CAPÍTULO 19


—Está precioso —susurro viendo el collar que descansa en un delicado cofre.

Lois lo toma y me lo pone. Me encanta, es tan lindo que creo estar babeando ante mi propio reflejo. Reviso la otra bolsa y el ejemplar me hace abrir la boca.

—¡Joder! Lois, te has pasado. —Huelo las páginas del libro y acaricio la cubierta forrada en tela—. Me encanta, muchas gracias.

El libro es divino, nunca había visto una edición así y en tan buen estado, la portada parece estar pintada a mano y cada línea está perfectamente definida.

Paso a la última bolsa... ¡ay, mierda!

—Ahora esto... —Leo el empaque y aclaro mi garganta—. La descripción promete...

Admito que estoy divagando sobre cómo y dónde podemos usar este nuevo juguete. Sonríe divertido porque seguro tengo el rostro de una persona que piensa en sexo con mucha frecuencia.

Besa mi mejilla y me indica que aquí es donde bajamos. Agradezco haber elegido un buen outfit, porque esto es formal, ¡estamos en el jodido Lincoln Center!

Me maravillo con lo majestuoso que es el lugar y Lois me ofrece su mano que tomo encantada. Nick viene detrás solo con Taylor, el lugar es seguro, así que no requerí a los demás.

Se me acercan un par de chicas y me abrazan efusivas preguntando si pueden sacarse una foto conmigo, sonrío y les concedo la foto.

¡Si así fueran todos! Amo interactuar con quienes me siguen, pero pido respeto cuando vayan a acercarse a mí, no soy una máquina, soy un ser humano tal y como ellas.

—¡Que pases una linda noche! —se despiden y me hacen adiós con la mano.

Vuelvo a pegarme a Lois y él muestra las entradas en su celular para que nos dejen pasar.

De afuera se veía increíble, por dentro es muchísimo mejor. Nos indican donde se encuentran nuestros asientos y no puedo borrar la sonrisa de mi rostro, ¡estamos en excelente lugar!

—Parece que elegí bien —dice despreocupado.

—Me estás dando un cumpleaños grandioso, Lois. —Entrelazo nuestros dedos y mi mirada se queda ahí por un par de segundos antes de volver a sus ojos—. Muchas gracias.

Deja un corto beso sobre mi mano y susurra un «lo mereces».

Le narro lo que hice luego de que se fue en la mañana y me escucha atento, mamá quedó encantada con su pastel y Kiara quiere llevarse a Lois para Miami con ellas.

—Ella podría secuestrarte —señalo divertida—, es ingeniosa para conseguir lo que quiere.

—Podría ir si tu mamá me enseña más sobre comida peruana —pacta y rio.

—Ese sería un buen trato.

Me callo porque las luces bajan y los murmullos se silencian. La orquesta empieza a tocar y los vellos se me erizan viendo el juego de iluminación. Resulta deleitante este tipo de arte; cautiva y te lleva de una realidad a otra, pierdo la mente en los bailarines que se desplazan con elegancia en el escenario. Los vestuarios son de otra dimensión, tan bien confeccionados para impregnarse con la esencia de la obra. Disfruto el tiempo que dura y me levanto a aplaudir cuando termina. Abrazo a Lois y agradezco por el regalo, hace mucho que no asistía a una obra de Ballet y esta puedo catalogarla en mi top.

Salimos encontrándonos con Nick y Lois me sostiene la cintura por detrás.

—Voy a vendarte los ojos porque falta la última parte de tu día especial —susurra en mi oído.

—¿Va a llevarme a su cuarto rojo, señor Aymerick? —bromeo, o quizá no...

Lo escucho reír y me conduce al auto sacando una venda del bolsillo. Dejo que me ciegue y me ponga tapones en los oídos.

—Debes saber que Nick estará ahí detrás todo el rato —advierto—, si vas a llevarme a algún hotel más te vale saber disimular.

Ríe, logro escucharlo.

—Dice la chica que tuvo dos orgasmos con su mamá, hermana y mejor amiga detrás de la puerta.

Está hablando fuerte para que pueda oírlo.

—Oh, cierra la boca, bien que te gustó.

—Nunca dije lo contrario. —Besa mi mejilla—. Ahora sí, nos vamos.

Tarareo una canción para acompañar mi sordera y ceguera, me balanceo en el asiento imaginando que estoy en una fiesta. No tarda mucho en volver a estacionar y abre la puerta del auto llevándome con él.

—Vale, vale —me aferro a su brazo—, quizá podrías ir más lento, voy a caerme y me gusta este vestido.

Me alza en brazos, ayudo rodeando sus hombros y recuesto mi mejilla en su pecho.

—No creo que estés siendo muy disimulado —lo regaño—, Nick debe saber que vas a follarme aquí.

Su pecho vibra y sé que está riendo, pero no me hace gracia, Nicky es como un papá para mí, es incómodo que sepa ese tipo de cosas.

Me baja con delicadeza y apoyo los pies en el suelo. Me quita los tapones y vuelve a susurrar.

—Voy a quitarte la venda—informa—, aguarda.

Vuelvo a ver y la música suena con un coro de «¡Sorpresa!» Lexie viene corriendo y me abraza junto con Kiara que trae un vestido lila divino.

—Nena, no se cumplen veintitrés todos los días —Besa mi mejilla.

Lois va con Eli dejándome a solas con Lex y mi hermana.

—Vamos a dejarlo todo ahí —me avisa—, porque hoy se baila hasta que no sintamos los pies. Dejé a Sarah con Hazel y Henry, parecían estar pasándola bien.

El dj pone una canción que me encanta y mi hermana me saca a la pista de baile donde se nos unen los demás mezclándonos entre la gente. Bailo como no lo he hecho en años y es que este cumpleaños es el menos soso que he tenido desde los quince.

Dejo a Kia con mi amiga y voy a la barra para conseguir un trago.

Pido y no tardan en entregármelo, pago y me volteo dispuesta a retirarme pero un tipejo se me cruza.

—Qué bonita rubia —murmura queriendo tocarme, pero soy rápida al momento de detener su mano.

Dejo mi trago en la barra.

—Aléjate —ordeno, pero el muy imbécil me empuja.

Me resigno y decido que es hora de poner en práctica lo que Nick me ha enseñado. Empujo su pecho para ganar espacio y poder moverme, pero la motivación me dura poco porque pronto tengo a Daven y Finn que me resguardan arruinándome la paliza que iba a darle.

Lois no tarda en llegar y le saco el dedo del medio al imbécil que ya no podré golpear.

Veo como la seguridad del local se lo lleva y agradezco a mis chicos porque se supone que hoy no trabajan, estaban aquí para divertirse.

—Voy a admitir que das miedo molesta —dice llevándome con él y entregándome otro vaso—, lo pedí para ti pero cuando volví ya no estabas.

Lo bebo y sonrío, nada mejor que un buen trago de tequila.

Ponen Delicate y tomo la mano de Lois llevándolo a la pista de baile. Cuando todo empezó a fluir entre nosotros esa canción fue la que se me vino a la mente. Sostiene mi cintura sonriendo mientras yo le canto emocionada la letra que me sé de memoria. Me muevo sintiendo la canción y él no se avergüenza al bailar conmigo, me sigue el ritmo y en algún punto empieza a cantar también.

Empiezo a saltar cuando ponen a Dua y Lois ríe antes de besarme.

Tantea mis labios antes de profundizar el beso introduciendo su lengua en mi boca, percibo un sabor de fresa que me hace sonreír, ladeo el rostro obteniendo algo más de sus labios y su agarre en mi cintura se ajusta pegando todo mi cuerpo al suyo. Mis manos suben a su cabello enredándose en sus hebras negras y disfruto otro de mis tantos regalos de cumpleaños.

—Feliz cumpleaños a mí —susurro cuando nos separa.

24 de diciembre, 2021

—Adelantaron la fecha de estreno —me informa Benja.

—¿De Epiphany? —indago dejándolo pasar.

Asiente, saluda a mamá y Kiara que se encuentran en la cocina.

—Lo lamento, Ada —saca su laptop sobre la mesita de la sala—, tu descanso no podrá darse, cariño. La campaña publicitaria empezará a inicios de enero, debemos viajar a Londres.

Vale, yo no contaba con eso; pero ese tipo de cambios suelen darse y no puedo hacer nada contra ello.

—No te preocupes. —Le sonrío comprensiva, no quiero que se sienta mal, no es su culpa—. Parece que volveremos a la fría Gran Bretaña, al menos podré ver a Eli.

Mamá me mira triste y le hago una seña para que no se preocupe.

—Mi agenda cambiará, ¿verdad?

Asiente.

—Estoy acomodando todo para darte días libres, tenemos hasta la primera semana de enero para completar tus compromisos en América, una vez en Londres no podremos darnos el lujo de volver, te agotarías demasiado.

Me siento junto a él y logramos adecuar mi agenda de modo que tengo tiempo para descansar y ser una persona normal.

—Lamento todo esto, Ada —niego.

—No controlas este tipo de eventos, tonto. —Palmeo su hombro—. Deja de preocuparte, son responsabilidades con las que debo cumplir.

—¿Todo bien con tu otro protagonista, verdad?

Andrew Yates, no creo que deba tener algún conflicto con él, nos llevamos bien durante el rodaje; incluso con todas mis limitaciones, logré agradarle. No salió a hablar de mí, guardó silencio cuando le preguntaron y dijo no conocerme lo suficiente como para opinar al respecto.

—Ningún compañero de Epiphany salió a declarar —respondo—, y mi relación con Andrew siempre fue cordial, pero hasta ahí; ya sabes, era Ada no social.

—Entonces no tenemos inconvenientes, voy a comprar los boletos para salir el diez de enero, ¿te parece? Las entrevistas y demás inician en la quincena, para que te adecues a la ciudad.

Asiento.

Lexie sale de ducharse y viene a abrazarlo, mamá lo invita a almorzar y él acepta. Parece realmente preocupado por los cambios por lo que vuelvo a repetirle que se relaje y que puedo manejarlo.

Vienen días agitados y por supuesto que mi descanso será solo un mito.

25 de diciembre, 2021

Conduzco hasta el edificio de Lois porque mi familia y yo fuimos invitadas a un desayuno navideño.

—Hazel es muy agradable —comenta mamá—, tiene muchos secretos de cocina que compartió conmigo. Quizá debí venir más temprano a ayudarla.

—Tranquila, mamá —resopla Kiara—, tiene a Lois, que de seguro es mejor ayudante que tú.

—Kiara Elizabeth —advierto—, ya bájale un par de tonos a tu descaro, cariño.

—Esta muchacha va a volverme loca —suspira mamá.

—Ya le dije, Sarah, puede adoptarme, así equilibra con ella —bromea Lexie.

Mamá voltea a verlas y sonríe.

—Lo he pensado y la verdad es que si quiero tenerte como hija, Lex.

Lo que inició como broma parece tornarse en un tema serio, porque no noto el tono de diversión en la voz de mamá. No puedo verlas por mucho tiempo porque vengo conduciendo, pero logro sentir la tensión.

—Oh, no llores, pequeña. —Detengo el auto en la luz roja y me permito girar el rostro, mamá le está secando la mejilla a mi amiga que ríe mientras más lágrimas caen—. Yo te quiero, Lexie.

Mamá cree estar mejorándolo, pero solo la hace llorar más y sé a qué se debe. Cuando ves a Lexie pareciera que es inquebrantable, tiene una sonrisa contagiosa que no te permite imaginar los problemas que puede tener detrás.

Avanzo las cuadras que restan ingresando al estacionamiento con Taylor y Daven en otro auto detrás de mí. Sacamos los regalos y nos montamos en el ascensor para llegar a su piso. Un efusivo Eli me recibe dándome el respectivo saludo.

—Me contó un pajarito llorón que te tendré por Londres —insinúa y asiento.

—El pajarito llorón quiere saludar a su novia, permiso —Lois llega a mí y rodea mi cuerpo, por el rabillo del ojo puedo ver cómo le saca la lengua a su hermano—. Feliz Navidad, Brontë.

Hazel me lo quita de encima viniendo a abrazarme, seguido de Henry que me da un abrazo fuerte, recalcándome que soy bienvenida en su casa.

Hacemos el intercambio de regalos y no puedo estar más encantada con los míos. Sonrío viendo la reacción de Lois cuando abre su bolsa, le guiño un ojo y niega suavemente.

El desayuno transcurre tranquilo, resulta agradable compartir con ellos un día como navidad, las risas no faltan y la relación entre Hazel y mamá parece ir cada vez mejor, se comparten recetas y secretos de cocina, mientras que con Henry puede hablar de lugares que siempre quiso visitar.

—Supongo que debes llevarte mi regalo —tantea provocándome.

Asiento.

—Me gusta, pero ya quiero verte usándolo —susurra acariciando mi nariz con la suya.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Estamos en su habitación, me ha traído con la excusa de querer enseñarme un libro, escucho las risas que provienen del comedor.

—Voy a extrañarte.

—Siempre podemos hacer llamadas calientes —sugiero sonriendo, no me apetece llorar ahora mismo, el corazón se me encoge de solo imaginar lo mucho que lo echaré de menos.

—No solo en el ámbito sexual —besa mis mejillas—, tu aroma, tus labios, tu piel, tus sonrisas...

Ahora quiero meterlo en mi maleta y llevármelo a Londres.

—¿Cómo va ese caso en el que estabas tan inmerso? —indago cambiando el tema.

—Kallie lo terminó y envió —responde distraído con mi cabello—, debemos esperar a que nos notifiquen.

Le debe estar costando, pero poco a poco parece lograrlo.

—¿Qué es lo que harás en Londres?

—Entrevistas, encuentros con fans, sesiones de fotos y demás.

—¿De qué va la película?

Le hago una breve reseña y le cuento algunos datos sobre Isabella, mi personaje.

—¿El ángel al final se queda con ella?

—Eso es spoiler —advierto.

Me dice que correrá el riesgo y se lo cuento sabiendo que no lo compartirá.

Isabella era feliz en la Tierra, aun cuando él le ha mostrado lo maravilloso que es allá arriba, no llenaba el espacio; al inicio no era más que un capricho del ángel, pero termina enamorándose de ella así que la libera y concede su deseo.

Asiente procesándolo y rio ante su reacción.

—El amor no siempre triunfa, ¿verdad?

Niego.

—Es un mito, ambos se amaban, pero no era suficiente.

—¿Fue fácil interpretarla?

Niego otra vez, ningún personaje lo es.

—Siempre debes ahondar en el personaje, necesitas entender cuál es su motivación para hacer las cosas, de lo contrario... es complicado representarla como lo merece —explico—. Isabella es chispeante, aun con todo lo que vivió; fue abandonada por sus padres y creció en un orfanato, pero siempre ha sabido encontrar la felicidad en las pequeñas cosas que la vida le ha otorgado.

—Ella se escucha fuerte...

—Lo es.

Besa mi frente.

—Oye... —lo llamo fijándome en lo que cuelga del techo.

—¿Sí?

Rio.

—Sabes que no hace falta poner un muérdago sobre tu cama para que puedas besarme, ¿verdad?

—Atrapado.

Me carcajeo más fuerte y él solo sonríe.

—Bueno, pero ahora debes besarme —pide.

—Vaya sacrificio —ironizo acercando mis labios a los suyos.

Nunca pensé que algo tan simple como un beso bajo el muérdago pudiera hacer mi corazón latir así de fuerte, pero ya ves... hasta lo más sencillo puede convertirse en una experiencia bonita cuando la vives con la persona indicada.

31 de diciembre, 2021

Sonrío viendo mi reflejo, quizá parezco una papa por el exceso de ropa, pero soy una papa divina.

Kiara se pasea en mi habitación robándome maquillaje.

—Afuera no hay calefacción —le recuerdo.

—El frío es mental —responde.

Lexie está igual de abrigada que yo, no podemos darnos el lujo de resfriarnos ahora, ella viaja en dos días y yo quizá tengo más tiempo para recuperarme, pero el resfrío siempre deja sus secuelas en mí.

—Somos papas sexis —repone bailando frente a mi espejo.

Mamá nos llama apurándonos, quedamos en encontrarnos con Lois y su familia en el centro de la ciudad, es tradición para nosotras pasar año nuevo ahí, al parecer para ellos también.

Salimos viéndonos como un escuadrón de mujeres poderosas que luchan contra el mal clima, salvo por Kiara que sigue con su mantra de "el frío es mental". Llegamos y el bullicio nos envuelve, falta poco para que sean las doce, llamo a Lois pero no escucho nada. Algunos me sonríen, devuelvo el gesto distraída.

Me toman la mano y volteo dispuesta a golpear pero el rostro de Lois me recibe aplacando mi demonio interno.

—Imbécil, por poco y te abofeteo —lo regaño.

Saludo a Hazel y Henry con la mano mientras recibo el abrazo cariñoso de Eli.

—Times Square está de locos —me dice—, pasé por ahí al mediodía y ya estaba repleto, no entiendo para qué aglomerarse cuando todo el espectáculo podemos verlo desde aquí sin estar apretujados.

Hay gente en donde estamos, pero no tanta como allá. La cuenta regresiva inicia y no puedo borrar mi sonrisa entonando los números que cada vez son menores. Se siente la emoción como si fuese la primera vez que vengo, la piel se me eriza y escucho a mis acompañantes corear también.

Cinco, cuatro, tres, dos uno... ¡Feliz Año Nuevo!

Recibo mi primer beso del dos mil veintidós, Lois me envuelve entre sus brazos causando infinitas sensaciones en mi cuerpo. Me sonríe al separar nuestros labios y procedo a saludar a los demás.

Mi celular vibra en mi mano y lo reviso esperando ver el nombre de Benja, pero no es él.

Desconocido: Por un 2022 con mucha diversión, copito.

Algo se congela dentro de mí y dejo de escuchar buscando con los ojos a mi hermana, me desespero al no hallarla, sabiendo que es la única manera en la que él puede joderme. Antes dije que no había mucha gente, pues ahora siento que estoy rodeada de una aglomeración que solo sirve de obstáculo para hallar a la pequeña rubia que me prometí cuidar.

—Hey, ¿Qué pasa? —Lois acuna mi rostro con sus manos—, mírame, respira.

No había notado lo rápido que mi pecho subía y bajaba, puedo oír los latidos de mi corazón, mis manos tiemblan y me aferro al abrigo de Lois mientras me inclino para seguir buscando. Él me obliga a mirarlo a los ojos y su azul consigue que me relaje lo suficiente como para hablar.

—Kiara.

Es más alto que yo por lo que tiene una mejor vista, no tarda en tomar mi mano y llevarme con él hasta mi hermana que está tomándole foto a un gigantesco muñeco de nieve.

La atraigo a mi pecho y ella intenta soltarse sin comprender qué sucede.

—¡Tenía una buena toma! —me reclama pero la ignoro besando su carita.

—Joder, no vuelvas a desaparecer así —le ruego.

Nota las lágrimas en mis ojos y frunce el ceño dejando la postura huraña.

—¿Qué pasó? —indaga.

Niego.

—Solo prométeme que no te meterás en apuros, ni expondrás tu vida —pido.

—Vale, sí, pero dime que sucede —exige.

Lois le rodea los hombros y la mira.

—Tu hermana se puso nostálgica y quería verte, eso es todo —miente por mí.

Kiara no se lo traga pero no insiste, solo me abraza calmando la angustia que sentí hace unos minutos. La apretujo y acaricio su cabello, me impregno de su olor recordándome la primera vez que la sostuve, era diminuta y yo estaba fascinada por el hecho de tener a alguien que me acompañara. No logro retenerla por mucho tiempo, pero me basta para volver a mi estado de calma. Vuelve a preguntar si todo está bien y cuando le respondo que sí, se va con mamá que no está lejos.

Lois me mira.

—Billy —me limito a responder—, le pediré a Benjamín que refuerce la protección en Miami, mi hermana no puede peligrar.

No puedo permitirme ser débil, no debo bajar la guardia, no cuando conozco los alcances que él puede tener.

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