CAPÍTULO 15


28 de noviembre, 2021

Tengo a Benjamin frente a mí mientras adjunto las fotos que Eli me ha entregado, no ha tardado mucho porque los retoques no fueron necesarios, al menos no en mi cuerpo. Me gusta el resultado final y los extras al aire libre me tienen sonriendo.

Copio y pego el comunicado y también agrego una captura del texto entre las fotos. Respiro profundo antes de volver a revisarlo con él, aun cuando ya lo hemos hecho alrededor de diez veces cada uno.

—¿Lista? —inquiere.

Hizo lo mismo que yo en twitter.

—Eso creo.

Presionamos la tecla al mismo tiempo y me tapo el rostro con las manos.

¡Joder!

Cierro la laptop porque no quiero ver, se me acabó la valentía, no me interesa saber nada de eso ahora mismo. Benja no piensa igual, él sí está atento a las reacciones y no logro descifrar las expresiones de su rostro.

Decido ignorarlo y seguir revisando lo bonitas que están las fotos, Elián me las ha dado tanto en físico como en digital; desde ya, sé que decoraré mi habitación en Nueva York con ellas.

Tomo uno de los brownies que trajo Benjamin y me lo meto en la boca, por un segundo pienso que aquello calmará mis nervios, pero no lo consigo. Mi intento de ignorar la situación falla porque no tardo en acompañar a mi manager en la lectura de los comentarios que abundan en la pantalla.

No faltan quienes expulsan mierda a través de sus palabras, pero el ser consciente de que no todo iría cien por ciento excelente me ayuda a tolerar la dosis de odio que recibo.

—Compraré tu boleto a Nueva York —dice dándole un apretón a mi mano—. Ya dijiste tu verdad, Adara, ahora solo déjalo estar. Has acabado con los rumores, poco a poco el tema se irá extinguiendo.

—¿Y si no? —inquiero con algo de temor.

—Pues será tema suyo. Sé que no estás acostumbrada a las críticas sobre tu comportamiento porque Rosalie siempre te ha controlado para que no salgas de lo estipulado —inicia—, pero si quieres ser tú misma, deberás aprender a lidiar con ello. La gente siempre va a encontrar algo que no le guste; estás en el ojo público, no digo que esté bien, pero las críticas no van a parar, Ada.

Asiento.

Me mencionó lo del psicólogo hace unos días y accedí, de verdad lo necesito, no debí dejar de ir, pero me sentía mejor y abandoné. He estado buscando terapistas en Nueva York y tengo unos cuantos que me han resultado interesantes.

»No quiero que te lastimen más, cariño —me sonríe—, verás que todo va a mejorar. Debes vivir a tu ritmo y según las decisiones que tomes, nadie más que .

Las yemas de sus dedos acarician mis nudillos y dejo caer mi cabeza en su hombro, no dice más, yo tampoco lo hago, pero un par de lágrimas caen humedeciendo mis mejillas.

Aprender a lidiar con las críticas va a darme la libertad de vivir lo que no he vivido durante todos estos años. Es algo que debo hacer, porque soy yo quien me limita y no me apetece seguir haciéndolo, voy a cortar las cadenas que me he puesto y seré quien quiero ser.

1 de diciembre, 2021

Nick, Finn y Taylor irán conmigo a Nueva York; además, Benja consiguió dos guardaespaldas más allá. Le pedí que por favor enviara protección tanto para mamá como para Kiara en Miami; no me fío de Billy, no sé qué quiere, pero no dejaré que las lastime para llegar a mí.

Termino de alistar mi maleta con solo lo indispensable para vivir allá. Tengo el departamento amoblado por lo que no tengo que mover nada más que mi cuerpo y algo de ropa. Lois está recostado en la cama viéndome ir de un lado a otro. Saco a Eros de la mesita de noche para meterlo en la maleta y me mira con una sonrisa pícara.

¿Será que podemos jugar un poquito?

Su índice se flexiona, está pidiendo que me acerque y, como buena chica en busca de diversión, lo hago. Me siento sobre su abdomen con mis piernas a cada lado de su torso, dejo el juguete sobre su pecho y él lo toma examinándolo. Una vez terminada su inspección, se inclina para empezar a besar mi cuello. Ladeo el rostro dándole más acceso y él abre la camisa de pijama haciendo suaves presiones hasta llegar al valle de mis senos. Mis ojos se cierran cuando lo siento morder mi piel, no es suave, pero tampoco lo suficientemente fuerte como para dejar una marca. Me remuevo sobre él, sus manos aprietan mis caderas y su boca se dirige a mi pezón cubierto por la tela haciéndome exhalar su nombre en medio de jadeos.

Se detiene, abraza mi cintura y nos voltea quedando sobre mí. Lois enciende a Eros y procede a bajar mi pijama junto con las bragas para acercar el juguete a mi clítoris.

—Mierda... —gimoteo aferrándome a su mano.

Levanto la pelvis queriendo más de la deliciosa descarga que me recorre de pies a cabeza, me retuerzo inquieta y los gemidos salen sin pudor alguno. Termina de abrir la camisa con sus dientes para darle completa atención a mis pechos, succiona mis pezones y muerde las aureolas volviéndome loca.

Introduce una parte del vibrador en mi interior y no sé a qué más aferrarme. Quiero cerrar las piernas, pero su cuerpo no me lo permite. Lois mueve el juguete de forma circular logrando que la sensación sea mil veces más placentera. Su boca vuelve a subir a mi cuello y lo acaricia con su nariz, la ligera mordida que le da a mi oreja es el detonante para llegar a mi tan ansiado orgasmo. Retira el juguete y lo deja a un costado, concentrándose en mis labios por primera vez. No termino de recuperar el aliento cuando él me lo quita nuevamente de la manera más tierna. Me besa perezosamente, delineando mis labios con suavidad. No quiero cambiar el ritmo, me encanta que me bese así.

—¿Qué tal estuvo? —pregunta sobre mis labios.

—Delicioso —respondo atrayéndolo a mi boca otra vez.

Lo beso otro poco y sonrío cuando siento el bulto ahí abajo. Mi mano se desliza a su entrepierna y él no me detiene, pero nos gira. Me bajo de su regazo, lo invito a ponerse de pie y, sin darle muchas vueltas al asunto, clavo las rodillas en el suelo. Lois me mira con los ojos oscurecidos haciendo que me moje aún más, no me pide parar pero tampoco me apresura, está dejándome tomar el control aquí.

Mis uñas se deslizan por su abdomen y sin prisa bajo el pantalón; su miembro se alza haciéndome salivar, y sí, definitivamente no es decepcionante. Lo acaricio con la yema de mis dedos, sintiendo como Lois tiembla bajo mi toque, ¡joder! que bien se siente.

Acerco mi lengua y jugueteo con el glande logrando que un jadeo salga de su boca, me encanta que no se cohíba. Complazco su zona sensible antes de introducirlo en mi boca; no logro cubrirlo todo, pero completo la labor con ayuda de mi mano. Paso un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, él nota que me incomoda y me ayuda reteniéndolo entre sus dedos.

—Ada —gime ajustando su agarre.

Aprieto las piernas ante la imagen que me regala, ¡que buena vista, joder! Toco sus testículos y presiono suavemente logrando más reacciones de su cuerpo. Su miembro entra y sale de mi boca brindándonos placer a ambos, percibo la tensión de sus músculos, pero es él quien me quita antes de que eyacule.

Consigo un par de gotas en mi brazo, no me molestan.

Limpio las comisuras de mis labios y me acerco a dejar un beso en su pelvis. Subo la mirada a él que sonríe satisfecho.

Me alza dejándome sobre la cama mientras él vuelve a ponerse el bóxer. Suspiro sonriéndole, me acurruco a su lado y paseo los dedos por su pecho.

—Me encanta esto —musito.

—También a mí.

Mantengo la calma por unos instantes, pero recuerdo que debo terminar con esa maleta, así que beso cortamente sus labios y me levanto. Desinfecto a Eros para volver a guardarlo en su empaque. Me coloco las bragas y continúo con mi tarea.

Mañana salgo de aquí, viajaré con Lois, Elián y Hazel, Lexie me dará el alcance luego porque debe viajar a Canadá para el rodaje de Wondrous.

—Terminé —suspiro sentándome sobre la valija para poder cerrarla.

Deslizo el cierre dando por finalizada mi misión. Me lanzo a la cama junto a Lois dejando que me haga piojito en la cabeza, es tan relajante...

—¿Te recojo mañana? —pregunta.

Niego con la cabeza.

—Te veré dentro del avión —respondo—, todavía no quiero involucrarlos en la mierda de las cámaras. Tú y tu familia merecen tranquilidad, Lois. No me apetece alterar tu vida de esa manera.

Asiente sin dejar de masajear mi cuero cabelludo.

—Viajaré con Nick, su familia va a mudarse también, al parecer su suegra vive a las afueras de la ciudad y les ofreció su casa.

—¿Taylor y Finn? —inquiere.

—Ellos irán mañana. Benja me dijo que él y Alex están pensando en mudarse también, Alex es de Nueva York y tiene un departamento allá, de esa manera estarían más cerca de nosotras.

—Papá vendrá a Nueva York —comenta—, quiere conocerte.

Giro mi cuerpo para poder mirarlo.

»Tranquila —sonríe—, no es un ogro.

Conocer a sus papás... también tenía planes de presentarlo con mamá, eso lo hace más jodidamente formal y asusta, pero atrae de la misma manera.

Después de la sesión de fotos hablamos sobre qué sucedería con respecto a la prensa, porque no pienso seguir encerrada cuando esté en Nueva York. Llegamos a la conclusión de que esperaríamos a ver qué sucede; seguiremos con nuestro tema y si la gente quiere murmurar, pues que lo haga.

—¿No tienes miedo de que la avalancha de prensa venga a tu trabajo? —inquiero con algo de temor, no me acobardo ante el desarrollo del sentimiento, pero sí ante las consecuencias que eso podría acarrear—. No es lo mismo ser amigo de una actriz famosa que ser quien sale con ella.

Posa su mano en mi mejilla y la acaricia con suavidad.

—Ada, me gustas —sonríe queriendo tranquilizarme—. No soy ajeno a todo lo que puede venir si lo nuestro se consolida, pero voy a lidiar con ello, bonita; no pienso detener esto, no cuando se siente tan bien.

Admito que resulta reconfortante que piense de ese modo, de lo contrario habría tenido que guardar mis sentimientos e ir extinguiéndolos. No todos están dispuestos a exponerse así y es comprensible; una vez dentro, tu vida cambia, lo hace por completo. Solo puedo corresponder sonriendo, no sé con exactitud qué decirle, porque de igual modo me apena ser quien —en algún momento— lo empuje a dejar la paz que posees al ser alguien "no famoso".

—¿Será que debo dejarte para que descanses? —pregunta jugando con un mechón de mi cabello.

Son las nueve de la noche y sí, quizá ya debería irme a dormir, mañana me toca madrugar, pero no me apetece que se vaya, por lo que niego.

—¿Diez minutos más?

—Vale —se inclina y besa mi nariz—, ¿a dónde es que irá Lexie para grabar esa película?

—Canadá —respondo—, se quedará allá hasta las fiestas, le dan unos días libres y luego debe volver.

Me pregunta por el proceso de rodaje y le explico todo, me escucha atento y resulta lindo que se interese y haga preguntas al respecto para que pueda explayarme más.

—¿Mesa italiana?

—Es una mesa de lectura —le explico—, juntan a todo el elenco antes del rodaje y leemos los guiones.

—¿Actúan en las mesas?

Sonrío.

—No, es solo una lectura, no actuamos, solo leemos los diálogos y los directores nos dan datos extras sobre cómo quieren que vaya cada escena o algún trasfondo que debamos saber para interpretar mejor al personaje.

Asiente comprendiendo.

—Debo ensayar bien las escenas que Benja mandará para las audiciones —suspiro—. Volveré a armar mi planificador para así organizar mejor mi tiempo.

—También debo llegar a ponerme al día con todo —comparte—. Kallie dice que está todo en orden y confío en ella pero me gusta revisar lo que se hizo de igual manera.

—¿Tienes un bufete de abogados?

—Nuestro mini imperio, como lo llama Kallie —sonríe—. Somos los dueños, he trabajado desde que estaba en la universidad con mi tío, lo que me permitió adquirir más conocimientos; eso me ha servido para, con el apoyo de Kallie, fundarlo. Ya tenemos tres años en esto y me enorgullece lo mucho que hemos crecido, al inicio eran pocos casos, pero mi tío fue pasándome clientes y eso nos ayudó a ganar tanto reconocimiento como respeto.

Noto el brillo en sus ojos al hablar de su trabajo y sonrío, somos opuestos totales con respecto a eso pero logro entender la pasión que siente por lo que ama. Le pido que me cuente más y lo hace, me explica por encima lo que hace en el trabajo y se escucha interesante. Transcurren más de diez minutos pero antes de que sean las doce lo despido deseándole buenas noches. Me aseo y duermo poniendo la alarma para que el sueño no me gane.

2 de diciembre, 2021

Nick camina junto a mí, nos dirigimos al área de embarque, veo a Lois al inicio de la fila y le sonrío. Sé que no puedo acercarme aún, si bien los paparazzi no me han seguido, siempre hay curiosos que toman fotos.

Un pequeño cuerpo choca contra mis piernas abrazándome, miro hacia abajo encontrándome con un tierno rostro.

—¡Eres la princesa! —exclama emocionada haciéndome sonreír.

Me agacho para estar a su tamaño y le correspondo el abrazo.

—Eres muy bonita —dice tomando mi cabello entre sus dedos.

—Casi tanto como tú —respondo con dulzura acariciando su mejilla regordeta—, ¿Cómo te llamas, pequeña?

—Lai... —no le da tiempo a responder porque me la arrebatan.

—¡Laila! —exclama una mujer que debe estar en sus cuarentas—. ¡Te he dicho que no hables con extraños!

Me acerco queriendo explicarle que la pequeña estaba bien pero me mira mal.

—No toques a mi hija otra vez, asesina —escupe haciendo que la gente alrededor empiece a murmurar.

Por instinto avanzo queriendo que retire lo dicho pero Nick me sostiene el brazo deteniéndome. Veo a la pequeña con lágrimas silenciosas cayendo de sus ojitos y aquello me estruja el corazón.

—Señora, esa es una acusación seria y hay testigos aquí, creo que le debe una disculpa a la señorita, quizá la convenza de no demandarla por difamación —interviene Lois.

La mujer tartamudea un «lo siento» y escapa del pequeño escándalo que armó.

Quisiera decir que no me ha afectado el adjetivo que usó para describirme, pero lo hace. No maté a nadie y soy consciente de ello, por lo que, aun cuando ha dolido, alzo el mentón reteniendo las lágrimas que insisten en caer.

No.

Me trago las lágrimas e ignoro las miradas curiosas que me lanzan, agradezco que nadie se atreva a apuntarme con su teléfono y hago mi trayecto al interior del avión dejando que me revisen.

Busco mi asiento y me ubico entre Lois y Nick, decido no hablar, porque sé que si lo hago corro el riesgo de romper a llorar. Solo le sonrío a modo de saludo y cierro los ojos queriendo dormir. Su mano toma la mía y le da un suave apretón, se lo devuelvo, no me suelta más que para abrochar mi cinturón. Mantengo los ojos cerrados hasta que el avión despega, ahí es cuando me dejo vencer por el sueño que termina con las bebidas que pasan ofreciendo. Nick me despierta porque sabe que no he desayunado y me obliga a alimentarme.

—¿Te sientes mejor, Ada? —inquiere Hazel amablemente y le sonrío asintiendo.

Debo haber quedado como una maleducada al no saludar, pero ella no denota ninguna molestia, al contrario, me sonríe.

—¿Cuánto falta para llegar? —le pregunto a Lois y me señala la pantalla que me informa lo cerca que estamos—, vaya, sí que dormí.

Me recuesto en su hombro y reposo lo poco que falta.

***

Abro las puertas de mi departamento y hago la cosa dramática de suspirar.

Hogar, dulce hogar.

Siempre me ha gustado más este departamento que el de Los Ángeles, quizá porque este lo elegí yo, lo compré a espaldas de Rosalie y pegó grito al cielo cuando se enteró, pero la compra estaba hecha y amaba haberlo adquirido.

Es espacioso, más que el de allá, tengo un pequeño gimnasio para ensayar y entrenar en casa, tres habitaciones espaciosas y un jacuzzi. La sala me hace sonreír recordando lo loco que fue ir por los sofás, tuve a Nick yendo de un lado a otro de encubierto para poder escoger unos que me flecharan.

—Lo han limpiado recién —me informa Nick—, Benjamin mandó a hacerlo ayer. Los chicos nuevos vendrán mañana para que los conozcas.

Agradezco y entro a mi habitación, la gran ventana me da una vista grandiosa de la ciudad, lo que será mucho mejor cuando anochezca.

Me siento cansada por lo que tomo una ducha y me refugio en el sueño el resto del día, Nick viene a verme y me informa que compró comida para ambos, nos alimentamos en silencio y vuelvo a la cama a dormir.

4 de diciembre, 2021

«Quería que tuvieras privacidad para escucharlos, por eso los envié antes, te amo. Mamá»

Son los casetes y junto a ellos un reproductor. No dudo en tomarlos y tardo un poco en entender cómo funciona, pero consigo hacerlo. Sonrío antes de darle play. El sonido de su voz dirigiéndose a mí hace que mi corazón salte emocionándose, mis mejillas se mojan debido a las lágrimas que no puedo ni quiero contener.

Mi papi me está hablando.

¡Joder, soy la persona más feliz!

Sé que vas a necesitarme, por eso dejo esto, quizá no sirva de mucho, mi niña, pero es lo más que puedo hacer. Me gustaría quedarme y acompañarte a lo largo de tu vida, pero no será posible, la enfermedad está consumiéndome.

Abrazo el reproductor sin querer detener las grabaciones, meto un casete tras otro, escuchando todo.

Ada, mi princesa guerrera, vas a ser grande, cariño, lo sé, veo todo ese potencial en ti; pero... ¿sabes que sucede con las personas grandes? Siempre intentan echarlas abajo y tú no debes caer, pequeña, debes luchar contra aquellos que quieran verte arruinada, porque tu luz nadie podrá apagarla, hazla brillar. Te amo, Adara Brontë, te amo tanto, nunca lo olvides. Veré tu luz desde donde sea que me encuentre y cuando lo haga sonreiré orgulloso porque eres mi hija, mi niña Harmony.

Siento los ojos tan hinchados que el sueño vuelve a vencerme, haciendo que duerma otro poco. Despierto casi a mediodía y en modo zombi me muevo por el apartamento, me aseo y me pongo algo de ropa decente.

Nick llega con los chicos nuevos y los saludo indicándoles que las formalidades están de más y pueden llamarme Ada o Adara. Deben rondar sus treinta años, Daven e Ivar, son grandes, más que Finn y Taylor pero menos que Nick, él sigue manteniendo la corona mayor. Se despiden de mí y me informan que cuidarán desde afuera. Nick me pide que coma lo que ha dejado en la cocina y que espera no verme durmiendo nuevamente.

Hago lo que me pide, no es como si quisiera enfermarme, me alimento despidiéndome de la chatarra. Mi salud es importante y en las últimas semanas solo he comido grasas, mi colesterol debe estar por los cielos.

Me pongo ropa para entrenar y me dirijo al mini gimnasio, pongo música concentrándome en el movimiento de mis músculos. No sé cuánto tiempo pasa pero estoy sudada cuando termino. Localizo el saco de boxeo y voy a por mis guantes para golpear un poco. Desquito todo con el pobre saco y sudo más de lo que he hecho en el último mes. Sé que mi cuerpo dolerá mañana, dolerá muchísimo, pero después de muchos años he descubierto que es un dolor agradable. Me ducho, más relajada, y ensayo lo que necesito para las audiciones.

Tengo un mensaje de Lois que leo con una sonrisa en el rostro.

Lois: Estoy cargado de trabajo, Kallie hizo todo bien, pero soy demasiado perfeccionista y necesito revisarlo de igual manera.

Lois: Puede que me tome algo de tiempo ponerme al día, lo lamento si estoy algo desaparecido.

Lois: Sigues gustándome, Brontë.

Adara: No iré a ningún lado, pierde cuidado.

Adara: Yo igual tengo mucho con lo que actualizarme, empezando por las audiciones. Aun cuando soy lo que buscan, debo hacerlo bien. Te extrañaré para los ensayos, pero creo que podré sobrevivir.

Adara: También sigues gustándome, Lois.

Cierro mi chat con el ojiazul y llamo a Lexie, está desocupada así que hablo con ella por videollamada.

—¡Qué precioso! —exclama pidiéndome que le muestre todo—, ¿me prestarás el gimnasio? Soy un cero con los ejercicios pero de solo verlo provoca entrenar un poco. ¡El saco! Joder, te he visto golpeando en las películas y te ves súper buena, quiero verte en acción cuando vaya.

Sonrío ya quiero convivir con ella.

—¿Qué tal Canadá?

Me cuenta que mañana es cuando debe ir al set porque harán la mesa italiana y está nerviosa.

—Estoy familiarizada con el guion —explica—, pero de igual manera me pone algo ansiosa la reunión de mañana. Creo que ya iré a dormir o terminaré desquitándome con la manicura.

Le regalo la mejor de mis sonrisas y nos despedimos.

Busco una receta sencilla en internet para cocinar, no sabe delicioso, pero es comestible.

Le tomo foto y se la envío a Lois con un «admira la belleza de mi cena». Sarcasmo, por supuesto. No espero respuestas inmediatas, sé que está ocupado, así que dejo el teléfono a un costado y voy a mi habitación para desempacar y ordenar mis cosas.

Decoro una de mis paredes con las fotos que me dio Eli deteniéndome en una donde salgo riendo con Lexie, nunca había reído así con Kary, nuestras fotos eran más que nada planeadas, las sonrisas del tipo foto.

Saco la ropa de mi maleta y organizo mi closet, tengo más prendas de invierno aquí, porque el clima es más frío que en California. Guardo los casetes de papá en un compartimiento al que solo yo tengo acceso, será mi tesoro.

Benjamin llama para asegurarse de que me encuentre bien.

—Nick no es exagerado, Adara —puede que esta sea la primera vez que se pone serio conmigo—, me dijo que no te veía bien.

Titubeo por un instante, pero su silencio es una advertencia de que requiere mi sinceridad, así que hablo.

—Lo que dijo esa señora me afectó un poco —confieso, me recuerdo que puedo abrirme a él con confianza—. Lo hizo porque tengo miedo de que así sea la manera en la que el mundo me ve y no es justo; ellos no conocen el trasfondo de las cosas, solo juzgan y ya.

»Además, escuché los audios que dejó papá, mis ojos se cansaron de llorar, fue por eso que dormí de más hoy.

—¿Viste al psicólogo?

—Tengo una lista de tres, ¿puedes checarlos y ver cual está disponible? Las tres son mujeres, no me siento cómoda con varones.

Me dice que lo hará y que intente centrar la mente en otras cosas, vendrá dentro de tres días y me ayudará a grabar los videos que debemos mandar.

—Vale, cuídate, me saludas a Alex —me despido y cuelgo.

Me abastecieron de comida incluyendo las palomitas de microondas, cojo un sobre y dejo que se cocine. Lo divido en distintos depósitos y salgo a invitárselo a los chicos.

Converso un poco con ellos, Daven me cuenta que tiene un nene de dos años, incluso me muestra un video y es la cosita más linda. Ivar por el contrario, es un soltero codiciado y digo codiciado porque tiene un cuerpo y una cara que pondrían a salivar a cualquier persona a la que le atraigan los varones. Está buenote, pero no es muy mi tipo, quizá porque ahora mismo mi tipo es un ojiazul de cabello negro ondeado que se encuentra perdido entre expedientes.

Les deseo buenas noches y me retiro a dormir. En los días de bajones, mi cama y almohada son mis mejores aliados, me acurruco, pongo algo de música y me dejo atrapar por Morfeo.

La luz de mi celular me hace despertar en la madrugada con la llegada de un mensaje.

Lois: Creo que ya copiaste mis habilidades culinarias.

Lois: Me provoca prepararte algo de comer.

Lois: Debes estar durmiendo, espero tengas dulces sueños.

Son las cuatro y él sigue despierto. Le marco.

—¿Esperabas mi mensaje para irte a dormir? —bromea—. Lamento despertarte.

—¿En qué consiste la comida? —inquiero ignorando la disculpa—, porque tengo la mente traviesa y está desviándose por otros lados.

Lo escucho reír.

—En lo que gustes, estoy dispuesto a complacer —responde.

—Qué bonita propuesta... bonita y caliente. Esperaré pacientemente a que culmines con tus deberes.

—Supongo que es un incentivo para apresurarme —puedo imaginarlo sonriendo.

—Voy a colgar porque estoy poniéndome caliente y tanto tú como yo debemos descansar —le envío un beso—. Que tengas sueños fogosos, si es conmigo mucho mejor.

—Ada...

Río antes de colgar.

¡Vaya inicio de día!

2/4

Robert Harmony tiene mi corazón.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top