Capítulo 32

— El próximo mes debemos viajar a Italia. La fecha se anunciará horas antes. — Musitó Yoongi entregándole una carpeta a su mano derecha para que la analizara e interiorizara. Permaneció mirándolo, en apariencia era el mismo Namjoon de siempre, la perfecta mano derecha, mas había algo incómodo en él que Yoongi no terminaba de descifrar. — Iremos tú y yo por ahora.

— ¿No llevaremos a Jimin?

— Aún no lo sé, no es seguro. Allá todo puede pasar, no es nuestro territorio o país, por muchos lazos que tengamos allá, es peligroso.

— ¿Cuándo podremos entrenarlo físicamente?

— ¿Cuando no tiemble como gelatina cuando alguien lo mire? No lo sé, pero ahora mismo no. — Respondió mirando los papeles.

— Tal vez no superará esto hasta que no lo enfrente. Déjame intentarlo.

—Le hemos estado dando más tareas, involucrándolo más, enseñándole todo. No pongas a Jimin a correr antes de andar, Kim. — Sentenció mirándolo. — Tú también tendrás que hacer un viaje solo pronto, prepárate.

— ¿Solo?

— ¿Es tu primera vez viajando solo?

— ¿Pero qué pasa con ustedes dos? — Indagó guardando su ligera ansiedad.

— Nos quedaremos aquí. ¿Hay algún problema con eso? — El mayor negó. — Entonces eso sería todo.

Jimin observaba el borde de las esquinas de papel blanco amarillentas apiladas en un abanico delante de él. Los números que aparecían en la primera página parecían casuales y sin patrón, pero si uno supiera cómo decodificarlos, comprenderían el sistema de codificación, podrían recuperar información valiosa y privilegiada que podía ser extremadamente ventajosa.

Trazó la cadena de números más cercana a la parte inferior izquierda de la página, los garabatos comenzaban con mucha fuerza contra el papel, en negrita la fuente hasta que se reducía a un rasguño ligero. Negó con la cabeza, sabiendo que esta fue escrita muy apresuradamente. Casi como una ocurrencia tardía. Esto podría no ser un número muy crucial, pero aun así, necesitaba procesarlo. Frunció el ceño, examinando la hoja de referencia que había creado hasta ahora con su propia mano, escaneando y tomando pequeñas notas mientras descodificaba los números.

— Tómate un descanso, Jimin. — El aludido saltó un poco en su asiento, sin darse cuenta de que alguien había entrado en la habitación debido a su concentración.

— Namjoon, me asustaste. — Respiró, estabilizándome antes de levantar la mirada de la página. — ¿Terminó la reunión? — Preguntó, sus manos subieron a su cuello para masajearlo cuando notó cuánto tiempo había estado encorvado sobre los papeles sin descanso.

— Sí, terminó todo. ¿Has estado en esto todo este tiempo? — Hizo un gesto hacia la pila de papeles sobre el escritorio mientras daba vueltas alrededor del mismo escritorio en el que estaba sentado Jimin. El menor suspiró, inclinando la cabeza mientras hundía los dedos más profundamente en su carne, con la esperanza de aliviar el dolor en su cuello.

— Sí. Supongo que me quedé absorto. — El mayor sonrió ligeramente, extendiéndose hacia él y colocando las manos sobre sus hombros. Jimin gimió, apoyándose en su toque mientras apretaba sus cansados ojos. — Eso se siente genial.

— Has estado mirando esos números durante al menos tres horas seguidas, Jimin. No es de extrañar que estés tan tenso y cansado. — Explicaba con calma.

— Ni siquiera me di cuenta de que había pasado tanto tiempo. No puedes culparme. He estado sin trabajo real durante tanto tiempo, se siente realmente bien tener algo que hacer finalmente. Estaba empezando a sentir que mi cerebro se está oxidando o pudriendo.

— Pero si has estado todos estos meses haciendo cosas en la empresa, aprendiendo el funcionamiento de todo.

— Sí, pero con la ayuda y supervisión de alguien. Prácticamente otras personas hacían todo mientras yo solo observaba. Ahora es diferente, me están dando una responsabilidad, siento que realmente soy útil ahora.

— No a expensas de tu salud, por favor. — Enterraba sus pulgares expertamente en los nudos del cuello y hombros.

— Dítelo a ti mismo. — Respiró hondo burlándose. — Te has estado quedando despierto hasta muy tarde con Yoon estos días. Y ahora que tus reuniones son en tu propio departamento, con tu alijo de alcohol a solo dos pasos de distancia, estás bebiendo como una fuente. No creo que debas tomar tanto alcohol, ¿sabes? — Lo regañó, tocando sus dos manos para detenerlo, antes de girar la silla de la oficina en la que estaba para enfrentarlo.

— El alcohol me pone creativo y relaja. — Jimin puso los ojos en blanco.

— Estoy seguro de eso.

— La ciencia también lo señala con evidencia. — Replicó alcanzando sus mejillas, peinándolo ligeramente.

— Yo... — Fue interrumpido por el sonido del teléfono de Namjoon, un tono de llamada asociado con el número de Min.

El peligris se apresuró a sacar su teléfono y escanear la pantalla. Sus cejas se fruncieron en una mirada de frustración por un segundo, justo cuando la llamada terminó antes de que pudiera contestar. Miró al menor suspirando hondo antes de chasquear la lengua con impaciencia.

— Tengo que irme. — Recibió una sonrisa débil del castaño.

— Ve, puedo manejar bien todo esto. Iré a caminar y encontraré algo de comer en el bar. — El mayor le miró con los labios entreabiertos por un momento.

— No estamos interesados en dejarte estar solo en este complejo, Jimin.

— ¿Eh?

— Este lugar es bastante... complicado. Prefiero que no te pongas a merodear por ahí si no estamos cerca. — Jimin asintió, entendiendo lo que estaba tratando de implicar.

— No lo haré. Me quedaré aquí. Podemos cenar juntos cuando termines, supongo. Un par de horas más no me matarán. — Recibió un beso en su sien.

— Me alegra que lo entiendas. Si me necesitas con urgencia, por favor llama. No te preocupes por interrumpir.

— Realmente no quiero que atiendan mi llamada en medio de esa reunión y digan, "¿Sí, Jimin?" delante de Padre. — Se estremeció. —Me gustaría permanecer invisible para ese tipo si es posible. — Kim sonrió.

— Siempre podría contestarte y decir "¿Sí, amor?" — El menor lamió sus labios mientras un sonrojo recorría su cuerpo desde su corazón palpitante.

— ¡Él sabrá que soy yo de cualquier manera!

— Bueno, no quiero perderme tu mensaje de texto. — Espetó con una mirada afilada y el contrario supo instantáneamente lo que estaba tratando de decir. La última vez que Yoongi se perdió el contenido de su texto, el hermano mayor de Jimin y sus amigos lo golpearon severamente.

— Nada malo me va a pasar aquí. No voy a vagar, no te preocupes. — Le aseguró.

— Solo llama, si realmente surge algo, por favor. — Le pidió con dulcemente con sus suplicantes ojazos oscuros.

— Lo haré. — Susurró en voz baja. — Ten cuidado también. —El peligris asintió con una sonrisa satisfecha.

— Lo haré. Tengo que volver al jefe.— Depositó un beso de despedida. — Te veo en un rato. — Avanzó para irse, pero regresó sobre sus pasos dejando un beso un poco más profundo antes de volver a irse. El menor le sonrió para tranquilizarlo, mientras lo veía mirar hacia atrás hasta que salió por la puerta

Suspiró cuando se percató de lo mucho que los había estado suspirando últimamente. Era como si hubiera olvidado otra vez cómo funcionar sin ellos desde que lo dejaron entrar en el secreto de su negocio ilícito. Con ellos llevándolo a todas partes, no existía mucho tiempo para extrañarlos. Pero con esos breves momentos en los que tenía la oportunidad de hacerlo, se encontraba odiando cuánto se había enamorado de los dos y cuánto podía perder ahora si decidían que ya no lo querían. Agitó su cabeza para despejar sus pensamientos deprimentes de la mente.

Decidió aprovechar el tiempo en lo que habías. Siempre fue bueno encontrando patrones y buscando pistas, de ahí su tendencia al periodismo. Siempre tuvo curiosidad y siempre tuvo predilección por resolver misterios. Si algunos de sus talentos podrían canalizarse para ayudar a sus amantes mafiosos, ¿por qué no?

Jimin sabía que le había prometido a Namjoon que no saldría de esa oficina, mas después de varias horas las ganas de orinar lo estaban matando, eso era un asunto urgente que ya no podía retrasar más. Pero en caso de que él, el imán de energía para los problemas, atrajese más, sacó su teléfono para enviarle un mensaje de texto a Namjoon.

"No te asustes, solo me dirijo al baño. Pensé que deberías saberlo en caso de que regreses y no me veas."

Odiaba que su cuerpo parecía reconocer siempre que estaba cerca de un baño, era como si todos sus deseos se conectaran a su mente, por eso casi tuvo que correr. Saltó un poco de puntillas mientras se apresuraba a desabrocharse el cinturón y los pantalones, odiándose por tener dedos de mantequilla cuando se deslizaron la primera vez y no pudo bajar la cremallera más rápido.

Suspiró cuando terminó, yéndose a lavar las manos mientras miraba su reloj, asegurándose de que no le tomara mucho tiempo. No quería que Namjon y Yoongi volvieran a la habitación vacía, comenzando a preocuparse, a pesar de que ya les había enviado ese mensaje de texto antes.

Frunció el ceño cuando escuchó el sonido de los tacones resonando sobre las baldosas del baño de hombres, observó la entrada o a través del reflejo en el espejo. Cuando la figura apareció a la vista, le ofreció una débil sonrisa a la mujer que se detuvo ligeramente en la puerta, sus ojos perfectamente delineados se estrecharon hacia él. No pudo evitar observar su apariencia rápidamente, sus ojos se detuvieron en sus uñas pintadas de rojo que eran largas y afiladas como si fueran cuchillas sumergidas en una gruesa capa de sangre.

— Estos son los caballeros. Está en el baño de hombres. — Le corrigió. — Las damas están más abajo.

Ella se burló, cruzando los brazos frente a su pecho, con la nariz levantada en una mueca mientras lo miraba de pies a cabeza como si acabara de decir lo más ridículo. Pero no estaba equivocado, ¿verdad? ¿Por qué habría urinarios en el baño de mujeres? Estaba seguro de que ese era el baño de hombres cuando entró.
No pudo evitar apartar los ojos hacia sus manos mientras se apresuraba a terminar. Su aura no era la más indulgente y no iba a quedarse más tiempo con ella. Quizás prefiera usar el baño de hombres porque él no sabía su verdadero género. ¿Quién era él para juzgar?

Girándose sobre sus talones mientras se aclaraba la garganta incómodamente, avanzó lentamente hacia la salida.

— ¿Estás disfrutando de que te follen por el culo?

Jimin enarcó una ceja quedándose quieto, sus pies apenas habían dado tres pasos hacia el pasillo cuando la sangre en sus venas pareció congelarse por el tono que usado por esa mujer. Más importante aún, estaba completamente anonadado por lo grosera que estaba siendo con alguien que no conocía. Sus ojos se dirigieron hacia ella con incredulidad, viéndola resoplar. Dio unos pasos hacia él cuando se dio cuenta de que había dejado de caminar.

— Creo que Yoon solo necesita un agujero para enchufarlo después de todo, le da igual donde lo meta. — Ella lo miró de arriba abajo con desdén claro en sus ojos. Cuando levantó una ceja como si él no valiera nada en comparación con la tierra debajo de sus tacones precariamente altos.

Su corazón se apretó dolorosamente por el término cariñoso que ella había usado para referirse a Yoongi. "Yoon". Siempre tuvo la impresión de que era el único que se atrevía a usar un término como ese con Yoongi y por alguna razón, se sintió tonto.

Por un momento deseó que ella solamente se estuviera equivocando de personas, pero hablando seriamente, no había margen para errores. De quien más estaría hablando si no. No era ningún secreto para nadie en la Familia o cercano al negocio saber que Jimin era el amante de Yoongi. Se había estado paseando lo suficiente como para que cualquiera lo supiese.

Apretó los dientes controlando sus emociones y temperamento mientras se alejaba de ella, sin tener la intención de perder el tiempo, comprometerse por una mujer ya usada y despreciada por Min. No obstante, cuando dio un paso, ella se apresuró a bloquearle el camino. Una ola de irritación e ira llenó todo el ser del castaño que resistía el impulso de empujarla fuera de su camino y devolverla al baño donde probablemente pertenecía solo por el simple hecho de que era mujer.

— Por favor, muévete. — Murmuró en voz baja, sus manos se cerraron en puños mientras controlaba su temperamento que era mucho menos benevolente de lo que recordaba.

— Puta, estoy hablando contigo. — Bramó mientras se acercaba un paso más a Jimin hasta que su rostro estaba tan peligrosamente cerca que podía simplemente morderle la nariz si quería.

— No tengo nada que decirte. — La miró a la cara antes de retorcerle los ojos mirando a otra dirección. — Muévete. — Apretaba la parte posterior de su mandíbula con fuerza. — Sin embargo ella abrió los brazos y empujó su hombro.

— No te atrevas a actuar tan arrogante y altanero solo porque Yoongi te ha dado una mirada por más de dos segundos. — Ella esta que trinaba por un hombre que calentó sus sábanas durante algún tiempo hasta que fue desplazada como las demás. Justo por eso Jimin no entendía ese dolor en el trasero que la tipa traía.

No le fue difícil adivinar el motivo por el que él era el blanco de su furia aunque sinceramente, el objetivo debía ser Yoongi y no él. Con la forma de llamarlo, el dolor mezclado con celo en sus ojos, fue fácil ver que entre ellos hubo un pasado.

Era hermosa, si ignoraba el hecho de que tenía la peor personalidad que conocía Jimin hasta la fecha. Su cabello estaba muy bien peinado, su maquillaje era casi impecable si no fuera por la permanente mueca de desprecio en su rostro. Estaba bien vestida con lo que solo podía imaginar eran artículos de marca comprados por Yoongi para mimarla durante su tiempo juntos.

— ¡Maricón, estoy hablando contigo! — Gritó fuerte cuando el castaño no contestó.

Esa palabra lo ponía de los nervios, era el gatillo que despertaba sus traumas pasados, desde sus padres y hermano a todo lo que pasó en casas de acogidas hasta que finalmente conoció a Yoongi, incluso un poco después de eso. Tragó saliva y respiró profundo mientras cerraba los ojos. No iba a rebajarme a su nivel, no le daría la satisfacción porque si estaba dolido con él, era por algo.

En el momento que abrió los ojos con la intención de encararla y mandarla a la mierda, le vio levantar la mano en el aire, antes de que la descendiera hacia su cara con tanta rapidez que no tuvo el tiempo para esquivarla.

Primero registró el sonido, resonó alrededor del corredor vacío. Luego vino el dolor, picó y ardió todo al mismo tiempo. Resopló cuando la sangre de sus venas subió a sus oídos ante la audacia de esa mujer. La única razón por la que se controlaba era justamente porque ella era una mujer.

La miró en estado de shock. Su sangre hervía ante la idea de que primero, había sido abofeteado por una mujer y segundo, que ese golpe fuera por estar con Yoongi. Por primera vez en su vida, realmente sentía la urgencia de devolverle el favor a esa mujer con tanta fuerza que podía mandarla a otro mundo, pero apretó los dientes y se contuvo. Aun si entraba en ese mundo, él tenía reglas, no hacerle daño a mujeres, niños o ancianos. Él era mejor que eso y no se rebajaría hasta ese nivel. No levantaría una mano contra una mujer ignorante y sin clase.

— Aléjate. — Habló entre dientes, su mejilla ardía por la bofetada. — Te estás comportando terriblemente y estoy seguro de que no quieres que Yoongi se entere de esto. —La miró de la forma más frívola, estrechando sus ojos y caminando hacia ella atrevidamente.

Si realmente quisiera ser desagradable, él bien podría decirle a sus amantes y la vería rogar por su vida. Incluso él mismo podía reducirla a nada en un santiamén, podría jurarlo. Quizás él aún no fuese tan ávido o de mal genio como Namjoon y Min, pero actualmente lo enfadaban y les mostraría qué clase de maldad vivía dentro de él.

La mujer se burló, ignorando su comentario por completo mientras empujaba sus hombros con tanta fuerza que sus omóplatos se estrellaron contra la pared detrás de él dolorosamente. Las manos de Jimin se elevaron para agarrar las contrarias con fuerza para alejarlas de sus hombros, avanzando hacía ella con enojo.

— Tú...

— ¡Cállate, puta! — Sus ojos se ensancharon encolerizados, observándolo con desprecio sin entender como justamente Min Yoongi, alguien de tan buena reputación, exitoso y poderoso, se enredaba con un cualquiera, un hombre patético. — ¿Piensas que se quedará contigo por mucho tiempo? Él también se cansará de ti, luego se regresará hacia mí otra vez y yo estaré allí para entretenerlo cuando te deje caer sobre tu triste trasero.

Ella escupió, levantando su mano nuevamente para tratar de abofetearlo, pero el castaño la detuvo antes de que pudiera, agarrándola por la muñeca en el aire.

—¡Para esto! —Gritó ya cansado. — Él se alejó de ti, tú también deberías alejarte.— Alejó su muñeca fuera de su alcance.

No pudo evitar la punzada de dolor en su pecho mientras repetía sus propias palabras en mi cabeza, palabras que tantas veces se dijo para obligarse a olvidarlo. De repente, se preguntaba si se convertiría en esa mujer. ¿A cuántas más como ella conocería a partir de ahora? ¿Cuántas bofetadas inesperadas más tendría que soportar?

¿Cuántas palabras humillantes se lanzarían en su dirección? ¿Cuántos amantes más de Yoongi tendría que enfrentar? ¿Cuántos había tenido Min durante toda su vida antes de él? ¿Cuántos más habría después de él?

— Eres solo otra muesca en su cama. Solo observa. Te usará hasta que no tengas nada que ofrecer, luego te dejará caer como la basura que eres, puta, maricón reprimido. Entonces serás libre para ser follado por cualquiera y créeme...

— ¿Qué está pasando aquí?

Jimin miró fijamente los ojos de la mujer antes de voltearse para mirar a Yoongi. Observó con fascinación enfermiza y anticipación mientras el pelinegro observaba su apariencia. La bofetada en su cara todavía le dolía y no dudaba que una marca ya se hubiese firmado en su rostro.

Una parte de él esperaba que Min castigara a esa mujer por atreverse a ponerle una mano encima, sin embargo, una parte de él temía que la lastimara y lo que era peor, temía que simplemente no le importara, ya que había sido una mujer quien lo golpeó, una mujer con la que había tenido la intimidad suficiente para que ella lo llamara Yoon.

El pelinegro se acercó a él en tres zancadas mientras tomaba el mentón entre sus dedos, inclinando su cabeza para examinar el daño en su cara. La mandíbula de Min estaba tensa mientras lo miraba, pero Jimin solo cerró los ojos y suspiró cansado. Toda esa escena loca y sin sentido era tan estúpida, como un mal corte en una telenovela barata de los cincuenta.

¿Por qué tenía que ser él quien soportara ese tipo de basura toda la vida? ¿Ya no era suficiente?

— ¿Ella hizo esto? — Preguntó, su voz baja y tranquila. Jimin en cambio solo puso los ojos en blanco y suspiró más fuerte.

— No, choqué contra un objeto con forma de mano por accidente. — Ironizó apartándose de él. — ¿Ves a alguien más aquí que podría ser la razón por la que me arda la cara? — Min no lo dejó que se escapase cuando extendió su otra mano para pasar su brazo por la cintura y acercarlo a él con firmeza.

— ¿Qué más te hizo? — Su cuerpo estaba tenso contra el contrario, la fuerza con la que apretaba su mandíbula era visible.

— Yo... Y-Yo... Yo no... Yo solo... ¡Solo estaba tratando de hablar con él! ¡Y él comenzó a alterarse y atacarme físicamente! — La mujer comenzó a defenderse.

En ese momento el castaño solo rodó los ojos. Era todo tan estúpido. No estaba seguro cómo tomar que ella realmente creyese que Min creería esa estupidez que él incluso perdiera su moral llegando a maltratarla en público.

— Te sugiero que mantengas la boca cerrada si todavía quieres tener la oportunidad de volver a hablar. — Namjoon advirtió mientras avanzaba hacia la mujer, la ira ardía en sus ojos mientras miraba el rostro de Jimin.

— ¿Qué más le hiciste Han Seohee? — Yoongi le preguntó mientras seguía mirando a Jimin con el ceño fruncido profundamente.

El menor solo deseaba alejarse, quería dejarlos a ambos para que lidiaran con eso solos. Estaba demasiado enojado en ese momento como para pensar dos veces sobre lo que sucedería con esta mujer llamada Seohee. Preferiría quemar ese trozo de carne donde ella lo había tocado.

— N-Nada. — La esquina del labio superior de Yoongi se crispó con enojo.

— Si tengo que mirar a través de las imágenes de esa cámara para averiguar lo que hiciste, me aseguraré de que pagues el doble por hacerme pasar por el problema.

La cabeza de Park giró bruscamente mirando su entorno, tratando de ubicar una cámara cerca. Ni siquiera notó el artilugio bien escondido que seguramente habría capturado todo lo que había sucedido entre Seohee y él. Una ola de triunfo lo azotó cuando soltó una breve carcajada, feliz de no tener que defenderse, ya que había evidencia de sus acciones registradas. Estaba regodeándose cuando se percató de que tuvo suerte de que incluso lo dejara salir del baño antes de decidir enfrentarlo.

— Le e-empujé. ¡Eso es todo! — Han Seohee chilló.

— Abofeteaste y empujaste a Jimin. ¿Eso es todo? — Namjoon preguntó, su voz severa y sus ojos todavía pegados a su cara.

— S-Sí.

— ¿Jimin?— Yoongi murmuró inusitada y gentilmente a su lado. —¿Ella está diciendo la verdad? — El menor en cambio no tenía deseos de esclarecer nada, solo se encogió de hombros, la ira en lo profundo de él todavía hervía.

—Solo quiero irme a casa. — Miró a Yoongi. — Ahora de preferencia.

— Jimin...

— ¿No me escuchaste, Min o debo volver a repetirlo? — Lo miró molesto, serio y solo necesitando lo mínimo para mandarlo a la mierda. — Quiero irme a casa ahora. Ya tú decidirás si te vas o te quedas.

Yoongi tragó saliva mirando su rostro por unos segundos más, antes de asentir, volviéndose hacia Namjoon sin pestañear.

— Entrégala a Taehyung. Haz que extraiga las imágenes. Me ocuparé de ella mañana. Me iré adelantando al coche con Jimin primero.

— Sí jefe. — Kim respondió.

— ¡N-No! ¡Jefe! ¡Por favor!

— Suficiente, Seohee. — Musitó el peligris.

Jimin ignoró el débil intento de esa tipa por protestar ante Namjoon mientras se alejaba un poco de Yoongi, retirándose tercamente de sus manos. No quería que le pusiera las manos arriba después de que una de sus ex amantes decidiera enloquecer e ir por él.

Preocupado por sus pensamientos, Yoongi trató de alcanzarlo otra vez, pero el menor esquivó su toque ágilmente. Cuando en un tercer intento lo agarró, Jimin se giró como tiempo atrás Namjoon le había enseñado, empujándolo contra la pared mientras lo señalaba con el dedo manteniendo sus mandíbulas tensadas.

— No me toques. Escucha mis palabras porque ahora soy yo el que no tiene deseos de estar repitiéndose, si ves que no quiero que me toques, no lo hagas Min. No estoy jugando, esto no es una estúpida pelea. Estuve a nada de reventarle los celos a esa tipa que te follabas, así que, antes de que explote contigo y tu ira te haga matarme, no me pongas un puto dedo arriba porque la primera paliza que voy a dar en mi vida, será a ti.

Los ojos de Yoongi lo miraron confundido, mas solo asintió recibiendo un último empujón antes de que el castaño se abriera camino hacia el exterior del edificio.

— Jimin. — Lo llamó bajo para no molestarlo, pero el nombrado ignoró su llamada, alejándose de él. Ese no era el Jimin que conocía, su mirada, sus acciones, la forma en que sostenía su mandíbula y caminaba molesto, no se parecía a su Jimin.

El menor solo deseaba en ese momento poner espacio de Yoongi, Namjoon, y esa mujer. Necesitaba distanciarse antes de volver a levantarse y golpearlos aún sin experiencia o llorar de la rabia acumulada. Que se fueran a la mierda todos. Que se jodiera Yoongi y su estúpida fila de putas estúpidas que se follaba por temporada. A la mierda todo.

Necesita una cerveza y ni siquiera le gustaba la cerveza.

Ahora sí, con esta actualización les doy las buenas noches. Lo estuve dividiendo e intenté revisarlo, pero leerlo me fue difícil, me dormía. Así que como en los anteriores, perdónenme los errores. Nos vemos cuando vuelva a dar en sí.

LORED

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