Capítulo 30
“No te estamos pidiendo un imposible, Patrick, solo mantener a tu prometida a salvo. Sin que ella se entere de los motivos, no queremos alertar a Simons, lo tenemos tan cerca de la cárcel, que un error es imperdonable en este punto.”
Con aquellas palabras, pretendían hacerme entrar en el juego. Fácil de pedir, difícil de aceptar e imposible de realizar. Resultaba evidente que no conocían el carácter indómito de Luisa y su resistencia a obedecer sin justa causa.
Encerrarla no era una opción, limitar su tránsito por el rancho, sí. Con lo único que contaba para lograr eso, era el uso de la verdad y resultó. Bajo las sospechas de mis padres y Jake, quienes veían el comportamiento de Luisa con preocupación.
Acostumbrados a sus asaltos a todos los sitios, caminatas o galopes por todo el rancho sobre Delilah u otro animal, que se quedara en casa o en sus cercanías, resultaba inquietante su quietud.
Un acto de esa magnitud debía tener un motivo y por ende un culpable ¿Quién más que Patrick para señalar? El hombre que en un ataque de celos la encerró y ultrajó.
—Lo que sea le hayas dicho, no tiene perdón —acusa mi madre por enésima vez mientras hacemos la ronda acostumbrada.
—El reemplazo de Amaia llegará esta tarde.
Respondo evadiendo la acusación, ocasionando en ella una maldición y en papá una sonrisa. Malcolm Mallory es más observador que mamá, ser un hombre de pocas palabras le ayuda en abundancia. Mamá conoce cada uno de mis movimientos, también que no haría algo que dañara a Luisa.
Aunque también conoce mis celos con ella y lo posesivo que suelo ser. Dos actos que juegan en mi contra en estos momentos.
—¿Por qué en la tarde? —admiro el interés de papá en ayudarme, aunque dudo que resulte.
— Para efectos de las presentaciones y conocer el sitio de labores —le lanzo una mirada fugaz a mi madre que avanza a pasos rápidos y nos rebasa si problemas —empezará de lleno el lunes.
—¡Es increíble! —comenta indignada.
—Es muy común esos actos, mamá. —respondo consciente de lo que iiónnta decir y sin muchas ganas de mentirle —Desea conocer el rancho, buscar el sitio donde vivirá y demás.
—¡No hablo del veterinario!
Detengo mis pasos y alejo mi dorso cuando ella se detiene y gira hacia mí, quedando a pocos centímetros de mi humanidad. Manos en jarras, cabeza en alto y fuego en sus ojos. Sin importar su estatura o la mía, lo grande que soy y lo vulnerable que es ella. Su comportamiento cuando está enojada sigue intimidándome.
—Deja al muchacho Alice —aconseja papá y afirmo señalando a mi héroe —Luisa asegura que Patrick no tiene que ver con su conducta.
—¡Y tú le crees! —me señala indignada —porque yo no.
—No le he lastimado, ni amenazado. —les digo viendo a uno y a otro —se los aseguro.
—Entonces, ¿No tienes problemas en que la invite al pueblo? —sugiere mi mamá y me quedo en silencio —iremos con Jake, el pobre está aburrido de estar encerrado.
¿Sabe Jake pelear? Ese pensamiento me llega a recordar sus manos y frunzo las cejas. ¡Por supuesto que no! Esas manos libres de callos y dedos de lápices, no han golpeado a nadie en su vida.
—Iré con ustedes —las cejas de mamá se juntan y mira a mi padre —también necesito distraerme.
—¡No me digas! —vocifera moviendo las manos —¿Cuántas veces no te he insistido y te has negado?
—Muchas —acepto con fingida inocencia —y tenías razón, lo acepto.
—Saldré con Luisa, las dos solas. Tú no estás invitado—recalca —y le haré que me diga lo que ocurre—me advierte y miro a mi padre en búsqueda de apoyo.
Él no parece motivado en hacerlo, la realidad es que muestra divertido por mis intentos en que mi madre me acepte como invitado a su tour. Tras varias miradas cargadas de anhelos, acaba por resoplar y mezclarse en nuestra disputa.
—Estamos todos estresados, nos vendría bien una noche en familia —sugiere mi padre y sonrío al ver qué mamá entorna los ojos —invitaremos a Travis y Magdalena, aprovecharemos el momento para festejar que tenemos dos nuevos integrantes.
—¡Eres increíble Malcolm Mallory! —se queja mi madre y papá la abraza.
—Lo sé, cariño, y es gracias a ti.
Algo me dice que no se refiere de forma literal y que papá lo sabe, pero no me importa siempre que obtenga lo que deseo. Se alejan abrazados, mamá quejándose con mi padre por no apoyarla y papá haciéndome señas de que huya del acoso de mi madre.
Aquella complicidad me hace reír y me recuerda a la época de mi niñez, cuando empezábamos a llevarnos bien y luego de reconocer que Landon Giles no estaba a la altura de llevar el título de padre, tanto como Malcolm.
Me quedo relegado admirando los intentos de mi padre por calmarla y los de ella por fingir que no le importan los abrazos de su esposo. En algún momento ambos seden un poco dando final a la disputa.
—¿Cuál es el máximo de tiempo en que han estado disgustados? —pregunta Jake detrás de mí.
—Dos o tres.
—¿Días, semanas o meses? —sonrío girando hacia él antes de responder.
—Horas —mi respuesta le sorprende y se queda viendo a las dos figuras que se han perdido en el horizonte.
—¿A qué se debe? —insiste en saber y ante mi silencio me mira —¿Lo has preguntado?
—No es necesario —comento empezando a caminar en sentido contrario a los dos —conozco la respuesta, necesitas un par de meses más para verlo.
—¿Te molesta ahorrarme ese tiempo? —pregunta en tono jocoso y niego con una sonrisa en los labios.
—Se aman lo suficiente para dejar a un lado el orgullo —empiezo a decir — ambos vienen de dos matrimonios fallidos, mi padre era viudo y mamá divorciada.
—Asi que —se aclara la garganta empezando a avanzar conmigo —Necesito enviudar o casarme un par de veces para obtener la felicidad.
—Con amar y dejar a un lado el orgullo es más que suficiente —tuerce sus labios en una mueca de disgusto como si lo que he dicho le fastidiará —deberías buscarla.
—Va a casarse. —me recuerda y sonrío.
—¿No sientes curiosidad? —guarda silencio ingresando una mano en el bolsillo y contemplando el horizonte ante nosotros. — nadie deja de amar de un día para otro.
—Al parecer ella sí —responde indiferente —de todas maneras, en estos momentos no tengo mucho que ofrecer.
—¿Cuál es la diferencia entre hace un año y ahora? —no puedo evitar el tono de reclamo —¿Tan malo es ser un Curtis?
—Es un honor ser un Curtis, no me malinterpretes hermano—comenta compungido —me lo dijo ella. —suspira —su familia no le perdonará el escándalo por casarse con un bastardo.
—¡No eres un bastardo! —escupo de mal humor deteniendo mis pasos —no contamos con el nivel económico y el poder de los Sanders, pero somos dignos y libres de escándalos.
Mamá no se robó a un niño para cazar a un marido, ni usó la amenaza con dañarse a ella o a mí para que Landon no la dejara. Se alejó del hombre que amaba como se debe, con la cabeza en alto y sin mirar atrás.
—Alguien que te trate de esa manera no te merece.
—Su padre —resopla —me dijo que pasé de ser el príncipe Jaken a ser un bastardo, acabó la frase con el nombre que según él llevaría en su familia en adelante “Un príncipe bastardo.”
—Lo que dijo ese hijo de puta no te define —le digo golpeando su corazón —es lo que llevas aquí y si ella no lo ve, mal por ella. —continúo diciéndole.
Un flash de recuerdos me permite saber de donde es que conozco al supuesto novio de la chica y sonrío. Una sonrisa que intriga a Jake y a mí me lleva a una carcajada.
—¿Qué es tan divertido? —desea saber.
—Deberías raptarla —aconsejo y frunce las cejas al mejor estilo de Alice—sería como una despedida de soltera, privada —continuo con él, viéndome cada vez más intrigado —total, dudo que el maricón de su novio le haga el favor. —la intriga da paso a la sorpresa en el rostro aniñado de mi hermano.
—Esa es una acusación muy grave.
—Pero real —suspiro —el hombre de esa foto lo vi en el bar hace meses —empiezo a decir y cada frase me cuesta un poco de aire—besándose con un hombre rubio, de aspecto militar.
—Lo confundes—comenta irguiéndose y niego tomando una gran bocana de aire —conozco al novio, su nombre es Hunter, es sobrino de la segunda esposa de Adrián, el padre de Yuliana. Se criaron como hermanos.
Continúa diciendo que le conoce un par de novias, nada serio. Sus padres siempre han estado de acuerdo en que se casen, fue lo que la motivó a ella a salirse del seno familiar. No existía interés en él como hombre, lo veía como un hermano. Un sentimiento que compartía con el chico.
—Hunter es…
—Gay, maricón, homosexual —sigo por él —sus novias fueron fachadas o le da los dos bandos, pero se inclina más por el mal llamado sexo fuerte—chasqueo los dedos al ver que retrae y lo traigo de vuelta —lo vi besarse con un hombre y sé que no me equivoqué porque me acerqué a la mesa lo suficiente para ver su rostro. Luego de ser acosado por él y el imbécil con que se manoseaba.
—¿Real? —me pregunta y le apunto con el dedo.
—Despedida de soltera ¡Piénsalo! —le aconsejo —si necesitas ayuda, solo dilo. Travis estará más que feliz en ayudar.
De existir un circo, esta Travis.
—¡Un hombre! —le digo dando media vuelta recordando todo el show que formó —si dudas de mí, esta noche saldremos en familia. Asegúrate que mamá quiera llevarte al D’Anger, el barman confirmara mi versión. ´
El recuerdo del espectáculo de ese día me hace reír y con más ganas. Retomo la caminata con Jake siguiendo mis pasos y viéndome de vez en cuando con anhelo.
—Hay una respuesta a esa carta —le calmo —y algo me dice que no tiene que ser esa estupidez de ser “Un príncipe bastardo” ¿De dónde sacan esas estupideces?
—Es una larga historia —suspira —ella solía decirme su príncipe de niño, — Hace una mueca de disgusto y suspira —un apelativo que no retiró al crecer y fue motivo de muchas burlas.
Ha dejado de referirse a ella como mamá, reemplazando ese nombre por el de “Ella” en las pocas veces que la menciona. En cuando a mamá sigue diciéndole señora o Alice, un acto que a mi madre parece afectarle.
—Existen veintiocho años de mi vida que debo borrar, no es tan fácil —me dice como si hubiera accedido a mis pensamientos —me encantaría decirle mamá, antes de hacerlo, anhelo la verdad sin importar las matices que estas traigan.
—El día que suceda la harás muy feliz —le digo pasando una mano por sus hombros —pensé que Landon te dijo la verdad.
—En parte —suspira —pero sé que algo omite.
—¿Qué hay de Senna? —sacude la cabeza y gira el rostro para que no note que le afecta.
—Insiste en que soy su hijo. —suspira —no dirá la verdad, tendré que encontrarla.
—¿Antes o después de enfrentar a tu ex? —pregunto intentando romper el hielo y sonríe, aunque sin humor.
—Lo que primero ocurra.
¿Lo primero que ocurra? No estoy dispuesto a esperar al destino. Sonrío al verle con la cabeza baja.
¡Yo seré su destino!
****
—No sabía que Jake bailara tan bien —me dice mi madre señalando la pista —hasta esta mañana estaba triste y mira. Desde que fue contigo a la barra y habló con el barman y ese minero, no ha dejado de bailar y reír.
—¿Me acusarás de eso? —pregunto indignado y me lanza una mirada de advertencia —¿Qué has conseguido con Luisa?
—¡Nada! —acepta y me señala —por el momento jovencito.
Se incorpora de la silla recogiendo la cerveza a su paso y yendo hacia los brazos de su esposo que la espera de brazos abiertos. El puesto es ocupado por Magdalena, que se lanza a mis brazos viendo a su esposo dirigirse a la pista con Luisa.
—¿Eres feliz? —me pregunta y afirmo viéndolos a ambos sonreír.
—Lo soy desde que tú lo eres —le confieso tomando su rostro entre mis manos —porque supongo que ese subnormal, te hace feliz.
—Tan feliz que a veces no sé si sueño o estoy despierta —comenta con el rostro iluminado y apoya una mano en su ya abultado vientre —algún día Luisa estará así y nuestra felicidad será el doble.
—Y Jaken y eso nos convertirá en el trío fantástico —mi comentario le hace reír y pegarse a mi cuello.
—Eres el mejor hermano del mundo.
—¿Será por ser el único? —sugiero y la risita que suelta me lo dice todo.
—¡Patrick! —el llamado de Luisa es desde la pista y la busco entre la multitud.
Le encuentro en mitad de ella, justo al lado de Jake que baila animado con una rubia ¿Dónde está ese idiota? Travis avanza hacia ella con un par de cerveza y alejo a Magdalena de mis brazos al entender la situación.
—¡Hey! —protesta —¿A dónde vas? Pensé que no ibas a bailar.
—Me arrepentí —le digo abriéndome paso y retirando la cerveza de los labios de Luisa y entregándosela a Travis qué sonriente nos mira. —¿Qué crees que haces?
—¿No es obvio? —sonríe —obligarte a bailar con tu prometida —nos señala a ambos —eres un tipo aburrido, no puedo ni imaginar en los métodos que empleaste para conquistarla.
—Me encerró en la habitación —comenta Luisa pasando sus manos por su cuello y pegándose a mí —y ha dibujado en miles de sitios.
—¿Has estado husmeando en mis cosas? —le acuso y sonríe ocasionando que sus ojos brillen y sus labios se abran.
—¿Te molestaría?
Hace mucho tiempo entendí que nada que ella haga me molesta. Luisa derrumbó mis prejuicios y me ha hecho esclavo de su sonrisa.
—No puedo estar enojado contigo—le digo pasando las manos por su cintura y atrayéndole hacia mí. —soy ante todo un caballero.
—¿En serio? —pregunta rozando su cuerpo contra el mío.
—¿Quién te enseñó a bailar? —mira por encima del hombro hacia Jake que le hace un guiño y le lanza un beso —¿Debo preocuparme?
—Todo depende —sonríe atrayendo mis labios hacia los suyos —¿Qué tan caballero eres?
—Un caballero que la viene amando, deseando y complaciendo—le confieso cerca a sus labios, deteniéndose en sus ojos verdes que brillan divertidos —que anhela convertirla en su esposa para llevarla a la cama.
—¿No hay una prueba antes? —niego y hace un puchero —¿Puedo saber por qué?
—Quiero hacerla mi esposa. Sin miedos o enemigos de por medio —respondo —de esa manera no tendré límites, ni horarios, algo me dice que tu cuerpo será mi vicio.
Y protegerla una necesidad.
Últimos capítulos…
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