Capítulo 23

Namjoon tenía la mitad de la mente en volver corriendo al departamento del jefe y exigirle que liberara a Jimin bajo su custodia. Lo deseaba en sus brazos riendo tontamente o peleando, no le importaba como, solo quería compartir sus días con él. Para él, Min no merecía al menor. Solo se había dado cuenta de cuánto valía después de perderlo.

Él todo el tiempo supo que Jimin era una joya preciosa, un ser tan puro como un dios digno de adoración, alguien para atesorar a cada momento que se podía como lo hacía él. No lo hizo llorar, al menos no que no fueran de placer, o aquel día en que lo entrenó. No lo hizo perder el sueño, no lo lastimó. El jefe no lo merecía, él lo hacía. Quería alejar a Jimin de su jefe, apuntarle con su arma y decirle que eran felices antes de que él apareciera, decidiendo repentinamente estar celoso e interesado en el castaño. ¿Por qué ahora?

¿Cómo podía Namjoon dejar ir a Jimin ahora que tan profundo le calaba?

Pero, ¿cómo podría luchar contra eso? ¿Contra su jefe que estaba respaldado por la mafia más grande en Corea del Sur y otros países?

La ira que Yoongi le había demostrado claramente significaba que estaba celoso. La forma en que se aferró a Jimin, la forma en que sostuvo sus brazos como si fuera de su posesión, algo que deseaba mantener alejado de un ladrón: él. El modo en que lo miraba como si él fuera la escoria de la tierra cuando siempre tuvo toda su confianza antes. Él le entregó su lealtad y vida. La manera en que miró los labios de Jimin como si fuera a hacer algo al respecto, algo como borrar su marca de él, sus recuerdos.
Todo era una mierda.

Confiaba en Jimin, pero no podía engañarse, conocía sus sentimientos por Min y nueve años no desaparecían en un mes. El menor tenía una oportunidad ahora, ambos la tenían. ¿Quién podría saber lo que ocurriría?

Podían estar juntos en ese instante, besándose, en los brazos del otro haciendo el amor. Maldición, Namjoon odió la manera en la que su estómago se revolvió dolorosamente, luchando contra el impulso de vomitar. Él no recordaba la última vez que lloró, pero en ese momento, tenía deseos de hacerlo. Se deslizó por la puerta del apartamento de Yoongi sobre su trasero, encontrando imposible alejarse de allí.

¿Cómo podría volver a su departamento si sabía lo que no iba a estar allí esperándolo? ¿Cómo regresaba a casa cuando sabía que Jimin no lo estaba esperando en su cama, en la cama de ambos, sino probablemente en la cama de su jefe?

¿Cómo podría taparse en las sábanas en las que se habían caído, cuando el castaño podría estar cayendo en las sábanas del jefe esa noche? Dios, ¿cómo borraba el tiempo que pasó con Park? ¿Cómo borraba Jimin?

Todo era una jodía mierda, no podía y no lo borraría.

No podía evitar pensar que Min podría escuchar los sonidos que él escuchó cuando se entregaban para hacer el amor, que tocaría los lugares en los que Jimin era sensible. Lo besaría de una manera que desquiciaría la mente racional del menor, haciéndolo suplicarle que hiciera todo, todo tipo de cosas para él siempre. El menor iba a desear ser amado y atendido, pero Namjoon no estaría allí.

Dobló sus manos en puños, golpeándolos contra el piso de mármol en el que estaba sentado, desgarrándose por el dolor que irradiada a través de sus nudillos. No, no quería que nadie viese a Jimin en ese estado. No, era demasiado vulnerable y fácilmente manipulable en ese estado. Cualquiera podía aprovecharse de él y no podría defenderse porque todavía no contaba con la fortaleza física o mental requerida para ello. Lo peor, Jimin no podía luchar contra Min en ese estado.

— Mierda. — Suspiró, pasando las manos por su cabello. —Todo esto estaba jodido.

Debería estar feliz por Jimin. Después de todo, esto era todo lo que él quería. La atención del jefe, que Yoongi finalmente lo mirara de la forma en que quería que lo viera. Park estaría feliz y esa siempre fue su prioridad, su felicidad. Debía alegrarse porque Min estuviera celoso de ellos, eso lo hizo llamarse a capítulo. Debería estar feliz de que el Jimin que él mimó finalmente obtuviera lo que quería del hombre que amó con todo su corazón durante casi una década. Debería estar feliz, pero no podía serlo.

¿Por qué tenía que ser él quien renunciara a Jimin?

¿Qué podía hacer en contra de eso? ¿Cómo podía pelear por Jimin cuando empezaron solo para que no se preocupara o pensara en su jefe? Se suponía que él solo era una distracción para Park.

¿Cómo podía admitirle a Jimin que estaba tan jodidamente enamorado de él, sin asustarlo, sin las consecuencias de que Yoongi lo enviara a algún lugar tan lejos que nunca volvería a verlo ni siquiera de lejos? Llevaba años atesorando ese rostro y el sabor de esas comidas aunque solo fuera de pasada que se encontraban.

¿Debía tragarse su orgullo y dolor, fingir que estaba bien viéndolos tocarse en frente de él, verlos besarse o tener una relación solo para poder tener a Jimin cerca? ¿Realmente podría quedarse al margen y no tocar nunca la piel que junto a la que se había estremecido antes?

Pensamientos desagradables pasaron por su cabeza. ¿Qué pasaba si se enfrentaba a Yoongi poniendo en peligro la vida de los dos y el menor solo le decía que lo estuvo usando únicamente para llenar el espacio en su cabeza hasta que Yoongi por fin lo quisiera? ¿Qué pasaría si todo lo que realmente era para Jimin fue una distracción tal cual espetó mientras miraban el televisor y él fue el único que leyó demasiado mal las señales sobre lo que tenían? ¿Esperaban demasiado el uno del otro?

— Por supuesto que no, Namjoon. Sabes que Jimin nunca te hará eso. Sabes que él no es como esas otras personas con las que codeabas, esas que solo dijeron cosas para complacerte en la superficie, pero no tuvieron ningún problema en apuñalarte por la espalda en el momento en que pudieron. Jimin no es como ellos. Jimin es genuino. Lo que teníamos era real. — Se dijo muy bajito para sí mismo.

Volvió a golpear el suelo con los puños frustrado. ¿Cómo salían de este lío en una sola pieza? ¿Cómo podía seguir teniendo Jimin y no terminar con una bala entre los ojos? ¿Cómo podía decirle a Jimin cómo se sentía sin que él se le deslizara de entre sus dedos y saliera de ese continente?

Maldición, no podía pensar. No podía concentrarse en nada, excepto las imágenes en su cabeza que había hecho de Jimin y su jefe besándose, tocándose, follando. ¿Había perdido a Park?

¿Qué hacía ahora?

+++

Yoongi todavía no sabía por qué lo hizo. De acuerdo, sí lo sabía. Conocía exactamente la emoción que recorrió todo su ser y lo consumió de adentro hacia afuera, cuando vio los labios de Namjoon sobre los de Jimin. Incluso ahora, pensando en ello, quería causar algún daño en alguna parte. Tal vez debería salir y bajar las escaleras para darle a Kim la paliza de su vida. No lo mataría, no se merecía una muerte rápida. Lo torturaría lentamente.

Comenzaría con esos atrevidos labios suyos, los tallaría con algo extremadamente caliento o filoso. Pasaría después a esas manos que habían tocado a Jimin, las arrancaría con algo sin filo, una sierra. Su polla, oh, tenía grandes planes para eso. Se aseguraría de que rogara por la muerte cuando terminara con él. Quizás entonces satisficiera esa sed de sangre dentro de él que no se calmaría hasta verla correr.

¿Pero qué quería a Jimin? ¿Qué podrían tener? ¿Qué podría darle? Ya lo tenía para él, ¿ahora qué?

Primero podrían comenzar por la buena limpieza pronosticada al vecino de los bajos. Borrando de cualquier rastro de Namjoon. Maldito y jodido Kim.

Yoongi se quedó mirando la puerta de su habitación, dolorosamente consciente de que, por primera vez en días, en semanas, Jimin estaba de vuelta en ese apartamento, viviendo y respirando en el mismo espacio que él. Solo pensar en ello se hizo sonreír y beber otra copita de whisky. Entonces pensó... Maldito fuera todo.

¿Cómo se suponía que debía convencer a Jimin para que se quedara?

Él fue quien lo decidió, quien lo besó. Era él que lo estaba reteniendo ahora, cuando sabía con certeza que no podía darle lo que él quería, que no sentía lo que él necesitaba que sintiera hacia él.

Lo admitía, era un bastardo posesivo. Lo suficientemente egoísta como para no amar a Jimin como él deseaba, pero aun así quería que se mantuviera alejado de otros hombres. Él era esa clase de imbécil y por mucho que lo intentaba, no veía el día en que podría a cambiar. Lo más probable era que nunca lo hiciera.

Jimin no era suyo, pero era suyo.

Alguien necesitaba enseñarle eso a al castaño, él. Ahora solo necesitaba que entendiera que eso no significaba nada más de lo que ya tenían. Maldición... ¿Qué se suponía que Yoongi debía hacer con Jimin?

¿Qué podía decir para asegurarse de que Park no quisiera algo más con él, pero a su vez, hacerlo quedarse?

Incluso él podía notar en su cabeza lo ridículo que estaban sonando sus pensamientos, lo arrogante y egoísta que era. Pero eso era todo lo que podía hacer por Jimin. Solo podía mantenerlo a salvo si estaba cerca de él. Solo podría cuidarlo si no esperaba una relación de su parte. Ese era el mejor acuerdo que podrían tener entre los dos.

No podía amarlo como él quería que lo hiciera. No podía amar solo a una persona. Él lo sabía, al final le terminaría siendo infiel porque no le bastaba un solo cuerpo. Pero también sabía que Jimin creía en la monogamia. El menor creía que una persona podía hacer feliz a otra y que eso era suficiente.

Sin embargo, no era suficiente para Min. Él necesitaba cantidad, no calidad. No necesitaba un vínculo emocional con las personas con las que había estado. Esa era una de las razones principales por la que no lo podía amar u ofrecerle una relación porque lo estaría condenando a su calvario. No podía amarlo como él lo necesitaba y no podía cambiar solo por él. Él no podía cambiar.

¿Cómo podía hacer que Jimin entendiera esto? ¿Cómo lograba que el romántico absoluto de corazón puro comprendiera esto con su mente racional sin derrumbarse?

No podía verlo alejarse de él, fuera de ese apartamento, fuera de su vida otra vez. Apenas pudo soportarlo. Especialmente no ahora cuando sabía que su único refugio era Namjoon y ese idiota también lo quería para algo más de lo que se le había ordenado hacer. Lanzó el vaso que tenía en la mano, mirando con satisfacción cómo se rompía en pedazos en el suelo. Maldito Kim.

Todo eso sería mucho más fácil si lo eliminara y él lo sabía mientras tragaba otro trago de whisky. Esa era la mejor solución, pero no podía. No podía arriesgar las lágrimas de Jimin otra vez. Sabía lo apegado que ahora podría estar, luego de que hubiera compartido una puta cama.

Estaba dispuesto a apostar un brazo y un corazón a que Jimin ya estaba demasiado involucrado emocionalmente con Kim. Se moriría de un corazón roto y dejaría de confiar en él en el momento en que lastimara a Namjoon como seguía imaginando que lo haría en su cabeza. A la mierda...

¿Por qué le importa?

Sentía que su interior se agitaba y sus ojos estudiaron el estado en que él mismo se encontraba. Una furia cruda desde que Jimin y él se besaron. Cómo progresó todo hasta ese punto, Min ni siquiera lo sabía. ¿Cuándo comenzó a tener ese tipo de sentimientos o atracción por Jimin?

Era repugnante, mas le atrajo, de hecho disfrutó besando al menor. Pasó su dedo índice por el labio inferior, lamiéndolo con una sonrisa. No se imaginó que sus labios se sentirían así. Sinceramente, pensó que los labios de un hombre serían ásperos, exigiendo ser dominantes contra los suyos, pero Jimin se sintió tan sensual y suave como una mujer.

¿Era por eso que Namjoon parecía tan entusiasmado cuando estaba besando a Jimin? ¿Se habían estado besando desde que se mudaron juntos? Jimin le había admitido el haber compartido una cama con Kim esa tarde también. ¿Cuántas veces lo hicieron mientras Jimin vivió con su mano derecha? ¿Cuántas veces mientras él todavía vivía en ese apartamento? ¿Fueron siempre íntimos? ¿Estuvo ciego todo ese tiempo?

Jimin esa tarde lo había golpeado, se atrevió a sacarle un arma, a contestarle y mantenerle la mirada. Incluso le había restregado lo bien que se había sentido con ese imbécil como si esas palabras no fueran nada. Eso no podía ser, Kim no sería mejor amante que él, el peligris nunca lo sobrepasaría. Estaba confundido porque a pesar de todo, sentía que el Park que se fue y ese que regresó, no era el mismo. ¿Se alebrestó después de follar? ¿Namjoon lo había enseñado a revelarse?

La idea de que se estuvieran merodeando sin que él supiera se había convertido en una espiral de rabia en su interior. Se levantó de la silla, maldiciendo mientras pasaba las manos por su cabello con brusquedad. A ese hijo de puta, debía matarlo.

Se frotó la cara con un largo suspiro. Ahora que tenía una pequeña muestra de lo que Jimin tenía para ofrecer, se preguntaba cuánto tiempo podría aguantar antes de aprovecharlo nuevamente. Quería una repetición de lo que compartieron abajo. Deseaba saber si el castaño lo besaría de manera diferente si no lo tomaba por sorpresa como lo hizo antes. Necesitaba saber si él disfrutaba besándolo, si disfrutaba besándole más que besando a Kim.

— No. No. Basta. Necesitas parar. Esto nunca puede volver a suceder. No habrá repetición. Necesitas a Jimin en tu vida, así que consíguelo. Él es permanente. Nunca puedes cruzar esa línea, nunca, recuerda eso. Para, Min, más vale que pares... Mierda. Eso sería mucho más fácil si tuviera otra botella de whisky o tal vez no.

¿Qué hacía ahora?

+++

Jimin se desplomó casi como un desastre débil y tembloroso en el piso de su habitación una vez que decidió subir los escalones nuevamente después de un mes entero de estar lejos. Una parte de él se gritaba a sí mismo por no simplemente salir por la puerta y volver a casa de Namjoon como le prometió a este que haría. Por no alzar su voz, por no volver a levantarse frente al obstáculo. Estaba haciendo lo mismo que cuando no lo dejó entrar al baño, darse por vencido y orinarse en los pantalones.

Namjoon...

Jimin se preguntaba en qué estaba pensando ahora, si estaba bien que él estuviera todavía ahí. ¿Esperaría a que él llegara a casa porque le prometió que lo haría? ¿Qué está haciendo Kim ahora? La culpa lo carcomía en oleadas, por eso se arrastró hasta la cama, cerrando los ojos cuando el aroma de sus sábanas, con las que estaba tan familiarizado, flotó en sus sentidos.

— No, Park Jimin. Este no es tu hogar. Para... — Se regañaba bajo. — Con Namjoon es donde está tu hogar, déjate de mierda y estupideces, componte.

Beso...

Dios, ¿cómo le decía a Kim que besó a Yoongi? Más bien, ¿cómo le decía a Namjoon que después de todo lo que le había estado enseñando y de todo lo vivido, se quedó allí como un bloque de madera mientras Yoongi asaltaba sus labios de la manera en que a él le dio la gana? ¿Cómo le decía que prácticamente se desmayó por esto sin herir sus sentimientos?

Echó un vistazo alrededor de la habitación, preguntándose por qué no pensé en instalar un teléfono ahí. No tenía su celular consigo tampoco. No esperó que la conversación se extendiera mucho tiempo, tampoco esperaba quedarse atrapado ahí en esa casa nuevamente. Ahora no tenía forma de contactar al peligris porque era demasiado gallina para desafiar las palabras de Yoongi y salir de esa casa para hablar con Kim sin que de verdad cumpliera su amenaza de lastimarlo. Algo le decía que Yoongi solo se contuvo de dispararle a Namjoon por él.

¿Por qué cuando finalmente se encontraba reuniendo la fuerza suficiente para defender su posición contra Min, él derriba tan fácilmente cada una de sus defensas y lo deja completamente vulnerable a él para poderlo manipular como lo considerara apropiado? ¿Por qué aunque sabía todo esto, todavía no podía hacer algo al respecto?

Necesitaba hablar con el mayor de los tres. No quería que él solo supiera de Min esta noche porque solo Dios sabía lo que este le diría solo por qué estaba enojado. Como podría distorsionar la verdad para burlarse de Namjoon. Ya podía imaginar las peores cosas que Yoongi podría decirle. Después de todo, ni siquiera podía regresar al piso de abajo. ¿Qué pasaría si le dijera a Kim que eligió quedarse ahí en la casa porque lo había elegido a él sobre a grande koala hermoso?

Enterró la cara en las sábanas, dejando escapar un grito corto y frustrado. No podía ignorar el hecho de que su cerebro todavía estaba trabajando a toda marcha para siquiera tratar de entender lo que acababa de pasar entre Min y él no hacía mucho tiempo en los bajos de ese Penthouse.

¿Por qué lo besó? ¿Qué significaba? ¿De alguna manera tenía sentimientos por él? ¿Podría interpretar sus palabras y acciones como posesivas con él porque le gustaba o amaba?

Todavía podía sentir el fantasma de sus labios sobre los suyos, lastimándole los labios como si estuviera tratando de grabar su punta en su piel. Como si él fuera suyo, dejándole saber que nunca podría hacer nada contra él porque tenía un control casi total sobre mí. Esa no fue una posesividad que se sintió linda como cuando Namjoon no lo dejaba de abrazar y besar. Podría decir que lo calentó un poco y aceleró su corazón, pero no lo entibió. No se pareció en nada a su primer beso incómodo cuando tenía trece años, tampoco a los compartidos con Kim.

El peligris siempre fue gentil, persuasivo, dominante pero nunca despótico tirano opresor. Era cariñoso, sensible y atento. No se parecía en nada a Yoongi. Fueron esas cualidades las que le llamaron la atención porque, por primera vez en su vida, sintió que importaba. Pero solo un beso de Min y empezó a dudar de su posición con Namjoon. ¿Qué demonios estaba haciendo?

¿Qué hacía ahora?

Solo paso a pedirle que me perdones los errores, sin ven algún desastre caótico, háganmelo saber.🙈 Gracias 🥰

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