Capítulo 20
— ¿Namjoon? — Susurró Jimin dándole un codazo al hombre desnudo en su cama, un rubor extendiéndose por su rostro. — Namjoon, despierta.
El nombrado gimió, su brazo buscando el cuerpo contrario para rodearlo y tirarlo hacia él. El menor lo golpeó inmediatamente cuando sintió que sus manos comenzaban a vagar. Su corazón se estaba acelerando al recordar como esas manos le hicieron sentir cosas que él nunca antes había experimentado la noche anterior. Oh Dios. Apenas recordaba muchos de los detalles, pero tenía vívidos en su mente demasiados momentos embarazosos.
Los del peligris ojos se abrieron ante el impacto nada suave de esa mano contra su brazo y parpadeó somnoliento por varios segundos, antes de que sus orbes se ensancharan por el hecho de que estaban todavía juntos en la cama, desnudos.
— Oh, mierda. Esto no sucedió. — Murmuró el mayor mientras cerraba los ojos con fuerza y golpeaba la cabeza contra la almohada, su brazo todavía rodeando a Park con fuerza.
El menor se estremeció ante sus palabras. De acuerdo, Kim no tenía que ser tan crítico. Había sido su primera vez, pudo haber dado una actuación realmente pobre aunque si ganaba práctica, quién sabía qué tan bueno podría ser en eso. A su entender, Namjoon estaba siendo muy crítico de manera apresurada. Él definitivamente podía mejorar. Se movió para alejarse de él, encogiéndose levemente por el dolor en su coxis.
— Lo siento.
Por alguna razón ese comentario no le agradó, le dolía, disminuía toda la falsa seguridad adquirida la noche anterior mientras tiraba de las sábanas para acomodarse. Se movió un poco para salir de su brazo, sintiendo una ola de decepción cuando Namjoon se alejó rápidamente de él haciéndole apretarlos dientes.
— ¿Por qué lo sientes? — El peligris estaba levantado, ya poniéndose la ropa interior.
A pesar de Jimin haber visto y tocado su cuerpo horas atrás, se sonrojó mucho, desviando la mirada a otra parte. Todavía no entendía cómo se estaba tan bien formado. ¿Cómo encontraba algún tiempo para hacer ejercicio cuando siempre estaba trabajando para Yoongi o cuidando de él?
Una parte extraña de Park se preguntaba si se había puesto tan en forma por todo el ejercicio físico que había hecho durmiendo con otras personas. Odiaba el destello de celos que cruzó por su mente. No tenía derecho, Namjoon había dejado en claro que eso debía ser simple. Lo sucedido entre ello fue solo porque él quiso experimentarlo y el peligris lo ayudó.
— Lo siento, ¿fue malo anoche? — No pudo evitar la amargura en la voz mientras se inclinaba para recoger la ropa interior desechada, poniéndosela con esfuerzo mientras su corazón latía contra el pecho. — Dijiste oh mierda... Sé que me acabé de estrenar en esto y... — Se sorprendió al sentir las manos de Kim sobre sus hombros.
Tiró de él hacia atrás con tanta fuerza que en un segundo cayó de nuevo en la cama de espalda. Namjoon se le montó a horcajadas antes de que recuperara todos sus sentidos. El menor abrió la boca, con la intención de pedirle que se bajara, pero antes de que pudiera, sus labios se unieron con tanta hambre que olvidó absolutamente todo hasta que recuperaron el aliento. El peligris admiró esa vista matutina y le regaló una sonrisa contra sus labios y un último pico.
— Estuviste lejos de mal, Jimin. Lo disfruté mucho... — Volvió a darle besito en los labios. — Muchísimo. — El menor se ruborizó intentando esconder su rostro en algún lugar, preferiblemente agua helada.
¿Por qué estaba tan jodidamente feliz de que Namjoon no lo hubiera considerado el peor momento de su vida?
El mayor sonrió enternecido mientras se mordía los labios, haciendo que el contrario se preguntase si estaría mal que se besaran un poco más antes de que él se fuera a trabajar.
— Dije oh, mierda, porque no pensé que me sentiría tan cómodo al punto de despertar tan tarde esta mañana, arriesgándome a ser ejecutado por jefe. — Besó su frente. — No te adelantes a mis pensamientos sin preguntarme.
— Oh. — De vuelta a la realidad.
Yoongi... Jimin frunció el ceño preguntándose qué tan malo sería exactamente si el pelinegro se enterara de lo que pasó entre ellos. Sacudió su cuerpo a pesar de recordar que Min no quería tener nada que ver con él. Por lo tanto, era técnicamente libre de hacer lo que quisiera, con quien él quisiera. Namjoon besó su frente antes de moverse para alcanzar su camisa.
— El jefe podría matarme, mutilarme definitivamente si me atrapa en la cama contigo, no lo dudes ni por un segundo. — De alguna manera él siempre parecía capaz de leer la mente ajena.
— Estará bien. ¿A menos que estés preocupado de que descubra que eres gay? — Un nuevo miedo desbloqueado, se asustó al pensar que Min aún no sabía que el peligris era gay o mínimo bisexual.
Había visto cómo reaccionó Yoongi ante la noticia de su sexualidad, a pesar de que le dijo que no le importaba, que eso no afectaba su amistad, Jimin supo que conocer su orientación sexual definitivamente cambió las cosas entre ellos. Por lo menos, saber que tenía sentimientos por él había abierto un agujero gigantesco entre los dos que no estaba seguro pudieran superar.
— Oh, él lo sabe. Ese no es el problema. — Le aclaró Namjoon sacándolo de sus cavilaciones. Se terminó de poner la camisa en los pantalones mientras caminaba hacia él a un paso que Jimin solo podía describir como jodidamente seductor. — El problema es que no creo que aprecie que tuve sexo con su mejor amigo. — Le guiñó un ojo y el corazón contrario falló por un segundo antes de recuperar su fuerza — Posiblemente el mejor sexo que he tenido en mucho tiempo también.
— No se enojará. Quiero decir, ¿por qué debería hacerlo? No está interesado en mí. De hecho, parece estar seguro de que no existo últimamente. Puede dormir con quien quiera y yo puedo dormir con quien yo quiera. ¿A quién le importa lo que piensa? A quién le importa si lo aprecia o no. Yo lo disfruté, eso debería ser suficiente, a quién le importa Min. — Apretó los dientes cuando se percató que estaba divagando un poco. — Y como dijiste, somos los mejores amigos. Solo los mejores amigos. No tengo que rendirle cuentas como él no tiene que dármelas a mí. — Namjoon le pellizcó la nariz, pero apartó su mano.
— No dejes que te escuche decir eso.
— ¿Por qué no?
Jimin odiaba que a veces Kim hablara como si estuviera tomando el lado de Yoongi porque sabía que, hasta cierto punto, la mayor parte de lo que decía Namjoon era lógico. Lo decía solo porque lo conocía suficientemente bien.
— Sé que no le gustará. — Se inclinó para besarle la cabeza. — El jefe puede no decirlo Jimin, pero realmente se preocupa mucho por ti y lo que te pasa.
— Por supuesto. — Bufó.
Namjoon lo miró por unos momentos, antes de acercarse a él, poniéndose entre sus rodillas sin romper el contacto visual.
— Al jefe le importa, profundamente. No creo que tenga que decirte Jimin, pero el jefe no lo ha tenido la mejor infancia. No tuvo los mejores ejemplos de cómo amar y cuidar a alguien. Quiero aclarar que no estoy disculpando sus actos, tú también has pasado por mucho y no te comportas como él. Sin embargo, él realmente no sabe cómo brindar cariño. Todo lo que sabe es que hay proporcionar monetariamente y asegurarse de que quien le importe esté seguro. Así es como muestra afecto. Viviste con él durante muchos años, estoy seguro de que has notado eso sobre él. — Jimin suspiró relajando sus hombros dramáticamente. —No creo que él sepa cómo mantenerte a su lado de otra manera, aparte de asegurarse de que sigas siendo su mejor amigo. — Pasó su mano por el cabello castaño, admirando como este se inclinaba hacia su toque.
— Podríamos tener una relación, una de verdad. — Susurró. La culpa lo carcomió cuando notó que estaba hablando de otro hombre, hablando de tener una relación con otro hombre, junto al hombre con el que había compartido una noche muy íntima.
— ¿Y cuántas de sus relaciones dura más de un par de meses o revolcadas? — Jimin hizo una mueca mientras el mayor le daba una sonrisa triste. — El jefe no cree en lo absoluto que las relaciones, al menos las románticas, puedan durar. Ni siquiera cree en los lazos de sangre. Solo cree en relaciones que tienen un propósito. Por eso él está en este negocio. Por eso cree en La Familia. — Descendió su mano para acariciar su rostro. — Pero eres diferente. No tienes un propósito beneficioso para su negocio y sin embargo, él puede decirte que eres permanente. Eso habla por sí solo, Jimin. Seguramente tú puede ver eso.
— No entiendo. ¿Estás diciendo que de alguna manera retorcida, él también me ama? — Odiaba lo esperanzado que sonaba. Namjoon sonrió mientras inclinaba ligeramente la cabeza.
— No te estoy diciendo eso.
— He conocido a Yoongi lo suficiente como para saber que lo que él quiera, solo necesita pedirlo. Lo que no le gusta, solo necesita decirlo. Me dejó muy claro que una relación no es lo que él quiere. Creo que eso es una aclaración suficiente sobre sus sentimientos por mí, Namjoon. — El mencionado se quedó en silencio y él sonrió con amargura. — Además, no quiero pensar más en lo que siento por un hombre como él, Namjoon. Quiero intentar seguir adelante.
— No le va a gustar. — Declaró con simpleza.
— No me importa lo que le gusta a este punto. Me merezco ser feliz, como yo quiera ser feliz. — Elevó la mano para sostener las manos de Kim en las suyas.
— Lo sé, Jimin. Pero... — El aludido sacudió la cabeza interrumpiéndolo.
— Solo déjame ser egoísta por un tiempo, déjame ser feliz mientras pueda. Déjame distraerme hasta que no pueda, ¿es eso mucho pedir? — Odiaba que cada vez que hablaba de Yoongi, se volviera tan débil, como si se hubiera perdido. El mayor respiró ruidosamente por la nariz con una débil sonrisa.
— Por supuesto que no. Solo... ten cuidado, ¿de acuerdo?
— Estaré bien.
Jimin desconocía lo mucho que al peligris también le dolía verlo así. Sin embargo, él no era quien debía decirle a Jimin qué y cómo hacer respecto a su propio duelo. Le correspondía al menor aprenderlo, podía acompañarlo en todo en proceso, pero no podía hacerlo por él aunque quisiese. Contuvo el aliento antes de rascarse la nuca torpemente mientras alejaba sus manos de él.
— Sí, confío en que lo estarás, en que aprenderás cómo estar bien contigo mismo y tus sentimientos. — Se aclaró la garganta. —Tengo que irme. Tengo que recoger al jefe.
— De la casa de otra mujer. — Arrugó la nariz cuando el mayor asintió, — ¿Ves? Realmente no me importa si se entera de nosotros, Namjoon. Se acuesta con tantas que deseé que su pene se le cayera. — El peligris negó echando la cabeza hacia atrás con una sonrisa.
— Ya, pero si eso le sucediera entonces perderías su pene.
— No, no lo haré. No puedes perder algo que nunca has tenido. — Espetó serio, oh, el angelito había volado en ese preciso instante, era un demonio quien volvía a mirarlo.
— Touché. — Le miró por última vez, antes de sonreír. —Te ves tan bien con el pelo revuelto después de un encuentro sexual, que solo quiero sujetarte a la cama otra vez. — Ahí estaba, una sonrisa tímida, jodidamente sexy en todas sus dualidades.
— Podríamos hacer esto de nuevo, ¿sabes? ¿Si podemos encontrar el tiempo? — Se aclaró la garganta rápidamente. — Quiero decir, por supuesto, si es que quieres.
— Definitivamente. — Jimin realmente no sabía lo que le estaba pidiendo, lo dio una mirada intensa. — Espero verte en esta habitación, en esta cama cuando regrese, Park Jimin. — Se sostuvieron la mirada mutuamente. — No más sofá para ti. Si tengo que tener otra conversación contigo sobre este asunto, te haré suplicar misericordia durante mucho tiempo.
+++
Jungkook caminaba agitadamente de un lado a otro en su casa peinando con una mano su rubia cabellera mientras con la otra sostenía el teléfono que por milésima vez, llamaba a Taehyung para caer al buzón. En algún lado de la ciudad, el pelirrojo recibía cada una de sus notificaciones, incluso en ese justo momento en donde sostenía el timón de su vehículo. Chasqueó la lengua ignorando todos los mensajes de voz que Jeon le dejaba y se acomodó a su asiento.
— Me bloqueó también de este número. Cómo demonios sabe que soy yo si nunca lo había utilizado. ¡Me cago en la puta madre, Kim Taehyung! — Lanzó su teléfono contra la pared más cercana viéndolo perecer. Su mano derecha rápidamente se le acercó con otro, pero una mirada bastó para que se retirara. — Tienes los putos cojones de bloquearme e ignorarme, Kim. Que bien... ¡Qué jodidamente bien!
Gritó tirando de sus cabellos, odiando y a la vez amando que existiera alguien que le hiciera frente como Kim Taehyung. Había pensado mandarlo a interpretar y hacerlo ir por la fuerza, verlo frente a él y pegarle un tiro en la sien por atreverse a faltarle el respeto de eso modo, mas no podía. Se había enamorado como un imbécil y ahora estaba perdiendo el control.
Tantos días sin verlo, escucharlo o al menos recibir un mensaje de su parte lo estaban enloqueciendo.
— Señor, lamento interrumpirlo, pero el Fantasma está aquí. — ¿Qué mierda hacía la mano derecha de Padre visitándolo a esas horas? ¿Qué buscaba? ¿Lo estaba vigilando a caso?
— Hazlo pasar. — Ordenó más sereno, recomponiéndose porque no podía permitir que nadie más fuera testigo de esa faceta de él. Maldito Kim Taehyung que le estaba taladrando el cerebro. Maldito él por extrañarlo.
+++
Jimin nunca supo que se sentiría así. Nunca había conocido la plenitud de la alegría que una persona podía sentir al despertar con un amante que le abrazaba como si fueras lo más valioso que poseía. Como si pensara o temiera perderlo si abría sus brazos.
Hizo su mejor esfuerzo para respirar tan silenciosamente como pudo, manteniendo el cuerpo quieto mientras sonreía contra el pecho desnudo de Namjoon. Desde que se mudó con él, descubrió que este tenía el sueño ligero. El más mínimo movimiento y saldría de su sueño, sin importar cuán profundamente dormido ya estuviera.
Lo sabía porque cada vez que se levantaba o giraba en la cama, sus brazos reaccionaban casi instantáneamente para acercarlo más hacia él, asegurándose de que no se moviera demasiado lejos de él en esa enorme cama. También se despertaba rápidamente por las meras vibraciones de su teléfono, luego se enredaría con él para atender sus asuntos. De alguna forma lo hacía partícipe de su vida con esas acciones simples que muchas personas no valoraban.
Cerró los ojos, avergonzado consigo mismo, cuando se dio cuenta de cuánto le gustaba la posesividad de Namjoon sobre él porque hasta el momento, no era algo insano. Sentía como si finalmente alguien lo quisiera, alguien que se tomaba el tiempo para mirarlo. Al fin, podría tener una oportunidad con esa cosa llamada amor o parecido.
A través de la revelación de sus propios sentimientos y la situación actual, estaba determinado a no cambiar a Namjoon en el proceso. Quizás hubieran comenzado ese camino sin intenciones de ser más que solo calentadores de cama el uno para el otro, pero sentía que podría estar listo para dar el siguiente paso con él. No sabía aún cómo se sentía el peligris con respecto a él, si siquiera estaba interesado en tener algo más que una relación física, pero él que no estaba involucrado con el mayor solo por sus necesidades físicas, ya no.
Admitía que se había vuelto cariñoso con Namjoon, que sus sentimientos solo se fortalecían cada día que pasaba con él. Le asustó un poco pensar que no le exigía que dejara de pensar o hablar de Min, que incluso se sentara por horas a escucharlo repetir lo mismo dándole palabras de consuelo. No sabía si su paciencia era de oro o porque su interés no era tan fuere, en cualquiera de los dos caso, era reconfortarte tener un oído disponible.
No le había hecho falta quitarse un brazo o una pierna para alejarse de Yoongi, le fue extrañamente tan fácil hasta cierto punto poner mis ojos en otra persona. Le hacía pensar, en por qué no había hecho eso antes.
Tal vez solo fue un tonto todo ese tiempo, atesorando sus sentimientos no correspondidos por Yoongi, pensando que no debería mancillarlo por ser tan irremediablemente fiel a alguien que nunca miraría en su dirección. Quizás finalmente había dado ese paso que debió haber tomado hacía mucho tiempo. Quizás esa vez se alejaría finalmente de Min con lodos pies sin mirar hacia atrás.
¿Por qué debería?
Namjoon le hacía feliz, no jugaba, ignoraba o abarataba sus sentimientos por él. De hecho, con todo lo que hacía el peligris le daba la impresión de que se preocupaba por él de una manera muy especial, que ocupaba un espacio en su vida que era precioso.
Ellos habían estado continuamente íntimos desde la primera vez que estuvieron juntos. Jamás imaginó que alguna vez llegara a desarrollar ese apetito por el sexo, ya que nunca había tenido la experiencia, pero fue como si un interruptor se hubiera movido dentro de su cuerpo. Ahora solo se encontraba anhelando constantemente el toque de Namjoon y lo más importante, sus besos.
Podía vivir y respirar por el bien de sus besos. Podría sobrevivir con eso y nada más. Sus besos le hacían olvidar todo, incluso a Yoongi. Ya no pensaba en el hecho de que no había visto o hablado con el pelinegro en semanas.
Claro, pasaba por su cabeza cada vez que Namjoon se iba a trabajar y recordaba que iban a pasar el día trabajando juntos, pero no le molestó tanto como pensó que haría. De hecho, estaba bastante contento con su vida y rutina como para pensar en él.
En esos días, solo esperaba ver a Namjoon todas las mañanas cuando abría los ojos, era el peligris quien llegaba gritando su nombre, buscándolo, preguntándole cómo le había ido su día o qué había hecho. No era él quien como un reloj se sentaba en el sofá como una mascota a la espera de su dueño para que este llegara, lo saludara y siguiera en lo suyo.
Jimin esperaba con ansioso el tiempo que compartían en la cama, a veces íntimamente, otras únicamente disfrutando de la compañía del otro. Hablaban de tonterías, jugaban juegos en sus teléfonos o físicos. El mayor le contaba y enseñaba cada día un poco más sobre cómo funcionaban las cosas en la mafia también con aquellos asociados con ella por casualidad u obligación.
En resumen, debía admitir que había formado un vínculo poco saludable con Namjoon porque aunque este era diferente de Min, el castaño se encontraba completamente pegado a él en vez de continuar disfrutando su tiempo solo, creciendo por su cuenta mentalmente.
Suspiró contemplándolo. Recordaba la primera vez que habían sido íntimos. La mañana después de eso, cuando Kim se fue apresuradamente al trabajo, dejándolo con sus pensamientos, no pensó mucho en las secuelas de esa noche agradable que compartieron. Todo lo que hizo cuando se acostó en la cama, fue sonrojarse cuando recordaba esa noche de pasión. Eso y bueno, luchar contra sus deseos de husmear en el armario que le habían prohibido mirar. Últimamente estaba sintiéndose un poquito interesado en las armas.
Namjoon había sido todo un caballero, era paciente, atento, todo lo que había soñado o fantaseado. Por supuesto, nunca se imaginó hacer el amor con él, pero aun así, la noche que compartieron fue perfecta.
Curiosamente, la culpa que lo había estado carcomiendo desde adentro se estaba disipando lentamente. Todavía pensaba en el pelinegro de vez en cuando y sabía en el fondo que aún estaba tratando de superar los sentimientos por él, que continuaba suspirando por él, pero sus sentimientos parecían no ser tan intensos y dependientes como solía ser.
Le asustaba el rumbo que estaba tomando todo, esperando y deseando que no fuera por sus propios miedos a sentirme solo, sino que realmente se sentía de esa manera con Namjoon. Si quería algo más con él de lo que tenían ahora, era justo que se acercara con todo su corazón y no lo usara como reemplazo de Yoongi. Por mucho que necesitara o deseara ser feliz, Kim merecía ser feliz también. Si no podía darle su corazón y todo a él, entonces Namjoon merecía a alguien mejor.
— Espero que no vuelvas a pensar demasiado, Jimin. — El nombrado se sobresaltó. Su corazón se aceleró cuando la voz baja de la mañana de Namjoon retumbó junto a su oído. El mayor se rio entre dientes, alejándose un poco para poder mirarlo a la cara correctamente. — ¿En qué estás pensando de nuevo? — Murmuró, inclinándose hacia adelante para besarle la frente. — Buenos días.
— Buenos días. — Se ruborizó. — Estaba pensando en lo feliz que estoy de estar aquí.
— ¿Y...? — Inquirió arrastrando las palabras, extendiendo la mano para tocar si mejilla. — Has estado despierto por un tiempo. Estoy seguro de que ese no es el único pensamiento que ha estado pasando por esa mente tuya.
— ¿Estuviste despierto todo el tiempo? — Se encogió de hombros, tocando su mano mientras la acercaba a sus labios, besando suavemente el dorso de la misma para evitar que una vez más Namjoon exigiera un beso suyo mañanero. — ¿Por qué no dijiste algo? Es espeluznante, ¿lo sabes?
— ¿En qué estabas pensando? — Presionó, sin comprar su cambio de tema, alejando su mano de la contraria para pasarla por detrás de la espalda de Jimin para acercarlo. Estaba un poco preocupado.
— No mucho. — Jimin sacudió la cabeza, sin luchar contra su agarre, disfrutando de ser empujado contra su cuerpo. Podía sentir la excitación creciendo contra su piel desnuda debajo de las sábanas, haciendo que su propio cuerpo se agitara en respuesta. — Lo usual.
Namjoon tarareó algo indescifrable, suspirando mientras se inclinaba para besarle casualmente en los labios como ya acostumbraba, como si el beso en su mano ya no fuera un beso matutino, antes de alejarse para mirar a Jimin con una expresión indescifrable.
—No has hablado con el jefe en casi tres semanas. ¿No crees que podría ser hora de que intentes reconstruir tu amistad?
Luchando contra su agarre, el menor se apartó de él. Cuando se resistió, usó sus piernas para desenredarse, peleando literalmente él. Namjoon estudiaba cada uno de sus movimientos, su agilidad, la fuerza que el propio Jimin desconocía. Dudó con el ceño fruncido, antes de dejarlo ir lentamente.
El castaño aprovechó la oportunidad para sentarme, con la intención de dejar esa conversación. Al diablo con Namjoon, con Yoongi que estropearon su buen día. ¿Por qué Namjoon siempre tenía que mencionarle a Min cuando era la última persona de la que quería hablar, especialmente con el peligris? Buscó levantarse, pero las manos contrarias se dispararon para agarrar su muñeca. Apartó la mano, girando la cabeza para mirar a Kim.
— Detente. No quiero hablarte de Yoongi. — Agarró las sábanas alrededor de su cintura con fuerza.
— ¿Por qué no?
— No hay nada de que hablar. — Rebatió secamente.
— ¿Vas a seguir fingiendo que el jefe no existe? ¿Es eso? Porque así no se superan las cosas, escapar no es una opción. Debes aprender a darle la cara a lo que te molesta o lastima, estudiarlo y saber como superar ese obstáculo, buscar distintas formas de hacerlo. — Habló firme incorporándose y recostándose en el respaldo de la cama.
— ¿Vas a seguir huyendo de tus problemas, Jimin?
— Sí. — Siseó enojado.
¿Por qué tenía que Namjoon hacerle eso a primera hora de la puta mañana, justo después de que había estado teniendo pensamientos tan agradables sobre él y lo que posiblemente podrían tener entre ellos en el futuro?
Era como si lo estuviera haciendo para recordarle su lugar en esa casa, como si a pesar de todo lo bueno de él, lo bien que lo trataba, estuviera usando a Yoongi para frenarlo. Lo odiaba porque una parte de él sabía que se lo mencionó no para lastimarlo, si no para ayudarle porque sabía cuánto valora a Min y los problemas con los que luchaba.
Joder, sabía que se estaba escapando de los problemas, que debería enfrentar a Yoongi y resolver lo que sea que no se hubiera dicho entre los dos. Estaba al tanto de que debía ser firme y decirle a Min que lo superaría, pero quería tener el control de su vida de ahora en adelante. Sabía que permanecer ahí con Namjoon y evitar la conversación no era una solución a largo plazo, pero Dios, ¿por qué no elegir otro momento para hablar de eso?
— ¿De verdad vas a renunciar a tu amistad de nueve años, así como así?
— ¡No creo que sea de tu incumbencia el resultado de mi amistad de nueve años, Kim! Eres solo el perro faldero de Yoongi y haces todo lo que te dice, no te metas en esto. — Tan pronto como esas palabras salieron de su boca, se mordió los labios con fuerza.
No había querido hablarle así y su pecho dolía por sus propias palabras viendo al contrario tensarse. Cuando no dijo una palabra y solo apartó la vista de él para salir de la cama, supo que, por primera vez, había molestado a Namjoon y pensar en ello hizo que se le erizaran los pelos.
— Namjoon. — Murmuró en voz baja, olvidando la ira mientras quitaba las mantas del cuerpo y se ponía de pie. — Lo siento.
Ignoró la disculpa, eligiendo en su lugar arrastrar los pies hacia el baño sin darle otra mirada al menor que sintió su pecho encogerse. Forzó sus pies a seguirlo al notar que no cerró de golpe la puerta como hacía Yoongi después de entrar cuando estaba molesto. Supo que al menos lo escucharía.
Cuando entró el mayor se estaba lavando furiosamente la cara en el lavabo. Eso era nuevo para él, jamás habían hablado o discutido de ese modo. Jimin no perdía los estribos consigo mismo y le gritaba a algún. Solo ocurrió con Min el día que salió de aquel apartamento y esa mañana.
— Namjoon... — Su voz salió temblorosa y el contrario permaneció sin responderle. Todo lo que hizo fue alcanzar la pila de toallas para coger una limpia para secarse la cara.
Se acercó culpable, midiendo su reacción como el propio Namjoon le había dicho que siempre debía analizar para saber cómo y cuándo avanzar. Si debía continuar en ese momento o regresar después con más fuerza. Puso la mano tentativamente sobre aquella cadera desnuda mientras dudaba. Cuando no se alejó de él, se preparó para ser rechazado mientras envolvía los brazos alrededor del mayor, abrazándolo por detrás.
— Lo siento. — Exhaló mientras apoyaba una mejilla contra su ancha espalda. — No debería haberte hablado así cuando solo estabas intentando tener una conversación conmigo. — Poniendo una mano libre sobre la de Jimin, se liberó.
— No, tienes razón. ¿Quién soy yo para hablar de tu amistad con el jefe? No es asunto mío, yo solo soy su mano derecha. — El corazón del menor dio dos vueltas por lo fría que era su voz mientras hablaba. Volvió a abrazarlo.
— No, Namjoon. Lo siento. Solo estabas preocupado y yo... Lo siento, por favor, Namjoon. — Besó su omóplato sintiendo que todo su cuerpo se tensaba. — Lo siento. — Kim no respondió, pero tampoco lo apartó esta vez. — Lo siento. — Se disculpó una vez más mientras lo miraba a los ojos por el espejo. Podía ver el ceño fruncido entre sus cejas, sus ojos no eran tan suaves como siempre parecían cuando lo miraba a él.
— Necesito ir a trabajar, Jimin. — El castaño tragó saliva, mordiéndose los labios y apoyando la frente contra su cuello cuando sintió el goteo de una lágrima caer de sus ojos. Odiaba que justamente Namjoon hablara así. Odiaba lo desdeñoso que sonaba, como si realmente estuviera poniendo la distancia entre ellos a propósito. — ¿Por qué lloras? No hagas eso.
— Lo siento. — Lo apretó más fuerte. — Dime qué puedo hacer para arreglar esto, por favor.
Se sobresaltó cuando el mayor se dio la vuelta alejando el dolor que las palabras dichas le habían causado. Sostuvo la parte posterior de la cabeza castaña con ternura.
— Está bien.
— No, dime lo que puedo hacer para que me perdones. No quise lastimarte con lo que dije, no quise decir esas palabras.
— Te pregunté, ¿por qué lloras? — Volviendo a arrugar su frente, sostuvo sus cachetes con ambas manos. — Esto es un asunto pequeño, maldición, no me gusta que llores por estas cosas. — Maldijo por lo bajo.
— No es un asunto pequeño. No quiero que seamos así, nosotros no. Dime cómo solucionar esto. — Namjoon dio un paso atrás para apoyar su frente en la contraria.
— ¿Por qué estás tan preocupado por esto? No quise hacerte llorar, Jimin.
— Y yo no quise lastimarte tampoco. Lo siento. — Suspiró. — ¿Estás bien? — El mayor besó su frente, alejándose.
— No estoy enojado.
— Pero lo estabas. No quiero que te alejes de mí, sé que te importa lo que me sucede, por eso me empujas a hablar con Yoongi. No quiero que pienses que no eres nadie para mí. Tienes derecho a hablar conmigo sobre cualquier cosa. Lo siento. — Se aferró a sus manos, temiendo dejarlo ir, temiendo que si se alejaba, ese problema comenzaría a causar una ruptura entre ellos.
— Realmente tengo que ir a trabajar.
— Déjame arreglar esto, no te vayas sin dejar que arregle esto. No quiero que tengamos esto sobre nosotros más tiempo del necesario. — Apretó sus manos. — Lo siento. Dime cómo puedo arreglar esto.
Namjoon buscó profundamente en sus ojos conteniendo una sonrisa tierna. Jimin parpadeaba mirándolo fijamente, esperando que él pudiera sentir lo sincero que era queriendo aclarar ese malentendido.
— Podría pensar en algo...
— ¿Qué es? — Preguntó con voz esperanzada mientras el peligris le dio una mirada intensa, antes de lamerse los labios y mirar entre ambos.
El menor siguió su mirada, jadeando mientras se sonrojaba salvajemente cuando notó lo que estaba tratando de implicar. Volvió a mirarlo, su cuerpo temblaba cuando lo vio alzar la ceja con descaro. ¡Ni siquiera estaba tan enojado con él en primer lugar! Bastardo calenturiento. Nada detuvo la ola de alivio que se apoderó de todo Jimin cuando descubrió que se la habían jugado como un tonto y él había caído.
— Si no quieres...
Park se puso de rodillas, sin dejar que terminara la oración. Lo sostuvo en sus manos con un propósito, mirándolo mientras trabajaba su carne en la boca. Le entrecerró los ojos cuando dejó escapar un gemido silencioso. Dios. Fue estúpido al no leer las señales y expresiones del cuerpo como Namjoon lo había estado enseñando.
Fue un idiota al pensar que Kim podría estar realmente enojado con él. Debió haberlo notado en el momento en que no cerró la puerta del baño detrás de él, que tenía todo ese malvado plan en la cabeza. Esa fue su intención todo el maldito tiempo y Jimin había caído en la trampa como el idiota perfecto que era.
"Hasta el mínimo gesto detrás del accionar de las personas tienen un por qué, Jimin, siempre recuérdalo." Justo dos noches atrás cuando hablaban de la organización le había estado diciendo esa frase.
A pesar de conocer sus planes diabólicos, por haber hecho mal la tarea, Jimin concentró todo su ser en complacerlo, sus dedos cavaron en esas benditas caderas para sostenerlo. Ahora no le importa si estuvo enojado, si fue manipulado y castigado para hacer eso. Todo lo que importaba sobre ese momento, era que tenía a Namjoon en una posición vulnerable y que puede elegir la forma en que quería que eso terminara después de todo. Se estaba asegurando de tener la última palabra y salir ganando, aprovechando la situación que se le presentaba como le había enseñado.
— Jimin... — La respuesta fue solo un murmullo que envió muchas vibraciones al miembro que devoraba, utilizando todos sus nuevos conocimientos sobre las preferencias de Kim para manejarlo. — No tienes que.— Chupó particularmente fuerte y Namjoon dejó escapar un gemido más fuerte que el anterior. — Mierda, Jimin.
Su mano se envolvió en la parte posterior de la cabeza contraria y justo ahí, Jimin supo que ahora tenía todo el control. Volvió a tararear mientras sonreía. Dos podían jugar en ese juego, ahora que Namjoon había mostrado su mano, se había quedado sin nada. Quizás con las armas aún no aprendiera, pero cómo ir doblegando a sus amantes, cómo tenerlos en la palma de su mano ofreciéndole lo que ellos querían solo para atraparlo, fue otra de las lecciones que captó y estaba poniendo en práctica. No todos llevaban el mismo trato, Namjoon estuvo en lo correcto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top