Las lágrimas se acumulan en mis ojos y las escondo porque sé que estoy armando todo un drama y no lo pretendo pero consigo alarmarlo.

—Me llamó una amiga de Hazel —suelto, su ceño se frunce y da dos pasos más, acercándose a mí—. Yo... ella... está en el hospital, no me dijo más pero tuvo un accidente.

Hablé rápido, mas sé que me ha entendido. Tomo su mano, me preocupa que no reaccione, camina junto a mí y me ordeno centrarme porque quien ahora tiene a su mamá en el hospital es él, debo ser su sostén. Nos subimos al avión que prepara todo para el despegue, Lois se comporta como un robot, no habla y sus movimientos son limitados. Le envío un mensaje a Elián para informarle lo que sucedió y me responde diciendo que ya mismo consigue un boleto para Los Ángeles.

El vuelo se hace larguísimo porque no dejo de pensar en lo que ha pasado y Lois sigue sin hablar para cuando llegamos. Ya tenemos autos esperándonos, soy quien conduce porque él no se encuentra en condiciones de hacerlo, pero más vale que reaccione ya, no puedo tomar decisiones con respecto a la salud de su mamá.

El peso en mi consciencia incrementa cuando veo a todos los tiburones amontonados en la puerta del hospital, bajamos y la avalancha de cámaras viene contra nosotros, lo que lo hace salir del trance para protegerme del impacto.

Pedimos información entre flashes, Lois se impacienta y noto que en vez de soporte, estoy siendo un estorbo. Beso su mejilla y le pido disculpas otra vez llevándome las cámaras conmigo. Grita mi nombre llamándome, pero hago mi corazón duro y camino en dirección contraria. Las preguntas abundan y Nick hace lo posible para cubrirme junto a Daven que parece hastiado de que me quieran clavar los micrófonos por todos lados.

Ahora más que nunca detesto esto, porque se supone que debo servir de apoyo en esta situación que no resulta fácil para nadie que ame a su progenitora, pero estoy siendo toda una carga que trae consigo desastre. Lois no está molesto conmigo, al menos no aún, pero yo sí lo estoy, porque fui estúpida al creer que podía involucrarme con él y ser feliz sin arruinar todo. Lo ignoré tras lo sucedido con mi hermana, pero este incidente es el golpe de realidad que vino contra mí para que vea el desastre que llevo a cuestas.

Estos imbéciles no van a irse, pero al menos le he dado tiempo a Lois de que consiga información sobre su mamá, le pido a Nick que se quede a cuidar de ellos y Daven me sigue en dirección a mi departamento.

Rezo internamente para que Hazel se encuentre bien, porque si algo le sucede no podría perdonármelo.

8 de mayo, 2022

Lois: ¿Puedes venir ya? Mamá está bien, pide verte y yo también te extraño.

Ada: Me alegra, salúdala de mi parte. Cuidense.

Ir significa alterar a los tiburones otra vez, Nick me dijo que las aguas se habían calmado, no me apetece volver a moverlas. Daven se sienta a mi lado, es mayor que yo, así que de alguna manera me incomoda su mirada intensa.

—¿Por qué no vas?

Mis lágrimas se acumulan, estaba a nada de explotar y ese tipo de preguntas son las clásicas invitaciones a dejar ir lo que te está atormentando.

—No quiero arruinarlo más —susurro—, Hazel se accidentó por mi culpa, no puedo solo ir y empeorar la situación.

Me mira con ternura, no estoy segura de que sea una mirada que me agrade.

—No seas tonta —me regaña—, tú no has causado nada de esto, esos imbéciles lo han hecho.

—Pues esos imbéciles lo hacen porque ellos están relacionados conmigo.

Resopla.

—Lois te necesita junto a él —me recalca—, Nick me ha dicho que se ve más preocupado por ti que por su mamá. La señora se golpeó, pero no es nada grave, le pidieron que se quede unos días por precaución, pero no morirá.

—Él la adora —sorbo.

Asiente.

—Y ahora que se aseguró de que ella está en perfecto estado, requiere de tu presencia ahí, ese día no se veía molesto contigo. No te ha culpado nunca, Adara, Lois sabe que no puedes controlar esto.

Me cierro, no quiero enfrentar una realidad en la que él si está enfadado al punto de atreverse a romper conmigo. Me rehúso, prefiero dejarlo estar hasta que Hazel salga y pueda pensar con la cabeza fría.

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