Capítulo 43

Un rugido de alegría estalló alrededor de Yoongi. Fue ensordecedor al punto de hacerlo estremecer en su lugar. Ni siquiera dejaron salir un pío cuando ganaron esa guerra. Parecía una victoria que realmente no valía la pena celebrar, no cuando era una mano forzada, donde perdieron a muchos por ese momento.

Sin embargo, ahí estaban, decenas de hombres maltratados con sonrisas en sus rostros y puños en el aire debido a la noticia de que uno de ellos, su Jimin, estaba vivo. Era como si todo el agotamiento se hubiera derretido, todas las heridas olvidadas, como si toda la sangre valiera la pena. En su campo de visión entró un Seokjin que asentía con sus comisuras elevadas, pero sin sonreír ampliamente. No necesitaba mayor confirmación, incluso Padre estaba feliz de que el pollito despertara.

Pero no era Jin lo que Yoongi necesitaba, se giró buscando a su otro hombre. Los ojos de Namjoon estaban muy abiertos y rebosantes de incertidumbre. Le temblaban los labios a pesar de que intentaba apretarlos. Min se tragó el nudo en la garganta, luchando contra las lágrimas que amenazaban con derramarse.

—Está despierto. — Su voz se quebró mientras hablaba, antes de extender los brazos para sostener a Kim, este se arrojó contra su pecho.

El sudor y la sangre que manchaban sus ropas los volvían pegajosos ahora que chocaban sus cuerpos. Apenas lo notaron, se arañaron en la búsqueda desesperada de abrazarse aún más. Ganaron, ganaron, ahora sí habían ganado. Ese era el triunfo que no se podía comparar con nada. Ese era el momento que los hacía sentir vivo otra vez.

— Está despierto. — Namjoon confirmó.

Ambos podían escuchar y sentir el alivio en sus cuerpos, no, en toda esa habitación. Todo el lugar parecía iluminarse ahora que Park Jimin estaba despierto. No existían mejores noticias que esa.

— Está despierto. — Yoongi no recordaba la última vez que sonrió con tanta fuerza, olvidando a sus hombres abrazó con fuerza a su pareja, uniendo sus labios eufóricos, ambos secando esas lágrimas que no lograban limpiar toda la sangre y suciedad que los embargaban.

— Vamos. Vamos a buscarlo. — Namjoon se apartó, sus ojos llenos de lágrimas, sus mejillas sonrojadas, una sonrisa tonta en su rostro.

Minutos atrás se veía tan grande, poderoso y peligroso, de hecho, ambos se vieron igual de intimidantes, pero ahora, lucían como dos cachorros entusiasmados. Min no pudo evitarlo, elevó su pistola hacia arriba mientras se aferraba al peligris y haciendo colisionar una vez más sus labios, comenzó a disparar hacia el cielo lo poco que le quedaba de municiones seguido por todos. Por Namjoon, Taehyung, Jungkook, Seokjin y su Fantasma, el resto de los hombres allí presentes.

— Vayamos por nuestro corderito. — Musitó feliz contra sus dientes, dejando que el más alto lo abrazara y besara a su antojo.

— Vayamos por nuestro hombre, ese que nos complementa y completa. — Concordó succionando con la misma intensidad que sus labios eran succionados. Se separaron sonrientes y juntos corrieron hacia sus vehículos.

+++

Había un gran silencio en la habitación mientras el médico pinchaba Jimin, revisando sus ojos y signos vitales sin decir una palabra. El resto de ellos, el resto del ejército de hombres en su habitación, se quedaron en silencio donde fueron hacinados. Toda la habitación olía a jabón, se podría jurar que todavía quedaba algo de jabón en el cuello y el cabello de algunos de los hombres.

El castaño recién salido del coma no pudo evitar la débil sonrisa mientras sus ojos se dirigían a los dos hombres más importantes en su vida. Namjoon estaba radiante mirándolo con su cabello gris todavía húmedo, el alivio claramente grabado en su rostro. Yoongi por otro lado estaba sin emociones aparentes, mirándolo fijamente, haciendo que el corazón del menor se acelerara por la forma en que lo estaba observando.

No podía explicar lo que estaba tratando de transmitirle. Esperaba que se sintiera aliviado, incluso feliz, de que estuviera despierto. No obstante, no estaba mostrando signos de alegría o una chispa de alivio por la condición en la que se encontraba. Eso ponía a Jimin algo nervioso porque no sabía qué más había pasado, era claro que acababan de regresar de una matanza, de lo contrario, no hubiese sido testigo del aparente baño colectivo que todos se dieron.

El monitor pareció captar el corazón acelerado de Park, emitiendo un pitido más fuerte y más rápido, haciendo que la atención de toda la sala se volviera hacia el aparato en un momento. Eso solo hizo que el corazón de Jimin enfureciera aún más. No había nada más aterrador que una habitación llena de hombres mafiosos que miraban una máquina que era demasiado sincera sobre cómo se sentía en ese instante.

— ¿Señor Park? — El doctor se aclaró la garganta y lo miró con preocupación.

— Estoy bien. Solo siento un poco de emoción por estar despierto y estar aquí con mi familia. — Se las arregló para decir en un susurro fuerte, le dolía la garganta por lo que el médico sospecha era uno de los síntomas de la infección de sus heridas.

Todavía tenía fiebre, estaba débil por las cirugías y solo formar una oración parecía sacarle el aire de los pulmones. Jimin alejó su vista del médico hacia la multitud, empezando a asustarse con la sonrisa loca dibujada rostro del pelirrojo que estaba aferrado al brazo de Jeon. Fue tan gracioso y a la vez tierno, que Jimin no pudo evitar comentarlo.

— Estás... realmente feliz, Tae. — Rio entre dientes antes de hacer una mueca inmediatamente por el dolor que irradiaba a través de su cuerpo.

La reacción fue instantánea, los hombres en la habitación se enderezaron y avanzaron hacia él. El doctor parecía perdido por las palabras y retrocedió, acercándose más a su paciente, su mano agarrando el hombro en lo que solo se podía interpretar como miedo. Namjoon ya lo había alcanzado, una pistola que estaba claramente introducida de contrabando al hospital estaba presionada contra la sien del médico.

— Tiene un dolor de mierda que no puede ocultar. ¡Arréglalo! — Rugió el peligris sintiendo que su corazón se le salía del pecho.

Ver a Jimin vulnerable o en mal estado era algo más que su talón de Aquiles, lo destrozaba. El menor de esa pareja de tres se estremeció, haciendo una mueca una vez más ante el dolor agudo, aunque una parte de todo eso ahora le resultaba sexy, ya no le asustaba. Esos tipos iban a hacer que su médico se orinara ahí mismo. Nunca había visto ese lado de Namjoon, nunca.

Él siempre fue amable, de voz suave, pero firme, ese que se controlaba cuando Min perdía la cordura. Era la conciencia y sabiduría de los tres, el calmante, el único que podía mantener la cabeza fría para apaciguarlos. Nunca fue así, tan descontrolado y peligroso incluso con quien supuestamente era un inocente.

Eso era más como Yoongi que como Kim, impredecible y explosivo. Por otro lado, Min estaba sentado en silencio en el sofá, mirando al castaño sin parpadear, en silencio. Fue como si hubieran cambiado de personalidad después de que lo apuñalaran. Jimin se preguntaba cuánto se había perdido en esas semanas que estuvo en coma.

— Namjoon... — Comenzó a decir, mirando el arma que apuntaba a la sien del doctor. — Estoy bien. No, no te preocupes tanto, no te alteres.

— No estoy alterado. — Replicó con su mandíbula apretada. — Jimin asintió brevemente, reconociendo las palabras de Namjoon, pero completamente incrédulo. Le dio al doctor una sonrisa de disculpa por la actitud de uno de sus novios y la presión que todos sus hombres mantenían con su sola presencia.

— Lo estás. Siéntate con Yoon, todo está bien, todo está bajo control. — Namjoon
se burló, presionando un poco más su arma en la cabeza del doctor.

— No todo está bajo control. Te apuñalaron, Jimin. No fue una cortada sencilla, te atravesaron casi con una espada. No todo está bajo control. — Quería controlarlo, pero el miedo en sus palabras fue notable por los presentes.

Yoongi no podía culparlo, era como si incluso hubiera dejado sus emociones a cargo de su mano derecha y pareja, hasta esa tarea Namjoon desempeñaba perfectamente por él. El pecho de los tres, aunque no lo dijeran, se apretaba dolorosamente.

Todos pasaron mucho mientras el castaño estaba inconsciente. Casi murió, que estuviera despierto y en ese estado era prácticamente un milagro, ese que aún sin fe todos pidieron a lo que existiera. Jimin tampoco podía culparlo por su comportamiento. Si hubiera tenido que verlos pasar por eso, sería un desastre total en ese instante, quizás peor que ellos.

— Estoy vivo. —Le dio una sonrisa débil, apenas tranquilizadora. — Eso es todo lo que importa. — Trató de redirigir su atención a lo que realmente importaba.

Estaba vivo, eso era realmente todo lo que importaba. El agarre de Namjoon sobre su arma se contrajo, el médico se encogió un poco en su lugar antes de atreverse a decir algo.

— C-Cálmate. — Jimin mordió sus labios y sacudió la cabeza divertido.

¿Calmarse?

Ellos eran la imagen de la calma en ese momento. Si el médico hubiera visto cómo se veían cuando irrumpieron en la habitación por primera vez, le hubiese dado un infarto. Ni siquiera entendía cómo caminaron por los pasillos del hospital en el estado que traían. Sangre y suciedad por todas partes, ropa rota y heridas por doquier. Casi le dio un ataque al corazón y todo lo que pudo susurrar en pregunta fue un: ¿qué pasó?

Tras la noticia, ninguno pensó a cabalidad, tuvo que pasar un rato para que Yoongi finalmente se diera cuenta de que estaban atrayendo demasiada atención con sus apariencias. La preocupación debió reflejarse en los ojos del menor porque Min y el peligris se detuvieron instantáneamente, con las manos extendidas para detener a los otros hombres detrás de ellos que estaban a punto de entrar en la habitación.

Ambos lo miraron solo para cerciorarse que los ojos de Jimin estaban abiertos, antes de darse la vuelta sin decir una palabra, gruñendo a sus hombres, cerrando la puerta detrás de ellos cuando salían. Dejaron a un Jimin estupefacto y con el miedo corriendo por sus venas porque la última vez que estuvo despierto, fue en medio de aquella balacera en el museo. Miles de preguntas en su cabeza, cuántos habían muerto, qué tan fea fue esa guerra, volvieron a ser atacados o atacaron ellos.

Jimin permaneció acostado donde estaba, sobre todo por miedo a moverse debido a que tenía mucho dolor antes. Namjoon y Yoongi se aseguraron de que todos se bañaran, presionando incluso a un Jungkook que no protestó porque sabía el momento en que se encontraban. Tardaron unos treinta minutos antes de que todos regresaran nuevamente.

Esta vez, vestidos con ropa limpia, era como si todos se hubieran bañado a la vez en la misma ducha. Taehyung y el rubio que tenía por novio llegaron con el cuello lleno de espuma, algo que Jimin notó y no fueron los únicos. Todos llevaban sus cabellos húmedos, ocasionalmente alguno se pasaba las manos por el pelo y el agua parecía salpicar por todos lados.

Nadie trató de explicar por qué se veían de la misma manera cuando entraron a la habitación. Nadie quería decir nada, todo lo que hacían era preguntarle al paciente si sentía dolor. Namjoon no se atrevió a abrazarlo, solo le cepilló el pelo con cautela y Yoongi se limitó a mirarlo. Todo lo que Jimin continuaba diciéndoles era que se sentía bien, pero ninguno de ellos hizo un movimiento para acercarse a la cama. Nunca los había visto lucir tan en conflictos antes. De hecho, se hubiera reído de no ser porque aún le dolía.

— ¿Pueden retroceder, por favor? — Lamió sus labios. — ¿Pueden dejar que el doctor haga su trabajo? — De alguna forma, ninguno se movió y esto logró que Para frunciera el ceño. — ¿No escucharon? ¿Tengo que ordenárselo? Todos aléjense.

Todos los hombres le miraron, incluyendo aquellos con quien estaba en una relación, pero se limitó a enarcar una ceja con su mandíbula tensada. Si bien estaba agradecido y actualmente se sentía muy querido por todos ellos que se preocupaban tanto por él, empezaba a pensar que alguien debería reforzar la regla de "no más de cuatro visitantes a la vez".

— Min, Kim, eso va para ustedes dos también.

Los nombrados se miraron, preguntándose si algo había ocurrido con la mente del menor mientras estaba inconsciente. Lo dudaron, pero cuando se encontraron con la mirada del castaño, retrocedieron, al menos un poco, lo suficiente como para que el doctor suspirara un poco aliviado. El apretón mortal del médico en el hombro del paciente pareció relajarse un poco, mientras se alejaba de un Namjoon que volvía a enfundar su arma.

— Te traeré algo de morfina para el dolor. — Pasó lentamente por delante de Yoongi hacia la puerta y los hombres se movieron hacia un lado para que pudiera irse. — Enviaré a una enfermera para que la administre.

Por supuesto. ¿Por qué volvería después de que esos hombres locos prácticamente amenazaran con matarlo? Con el médico fuera de la habitación, el silencio en esta comenzaba a volverse incómodo. Todos solo miraban a Jimin, principalmente con sonrisas en sus rostros como niños listos para la aventura, pero no decían nada, manteniendo la distancia como se les ordenó.

— ¿Puedo acercarme? — Preguntó Namjoon y el castaño tuvo que obtener su deseo de sonreír, no podía bajar la guardia tan fácilmente.

Lo miró fijo por varios segundos generando una tensión que lo recorrió por todo su cuerpo revitalizándolo de una forma que no imaginaba le brindaba el tener ese tipo de control y poder. Cuando los ojos del peligris casi le rogaron y el líder de todos estuvo a punto de intervenir, Jimin asintió permitiéndolo acercarse y sostener una de sus manos. Acariciaba suavemente el dorso de la mano con su pulgar.

Yoongi todavía estaba plantado en esa silla, mirando todo lo que estaba ocurriendo, procesándolo. Todavía no hablaría, esta esperando a que estuviesen solos, suficiente había mostrado delante de sus hombres.

— ¿Indigo básicamente se mudó aquí? — Trató de bromear Jimin. Alguien tenía que intentar aliviar un poco la tensión en esa sala antes de que explotaran.

— Estamos felices de saber que te despertaste y solo queríamos ver que estás bien. — Taehyung habló felizmente cuando nadie hizo un movimiento para decir nada. Jimin observaba la mano que rodeaba su cintura y al rubio que descansaba su cabeza sobre su hombro.

— Eso, lo que Tae dijo. — Agregó Jungkook haciendo que el pelinegro rodara los ojos ocultando lo graciosa que le parecía la situación.

No opinaba porque aún estaba en trance por un lado, por el otro, él también había hecho demasiadas estupideces desde que se permitió sentir abiertamente amor por Jimin e incluso Namjoon.

— Estoy bien. Gracias por venir a verme.— Lo señaló. — Tienes algo en el cuello, Tae. Tal vez quieras limpiar eso. — Los ojos del nombrado se abrieron en pánico, sus manos se extendieron hasta su cuello al mismo tiempo que las de su pareja para limpiar la mancha.

— ¿Sangre? ¿Hay más sangre? — Indagó encontrándose con la mirada de Namjoon y Yoongi que los inspeccionaban a todos en silencio.

— ¡No sangre! ¡Jabón! Creo que es espuma del jabón. — Se apresuró a explicar.

A estas alturas ya se había secado hasta convertirse en una raya blanca y por alguna razón a Jimin le molestaba mucho. Sobre todo, le preocupaba más que nadie le estuviera explicando sobre la sangrienta situación en la que se vieron envueltos.

— Oh sí. — Se echó a reír tímidamente. — El jefe dijo "entrando y saliendo en cinco o dejaré a cualquiera que se tarde, no podrán entrar a ver a Jimin."

Con un orgullo escondido, el castaño se giró para mirar a Yoongi con una sonrisa divertida, pero aun así, el hombre le devolvió la mirada sin ninguna expresión.

— Entonces ... ¿Alguien me va a decir lo que pasó?

+++

Jimin se fue recuperando lentamente, pero pocos días después de despertar, fue dado de alta para continuar el reposo en casa. Su partida del hospital fue todos menos discreta, tal parecía que el presidente estaba pasando porque todos los pasillos por los que transitó se llenaron de trajeados hombres negros. Ya en el estacionamiento, una gran hilera de coches negros esperaban, todos los escoltaron hasta que llegaron finalmente a su vivienda.

Comenzó bastante pronto a comer más alimentos sólidos, pero continuaba tomando laxantes, ya que los médicos estaban preocupados de que se le rasgara algún punto en el proceso. Nunca tuvo tanto miedo a defecar como en ese momento de su vida. Jamás pensó que algún día tendría que preocuparse por tener excrementos sólidos y saludables.

Sus hombres siempre estaban a su lado y si uno se ocupaba, se turnaban, todos los días sin falta. Pasaban más horas en la habitación cuidándolo que en el lugar donde deberían estar, en el trabajo. Namjoon siempre se involucraba rápidamente con Jimin, tocándolo, besándolo y sonriéndole como si fuera lo más preciado que tenía. Podía entenderlo, el miedo que debió haber tenido que superar, la necesidad de recuperar el tiempo perdido. Jimin se dio cuenta de que si no se hubiera puesto fuerte y los hubiese dejado salirse con la suya, los dos habrían hecho las maletas y habrían empezado a vivir con él desde que estuvo el hospital.

Contrario a lo que esperó, a Jimin no le dio ni frío ni calor cuando le contaron todo lo ocurrido. Desafortunadamente, esto dejó demasiado trabajo para ellos como para quedarse con él tan a menudo como querían.

Seokjin les había otorgado una gran área de territorio por su arduo trabajo contra los Ruby. Esos territorios necesitaban ser supervisados y Min actualmente tenía poco personal después de los enfrentamientos, por lo que estaba trabajando en estrecha colaboración con Jungkook para establecer esas áreas como suyas.

Hubo muchas reuniones a las que asistir, reuniones con los jugadores locales en esas áreas de las que se le tuvo que informar a Jimin con lujo de detalles especialmente. Si bien aún no podía entrenar y prepararse activamente, el propio Park declaró que se involucraría de a lleno con el negocio antes de que le dijeran. La familia necesitaba establecer nuevas tiendas de las que él más adelante tomaría control. Precisaban establecer su poder y autoridad en el área, y ¿quién mejor para hacerlo que ellos tres e Indigo? Yoongi tuvo menos oportunidades que el peligris para ir a visitar al castaño, pero este entendía perfectamente los motivos.

Aunque a pesar de estar en cama había logrado independizarse cada día un poco más de esos hermosos hombros, los extrañaba. Echaba de menos que su sobreprotector y bruto amante quisiera estar prácticamente pegado a él y adularme cada vez que tuviera la oportunidad de hacerlo. Yoongi todavía iba a verlo, siempre lo hacía, pero no decía mucho. No a Jimin directamente de todos modos.

Por momentos le invadió el miedo generado pro sus inquietos pensamientos, sopesando la idea de que podría haberse cansado de él y no sabía cómo rechazarlo. Que se cansaba de estar siempre al pendiente y protegiéndolo. Sin embargo, su seguridad, esa confianza escondida en sí mismo había despertado también con mucha fuerza.

Confiaba en el amor que se tenían, no era el mismo Jimin de tiempo atrás. Con o sin ellos, tendría una vida aunque fuera como activo dentro de la organización, no se moriría por estar solo. Pero con cada día que pasaba, parecía ser una herida supurante, y que por momentos le hacía ser cauteloso, ansioso por estar cerca de Min.

Realmente quería saber qué le ocurría porque su actitud no era normal. Al menos no en le Yoongi que lo acompañó desde que aceptó sus sentimientos. No entendía si lo que le ocurría estaba ligado él, si estaba enojado, si había hecho algo mal, cualquier cosa.

Justo ese día no fue diferente de los otros que había estado soportando con la actitud del pelinegro. No había nadie más en la habitación excepto ellos tres. El resto de sus hombres fueron despedidos antes con nuevas tareas para hacer. Ya era bastante tarde en la noche y se sabía que solo sería cuestión de tiempo antes de que Namjoon intentara meter a Jimin en la cama para que descansara. Luego los dos desaparecerían en la casa en busca de un cambio de ropa, descansarían un poco y estarían ahí por la mañana para cuando se despertara los viera.

Esa noche, Jimin miró a uno de sus novios, a su amante y mejor amigo, apuñalando su tableta, sin mirarlo en absoluto. Le había estado dando mucho tiempo porque estaba al tanto de que no fue poco por lo que pasaron, que sobre los hombros del pelinegro recaía un peso inimaginable aún para él con todo lo que ya sabía, pero era suficiente. Esos tratos silenciosos entre ellos no tenían más cabida, no los quería aunque comprendiera que todos en algún momento necesitarían su espacio por cualquier razón.

Demasiados días habían pasado desde que se despertó y todavía Yoongi no le había dicho una palabra, ni siquiera para preocuparse si se sentía bien o con dolor. Más que claro que no era que no le importara, él estaba ahí después de todo a cada seguro moviéndose alarmado si se atrevía siquiera a parpadear demasiado o hacía alguna mueca en su rostro. Solo no entendía por qué no le hablaba.

—Yoon, ¿puedes decir algo? No has dicho mucho desde que desperté. — Su tono inicial fue lo más calmado que logró conseguir.

Ya había hecho esta pregunta con anterioridad, cuando estuvieron completamente solos, pero Min parecía más interesado en mirar su tableta que en contestarle. No tuvo la oportunidad de abordar el asunto correctamente con él porque en aquel entonces el médico fue para otro chequeo y, desde entonces, había tenido cautela de volver a mencionarlo. Pero esa noche, estaba demasiado molesto por su silencio hacia él.

— Min. — Él gruñó sin contestar. — Oye, estoy hablando contigo, no con una jodida pared, al menos mírame cuando te estoy hablando que no soy una cucaracha, soy tu pareja. — Su pecho se revolvió de dolor ante la respuesta obviamente despectiva que no fue verbalizada.

Una lágrima quería caer de sus ojos, pero se dio la vuelta rápidamente porque no quería lo vieran. No iba a llorar una mierda.

— Dijo mucho mientras estabas inconsciente, amor. — Namjoon comentó desde donde estaba después de mirar a Min. Él mejor que nadie sabía cómo lo pasó Yoongi, lo mucho que ese ermitaño los amaba. Dejó un par de documentos extendidos frente a él mientras fruncía el ceño queriendo apuntarle con una pistola.

— Bueno, eso fue cuando no estaba consciente, bien lo dijiste. No escuché nada de eso y ahora quiere que me hable. — Contuvo por alguna razón una risa que no tenía lugar, esperando que ninguno se diera cuenta de lo vulnerable que se sentía en ese momento. — Dime de nuevo, ¿qué dijiste? — Preguntó esperanzado.

Yoongi se quedó callado, sin siquiera desviar su atención de la tableta hacia el menor. Aún con el dolor oprimiendo su pecho o el de la herida en su costado, respiró hondo y hurgó detrás de la cama.

— Vamos. No seas tímido.— Intentó de nuevo, pero al no tener respuesta, tensó su mandíbula y sacó el arma que escondían detrás del respaldo. Le quitó el seguro más rápido de lo que ellos se imaginaron y disparó contra la pared. — Ignoras al Jimin bueno, entonces creo que tengo que ir a tu nivel para que me hagas caso.

Yoongi finalmente había apartado los ojos de su tableta, brincó en su sitio levantando el aparato por encima de la cabeza, mirándolo entre molesto, asustado y confundido mientras bajaba la tableta a su regazo.

— ¿Estás jodidamente loco, Park?

— Ah, porque me estás gritando... — Volvió a disparar hacia la pared porque su puntería era fatal y tampoco quería que ocurriera un accidente, pero eso era suficiente para que los dos hombres le prestaran total atención. — Te hice una jodida pregunta, cabrón. Respóndeme de una puñetera vez. ¿Qué me dijiste? — Min no respondió.

— ¡Jimin! — Gritaron los mayores al unísono.

— Va a sobrar para ti también, Kim, así que no te metas. Esto es entre el líder de Indigo y el novio que él ignora. — Extendió su mano para apuntar esta vez hacia el suelo, notando como ensanchaba su mano. — Solo necesitaba disparar una vez, ahora mi dedo anda suelto queriendo apretar el gatillo a cada momento y juro que si tengo que disparar una vez más, Min, vas a maldecir el día que naciste por una eternidad. ¿Qué carajo me dijiste mientras dormía?

— ¿Quieres saber lo que dije? — Preguntó agitado, buscando recomponerse porque su corazón estaba desbocado, una parte de él tenía miedo de esa locura con la que se despertó Jimin. — Deberías haber estado despierto si querías saber lo que dije.

— ¿Cómo podría inconsciente después de ser apuñalado? Claramente estás pidiendo una estupidez imposible. ¿Cuándo dejarás de esperar lo imposible de mí? — Disparó hacia el suelo y ambos hombres gritaron. — Vamos, Yoon. ¡Fui apuñalado! Es bastante difícil permanecer despierto cuando has perdido tanta sangre. — Intentó no reírse, pero ese puchero gruñón era demasiado lindo. — ¿Simplemente no me hablabas porque estabas molesto debido a que me apuñalaron?

Oh, Min tenía un lado infantil y malcriado bastante sorprendente y complicado como él. Si era así, ¿no debería estar Yoongi feliz de que estuviese vivo y despierto ahora mismo, teniendo esta conversación con él? Con cautela, Namjoon su fue acercando hasta arrebatarle la pistola a Jimin, suspirando toda tenso. Ahora había algo más de lo que preocuparse. Park con un arma, era una cosa seria.

— ¿En serio vas a darme esa actitud? ¡Me llevé una espada a la espalda por ti! — Levantó la voz un poco y la herida en su costado se estiró dolorosamente mientras lo hacía. Ignoró el dolor, odiando que comenzara a sentir resentimiento hacia Min en ese momento.

— No te lo pedí.

— Este hijo de su concha tiene que estar tomándome el pelo. ¿Dónde está la pistola? — Preguntó incrédulo mientras palpaba la cama.

— No, nada de armas cerca de ti. — Negó Kim saliendo del cuarto por un segundo.

— Quizás quieras mostrar algo de gratitud, señor líder.

Se movió en la cama, con muchas ganas de salir de la habitación y no tener que lidiar con Yoongi porque si no realmente le iba a meter una jodida bala en algún lugar de su cuerpo porque su puntería era nula. Debió haber mantenido la boca cerrada, maldición.

— No. — Yoongi con los disparos se mantuvo en su sitio, pero en ese momento corrió tan rápido hacia Jimin que este se sobresaltó.

El monitor que rastreaba su estado se disparó, se escuchaba como su ritmo cardíaco aumenta rápidamente. Se sonrojó de vergüenza porque quería actuar duro, pero podía sentir su cuerpo temblar levemente por el dolor de la herida que le gritaba que debía calmarse y no moverse tanto. No era su culpa, Min eligió el día equivocado para pelear con él. El resentimiento su interior había alcanzado su límite, estaba tan enojado.

— No. No entiendes nada maldito tonto. — Musitó con su voz rota.

— Porque todavía tienes las bolas para decirme tonto, hijo de puta.

— Wow, ¿qué ha pasado con esa boquita sucia desde que despertaste? — Preguntó bajo Namjoon aunque no lo suficiente, quizás no debía, pero estaba divertido y de cierta forma contento por ver ese lado de Jimin.

— Tú mejor te callas. — Espetó el castaño y el mayor de los tres elevó ambas manos en son de paz.

Jimin veía rojo, tanto rojo que prácticamente podía sentir su sangre bombear por sus venas y definitivamente en el sitio de la herida con mayor intensidad.

— ¿Qué mierda dijiste, Min? ¿Cómo me acabas de llamar? — Se sentó más derecho y supo que se había abierto la herida al hacerlo tan rápido.

No le importaba, esa habitación era en un maldito hospital y tenían doctores durmiendo en los cuartos continuos. Lo podía arreglar de nuevo una vez que terminara con ese imbécil que tenía por novio. Asustado y con deseos de llorar, Min le apuntó con un dedo acusatorio mientras toda la sangre que subía a su cabeza lo volvía más rojo.

— ¡Pudiste haber muerto! ¡Te vi desmayado debido a la pérdida de sangre, vi el dolor en tus ojos mientras perdías el conocimiento! ¡Tuve que ver la vida en tus ojos drenarse, esa chispa de la que me enamoré se había ido y no pude hacer una mierda para ayudarte! En eso momento en todo lo que podía pensar era... — Se atragantó con su propio sollozo y saliva, relamió sus finos labios mientras miraba al menor con intensidad y ojos cristalizados, con tanta emoción que Jimin no sabía cómo recibirla. — En que no te dije cuánto te amo y lo mucho que te necesito en mi vida. Cuánto deseé jamás haberte dañado todos esos años. Lo mucho que anhelé poder retroceder en el tiempo y aceptar mis sentimientos mucho antes. Cuánto deseé no haberte hecho esperar por mí tanto tiempo, tal vez de ese modo, hubiésemos tenido más tiempo juntos. Cuánto deseé no haber elegido nunca esta vida para ti, para mí, para nosotros. Lo mucho que deseaba que despertaras de una jodida vez para poder decirte que no puedo vivir sin ti. No entiendes cómo me sentía. No entiendes nada, un tonto que casi pierde la vida por mi causa. — Exhaló bruscamente y se pasó la mano por la cara. — Maldita sea, Jimin. No puedes morir sin mi permiso. No puedes volver a lastimarte. No puedo vivir esto de nuevo. No lo haré. No puedo... Simplemente no puedo...

Jimin se sacudió donde estaba acostado en la cama, las lágrimas caían de los ojos de ambos sin control. La ira se desvaneció tan rápido que se sintió mareado. Eso, o fue por la pérdida de sangre que podría estar experimentando en ese momento. Pero no estaba preocupado por su herida reabierta. Todo en lo que podía pensar era en las palabras que le gritaban a la cara.

Ese momento que compartió con su amante roto, pocas veces veía a Min quebrarse así, las pocas veces habían sido siempre con él, pero jamás de ese modo. Ahora sabía por qué mantenía su distancia, por qué no podía hablar con él. El gran Min Yoongi tenía miedo. Nunca lo había visto tan asustado y vulnerable. Le rompió el corazón verlo de esta manera.

—V-Ven aquí. — Susurró, sabiendo que él lo escucharía de todos modos.

La habitación se había vuelto tan silenciosa que podía oír a Namjoon sollozando a un lado sin atreverse a interrumpir ese momento. Yoongi no hizo ningún movimiento excepto para mirarlo mientras se secaba sus lágrimas.

— ¿Debería desconectar esta máquina, quitarme todas estas cosas para poder ir a ti en lugar de que vengas a mí? — Le preguntó mientras se ahogaba en un sollozo, alcanzando el tubo conectado a su brazo. — Iré a ti, Yoon, sabes que lo haré si tengo que hacerlo. — Movió sus piernas para poder empujarse fuera de la cama y Yoongi maldigo por su terquedad, ensanchando sus ojos por el miedo.

— ¡Alto! ¡No!

Se apresuró a correr a Jimin, sus manos salieron rápidamente para sostener la mano contraria que no estaba conectada a una máquina. El menor apretó su mano temblorosa con fuerza, acercándolo a él mientras lo miraba fijamente a los ojos.

— Mírame y escúchame. — Inició, deseando dejar de sollozar mientras hablaba. — Estoy vivo. Sí, tengo dolor y sí, me apuñalaron, pero me estoy recuperando. Esto no es culpa tuya, tampoco de nuestra pareja. Hice esto por mi propia cuenta y pagaré por mis propias acciones. — Relamió sus hinchados labios. — Escucho cada palabra que tienes que decir, Yoon y sé lo mucho que te cuesta expresar tus emociones o sentimiento. Siento mucho haberme herido y asustarte tanto. Te amo y sé que nos llevó mucho tiempo llegar a donde estamos hoy, pero estoy agradecido de que lo hayamos hecho de todos modos, sin importar cómo llegamos aquí.

El pelinegro hizo un movimiento para retirarse, con el ceño fruncido por la ira y el dolor, pero el contrario extendió la otra mano llena de sueros para sostenerlo. Logró que Min se detuviera de inmediato, sus ojos fijos en los tubos.

— Préstame atención, amor. Yo siempre, siempre he estado junto a ti y siempre lo haré. Iré a ti cada vez, mientras me quieras y tal vez incluso cuando no quieras porque ahora tienes un novio un poco más loco y poderoso que ya se cree mafioso. Iré a ti y me aseguraré de que cualquier distancia entre nosotros se elimine, la única distancia que acepto es el cuerpo de Namjoon, nuestro hombre, justo entre los dos aumentando el calor y cada una de las emociones que compartamos. — Se volteó para mirar al peligris, asintiendo con la cabeza para que se uniera a ellos.

Kim dudó antes de inclinar un poco la cabeza y avanzar hacia los otros dos. Las lágrimas en sus mejillas y sus ojos enrojecidos eran notables mientras Jimin sostenía su mano tan fuerte como podía con todos los cables conectados a su brazo.

— No toleraré que nadie se interponga entre nosotros. Ni siquiera la muerte, no hasta que nos lleve cuando seamos mucho, mucho mayores. Lucharé juntos a ustedes, acabaremos con el mundo y luego nos fundiremos en la cama de nuestro hogar como uno solo. Los tres estaremos juntos, durante mucho tiempo. Me prometiste permanencia. — Miró a Min con una suave sonrisa. — Y me prometiste estar ahí para mí sin importar nada. — Esta vez miró fijamente a Namjoon. — Saben lo que siento por las promesas, algo que jamás cambiará. Los estoy obligando a ambos a cumplir lo que me prometieron. Y quiero más que eso. No me importa si no entiendo nada, me explican y dicen hasta que me entre en esta cabeza terca. Quiero ser egoísta ahora. Solo me importa lo que quiero ahora y eso que quiero, son ustedes dos. Los quiero a ambos por el resto de mi puta vida y ninguno pueda salirse de esto al no ser que lo mande yo.

Los mayores se miraron, luego bajaron sus cabezas y en una perfecta coordinación volvieron a mirar esos ojos que por momentos se perdían en una línea. Sin embargo, ninguno iba a decir una palabra y el castaño lo notó.

— Quiero que me prometan que nuestro futuro siempre estará atado el uno al otro. Nunca nos dejaremos ni nos abandonaremos, por ningún motivo, porque no existe razón lo suficientemente buena para eso. — Se relamió los labios. — Casi me pierden una vez y si podemos aprender algo de lo ocurrido, es cuánto nos necesitamos en nuestras vidas. No porque seamos dependientes uno del otro, sino porque nos complementamos de una forma que aumenta incluso nuestra vitalidad. Quiero que los tres estemos juntos, para siempre. Nadie se separa y se aísla, sin importar si piensan que nos están protegiendo o no. Cada respiración que demos, deseo que sea justo al lado de ustedes dos. No quiero que me cambien o que lo hagan ustedes, si esos cambios llegan, que sean naturales y porque cada uno así lo decida por sí mismo. Quiero a los dos, a su capacidad máxima. Deseo monopolizarlos a ambos, les daré a los dos todo lo que tengo y soy sin volverme a olvidar de mí en el proceso. Lo prometo. ¿Puedo tener eso? ¿Podemos tener esto?

Namjoon fue el primero en reaccionar calmando sus lágrimas, sintiendo la calidez que lo recorría en su totalidad. Se inclinó y colocó un casto beso en los labios de Jimin. — Ustedes saben que nunca los abandonaré, a ninguno de ustedes. Soy fiel hasta la muerte aunque esa sea tal vez mi mayor falla y no voy a cambiar eso de mí mismo. — Una lágrima volvió a abandonar sus ojos, cayendo sobre el rostro del castaño cuando besó su cabeza y apartó.

— ¿Yoon? — Llamó, tanto Namjoon como él lo miraron expectantes.

— ¿Jefe?

El brazo de Kim rodeó la cintura de Yoongi logrando que el corazón del castaño se derritiera porque sus interacciones habían dado un giro que hasta el momento notaba. Vio como la mano del mayor bajó hasta el trasero de Min para apretarlo con fuerza y lo subió a la cintura nuevamente, sosteniéndolo con cierta dominancia. Yoongi se aclaró la garganta, mirando hacia el techo mientras se limpiaba los ojos con ferocidad, antes de volverse para mirarlos a los dos.

—Tengo una boda que planear.

¡Doble actualización! Creo que solo queda un capítulo, el epílogo y un extra. 🤔 A ver si no debo dividirlos más 😂. Trataré de terminarla hoy.

¿Qué les pareció el capítulo? 🥺 Me pongo ansiosa en los finales y leer sus comentarios me ayuda a saber cómo voy.

Yo sé que esta historia por la temática, el ship y otras cosas no es el agrado de muchos, pero tiempo atrás cuando la escribí, lo hice con mucha emoción. La comencé a publicar porque no podía escribir y era de las pocas terminadas en su totalidad, pero a medida que dividía los capítulos y corregía algunas cosas, volvía a emocionarme como tiempo atrás.

No tiene tanta acción porque la primera vez que realmente eliminé mi miedo para escribirlo fue para Liquidator. Espero seguir superándome para las historias futuras.
LORED

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