FINAL

—¿Lista? —pregunta Landon asomando su cabeza en la puerta.

Le sorprende lo que ve e ingresa del todo esbozando una sonrisa en los labios y admirando su imagen. Es mi turno de sorprenderme ante su imagen completa.

En traje negro de cuatro piezas, corbata plateada, una rosa roja en la solapa, su cabello oscuro cuidadosamente peinado a un costado y el distinguido aroma a su perfume. Completan la imagen perfecta de un Landon Giles que jamás he tenido el lujo de ver.

¿O es su parecido con mi amado lo que me atrae? Por lo que sea, me dejo admirar y le sonrío cuando al tomar mis manos me hace girar en círculos.

—Puedo permitirme ser mujer de vez en cuando —bromeo y chasquea la lengua en respuesta.

—Eres la novia más hermosa que he visto.

—¿A cuántas has visto? —tuerce los labios en una mueca divertida y finge cerrar los labios con un cierre invisible.

—No me gusta ver ese cuello desnudo —comenta sacando algo de su bolsillo —ven aquí.

—¿Qué es? —pregunto cubriendo mi cuello con mis manos, gesto que observa divertido.

—La primera joya familiar —describe mostrándome el collar en sus manos con una piedra verde solitaria en mitad de la misma —la guardarás para tus hijas cuando se casen.

—Se ve costosa —le digo, pero solo sonríe.

—No más que la diosa que la llevará puesta. —susurra cruzándola en mi cuello y avanzando conmigo hasta el espejo.

—Gracias por acompañarme. —le digo a su imagen en el espejo.

—No me lo perdería —responde apoyando una de sus manos en mi hombro desnudo —no imaginé que pudiera estar el día de la boda de mi hijo y gracias a ti es posible. Eres mi mejor cliente.

—Una pesadilla los primeros días —recuerdo y sonreímos. —¿Pensaste en desistir de mí?

—Lo hice —confiesa tomando mis manos y saliendo a los pasillos —abandoné la misión y dejé en manos de Jake. No pensé que lo lograría.

—Somos como un matrimonio. —Jake nos espera al pie de las escaleras —ambos cedidos un poco.

Jake es la viva imagen de la oveja negra, todos han optado por el negro en el traje, gris en la corbata y saquillo. Mi entrañable amigo se ha decidido por el negro, en el traje y el resultado es majestuoso. Incluso esa barba bien cuidada y el cabello más largo de lo habitual resulta agradable a la vista. La rosa en su solapa es blanca, no roja como los demás y me pregunto si esa rebeldía tiene un trasfondo o solo quiso cambiar de lo usual.

—Quién diría, que en el interior de tanto desastre existía un ángel—habla cruzándose de brazos y observando nuestra llegada —hay oportunidad para la humanidad después de todo.

Me muestra su brazo y miro a su padre que solo sonríe encogiéndose de hombros. Esperaba ser soltada al apoyar mis manos en el brazo de Jake, la realidad es que baje las escaleras con ellos.

—¿Puedo saber el motivo?

—Le prometí a Patrick que llegarías a tiempo. —habla Jake.

—Y yo a tu madre que iba a protegerte —susurra Landon y me quedo viéndolo un instante —me distraje en algunos puntos y lo lamento.

—No me di cuenta —bromeo viendo hacia la figura de Patrick y a su lado Travis—yo también me distraje.

Una hermosa distracción que hoy me espera al pie de lo que sería nuestro primer paso a una etapa diferente. Los invitados sonríen al verlo intentar llegar a nosotros, gesto que es impedido por Travis, quien se gana varias sacudidas y miradas furiosas.

—Hacerlo enojar es su pasión—le habla Jake a Landon que se tensa cada que Travis acosa a Patrick —lo que ves es normal, si hay un golpe, también.

Travis y Patrick son como el agua y el aceite, sigo sin entender como han logrado una amistad tan fuerte y sociedad comercial siendo tan diferentes. La respuesta me llega en segundos, la disputa da paso a la risa y está a los abrazos.

—¿Lo ves? —menciona Jake sonriente —son como el Yin y yang.

A metros de llegar, Travis lo toma de las manos y avanza hacia nosotros. Una caminata que acaba en carrera, celebradas por los presentes. Resulta divertido para Jake y para mí, y contrariedad en Landon la manera en que me retira de los Giles y me entrega a su amigo.

—Sé que la tradición es totalmente opuesta —se excusa viendo a Landon a los ojos —mi mayor riesgo es que se arrepienta o alguien interrumpa la boda.

Landon acaba por dar un paso atrás, Jake se queda en primera fila sonriente viendo el rostro perplejo de su hermano.

—Travis ¡Ven aquí ahora mismo! —advierte Magdalena en algún lugar de las primeras filas.

—Te di oportunidad de salir huyendo al impedir llegar a ti. —me hace un guiño y sonríe ignorando las risas de fondo y las advertencias de su esposa—es necesario darte un par de trucos...

—¡Es suficiente! —Magdalena ha roto el círculo y tira de él alejándolo de los dos —estoy por pensar que no quieres que se case.

—Después no me digas que te quise ayudar —le advierte a su amigo, que no cesa de reír.

—Le prometí a su madre que iba a protegerla, nadie mejor que tu para reemplazarme —inicia Landon cuando todo se ha calmado y solo quedan los rostros sonrientes —espero la adversidad sirva de bases para la felicidad.

—Gracias —le responde estrechando su mano —haré mi mejor esfuerzo.

—Mantenla lejos de ese chico —advierte señalando a Travis que le sonríe.

—Es mi cuñado —le dice como si eso lo resolviera todo y Landon niega —tiene cierto retraso, es un poco lento.

Que se permita bromear con su padre es un logro que Jake y yo celebramos. El que conoce el carácter de Patrick, apuesta a que una reconciliación con Landon es imposible.

Pero yo creo en los milagros, después de todo ¿No estoy viviendo uno en estos instantes?

****

No imaginé que aceptara el regalo de bodas de Landon, no tengo idea de cómo Alice lo había logrado, pero lo hizo. Habíamos llegado en la mañana, hicimos una parada en el hotel, solo para el cambio de ropa. Regresamos en la noche, con cientos de fotos, alegres y con la felicidad desbordante.

—¿Te gusto Paris? —me pregunta al interceptarme en mi salida del baño y retirar lo que cubre mi cuerpo. — Porque a mí me gusta más esta imagen.

—Me gusta la compañía. —confieso dejándome llevar hasta la cama —contigo hasta el sitio más oscuro.

—Eres el ángel más hermoso que he visto. —me dice dejándome en la cama.

Sonrisa que se amplía aún más al dejar besos fugaces en mi vientre y ver como mi piel se eriza ante esa caricia. Ver su rostro de adoración ante mi imagen semidesnuda y la forma de delinear cada rincón de mi cuerpo, me hizo revivir cierta frase dicha por Jaken.

"Hay cierto placer en observar la desnudez de una mujer a través de la fina tela de un encaje. Que solo un hombre puede entender."

Fue una de las tantas frases y consejos que escuché en los labios de Jaken. No entendí a la referencia, aunque tenía una idea vaga de a que se refería. En este instante en que mi esposo desnuda mi piel. Mi alma ya fue expuesta para él hace mucho tiempo, se a que se refiere.

Cuando entrelaza nuestras manos, dejamos de ser dos seres para convertirnos en uno, cuando compartimos piel, sudor, gemidos y besos, no puedo más que agradecer a todo el camino recorrido y aquellos que con sus ataques me obligaron a huir.

Sin ellos lo que estoy viviendo no seria posible.

Mi nombre en sus labios jamás se escuchó tan bien, ni sus ojos habían adquirido tanta magia como ahora. El dolor que sentí ante su ingreso en mi interior fue fugaz, tan fugaz que no supe en qué momento me vi gimiendo su nombre o arqueando mi cuerpo en espera de acrecentar el placer.

Deseaba más, mucho más y mi instinto me decía que él podría dármelo.

Ver mi rostro reflejado en los suyos, la sonrisa ladina que me brindaba por cada estocada o la forma de ahogar mis gemidos con los besos, me hizo estallar en miles de fragmentos.

—Te amo —le digo por primera vez cuando yacemos abrazados contemplando la noche que se cuela desde el balcón —te amo Patrick Mallory —repito.

—Tardaste un poco —comenta estrechándome contra él y dejando besos en mi cuello —pensé que no viviría para contarlo.

—Tengo la intención de decirlo tantas veces como me lo permitas —prometo y afirma

—Le recordaré este día señora Mallory y la promesa realizada.

Ahí estábamos los dos, dando los primeros pasos hacia lo que consideramos era la felicidad, sin un mapa que indicara el ritmo, pero con las velas en alto y nuestro amor intacto.

Cinco meses después...

Un par de toques en la puerta me hace doblar la prensa y lanzarla lejos de la vista. La persona que ingresa es Salvador, con varios sobres en sus manos y una sonrisa en los labios.

Su recuperación fue un éxito y la colaboración para dar con el paradero de los hombres que lo asaltaron, crucial. Gracias a él y a los datos que logró recordar sobre la camioneta y placa. Los culpables de las muertes de las reses y de que casi pierda la vida están en prisión pagando por sus crímenes.

Senna Sander, hace lo mismo en una prisión femenina. Con más lujo de lo que desearía en su celda, pero me llevo la dicha que Jaken no ha ido a verla ni pretende hacerlo.

—¿Ahora traes la correspondencia? —le acuso recibiendo los papeles —Sally te ha domesticado bien.

—Aceptó mi invitación a salir esta noche —me confiesa y afirmo —gracias señor.

—Nunca sabrás de lo que eres capaz sino tomas riesgos Salvador—dejo a un lado el correo y me centro en él —¿Cómo están esas heridas?

—Sanando —responde levantando la camisa revelando tres marcas de navaja —me haré unos tatuajes. ¿Qué me recomienda? —pregunta pasando los dedos por sus heridas.

—Tengo el hierro del rancho —alza el rostro hacia mí y le sonrío —no me lo tomes a mal, pero no me gustan.

—¿Le molesta si me hago uno?

—Es tu cuerpo ¿Por qué me enojaría?

—Tiene razón —suspira bajando su camisa y sacando algo de su pantalón —¿Sabe algo del joven Jaken y su padre?

—Landon fue exonerado y Jake, está al frente del bufete —respondo viendo su rostro —¿Por qué? ¿Necesitas algo?

—Me hizo una promesa y no sé si con todo esto la cumpla —se aclara la garganta al verme acomodar en la silla y señalar la que tengo ante mí.

—Siéntate y dime que te prometió.

Quizás no cuento con el carisma de Jake, su contagiosa risa o sus largas conversaciones. Pero puedo hacer mi mayor esfuerzo. Me entrega un sobre en las manos de cuyo interior extraigo un papel que leo con atención.

Miro al chico y al papel un tanto sorprendido. En dos meses contados a partir de hoy, se llevará a cabo su ceremonia de graduación. Doblo el papel con cuidado y lo ingreso al sobre lanzando un suspiro.

—¡Felicidades! Es una excelente noticia. —le entrego el documento y me sonríe apenado —¿Qué te prometió Jake?

—Me dijo que al graduarme me ayudaría con un empleo en la ciudad —responde luego de una larga pausa.

—Voy a extrañarte —empiezo a decir —entiendo que esto hace parte de lo que papá deseaba.

—Entonces, ¿Cree que va a ayudarme? —afirmo y sonríe. —no sé cómo decírselo o recordarle —se excusa. —no es bueno llamarle para algo así.

—Tengo una idea. —abro uno de los cajones y tras hacer a un lado varios papeles saco una tarjeta, firmo en el revés y se la entrego —esta litografía fue la encargada de las tarjetas de mi boda —le explico —irás allí y le dirás que quieres una para tu ceremonia de grado.

—No hay tal ceremonia —me corrige y chasqueo los dedos.

—¡Por supuesto que sí! —insisto —la tendrás cuando mi madre se entere que te vas a graduar.

—Pero —duda —Hay que dar un pre pago y yo...

—Irá por mi cuenta —le interrumpo levantándome, le obligo a hacerlo y avanzamos hasta la puerta —Luisa y yo nos encargaremos de todo, necesita distraerse una fiesta le ayudará. —le insto a salir y lo hace con algo de dudas.

—¡Patrick! —la voz de Luisa viene acompañada de un trote por las escaleras —necesito que veas esto.

Sostiene en sus manos el móvil y su rostro lo cubre un manto de preocupación. Me entrega el objeto y me permite leer partes de un correo que ha recibido.

—¿Conoces a es firma de abogados? —niego leyendo la misiva. —llamé a Jake, pero está en una junta.

Un bufete de abogado llamado Wells y asociados, le pide hacerse una cita con ella. Señala como bases para la misma, la preocupación de parte de su hermano de su larga ausencia.

—¿Quieres ir? —le pregunto y niega —¿Segura? —insisto —puedo acompañarte.

Es su hermano y ella pueda que desee verlo, su negativa sea por mí y el antagonismo que le tengo. Niega querer cualquier tipo de vinculo con él y observo su barbilla temblar. Últimamente es todo emociones, pasa de la risa al llanto lo que me tiene preocupado.

—Aquí hay un numero —le muestro la pantalla abrazándola —dicen que solo desean saber que estás bien, no especifican que tipo de citas, así que podemos usar eso a nuestro favor.

—¿Qué quieres decir? —pregunta sorbiendo su nariz y pegándose a mi

—Pediremos una cita virtual y otra personal con el médico —le abrazo al verla su rostro contrariado —algo te molesta y no quieres decirlo, no haces más que llorar.

—Es que no sé qué decirte —protesta entre llanto y llanto —Alice me dijo que tenía una solución, pero se fue al pueblo sin decirme o invitarme.

— Resolveremos lo esos abogados y luego llamaré a mamá. —tomo su rostro entre mis manos y la hago verme —Exigiré los motivos por los cuales no te invitó a ese pueblo y lo incendiaré por despreciarte. —junta las cejas y aprieta los labios.

—¿Te burlas de mí? —sacude sus manos e intenta alejarse, pero se lo impido.

—Asi esta mejor —le digo inmovilizando sus manos —esa si es la mujer con la que me casé.

—Alice me dijo que la solución era algo con las uñas.

—Con mamá no te tomes todo tan literal. —le restó importancia caminando hacia el escritorio —Hagamos esa llamada.

Digito los números escritos en la pantalla y espero que alguien levante. No sucede nada en el primer intento, ni en los dos siguientes, pero ella está tan ansiosa que acabo por insistir un par más.

—Buenos días —saludo a la voz masculina del otro lado —hemos recibimos un correo de parte de su firma solicitando una cita.

—¿Quién habla? —le muestro el móvil a Luisa que lo toma con duda —¿Quién habla? —repite la voz del otro lado.

—Luisa. —se aclara la garganta y lo que sigue lo dice en con más seguridad —La hermana de Ludov Vass, sé que él y Alfred me están buscando...

—Señorita Vass...

—Señora Mallory —le corrige y sonrío al ver su rostro cargado de odio —no deseo tener contacto con los Vass, ni dar mi paradero ni a usted o nadie.

—Alfred Vass y su esposa fallecieron —explica —su vida ya no corre peligro, el interés de su hermano es verla y saber que esta usted bien.

—¡Pues lo estoy!

—Señorita... señora Mallory —corrige rápidamente —entenderá que como apoderado del señor Ludov, no puedo fiarme de una voz femenina.

—¿Me conoce usted? —le interrumpe —digamos que hago una video llamada ¿Me reconocería?

—¡Por supuesto! Pero su hermano requiere...

—Defeco mil veces en lo que Ludov quiera señor Wells —explota. —no quiero verlo y espero que Alfred se encuentre ardiendo en el infierno.

—Entiendo su antagonismo y hasta lo celebro —el abogado se muestra divertido por el exabrupto de mi esposa —esta firma estará presta a servir de intermediaria. Existe una deuda de honor que uno de mis apoderamos desea pagar a Ludov y es por solo por eso que lo hago.

—¿No es el abogado de Ludov?

—No. —es evidente que sonríe, lo que me intriga. —represento a los señores Terek y Noah Tarasov. Son ellos los que desean pagar una deuda adquirida por su ayuda prestada.

—Haré un video si lo que desea es calmar su consciencia. — le responde — Enviaré un documento cediendo mi parte de la herencia, si por el contrario el interés es económico.

—Que tenga un excelente día señora Mallory y felicidades por su matrimonio. —Luisa cuelga la llamada y se cruza de brazos apoyándose en el escritorio.

—¡idiota! —susurra cerrando los ojos —Ahora Alice —ordena abriendo los ojos y viéndome.

—De todas las cosas que esperé de la vida, estar a merced de un elfo rubio de ojos verdes y .60 no fue una de ellas —confieso y me gano una sonrisa.

—No debiste rescatarme —me reta divertida.

—A quien no debiste rescatar es a Travis —le corrijo y ambos reímos.

El ruido que hace la puerta abrirse nos sobresalta, mamá ingresa a la oficina toma a Luisa y tira de ella. Lo poco que logro ver es una bolsa de papel a la que muestra en las manos mientras sonríe.

—Si es lo que creo, te dejaras crecer las uñas —hay cierto aire siniestro mientras lo dice viéndome a los ojos —en unos meses me lo agradecerás.

Llevado por la curiosidad las sigo en silencio, mamá le susurra cosas a Luisa que solo sonríe. El cambio de actitud me alerta y la complicidad me recuerda a la época en que recién llegó a nosotros.

—Te quedas allí —amenaza mamá cuando intento ingresar a la habitación —no tardamos.

—¿Qué sucede? —pregunta mi padre saliendo de la habitación —¿Qué haces allí?

—Mamá tiene la solución al llanto de Luisa —le digo señalando la puerta —¿sabes que tiene que ver las uñas largas con el llanto?

Niega de forma lenta y de repente sus ojos se iluminan cruzándose de brazos. Sigue intrigándome que esas dos estén encerradas y me excluyan.

—Si lo digo dañaré la sorpresa. —comenta llegando a mi lado —aun no hemos hablado sobre esa cabaña.

—No vas a distraerme —le advierto —puedo deducir porque lo hiciste, aunque no lo entienda.

—El quería estar cerca a ti y yo no pude negarme —responde —fue un buen trato, costeó la construcción de esa cabaña a cambio de que le permitiera hospedarse allí.

—¿Mamá lo sabía?

—Lo sospechaba, pero fingía que no —resoplo.

—Hasta en eso lo superaste —le digo viendo su rostro —le diste la oportunidad de resarcir su error y ser un buen padre.

Nunca entenderé porque nos abandonó, no hay una excusa que limpie ese actuar. Sin importar los años que pasen.

—En unos meses entenderás porque lo hice—me dice y frunzo las cejas. — no lo hice por él, sino por ti.

Mamá y Luisa han decidido dejar de excluirnos, lo del llanto no parece haber dado resultado. Se podría decir que ha empeorado, ahora intercala llanto y risa. Mi madre me entrega una pieza plástica similar a un termómetro. Tiene dos líneas rojas en el centro, por varios segundos observo el objeto con interés.

Hasta que las piezas en mi cabeza empiezan a juntarse y tener forma. Alzo la mirada hacia Luisa que solo asiente en medio de un llanto que de repente no es tan extraño y hasta lo comparto.

Vamos a ser padres.

Coincidir en este plano fue el acto de amor más maravilloso que pudo la vida obsequiarme. Viviré para hacerla feliz y para demostrarle que el mundo es hermoso de como se lo habían pintado. 

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