CAPÍTULO 2


—¡Te di una maldita orden! —Rosalie alza la voz cuando estamos en el auto—. ¡Joder, Adara!

Miro al frente encontrándome con la mirada de Nick, uno de mis guardaespaldas, no luce contento.

—¡Deja de gritarme! —respondo volviéndome hacia ella—. ¡Si, la jodí, eso lo sé bien! ¡Debieron ponerme algún micrófono en la taza o yo qué sé! ¡Se supone que cuando estoy sola tengo mi maldita privacidad!

Me mira con cautela, algo que nunca antes había hecho y suelta algo que no esperaba.

—Fue tu amiga. —Sus palabras son como golpes que logran noquearme—. Kary vendió el audio a Connan Walters.

Kary.

¿Kary Miles?

¿Kary, la que me prestó sus plumones el primer día de clases y se convirtió en mi mejor amiga?

¿Kary, a quien le conté cada una de mis desastrosas citas?

¿Kary, con la que he llorado cuando desconfiaba de mi talento?

Sí, esa Kary.

No digo más, tengo sentimientos encontrados, pensaba aguantar la avalancha de críticas e insultos; sin embargo, no sé cómo sentirme con respecto a la traición de la única amiga que he tenido en todo este tiempo.

Me siento pequeña, tan pero tan pequeña.

Ya no sale una, sino que mis lágrimas van cayendo una tras otra sin que pueda detenerlas.

Lloro por lo ilusa que fui al creer y confiar.

Lloro porque amo lo que hago y esto va a mandar mi reputación al desagüe.

Lloro porque me he cansado de acumular y fingir.

Lo peor de todo es que no dicen mentiras. Sí, soy una perra falsa, pero no porque quiera, me he visto obligada a serlo, el miedo a arriesgarme a ser yo misma me ha jodido la vida.

Rosalie me da un apretón en la mano cuando llegamos; he de lucir desastrosa, ella jamás tiene esos gestos conmigo. Mis lágrimas no han dejado de caer, tenía tanto dentro y ni siquiera me había dado cuenta. Subo al ascensor que va a llevarme a mi apartamento, la escucho hablar por teléfono, pero es en vano, ni siquiera los mismísimos Vengadores de Marvel podrían limpiar esta mierda.

Me había adaptado a vivir con la fama y todo lo que esta involucra: falta de privacidad, rumores falsos y más. No me agradaba del todo seguir la imagen de impecabilidad, pero lograba sobrellevarlo. La situación empeoró cuando me obligaron a salir con Joset, su personaje podrá ser un caballero de ensueño, pero él es un imbécil. No era solo aguantar su mal aliento, sino sus críticas constantes a la falta de perfección de mi cuerpo, su jodido sentido de superioridad que me hacía menos cada que tenía la oportunidad. Fue mezclar el estrés de ser la señorita perfecta con la angustia de que existía la posibilidad de perder ese amor propio que había conseguido tras largos años de esfuerzo y terapia.

Cuando sus comentarios empezaron a importarme, me di cuenta del daño que me hacía. Volví a desconfiar, a mirar más tiempo mi reflejo en el espejo buscando las "imperfecciones" que había aprendido a amar y que él se encargaba de resaltar con asco. Empecé a temer de mí misma, le planteé la idea de dejar esa mierda a Rosalie, pero ella no me permitió argumentar siquiera, me dijo que no era posible: nuestra "relación" vendía.

Me dejo caer en el sofá, quiero silenciar mi mente, quiero desaparecer.

—Levántate —ordena mi manager, le duró poquísimo la compasión—. Tendrás una entrevista.

¿Una entrevista?

—Me quieres meter en la boca del lobo —respondo con frialdad—. No iré a ningún lado, la pantalla se fue a la mierda, no pienso mentir otra vez.

Me jalonea, soy su diamante en bruto, es obvio que no me dejará desfallecer tan fácil.

—¡Suéltame! —le reprocho, está lastimándome.

—¡Irás a la maldita entrevista con Connan Walters!

—¡Y con ese imbécil! —me escandalizo—. ¿¡Es que te falta sentido común!?

Camina de un lado a otro murmurando cosas para sí. Respira y me mira.

—Adara, tu reputación está yéndose a la mierda, el manager de Joset me ha llamado, quieren demandarte por romper el contrato de confidencialidad.

—Me importa un carajo, no saldré a decir otra sarta de mentiras, que juzguen todo lo que quieran. Que me digan mentirosa, porque lo soy, pero no pienso hundirme más a base de falsedades, ya comprobamos que eso no termina bien.

Resopla y sé que está enfadada, ella nunca resopla.

—¿Cómo demonios quieres que te saque de esto si no colaboras? —me dice con seriedad.

—Voy a colaborar cuando encuentres una manera en la que no mienta más —le respondo concluyendo nuestra conversación.

Ella quiere que yo mienta, que adorne la situación con palabras bonitas, no voy a hacerlo. Me mira con molestia, nunca me había negado a una orden suya, siempre replico pero termino cediendo al final. Suspira y gira dispuesta a irse.

¡Por fin! Necesito echar fuera todo lo que tengo dentro.

Tocan el timbre y se aproxima a abrir.

—¡Un escándalo! —exclama la voz chillona de Joset.

¿Por qué demonios todos chillan tan agudo? Un poco de paz para mis oídos es lo mínimo que pido.

—Vete a la mierda —respondo.

—Me importa un carajo lo que hagas con tu vida y tu reputación, pero no me metas en esto —se aproxima, quizá demasiado.

Rosalie es quien da órdenes y yo obedezco, en el caso de Joset es él quien ordena, su pobre manager solo se mueve a donde él manda.

—Tú propusiste toda esta farsa —le recuerdo, dándole un empujón en el pecho para que se aleje, no creo poder tolerar el hedor que sale de su boca al hablar.

—¡Porque pensé que eras sensata y que tus únicos defectos eran físicos! —Me señala con desprecio—. Me daba asco estar a tu lado, pero la relación vendía y eso nos convenía a ambos.

Asco.

Asco tengo yo de tenerlo tan cerca.

—Eres un hijo de perra —respondo, mi paciencia se agotó—. De quien deberías estar asqueado es de ti mismo, imagínate cargar con el peso de tu idiotez, no lo soportaría. ¿Te has puesto a pensar en lo tedioso que es aguantarte todo el maldito día y fingir que te adoro con todo mi corazón? ¿Besarte y aguantar tu aliento que apesta a alcantarilla? —Siento el veneno salir por mi boca—. No te preocupes, pagaré por haber roto el maldito contrato.

»Ahora, lárgate de mi apartamento, Joset.

Me observa sin decir nada más, con una mueca lo apremio para que se mueva y por fin lo hace, pero recuerdo algo último.

—¡Ah! —Sus ojos vuelven a mí—. Hazte el favor de ir a ver a un médico, debes estar pudriéndote por dentro y no solo metafóricamente.

Me mira confuso, lo que me hace rodar los ojos.

—¡Sí, soy una jodida perra ponzoñosa y mentirosa, pero por más que te desprecie no quiero verte bajo tierra! Ahora, lárgate que mirarte me consume el sistema nervioso y no en el mejor sentido.

Alza la barbilla con suficiencia y se aleja, su manager—que no dijo ni pío en la brevísima reunión— va tras él.

Rosalie pasa su mirada de la puerta a mí. El cabello perfecto que luce a diario se encuentra enmarañado, obra de sus propias manos que se la han pasado despeinándolo desde que el programa de Connan inició.

—Puedes irte que tampoco me apetece discutir más contigo —le indico—. Déjame estar sola y pensar por qué carajos acepté toda la mierda de fingir ser quien no soy.

»No soy una jodida princesa de Disney, nunca me interesó serlo, pero me convertiste en eso y como estúpida lo acepté, ahora estoy pagando las consecuencias. No tienes la culpa de esto, la única culpable soy yo.

Asiente.

—Evita salir, los paparazzi están afuera. Por lo que más quieras, no empeores la situación diciendo más "verdades" —recomienda haciendo referencia a lo que dije sobre las pobrezas de Connan—. No revises twitter, la situación no es bonita.

Se va, me quedo sola, tal como le pedí.

Siento un nudo en la garganta que me hace tragar duro antes de que suelte lo que he venido reteniendo. Lloro, ya no en silencio, lloro con la libertad de saber que no hay nadie escuchándome. Me despojo de la ropa que me puse en la mañana y de los tacones que me hacen doler los pies. Me quito el disfraz que visto a diario. Abrazo mi cuerpo semidesnudo que se sacude sin que pueda controlarlo.

¿En qué momento me perdí tanto?

¿Cómo no me di cuenta antes de que esto acabaría mal?

¿Por qué confié ciegamente en Kary?

Kary.

Tomo mi celular y limpio mis ojos para ver mejor, no me ha respondido el mensaje, pero grabo una nota de voz.

—¿Sabes que lo esperaba de todos menos de ti? Lo que resulta estúpido cuando no es la primera vez que me usas para obtener un beneficio, pero ya que, te excusé creyendo que eran tonterías de adolescentes, ahora veo que no —Soy consciente del tono lloroso de mi voz—. Espero y no vendas este audio también, aunque no me sorprendería si lo llegaras a hacer —río sarcástica—. Te consideraba mi amiga; la única, he de decir, confié tanto en ti como para contarte cada uno de mis miedos e inseguridades, sacaste ventaja de ello. Ojalá el viaje, la cirugía o lo que sea que hagas con el dinero valga lo suficiente como para destruir nuestra amistad.

»Sabías muy bien que no me gustaba estar en esta situación, que detestaba mentir, que lo que me detenía de hacerle frente a Rosalie era el escándalo y eso es justo lo que hiciste: un jodido escándalo. De alguna manera supongo que me has ayudado, has acabado con la farsa; claro que tu intención nunca fue echarme una mano, solo te interesó la recompensa de hundir en la mierda a Adara Harmony. Felicidades, lo has conseguido.

Envío el audio y aun cuando Rosalie me ha dicho que no entre a twitter, es ahí a donde me dirijo, quiero ver que tan fea está la cosa en redes.

Para empezar, #AdaraHarmonyIsOverParty es tendencia mundial, seguido de #AdaraHarmonyIsAPoisonousBitch y un par de hashtags más relacionados conmigo.

Entro a ver porque #Masoquista. Hay videos del programa de Connan, los reproduzco.

—Y ni siquiera es agradecida —le comenta una panelista que he visto en un par de ocasiones—, ¿viste como llamó a sus fanáticos?

—Así es, "imbéciles", vaya término para quienes han estado ahí apoyándola a lo largo de todos estos años.

¡En ningún momento llamé imbéciles a mis fanáticos! La mayoría de ellos son muy dulces, de quienes me quejaba era de aquellas personas que encuentras en la calle y ni siquiera te dicen hola, van directo y te clavan el teléfono en las narices para sacarte una foto. ¿Por qué tergiversan todo a su favor para hacerme lucir peor? Claro, porque mientras más jugosa y perjudicial sea la información, más fama y reconocimiento ganan ellos.

Me da algo de consuelo leer los tweets del hashtag y ver que hay quienes me apoyan y defienden.

"¿Es que acaso son tan sordos y ciegos? ¿No se dan cuenta de lo rota que se escucha su voz? Es una víctima más de la farándula. @AdaHarmony tienes mi completo apoyo. #AdaraHarmonyIsOverParty Psdt: estoy poniendo el # para que vean esto."

"Joder, la están llamando perra por no querer fingir una relación, un poco más de empatía, chicas. Está en todo su derecho de sentir desprecio por ello, aunque Joset fuese el tipo más guapo del mundo, eso no debería obligar a nadie a gustar de él".

"He visto a chicos hacer cosas mucho peores y nunca les ha caído tanto hate como a Ada, sean EMPÁTICOS, gente. El mundo de la fama no debe de ser tan fácil como nos lo pintan."

Paso horas leyendo los distintos tweets, tanto negativos como positivos; por cada diez negativos encuentro un positivo, quizá no es mucho el apoyo que tengo y creo que ni siquiera lo merezco, pero es algo y ese algo me hace sonreír con brevedad.

***

Tras una larga ducha me recuesto, mi teléfono suena y mi corazón se alegra al ver la foto de mamá en la pantalla.

—Mi niña —suspira y siento mis ojos enlagunarse otra vez—. ¡Esa perra me las va a pagar por lastimar a mi hermanita! —Es Kiara, escucho como mamá la calla, sonrío—. Tu hermana anda echando humo, parece toro embravecido —bromea pero de inmediato recupera su tono de seriedad—. ¿Cómo estás, cariño?

—Voy a estar bien —le aseguro.

—Ada, tienes veintidós años, no deberías estar lidiando con tanto a tan corta edad.

Ignoro lo que me dice, ella nunca se ha opuesto a mis decisiones, pero sé que hay algunas que no le agradan del todo.

—Te extraño. —Siento el nudo en la garganta otra vez.

—Y nosotras a ti. —La escucho sorber por la nariz—. Tu hermana debe presentar un trabajo, apenas lo termine estaremos contigo, lo prometo.

—Vale, las espero. —Seco mis mejillas que se encuentran húmedas debido a las lágrimas que habían salido sin permiso.

—Eres fuerte, Adara —me recuerda—, lo has sido siempre, cariño; no permitas que ellos te hagan olvidarlo. Confío en ti, creo en ti y tú lo haces también, que sus palabras no te cieguen. Te amo.

—Te amo.

Hablar con mamá siempre me ayuda, ella no es de las mamás empalagosas que te llenan de halagos y vítores, pero cuando ve que nos hace falta está ahí para decirnos lo que necesitamos escuchar.

Suspiro y me levanto. No he comido en todo el día, no quiero desmayarme ni nada por el estilo. Logro prepararme algo decente a pesar de que apesto cocinando, me alimento y me voy a dormir esperando que todo lo que ha sucedido en el día no sea más que un mal sueño.

Spoiler: no lo es.


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