CAPÍTULO 14
Lois
—¿Te gusta? —indaga mi hermano abrochándose el cinturón.
—Sí —respondo, enciendo el auto y lo miro—, me gusta.
—Es bonita, muy bonita —recalca.
Lo es, por supuesto que lo es, a primera vista es lo primero que te atrae de ella; sin embargo, cuando la conoces, ves algo que deslumbra mucho más que el rostro precioso que posee.
—Es fuerte —enumero con una sonrisa tonta—, sonríe aun cuando está cayéndose a pedazos; es pésima cocinando, pero resulta buena compañera en la cocina, disfruto bailar con ella como no lo he hecho con nadie más y he descubierto que me encanta ayudarla en sus ensayos.
Sí, me gusta.
Hago que el auto avance y recorro el estacionamiento en busca de la salida, su respuesta no tarda en llegar.
—Sabes lo que creo con respecto a las relaciones, hermano —que no empiece, por favor—, pero ella me agrada, le voy a confiar tu corazón.
—Y sabes lo que yo opino —replico. El portero me saluda con un asentimiento de cabeza antes de autorizar mi salida, le respondo de igual manera y vuelvo la atención a mi hermano—. No porque esa tarántula te haya lastimado, todas van a hacerlo. Hay chicas buenas, Eli.
—No quiero nada ahora, no me apetece que me rompan nuevamente —concluye.
No le discuto, he aprendido a respetar su forma de pensar, sé que en algún momento dejará caer esa coraza y volverá a enamorarse; así sea de sí mismo, eso me encantaría.
—Me desagrada Connan —gruñe, y vuelve con el discurso que vengo escuchando desde el escándalo que involucró a Ada—, es que mira cuantos paparazzi hay aquí.
Los flashes apuntan cuando las puertas se abren, pero se detienen al ver que no traemos nada interesante.
—¿Estás saliendo con ella? —inquiere.
—Eso creo, aun no le hemos puesto nombre a lo que sea que sucede entre nosotros, pero ella me gusta y yo le gusto.
Asiente y cambia el tema hablándome de papá.
—Ya no quiere pasar navidad con la tía Josephine —me informa.
—Le diré que venga, hace años que no lo vemos para navidad —salgo del barrio de Ada—. A mamá no va a molestarle, ama chismear con él.
No recuerdo haberla pasado mal cuando mis papás se divorciaron, quizá porque su relación no cambió, seguían las bromas y las reuniones familiares, lo único distinto era que ya no eran cariñosos el uno con el otro; eso no me afectaba directamente, así que no le di importancia. Papá venía a vernos o nosotros íbamos a Londres a pasar tiempo con él, aún éramos una familia.
—¿Sabes que me gusta de ti, hermanito? —pregunta Eli tras un rato estando callado—, eres tan... vi cómo te chocó toda la mierda de elegir una profesión, pero supiste sobrellevarlo, aprendiste a lidiar con tus ataques de ansiedad, no faltabas a ninguna cita con tu psicólogo y lograste salir.
»Ahora eres excelente en lo que haces, no importa si no duermes, estás ahí comprometido con lo que amas. Te amas y sabes amar. Cuando rompiste con tu novia de la universidad pensé que te vería roto y me mentalicé que debía sacarte del hoyo, pero nunca caíste; lo aceptaste, supiste que había llegado a su fin y no refutaste.
»No temes enamorarte, a pesar de que te han lastimado. Notaste que Ada te agradaba más de lo que se supone hace una amiga y no dudaste en decírselo. Ahora no te veo más feliz, porque nunca dejaste de serlo, pero tienes un brillo distinto que resulta agradable.
Me estaciono en el primer lugar disponible que encuentro porque esto aparenta ser una conversación seria.
—Siempre he sabido que eras más fuerte que yo —confiesa y veo como sus lágrimas se acumulan—, solo quiero saber ¿Cómo lo haces?
Tomo su mano y le doy un apretón.
—Hay cosas que no podemos conseguir por nuestra cuenta, hermanito —le sonrío—, necesitamos la ayuda de un profesional y eso no es nada de lo que debamos avergonzarnos. ¿Sabes? Sigo yendo a terapia, porque sé que mi salud mental es lo más importante, si mi mente se debilita entonces los miedos pueden atacarme y echarme abajo.
»No naces fuerte, Eli, la vida y las experiencias te obligan a serlo. Yo sé que vas a conseguirlo, porque te conozco y sé de qué estás hecho.
Me sonríe triste. Libero mi cuerpo del cinturón de seguridad y lo atraigo para un abrazo. Su torso se sacude, mi reacción es estrecharlo con fuerza contra mí; el bullicio de los autos alrededor le quitan privacidad al momento, pero me concentro en hacerle saber —de manera no verbal— que me tiene para lo que necesite. Puede ser el mayor; sin embargo, siempre será mi hermanito.
—No quiero decepcionar a Ada —confiesa lloroso—, no solo porque salga contigo, la admiro mucho como actriz y no me gustaría que se lleve un mal concepto de mí.
Palmeo su hombro y lo alejo lo suficiente para poder acunar su rostro con mis manos.
—Ella ha visto tu trabajo —le recuerdo—, y parece feliz con lo que tienes planeado. Sé que va a gustarle, pierde cuidado.
Seca sus mejillas y sonríe recuperando su postura.
—Anda, conduce, mamá puede querernos fuera, pero muy en el fondo nos extraña.
Revuelvo su cabello y me ubico en mi asiento para emprender el camino de regreso a casa. No volvemos a tocar el tema y lo entiendo, estaré para él cuando lo decida, pero no forzaré nada; no quiero que se aleje.
Mamá nos espera con la cena lista y conversamos un poco antes de irnos a dormir. Le envío un mensaje de buenas noches a Ada y pongo la alarma para levantarme por la mañana.
—¡Arriba! —me quitan la sábana haciendo que me levante de golpe.
—¡Joder! ¿Es que no sabes despertar de buen modo? —gruño estrujando mis ojos—. Ni siquiera son las siete.
Aclaro la vista, él ya está bañado y vestido.
—Siete y diez, saltaste tu alarma.
Mierda.
—Vale, vale, ya me alisto.
—Apúrate o te dejo.
El del auto soy yo, pero él va a dejarme, claro.
—¡Envíale la dirección a Ada! —grito desde el baño.
No tardo mucho, me pongo ropa cómoda porque sé que tendremos que movernos de un escenario a otro y no me apetece tener las extremidades tiesas. Ayudo a mi hermano con lo que va a llevar y le doy un beso de despedida a mamá antes de salir camino al estudio.
Conduzco por alrededor de veinte minutos en los que Elián repite sin cesar lo que debe hacer en cuanto lleguemos. El GPS me indica cuando he concluído el viaje, pero lo sé antes de que lo mencione porque veo a Adara bajar del auto que se encuentra frente a un edificio sofisticado, estaciono delante de ella. Su cabello rubio está atado en un moño desordenado y no sé por qué la encuentro incluso más atractiva. Otro auto estaciona delante de mí y su abogado —ahora manager— desciende de él. Me saluda alzando la mano, hago lo mismo.
Aseguro el vehículo y me acerco a Ada rodeando su cintura, gira entre mis brazos y sonríe. Mira a los costados y detrás de mí antes de darme un beso corto en los labios. Siento como Nick me observa, quizá no sea su papá realmente, pero tengo entendido que es algo parecido, por lo que logra intimidarme un poco. Lo saludo con un asentimiento de cabeza y me corresponde.
—¡Guapo! —exclama Lexie llegando cuando ya vamos a entrar.
Le sonrío y ella pasa saludando a todos con esa chispa coqueta que tiene, se detiene frente a Ada y la abraza besando su mejilla. Hablan acerca de que un "Lucas" fue bastante generoso esa mañana y me pregunto si es su novio o algún vecino dándole azúcar, decido no intervenir.
Apenas entramos Elián empieza a dictar tareas, por supuesto soy su esclavo número uno. No sé para qué funciona cada instrumento, pero sé los nombres y cómo ubicarlos, así que es lo que se me encomienda.
Mi hermano habla con Benjamin y parecen concluir ciertos detalles.
Me siento huyendo de las órdenes de Eli y llamo a Kallie para que me informe cómo terminó el tema de ayer.
—Todo está bien, Lois —se exaspera—. Tenemos la misma preparación y amo el mini imperio tanto como tú, es nuestro, ¿lo recuerdas?
—Vale, pero... sabes que puedes llamarme si cualquier cosa se sale de control —le recuerdo.
—Disfruta del sol de Los Ángeles y deja de joder —me regaña—. Solo te contestaré si me cuentas sobre la tal Betty
Rio, conozco a Kallie desde hace seis años, ha sido mi amiga desde entonces y no suelo ocultarle cosas, pero con Ada las cosas son distintas, no puedo andar revelando su identidad por ahí sin tener su consentimiento.
—Ya te dije, me gusta —la veo salir por la puerta de uno de los cubículos, sonrío—, y creo que yo le gusto también.
—Uf, la misma información de siempre —se queja—. Quiero chismear, amigo y no me lo permites. Creo que terminaré nuestra amistad, sin chismes no se puede vivir y tú no das tu aporte diario.
Drama Queen, sí.
—Debo colgar —advierto—, no hagas tonterías y no te acuestes con Roger otra vez.
—Ups —puedo imaginarla sonriendo.
—Kalliope...
—Adiosito, debo irme, besos.
Pongo los ojos en blanco, me voy un mes y ya anda pecando otra vez con el ex que solo la usa.
Salgo de mi escondite y avanzo hasta donde se encuentra Adara, está con una bata y no tiene una pizca de maquillaje en el rostro. Sus pecas son más notorias, lo que consigue darle un toque tierno a su apariencia.
Eli está listo con su cámara, termino de ubicar los instrumentos de iluminación y demás siendo supervisado por mi hermano, me da el visto bueno y pide que me voltee o vaya a cualquier otro lugar.
Ada se sonroja cuando me ve, estoy suponiendo que esta es la foto donde estará desnuda. Me tiento a bromear sobre yo viendo todo lo que esconde la bata, pero no estamos solos y ellos no tienen que saberlo. Le sonrío y me volteo yendo donde los guardaespaldas que se encuentran mirando al exterior por las ventanas.
—¿Los paparazzi no los siguieron? —le pregunto al que creo es Taylor.
Niega.
—No hubo ninguno cuando salimos, me tocó revisar el exterior en la noche y estaban disipándose, no tengo idea de qué sucedió —me cuenta haciendo que frunza el ceño.
¿Cómo es que pierden el interés de un minuto a otro?
—Eso es raro —suelto intentando encontrarle una explicación.
—Lo sé —responde—, han pasado la noche fuera del edificio durante más de un mes, y de repente se fueron, no solo unos cuantos, todos.
Algo no me cuadra.
Conversamos otro poco, me pregunta en qué trabajo y hablamos de ello hasta que Lexie me llama informando que terminaron y ya puedo volver.
Le doy una palmada en el hombro y me retiro a ver a Ada que me da el alcance envuelta en la bata nuevamente. El corto trayecto me permite verla en su ambiente, rodeada de luces y reflectores que se acoplan sin dificultad a su figura. Se detiene frente a mí con las mejillas encendidas.
—Yo... —balbucea un poco y sonrío—. Gracias por retirarte, es decir... sé que ya me viste y no debería avergonzarme, pero... ya sabes... no es...
Acuno su rostro y la beso suavemente tragándome su tartamudeo, suspira y pareciera que fuese a desvanecerse por lo que abrazo su cintura con uno de mis brazos.
—Lo entiendo —susurro sobre sus labios—, ve y ponte sexy para las fotos, Lex te espera.
Asiente como saliendo del trance y suelto mi agarre con lentitud hasta que consigue erguirse. Lexie viene a darle el encuentro, cuando la ve entrecierra sus ojos hacia mí.
—¡Me la has dejado tonta! —exclama haciéndome reír.
Las veo irse y me acerco a mi hermano para ver las fotos que tomó pero me dice que espere, lo ayudo a cambiar el escenario y terminamos para cuando Ada vuelve. Viene descalza y Lexie la sigue con las manos ocupadas. Las veo luchar con las zapatillas, que al parecer ya quebró porque no tarda tanto como solían hacer mis compañeras al obtener unas nuevas. Protege sus dedos, se las coloca para luego ponerse de pie y comprobar si son cómodas; su sonrisa y los pulgares hacia arriba son un claro "sí".
La observo con detenimiento, está usando el tutú que se probó ayer y la lencería que compró, luce preciosa. Estira un poco y calienta antes de empezar.
Eli le pide que baile y pone algo de música para que le sea más fácil hacerlo. Adara se desliza alrededor del espacio que tiene dando giros y moviéndose con gracia. Me fascina la elegancia con la cual cae y vuelve a alzarse. Sus ojos traviesos se encuentran con los míos en ocasiones robándome sonrisas; mi hermano la regaña y ella se disculpa volviendo la vista a la cámara. La cuarta canción termina y con ello su baile. Ada viene hacia mí rodeándome el cuello con los brazos mientras mi hermano revisa las fotos que tomó.
—Siempre me ha gustado bailar sola —comenta—, no sé por qué es que te he echado de menos, supongo que ya me marcaste de algún modo.
Palpo su cintura deleitándome con el roce de la piel desnuda, ella enarca una ceja y sonrío. Baja la vista a sus pechos invitándome a imitarla, noto la respuesta de sus pezones ante mi toque. Mi cuerpo no tarda en reaccionar y mi situación empeora cuando acaricia mi nuca con sus uñas. Cierro los ojos porque la sensación es jodidamente placentera. Suelta una risita cuando se percata de que tengo un lío que solucionar en mis pantalones.
—También sé cómo ponerte en apuros, Lois —susurra en mi oído.
Me cuesta dejarla ir, pero Elián la llama y no quiero que reciba otro regaño por mi culpa. Sonríe pícara y se aleja, no sé si es idea mía o si ella en serio menea las caderas en el camino de regreso.
Terminan con las fotos de su rostro que son las que menos tiempo toman. Ada vuelve a vestirse y empacamos todo para ir donde tomarán las fotos del exterior.
Me retiro al baño para mojarme la cara e intentar que la erección baje, me cuesta porque no puedo sacar a la chica de mi mente, pero finalmente lo consigo. Salgo y encuentro a Ada con Benjamin, parece que hablan de un tema serio por lo que no me acerco, voy directo a la salida.
Subo a mi auto acompañado de mi hermano y enciendo el GPS para orientarme a donde tenemos que llegar. Los demás autos nos siguen, espero que no estemos llamando la atención.
—Benjamin está preocupado —comenta Elián—. No se explica cómo es que los paparazzi desaparecieron solo porque sí.
—También me resulta extraño —respondo—, y no fueron solo algunos, Taylor me dijo que todos se habían ido.
Sé que debería ser algo bueno porque a fin de cuentas dejarán de perseguir y acosar a Adara, pero es raro que todos decidieran respetar a la vez. Eli se pierde en su teléfono y conduzco en silencio siguiendo las indicaciones que me brindan.
—He revisado todo —habla mi hermano llamando mi atención—, no hay nada, ninguna explicación.
Asumo que habla de los paparazzi. Llegamos y me estaciono dejando espacio atrás para que los demás autos lo hagan también.
—Le voy a preguntar a Benjamin —le digo a Eli.
Él asiente y baja del vehículo.
Ada está distraída conversando con Lexie así que voy directo donde su manager que me escucha atento y responde preocupado.
—Tengo algunos contactos y he recurrido a ellos —inicia—. Me dijeron que los amenazaron, que si no dejaban de acosarla iban a arrepentirse.
—¿Billy? —inquiero y él asiente.
—Sí, la descripción de Adara coincide con la que ellos me dieron —responde—. Me preocupa, creo que contrataré a un par de guardaespaldas más. Nick la entrenó cuando Ada empezó, pero ella misma confesó que cuando de él se trata no puede hacer mucho, no quiero correr riesgos.
—El miedo que le tiene no es normal —suelto con cautela sin querer que me malinterprete, pero él concuerda.
—Hablé con ella de lo mismo y aceptó volver con un psicólogo cuando se mude a Nueva York. Ada sabe que no está bien, mucho menos con todo lo que ha tenido que lidiar en las últimas semanas.
»Espero no te moleste, pero me dijo que algo estaba pasando entre ustedes; es decisión de ambos si lo harán público o no, solo pido que me lo hagan saber para ver una manera en que no los afecte.
Asiento de acuerdo con lo que dice y me sonríe antes de retirarse.
Volteo y me sobresalto ante el impacto de un cuerpo pequeño. Ada me sonríe y hace piquito con los labios haciéndome imposible negarle el beso que pide. Me inclino hacia ella besándola cortamente.
—Debo hablar contigo —se sonroja—. ¿Crees que puedas pasar a mi departamento después de esto?
—Claro —respondo—, ¿realmente quieres hablar? Porque ese sonrojo me hace creer que lo que realmente quieres es usar mis habilidades kamasutrales.
Tartamudea haciéndome sonreír.
»Estoy bromeando, oye —la atraigo a mi pecho—, podemos hablar o hacer lo que gustes.
—¡Deja de distraer a mi modelo! —grita mi hermano con cámara en mano.
La rubia se deshace del abrazo dramáticamente alejándose con lentitud.
—Vale, vamos a comer y quiero que actúes como lo harías si no hubiese cámaras, ni siquiera usaré los difusores y reflectores, serán naturales —indica Elián—, quiero verte a ti, Ada.
Ella asiente y los guardaespaldas sacan la comida que supongo compraron cuando estábamos en el estudio. Eli acomoda el espacio para una especie de picnic y todos nos sentamos alrededor de la comida.
Me gusta la naturalidad que demuestra Adara al moverse de un lado a otro sirviendo la comida. Quizá no sepa cocinar, pero sí es buena anfitriona. Lexie suelta una que otra broma haciéndola reír, gesto que mi hermano no pierde de vista.
Me sorprende la confianza que tienen unos con los otros; Ada no es altiva, pero sí deja escapar una chispa que puede resultar intimidante si no sabes lidiar con ella. Taylor y Finn la molestan con la comida haciéndola sonreír. Se deleita comiendo y denota una tranquilidad impresionante, quizá porque está rodeada de personas en las que confía o porque no hay gente extraña alrededor.
No tengo idea de cómo es que mi hermano encontró este sitio, pero resulta agradable no ver aglomeraciones rodeandonos. Los árboles hacen del ambiente uno fresco y los pajarillos cantando nos otorgan música que calma y relaja.
—Aprovechando que Lois está aquí —inicia Lexie llamando la atención de todos—, ¿no quieren enseñarnos un poquito de ballet?
Adara me mira y yo me encojo de hombros.
—Dicen por ahí que logran bailar una canción sin siquiera haberla ensayado —dice Lex queriendo sonar casual pero no lo logra—. Ay, soy chismosa, ¿vale? Quiero ver que tan bien funcionan.
Hago una reverencia burlona y ella me desordena el cabello, apurándome.
Pone una canción suave y miro a Ada antes de iniciar. Ella es la que más se mueve, yo solo la sigo acoplándome a los movimientos que decide hacer. Solía tomarme tiempo memorizar las coreografías cuando practicaba ballet; sin embargo, con Ada resulta sumamente sencillo. Es como si mis manos y su cuerpo fueran polos opuestos, no importa que tanto se aleje, siempre acabo yendo a tomarla otra vez. Me fascina y enloquece lo ágil y elegante que es al desplazarse, se arriesga con los saltos confiando plenamente en mí y sonríe satisfecha cuando logro atraparla.
Sé que esto es distinto por las sensaciones que me causa, no las he sentido desde hace mucho tiempo y no puedo siquiera decir que se parecen, porque no; hay algo diferente.
En los últimos años no he tenido más que sexo casual, si una chica me resultaba atractiva nos enrollábamos y ahí quedaba, por mutuo acuerdo; no había segundas citas, ni intercambio de números, todo finalizaba con el clímax de ambos. Con Ada no es así, porque sí, quiero hacerla enloquecer en el ámbito sexual, pero también quiero que sonría para mí, que baile como lo hace ahora, que cante conmigo y que se acurruque en mi pecho.
Nuestra performance finaliza con una suave reverencia que es correspondida con aplausos y con Lexie emocionada resaltando que nunca antes había prestado tanta atención al ballet.
Ada voltea a verme con ojos soñadores y no puedo evitar sonreírle. No sé cómo vaya a desenvolverse esto, pero no voy a echarme para atrás cuando me encanta todo lo que provoca en mí, resulta intimidante hasta cierto punto, pero me gusta y no voy a detenerlo.
1/4
Pd: se viene una pequeña maratón con capítulos algo traviesos...
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