CAPÍTULO 20


3 de enero, 2022

Termino de vestirme luego de la sesión de fotos que hice para una marca de maquillaje, Benjamin me espera fuera y me despido de todos saliendo del estudio.

—Tienes el resto de la tarde libre, disfrútala —me sonríe.

—Gracias. —Me subo al auto haciéndole una seña a Nick para que me siga—. ¿Te encargaste de Kiara?

Asiente.

Quise que se quedara y yo solucionaría lo de su escuela, pero no accedió, no puedo cambiar su ritmo de vida solo por una paranoia mía, por más que quiera; así que solo he reforzado su seguridad en Miami.

—¿Les diste mi numero?

—Sí, te llamarán si notan algún movimiento extraño.

—Vale, muchas gracias —le doy un beso en la mejilla y él palmea el vidrio cuando lo cierro.

Me dirijo al departamento de Lois, hace una hora me mandó un mensaje diciendo que estaba libre. Dejo el auto en el estacionamiento y le hago adiós a Nick con la mano, sabe que aquí estoy segura.

Subo a su piso, toco la puerta y su sonrisa radiante me recibe.

Rodea mi cintura con uno de sus brazos llevándome con él al interior del departamento. Me besa cortamente y, como ya se me hizo costumbre: suspiro.

Ríe.

—¿Quieres ayudarme a cocinar?

—Define ayudar.

—Ver mi trasero y parlotear alrededor —sonríe coqueto.

—Esa es una buena oferta, acepto.

Camino junto a él percibiendo el olor a... ¿chocolate?

—¿Qué preparas? —indago asomándome al bol.

—Brownies —responde tomando la batidora.

Está usando un mandilón verde que luce muy bien.

—¿Cómo te fue? —pregunta haciendo que deje de mirarlo.

—Bien, me la he pasado de estudio en estudio todo el día, toda la mañana estuve por Brooklyn y bajé al centro por la tarde.

Me escucha atento mientras bate la masa y pregunta curioso por lo que hago ahí, no me molesta hablar de mi trabajo así que no me hago rollos al explicarle todo lo que tengo que hacer.

El exceso de ropa empieza a fastidiarme, él lo nota.

—En el tercer cajón del armario hay pijamas, toma uno si gustas —me indica y le doy un beso en la mejilla agradecida.

Me despojo de la ropa pesada y vuelvo más cómoda con la camiseta holgada y el short que me llega a la pantorrilla.

—Lo luces mejor que yo —dice viéndome ingresar.

Modelo el pijama haciendo de la cocina mi pasarela personal y Lois silba nalgueándome. Doy un respingo y volteo a él que me mira coqueto.

—No inicies un juego que no podrás controlar.

Enarca una ceja y camina hacia mí.

—¿Qué no podré, dices?

Asiento, decidida.

—No queremos brownies quemados —indico con seguridad rodeándolo para ir a la sala y dejarme caer en el sofá, escucho su risa desde la cocina.

Llaman a la puerta.

—¿Esperas a alguien?

—No, debe ser Nick, ¿puedes abrir?

Asiento y me dirijo a la puerta donde una morena de ojos llamativos mira distraída su celular.

—Lois Aymerick, te estoy llama... —empieza pero se calla al verme.

—¿Hola?

—Joder, la rubia bonita —murmura en español.

Supongo que... ¿gracias? —respondo en el que parece su idioma natal.

Mamá siempre ha sido fanática de los idiomas, por lo que desde pequeñas nos hizo bilingües, tanto a Kiara como a mí.

—Hablas español —afirma—, por supuesto que hablas español, eres la jodida Adara Harmony, ¿dónde está ese imbécil? —Pasa haciéndose espacio y deja una jaula a la entrada—. ¡Lois Aymerick!

—Eh, calma fiera, ¿Qué haces aquí?

—Ella no es solo una rubia bonita, ¡es Adara Harmony! —le reprocha.

Admito que estoy muy interesada en la escena.

—Ada —me llama y camino hacia él—, ella es Kallie.

—Oh, encantada —extiendo mi mano—, este imbécil me ha hablado mucho de ti.

Parece aún anonadada, y parpadea.

—Él también me ha hablado de ti, desde que te vio, pero... ¡joder! —Toma mi mano y la aprieta ligeramente—. Kallie Reyes, encantada de conocerte.

—Espero que dejes por fin la molestia —señala Lois y ella hace como si no lo escuchara—, ¿qué sucedió?

—Debo viajar, hay un caso que se complicó en Washington y tengo que ir —informa—, solo será un par de días, pero necesito que cuides de Serafina.

Señala la jaula y es cuando noto la bola de pelos dentro.

—No quiero dejarla en uno de esos albergues, sabes como es.

Asiente y va por la gata sosteniéndola en sus brazos, ella lo mira con adoración y jamás había visto a un felino actuar así.

—Lo adora —resopla Kallie—, ni yo que soy su dueña obtengo esas miradas.

Rio.

—Perdona la reacción de hace rato —se disculpa—, es solo que... no ves a una de tus actrices preferidas en el departamento de tu mejor amigo todos los días.

Sonrío restándole importancia. Lois está distraído acariciando el pelaje de la gata que parece disfrutarlo mucho.

—Tienes todo ahí, si necesitas cualquier cosa me llamas, ¿vale? —avisa y él asiente—, los dejo, lamento interrumpir.

—Descuida, me alegra haberte conocido por fin —le sonrío.

—Igual —me da un breve abrazo.

Lois nos mira.

—Creo que voy a adoptarla —señala—, ella me ama mucho.

Kallie voltea los ojos y se va dándole un empujoncito de camino a la puerta. La gata salta de sus brazos cuando se va su dueña y viene a mí oliéndome las piernas.

—Creo que se pondrá celosa.

—Solo está reconociéndote —rodea mi cintura y me pega a su torso—, que te reconozca mientras beso esta boquita que me está llamando desde que llegaste.

Baja su boca a la mía y empieza con su misión; me besa sin prisa, tomándose el tiempo de darle atención a cada uno de mis labios, recibo gustosa los mordiscos y jadeo cuando presiona la mano en mi trasero, aprovecha eso para introducir su lengua y darle ligeros toques a la mía. Me aferro a su cabello sin querer que se aleje, maldiciendo mi absurda necesidad de oxígeno. No quiero respirar para vivir, quiero que Lois siga besándome, que lo haga hasta mi último aliento porque no conozco una sensación mejor que aquella instalada en mi pecho cuando acaricia mis labios de esta manera.

10 de enero, 2021

Le doy un último beso a Lois antes de bajar del auto.

—Voy a extrañarte —murmura sobre mis labios y presiona nuevamente regalándome otro más dulce—, mucho.

Me aferro a sus muñecas que se encuentran a los costados de mi rostro.

—Creo que podremos divertirnos con mi regalo de cumpleaños —sonrío—, también voy a extrañarte.

—Ya me descargué la aplicación —dice sugerente—, solo dime cuándo, bonita.

Deja otro beso en mi nariz y baja ayudándome con la maleta que recibe Nick. Lo abrazo por última vez para ir donde Benjamin que saluda a Lois con la mano.

Hago la cosa de voltear a verlo y me encuentro con su sonrisa que no dudo en corresponder. ¿Por qué será que ya lo extraño? Me estoy volviendo muy hormonal, joder, pero no puedo decir que lo odio, porque no es así.

Londres, ahí te voy, fría amiga.

16 de enero, 2022

Desayuno con Eli y Henry que me cuentan anécdotas de cuando él y su hermano eran pequeños.

—Era demasiado hiperactivo —se queja Elián—, recuerdo tenerlo alrededor todo el jodido día.

Sonrío y como otra de las tostadas de mi plato.

—¿Desea más huevos, señorita? —cuestiona Susie, su nana.

—Oh no, con esto está bien, muchas gracias.

Asiente y se retira.

—Bueno, él sigue siendo hiperactivo —vuelvo a la conversación sin notar el doble sentido de mi oración.

—No necesito esos datos, Adara —me reprocha Eli haciéndome sonrojar.

Me apresuro con el desayuno y me despido de ambos hombres para ir a mi reunión. Benja me espera con el auto, nos vamos al local donde fui citada.

—Tranquila, ellos saben que preguntas no deben hacer —me recuerda y asiento.

Las sesiones de terapia me han ayudado, pero aún me pone nerviosa estar frente a gente que puede tener la oportunidad de juzgarme.

Bajo cuando llegamos y espero a mi manager que posa la mano en mi espalda baja dándome el soporte que no sabía que necesitaba. Respiro y avanzo desechando la inseguridad con cada paso.

—Su alteza —Andrew hace una reverencia sonriéndome—. Bienvenida a Inglaterra, Princesa.

No puedo evitar sonreír con sinceridad, tiene un carisma que hizo el rodaje ameno.

—Me presento, Andrew Yates —extiende su mano—, supongo que eres la verdadera Adara Harmony.

—Oh, déjate de estupideces.

Ríe rodeando mis hombros con su brazo.

—Sabía que no podías tener el vocabulario tan limpio, supongo que la pasaremos mejor que durante las grabaciones.

Me encojo de hombros. Nos dan las indicaciones y un itinerario de los programas a los que asistiremos juntos.

—Prometo ser el ángel que guiará tu estancia aquí, ¿dónde estás hospedándote? —pregunta curioso.

—Casa de familia —me limito a responder, he visto que mencionan a "un chico" en redes, pero ninguna foto de Lois se ha filtrado aún.

—No sabía que tenías familia aquí —murmura.

—Pues la tengo —respondo tajante para que no siga dándole más vueltas.

Asiente. No dice nada más, ni durante el viaje, ni en el camerino del programa. Creo que la jodí.

—No es un tema del que quiera hablar ahora mismo —explico cuando nos dejan solos, asiente—, lo lamento.

—No hay problema, Adara —responde—, imagino que debes estar tensa por lo que sucedió, las escorias que salieron a hablar te dieron motivos para desconfiar y lo entiendo, pero creo haberme mostrado real ante ti.

—Vale, sí, lo sé y lo siento; soy nueva en esto de socializar con ustedes siendo yo y no quien fui por años —le sonrío—, ¿amigos?

Asiente. Conversamos sobre lo que hicimos en estos meses y vuelvo a omitir el tema de Lois, quiero mantener su privacidad el mayor tiempo posible.

—¿El viaje a Grecia fue con Sky? —indago, su novia fue muy agradable cuando la conocí.

—Terminamos.

—Vaya, lo siento mucho —admito que no esperaba la respuesta.

—Sí... las cosas no iban bien y decidió que engañarme era la mejor manera de terminar conmigo —frunce los labios.

Pongo una mano sobre su hombro dándole apoyo.

—Puedes tomarte un tiempo para ti, ya sabes, volver a ser el rubio codiciado de Europa. —Sonrío consiguiendo una ligera sonrisa de su parte también—. Anda, hazme una de esas trenzas que te encantan.

No tarda dejando mi cabello atado en una trenza francesa que me hace babear ante mi reflejo, es que no hay quien haga las trenzas como él.

Nos llaman informando que ya debemos entrar y la estilista pega grito al cielo cuando nota que he arruinado sus ondas.

—Igual me veo bella —le digo tranquilizándola—, todo está bien.

Nos reciben con aplausos y me siento junto a Andrew que dibuja esa sonrisa encantadora causándole un sonrojo a la presentadora. No es una entrevista muy larga, algunas preguntas sobre cómo nos llevamos, qué tal fue el rodaje y breves descripciones de nuestros personajes.

Me permito improvisar por primera vez, riendo cuando lo requiere y no cuando me avisan por el audífono. Terminamos y cada uno se mueve con su manager a la siguiente entrevista que es similar, así que no debemos variar lo que decimos. Nos sacan algunas fotos y en eso se basa buena parte de mi día.

Me alejo para contestar la llamada entrante.

—Hola a ti —saludo—, no olvides nuestra cita de hoy.

—No la olvidaría nunca, estoy mentalmente preparado para lo que se viene.

Rio.

—Te extraño. —Formo un puchero con mis labios.

—También te extraño —responde en medio de un suspiro—, no soy de extrañar personas y me está afectando.

—Me siento especial —me mofo.

—Lo eres —afirma—, ¿cómo te está yendo?

Le cuento lo que he hecho y le hablo un poco de Andrew, Benjamin me llama y con pesar me despido de Lois.

—Hoy a las siete.

—Estaré puntual.

Cuelgo y camino hacia mi manager. Una señorita retoca mi maquillaje, debo entrar a la última entrevista. Todos son agradables y me tratan como si no hubiese estado en el foco hace unos meses.

—Entonces... ¿no pasa nada entre ustedes? —indaga una de las panelistas y ambos negamos riendo.

—Andrew no es más que un buen amigo —aclaro—, nunca hubo ningún romance.

—Es una pena —comenta otra presentadora—, se ven tan bien juntos.

—Las relaciones no funcionan solo por la apariencia —responde And cortando el tema—. Existe todo un tema detrás que la belleza física no puede llegar a comprender.

Preguntan por los planes que tenemos a futuro y culminamos nuestra última tarea del día.

Me despido de todos y en el auto de camino a casa le pido a Benja que me deje en un hotel.

—¿Para qué? —Inquiere curioso—. ¿No te quedarás donde Elián?

—Sí, pero iré más tarde —sonrío—, tengo una cita con mi novio y no planeo postergarla, si sabes a qué me refiero.

Ríe negando y me deja en el hotel donde suelo hospedarme cuando vengo. Nick se queda conmigo, pero no sube, se queda abajo. Pido una habitación y no tardan en dármela.

Tengo un par de horas.

Cambio mi ropa por la que traje en el bolso y saco a mi amiguito verificando que tenga la batería llena.

Uso el tiempo libre para tomar unas cuantas fotos que envío a Lois a modo de inspiración, su respuesta no tarda en llegar iluminando mi pantalla.

—Joder, que rápido me prendes, ni siquiera me he tocado —oigo su voz enronquecida.

—Quiero ver —pido, sintiendo la humedad creciendo abajo.

Conecta su cámara y el cosquilleo se instala en mi vientre bajo haciéndome ansiarlo.

—Colócalo —ordena y lo hago, sé a qué se refiere.

Enciendo el juguete y dejo el teléfono en un ángulo que le permitirá verme en la cama, me pongo los airpods.

Gimo alto cuando vibra en ese punto que me hace estremecer.

—Mierda —jadeo.

Murmura cosas sucias mientras varía el patrón de vibraciones que me tiene gimiendo su nombre. Tanteo mi humedad e introduzco la otra parte del juguete.

—¿Me ves? —indago en medio de un gemido.

—Sí —gruñe, su voz agitada lo es todo—. Tócate, Brontë.

Paseo los dedos por mi piel sin dejar de mover el juguete en mi interior. Cierro los ojos imaginando que es él quien me acaricia, quien me pone a arder.

—Lois —gimo presionando la piel de mis pechos.

Lo escucho jadear en mi oído y cierro las piernas cuando aumenta la intensidad de la vibración. Dejo mi piel para aferrarme a algo porque siento que estoy tan cerca.

—Más —pido y me lo da logrando que mis gemidos sean lo único que se escucha en la habitación—, joder, sí.

—¿En qué piensas, Brontë?

Trago, su voz tiene efectos maravillosos sobre mí.

—Estás mordiendo mi piel —susurro arrastrando mis uñas por el valle de mis senos—, y me embistes con fiereza —muevo el juguete a mi antojo gimiendo con cada arremetida—. Bajas —señalo dejando mis dedos sobre mi clítoris hinchado—, tu lengua juega volviéndome loca—muevo las yemas haciéndome arquear la espalda.

Jodida imaginación que hace que todo se plasme con claridad, sin necesidad de esforzarme.

—Quiero morder, chupar y saborear tu cuerpo —anuncia empeorando mi situación—, hacer que te corras... y susurres en mi oído lo mucho que lo disfrutas.

Vuelve a jugar con el patrón de vibraciones y mis gemidos salen con más frecuencia al punto de gritar su nombre cuando el orgasmo me alcanza, poco después escucho su gruñido en mi oído y su respiración agitada logra ponerme cachonda otra vez.

—Otro —pido.

Escucho su risa que me distrae y no me prepara para el nuevo ritmo que desata dentro de mí. Me vuelvo papilla consiguiendo más de un orgasmo.

Linda noche para fantaseos y toqueteos a la distancia.

20 de enero, 2022

—No le he quitado la vista de encima, señorita —me dice el guardaespaldas que vigila a mi hermana—, sale de casa, va a la escuela y vuelve. La he notado pensativa, pero solo son lapsus, no tarda en recuperarse.

Asiento.

—Vale, gracias por informarme, cualquier otra cosa, así sea el mínimo cambio, avísame.

Guardo el teléfono en mi bolsillo y vuelvo donde Andrew que camina a mi lado adentrándonos en el anfiteatro que está repleto de seguidores.

Mi hermana no sale de mi mente, pero me repito que puede ser solo una paranoia mía alimentada por el mensaje que ese idiota envió para joderme. No he bajado la guardia, Kia está resguardada y no hay manera de que llegue a ella, no si no se lo permito y por supuesto que no lo haré.

Kiara Harmony es intocable.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top