CAPÍTULO 11
19 de noviembre, 2021
Bostezo mientras reviso por décima vez el borrador de mi comunicado, son las tres de la mañana y no quise irme a dormir hasta no tener al menos el primer esquema.
«A mis cortos veintidós años me he familiarizado demasiado con la palabra "perfección" pues era lo que me repetían que debía poseer si realmente quería ocupar un sitio aquí. No mi talento, ni mi carisma: perfección.
Cometí la estupidez de creerlo, por lo que decidí alinearme al concepto de perfección que ellos tenían, olvidando lo mucho que me había costado aceptar aquello que decían eran mis "imperfecciones". Tengo rollitos y los amo, pero los oculté, mis adoradas estrías, aprendí a quererlas pero dejé que las cubrieran con maquillaje. Mis pecas que adoro aun cuando me empeciné en esconderlas. Tantos detalles de mí que no me hacen menos persona, ni mala actriz. Soy consciente de mi talento, pero no supe valorarlo dejándolo en segundo plano al poner por encima mi apariencia.
He tenido días para reflexionar y darme cuenta de que la perfección para todos no es lo mismo. No existe un molde para crear a los seres humanos, cada uno es como es y eso nos hace perfectos. No determinadas medidas, ni un cierto tono de piel. Ese lunar que no nos gusta nos hace perfectos, porque no hay otra persona con el mismo lunar. Todo aquello que nos haga distintos a los demás es lo que yo considero perfección.
Sí, mentí y me arrepiento; pero no soy la mala de la película, con esto tampoco quiero victimizarme, porque asumo mis culpas; sin embargo, no creo merecer todo el odio y acoso que ha caído sobre mí y sobre las decisiones que tomé cuando era chica, decisiones que nadie tiene derecho a juzgar ni señalar. No merezco ser llamada p*** cuando no he lastimado a nadie más que a mí misma. Yo me he perdonado y he vuelto a abrazar aquello que escondí porque no lo haré más.
Van a conocer a la verdadera Adara Harmony, no sé si va a gustarles, pero será la auténtica yo, con las palabrotas y el descaro que refugié en mi interior.
Gracias a aquellos que me apoyaron y cuidaron mi espalda. Tomaré un descanso y espero sepan respetarlo, ya nos veremos en uno que otro proyecto, porque mi descanso no es definitivo, voy a volver y mi luz brillará más fuerte que nunca.
Un beso, Ada <3»
Lo leo y vuelvo a leer hasta que me convenzo y se lo envío a Benjamin para que me dé su opinión.
Esta chica debe dormir así que mi cuerpo no se hace de rogar y cede rápidamente al sueño.
***
—Me gusta —dice Benjamin apenas contesto—, puede que haya que corregir una que otra falta, pero nada más. La esencia me encanta, eres tú.
Sonrío complacida.
—Haré una sesión de fotos para adjuntar con el texto —le informo.
—Vale, ¿quieres que busque una agencia? —inquiere—, quizá pueda separarte una cita para el fin de semana.
—No, no, tengo a quien tomará las fotos, es un amigo —respondo—, ¿Vendrías conmigo para supervisar el proceso?
—Claro, encantado.
Cuelgo y llamo a Elián para preguntarle cuando está disponible para reunirnos.
—Estoy libre cuando tú lo estés —responde.
—¿Puedes ahora? Quiero hacer lluvia de ideas para decidir cómo es que quiero las fotos.
—Le diré al niñato que me lleve, supongo que llegaremos en veinte o treinta minutos —me responde—. Nos vemos, Ada.
Uso los veinte minutos para anotar ideas sueltas en un cuaderno, comienzo a formar un concepto en mi mente, pero decido esperar a conversarlo con Eli que es el especialista.
Me abraza fuerte cuando llega y parece curioso acerca de la decoración de mi departamento.
—Deja de fisgonear —le regaña Lois, rodeando mis hombros y besando cariñosamente mi frente.
Vale, no esperaba el gesto, pero me resulta agradable así que no emito quejido alguno.
Le comento a Elián las ideas que tengo y me escucha atento anotando en su libreta, resulta divertido conceptualizar algo que nos guste a ambos. Le muestro el que será el comunicado, su reacción es la que esperaba, se inspira el doble y termina las anotaciones para mostrármelas.
—Quiero una toma en primerísimo primer plano —señala—, que se vean tus ojos, tus pecas y cada detalle de tu rostro, sin maquillaje ni retoques —asiento—. ¿Te molesta salir desnuda o en lencería?
No sé por qué desvío la mirada a Lois que parece estar distraído revisando su celular, obviamente su hermano no se pierde el detalle.
—He actuado desnuda, no tengo problemas, ¿cuál es el objetivo?
La idea me gusta, yo echada en posición fetal con todos los adjetivos que usaron para criticarme alrededor.
—Luego tú luchando por salir a flote, podríamos poner algo de fuego para quemar los adjetivos —muerde la punta de su pluma.
—Mientras no me incendies todo bien —bromeo—, me gusta el concepto de ballet con flores, pero quiero rosas rojas, esas me encantan, las blancas son bonitas pero no las catalogo como favoritas. Podría usar lencería roja para combinar.
Asiente, pensativo, y admito que me da ternura verlo tan emocionado.
—No te limites con el presupuesto, hay fondos —le informo en caso de que crea que él correrá con los gastos.
—Te pedí que seas mi modelo —refuta.
—Pero yo te estoy contratando como mi fotógrafo para esto —le recuerdo—, ya luego me usas como modelo.
No me lleva la contraria, se concentra en la libreta nuevamente y sonríe tras unos minutos.
—Ya tengo todo, me encargaré de los colores y los últimos detalles ¿la lencería roja si la eliges tú?
Asiento, no hay lío, amo escoger lencería.
—Vale, debo tener todo listo en cuatro días como máximo —vuelve a colgarse el maletín.
—¿Cuánto será todo? —inquiero
—No voy a cobrarte —responde—. De por sí es un honor que me elijas para esto.
—Oh, vamos, no seas tonto —resoplo—, tienes hasta más tarde para mandarme lo que costará, de lo contrario voy a enfadarme contigo.
Accede a regañadientes. Me apretuja entre sus brazos y rio dándole una palmada en la espalda.
—Eres una ternurita —pellizca mi nariz—. Te veo pronto.
Sale sin decirle nada a Lois que sigue en el extremo contrario de la habitación. Ya no mira la pantalla de su teléfono, ahora tiene la mirada azul clavada en mí.
—Vas a desgastarme —le reprocho.
Sonríe haciéndome temblar las piernas y camina hacia donde estoy.
Esto de admitir que te gusta alguien hace que tu cuerpo se sienta con libertad de reaccionar.
Y la cosa empeora cuando él se pone en cuclillas y me mira.
Manzana, manzana, manzana, mantén la mente sana.
Comida, comida, comida, ¡caray! soy una pervertida.
Mira el costado de mi pierna y sé que está enfocándose en la cicatriz. Acerca sus dedos pero no toca mi piel hasta que no se lo autorizo con la mirada. Una corriente de sensaciones me recorre entera cuando la yema de su pulgar la acaricia.
Me gustaría decir que he podido ocultar mis reacciones nuevamente, pero no, sé que es consciente de lo que ocasiona. Vuelve a ponerse de pie quedando tan cerca de mí que siento su fresco aliento contra el rostro.
—No la había notado hasta hoy —señala bajito—. No entiendo porque la ocultaban, no te hace menos hermosa.
¿Me dijo hermosa?
También dijo que tenías buen culo, no te pongas tonta.
Recorre mi rostro con sus bonitos ojos y finalmente su mirada se concentra en mis labios.
—No tengo una puta idea de lo que siento —vuelve a mis ojos—, pero creo que me gustas, Ada.
Actualización: efectivamente, me he puesto tonta.
Balbuceo un poco y eso lo hace sonreír.
Me abofeteo mentalmente, pero no consigo salir del trance.
Pasa un mechón de cabello detrás de mi oreja y deja un tierno beso sobre mi coronilla.
—Lamento hacerlo incómodo —susurra contra mi frente—, pero no suelo callar este tipo de cosas, más aun cuando parece que soy correspondido.
Me da una última mirada y se va.
¡Se va!
¡Carajo! ¿Qué mierda me pasó? ¿Por qué demonios no reaccioné?
Espabilo y su mirada vuelve a mi mente.
Me estremezco recordando el roce de su piel sobre la mía. Creo que necesito a Eros, no puedo pensar claramente con la tensión sexual a tope.
***
Lexie hace un bailecito de celebración mientras tararea "lo sabía" una y otra vez.
—Vale, ya, me detengo, lo siento —dice volviendo a sentarse junto a mí—, ¿te gusta también?
—Creo... —sacudo la cabeza, es estúpido ponerme en plan inmaduro—. Me gusta, sí.
—¿Y qué mierda esperas? —indaga—. Cariño, él ya dio el paso, está esperando que lo des también.
—Parece la charla que tuve con Kiara —le digo bajito.
—¡Entonces toma tu maldito consejo y ponlo en práctica! —me incita.
Lo pienso, le doy una y otra vuelta en mi cabeza pero llego a la misma conclusión.
—¿Qué sucederá después?
Mi amiga suspira como pidiéndole paciencia al de arriba.
—O se ponen tiernos y se hace mimitos, o se ponen lujuriosos y tienen sexo caliente —responde con simpleza—, quizá una mezcla de los dos. Lois tiene pinta de ser de sexo fuerte, pero con tiempo para caricias.
—Deja de hablar de sexo que voy a ponerme cachonda otra vez —le reprocho.
—¡Ve y sacia tus ganas con él!
Esta vez soy yo la que suspira.
Me dejo caer en la cama e imagino todos los posibles escenarios.
Lexie me sacude.
—No pienses en que van a casarse mañana, caray —resopla—. Se gustan, solo vean que tal funcionan juntos compartiendo más tiempo, conociéndose a un nivel más profundo y todas esas cosas que hacen las parejas.
»Tienes la ventaja de que nos iremos a Nueva York, no habrá relación a larga distancia. Y si no funcionara, pues bien, al menos lo intentaste. No creo que él rompa tu corazón, te mira muy bonito; si lo hace, pues lo castro y de regreso compro helado para comer juntas.
Vive el presente, Adara Harmony.
Esto de que te guste alguien no pasa muy seguido y hay que tomar la oportunidad.
—Préstame tu camioneta.
Sonríe complacida y pide que la siga. Cojo uno de los guiones que tengo y lo guardo en la mochila que llevaré. Es de noche, lo que me sirve para que los paparazzi no noten que quien sale soy yo y no Lexie.
Pongo música concentrándome en eso y no en la vocecita cobarde que me dice "vuelve". Estaciono frente a la casa de su mamá, entre su auto y el que supongo es de Hazel.
Respira, Ada.
Vuelvo a armar el plan en mi mente y después de quince minutos de repasarlo, tomo mi teléfono y marco su número.
—Te necesito —suelto apenas contesta—, ¿puedes salir, por favor?
Oh shit.
El capítulo que viene estará algo picante, si saben a lo que me refiero... 😏😏
Se los traigo dentro de un rato... nos vemos.
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