Capítulo 16
El rostro de Min se mantuvo inexpresivo después de su hermano de organización le hiciera aquel pedido. Agradecía que por respeto, este hubiese ido a hablar con él directamente como los códigos sugerían, no obstante, sentía que aquello en ese momento estaba de más.
— No es un secreto para ti la relación que Taehyung y yo tenemos. Sé que es uno de tus hombres más allegados e importantes, por eso es que he venido directamente a hablar contigo para que no existan malentendidos futuros. Verás, soy el líder de los Magenta, uno de los subjefes de la familia que ha decidido tener un compañero. Por ende, me gustaría que mi pareja no solamente tenga un mayor rango y cargo dentro de la familia, sino que lo deseo a mi lado, trabajando junto a mí como mi mano derecha.
— Creo que a pesar de todo el tiempo compartido conoces poco a tu pareja. — Mencionó relajado apoyando su mano en la pierna cruzada desinteresadamente. — ¿Esto que me estás diciendo a mí se lo dijiste a él? ¿Le preguntaste si quería irse a tu organización?
— No quiero ni voy a discutir contigo detalles personales, Min. No es que esté aquí porque necesite tu permiso explícito.
Yoongi relamió sus labios y sonrió, no estaba de buen humor para lidiar con ese tipo de respuestas porque todo lo que le apetecía era disparar contra todo lo que se moviera. No lograba tranquilizarse ni siquiera en su casa ahora y que lo desafiaran en ese instante no era buena idea.
— Taehyung es libre de escoger, pero él maneja mucha información de Indigo, tú y yo somos aliados, pero no somos lo mismo y sabes que Padre opina igual Pasa cierta información a cada uno que no le gusta mezclar. ¿Ya pensaste en hablar con Padre?
Jungkook tragó en seco y asintió, de pensarlo lo había hecho, mas era difícil dar el paso. A veces pensaba si su relación con Taehyung valía tanto la pena como para arriesgar tanto, mas si escuchaba a su corazón, algo que no debía permitirse, la respuesta sería afirmativa. Valía la pena tener al hombre del que se había enamorado a su lado.
— Por mi parte, si Taehyung quiere irse, es libre de hacerlo. Ustedes son adultos que saben y pueden defenderse. No son personas por las que yo soy responsable y si les pasa algo, no es como si mi vida se pueda ir con ustedes. So... — Sin decir otra palabra, se levantó de su asiento y abandonó la sala, encontrándose a Taehyung asegurando la puerta. — Entra, creo que tienen que hablar.
— Kook... — Musitó una vez que entró y cerró la puerta, acercándose hasta sostener su rostro para besarlo. — ¿Cómo estás? Me sorprende que hayas solicitado una reunión con mi jefe, ¿pasó algo?
— No pasó nada. —Negó perdiendo sus dedos en el cabello rojo que siempre le hacía sonreír, tomando su mentón para devolverle el beso dado. — Le dije a Min que te quería como mi mano derecha.
El beso que habían estado compartiendo quedó a media cuando el mayor escuchó esa oración. Con parsimonia, puso distancia en sus labios hasta lograr que sus miradas se engancharan.
— ¿Tú le dijiste qué? — Preguntó como si no hubiese escuchado o entendido nada. — Jeon, me parece que tú y yo ya hemos hablado de esto. No quiero imaginar, que te hayas pasado mis palabras por los cojones y hayas venido hasta aquí para decirle eso a mi jefe. — Espetó empujándolo, viendo al rubio resoplar molesto.
— A ver, Kim, soy tu puto hombre, tú eres el mío. Soy el líder de una organización y me gustaría que mi pareja esté a mi lado, que no tenga un rango tan bajo cuando puede estar a mi altura.
— ¿A tu altura, imbécil? Yo no necesito volverme tu mano derecha para estar a tu jodida altura. — Le recriminó señalándolo, no le importaba que a Jungkook aquello no le gustase. — Si supuestamente soy tu hombre, deberías respetarme como tal, darle valor a mi palabra y no hacer lo que a ti te convenga.
— Lo que nos convenga, ¡no puedo mostrarte como mi pareja o luchar por nosotros y eres el recadero de otro tipo! —Exclamó sorprendiendo a Taehyung más por sus palabras que por el tono implementado.
— ¿Un recadero? ¿Así me ves, como un simple recadero? ¿Para ti estar a tu altura es que yo me vaya a Magenta para ser tu sombra y que me señalen casi como a la puta que te follas? Pues no Jeon, mierda, sabes que me traías loco desde mucho antes de conocerte, pero por muy rico que nos follemos no pienso doblegarme a tus deseos.
— Kim...
— Yo en verdad comencé como un recadero que vestido con su uniforme escolar llevaba coordinadas de un lado a otro, pero hoy, vendría siendo el cuarto en la cadena a la Familia por esta rama siendo Seokjin el primero, Yoongi el segundo y Namjoon el tercero. Si vamos a Indigo, yo soy el tercero al mando. Me he hecho y quiero seguir haciéndome de un nombre propio dentro de esta organización por mis méritos.
— ¿Crees que puedes subir más de ahí aquí? Te quedarás como el capitán de Min porque él no te va a ceder el mando jamás, si tuviera que dárselo a alguien sería a Namjoon, no a ti.
— ¿Te avergüenza mi posición? ¿Tan poco vale un capitán? ¿Qué mierda es lo que me ofreces?
— Yo te estoy ofreciendo justamente que seas mi mano derecha, que dirijamos Magenta juntos no porque nos acostemos, sino porque sé que das para mucho más, sé de lo que eres capaz, Tae.
— Gracias, si eso es lo que me ofreces gracias. Digamos que agradezco tu interés, pero no me interesa o lo respaldo. Porque estas cosas me las tienes que decir a mí directamente, si yo fuera ese hombre de confianza que dices querer, hubieras venido primeramente a mí.
— No quisiste.
— Entonces debiste respetar mi decisión, mi palabra porque esta no vale menos que la tuya y me importa una mierda si eres uno de los subjefes de la Familia. Si yo, fuera tu hombre de confianza, hubieras dialogado conmigo hasta convencerme, no ir a otro para luego forzarme a aceptar tu decisión porque esto para mí es una sucia manipulación aunque no lo sea, Jeon.
— Taehyung.
— Si tú no puedes respetarme y aceptarme tal cual soy, si mi palabra para ti no vale nada y sientes que por tus grandes cojones puedes tomar todas las decisiones, entonces yo no soy el hombre de confianza que necesitas, tampoco el hombre que deba a estar a tu lado. Porque sinceramente, nos vamos a terminar matando porque no voy a permitir jamás que me pongas un pie encima, la primera vez que decidas coger vuelo por encima de mí sin respetarme, te voy a cortar mínimo un ala y tú no me dejarás escapar con vida. Por ende, es mejor que lo que teníamos llegue hasta aquí.
— ¿Estás perdiendo la razón?
— Supongo que sí, porque te quiero, Jeon, pero jodidamente me amo a mí.
Espetó alejándose de las manos que iban hacia él para casi correr hacia la puerta, cerrándola en su cara. Yoongi lo vio con sus ojos aguados, mas no le dijo nada, solo regresó en silencio a la habitación, encontrándose con un Jungkook que miraba por las ventanas con su ceño fruncido.
— Lo dicho, conoces poco a tu pareja.
— Supongo que es el castigo de los subjefes, conocer poco a sus parejas. — Musitó el rubio volteándose para encararlo.
— Yo no tengo pareja, eso no solo es distracción, sino que significa peligro. — El menor ladeó una sonrisa.
— Estás peor que yo, porque siento que ni siquiera te conoces tú o quienes te rodean. Crees tener siempre la razón y subestimas a los demás.
— ¿Acaso me he equivocado con algunas de las cosas que te he dicho?
— No. Pero existen las excepciones y fíjate si tienes tanta confianza en ti mismo, que pasaste diez años viviendo con un "inocente" sin saber que este sabía todo lo que hacías y que incluso te había seguido. No lo conocías tan bien como creías. — Intentó palmear su hombro, mas Min se alejó disgustado, logrando que el rubio sonriera. — Gracias por recibirme, hyung...
+++
— ¿Me mandó a llamar, señor?
— Sí, Hobi, adelante. — Mencionó Seokjin sentado detrás de su escritorio de espalda a la puerta, girándose en la silla cuando escuchó que su mano derecha había entrado a su habitación. — ¿Novedades?
— Varias... — Comentó entregándole una carpeta que contenía todos los informes detallados, sabía perfectamente que su jefe deseaba todo siempre por escrito aunque él tuviera que de igual manera decirle todo.
— ¿Esto es todo? — El menor asintió parado firmemente en la posición de descanso de un militar, evidenciando su entrenamiento. — Pasemos a otros temas entonces, por algún motivo mis subjefes me están molestando y así no se me molesta.
— ¿Ocurrió algo?
— No exactamente... — Negó volteándose para admirar la ciudad una vez más. — ¿Crees que existe algo entre el primer capitán de Min y Jeon? Sentimentalmente hablando.
— No lo creo, estoy completamente seguro de que tienen algo esos dos. — Le confirmó viendo como el mayor se giraba para verlo fijamente con su semblante evidentemente distorsionado por la molestia.
— Por ahora mantenlos en la mira para que no hagan el menor de los movimientos, una gallina siempre cuenta a sus pollitos. — Musitó relajando su ceño. — ¿Qué opinas de Min, Namjoon y el Inocente?
— A Namjoon le gusta o mínimo le atrae el Inocente, pienso que tiene bajo control sus sentimientos por Min, además, creo que está consciente de que el Inocente ama a Yoongi.
— También lo notaste.
— Sí, señor. Park está enamorado de Min, pero pienso que Kim no le es indiferente. Aunque si tuviera que escoger en este momento y Min le diera la oportunidad, el Inocente se iría con tu favorito. — Seokjin sonrió mirando lo serio que Hoseok dijo esa frase, disfrutando el ligero cambio en su tono neutro.
— ¿Alguna idea de los sentimientos de Yoongi?
— No creo que Min haya mirado al Inocente como hombre, pero a su vez, creo que podría llegar a tener sentimientos por este. — Musitó calmo con la vista fija en el castaño.
— ¿También opinas que esto podría ser peligroso? — El menor asintió sin dudarlo.
— El inocente podría llegar a serlo. Es un miedoso, pero los cobardes son los más peligrosos cuando tienen suficiente, cuando sienten que ya lo han perdido todo. Además, tiene sus pelotas bien colocadas aunque las tenga congeladas por el miedo. Para sobrevivir todo lo que pasó sin perderse, sin correr hasta el borde del precipicio y saltar, se necesita valentía. Puede que Min también sea un papel importante en su persona, pero otro en su lugar se hubiera perdido en drogas, podría haberse quedado de mendigo o algo peor. Todavía con miedo, fue capaz de seguir a Yoongi y enfrentarlo por sus acciones
— Eso fue muy valiente o muy tonto porque solo por eso, yo podría mandar a matarlo hoy. No creo que él supiera la envergadura de sus preguntas. Si sigue respirando es porque Min y Namjoon dieron su palabra de que este no hablaría, que lo controlarían y mantendrían al margen. ¿Podría sernos de utilidad ese pollito asustadizo?
— Si se entrena, sí. Pero ellos no quieren adentrarlo por completo en el negocio. Creo que el Inocente podría ir de la mano de Min. — Sin decir algo más, el mayor asintió, levantándose de su asiento envuelto en una elegante bata Versache.
Sin poderlo evitar, el menor miró de soslayo sus torneadas piernas, su abdomen marcado y esos hombros anchos que se escondían debajo de la tela. Permaneció en su sitio mientras Seokjin avanzaba por la gigantesca habitación, pasando de la oficina a un rincón donde una camilla para masajes yacía. Sin mirarlo se desnudó y se acostó boca abajo.
A pasos firmes, el ex militar caminó hacia él deshaciéndose de su saco para remangarse la camisa y proceder a masajearlo. Él sabía cómo y dónde tocar para que su jefe se relajara.
— Suficiente. — Musitó Jin en un tono bajo y firme, incorporándose en aquella camilla, recogiendo su bata del suelo para colocarla nuevamente en su cuerpo sin cerrarla.
Acercó a un Hoseok que mantenía sus manos detrás y con gran agilidad desabotonó su camisa, luego su pantalón. Esta última prenda fue retirada junto con la ropa interior mientras una de las manos del mayor trazaban cada músculo marcado en su abdomen.
Acarició su cintura y cadera, extendiendo sus largas manos hasta su trasero, desplazando sus dedos hasta tocar el tapón anal que en él había. Sonriendo victorioso, se inclinó para besar su pecho, labrando un camino de besos por su cuello hasta llegar a sus labios, los mordió. Los ultrajó a conveniencia mientras tiraba con fuerza los cabellos negros del menor y lo guiaba a la pared más cercana.
— Vuelta. — Hoseok se giró de frente a la pared, dejando su trasero en el aire con ese gran juguete negro taponándolo. — No te vienes hasta que te ordene.
— Sí, señor. — El castaño sonrió llevando sus manos hasta el tapón para presionarlo y juguetear un poco con él hasta que se dignó a sacarlo con gran velocidad.
Se deleitó viendo como el anillo de carne buscaba cerrarse sobre la nada, mas no permitió que el menor sintiera aquel vacío por mucho tiempo, se alineó en él para entrar de una, apoyando ambas manos a los costados de la cabeza contraria en la pared.
— Ha pasado un tiempo. — Musitó mordiendo su espalda por encima de la camisa blanca. — Supongo que ser la cabeza a veces consume demasiado de nuestro tiempo. Te extrañé.
Todo lo que obtuvo de respuesta fue un gemido contenido y casi ahogado. Amaba como ese hombre jamás se abría a la primera embestida. Mordisqueó su cuello y sus hombros, dejando marcas en las zonas que quedaban cubiertas por sus atuendos, tirando de su cabello para besarlo mientras sus manos rodeaban su cintura y sus caderas arremetían con fuerza.
— Ya es hora de escucharte, mi hermoso Hobi. Ya es hora de robarte esos gemidos que te niegas a entregarme por voluntad propia.
Desde su abdomen, una mano bajó hasta su entrepierna mientras la otra se aferraba a su muslo, justo donde este se unía con la ingle para dejar que sus dedos presionaran el perineo del menor. Hoseok gimió en voz alta y Seokjin sonrió apoyando su frente contra su espalda. Su boca abierta, su lengua afuera mientras iba con cada penetración hasta su próstata.
— Pensar que todo esto solamente es mío. — Musitó lamiendo su cuello ahora.
El resonar de sus cuerpos encontrándose se hizo más fuerte, al igual que los gemidos de ambos. Ambos se conocían perfectamente, supieron cuando comenzaron a tensarse lo poco que les quedaba. Fue entonces que el castaño dio un paso atrás, Hoseok se volteó y lo empujó hacia el suelo, admirando esa belleza sonrojada y lasciva que tenía delante de él. Se arrodilló en la alfombra para tirarlo por sus piernas, besándolo con desbordante salvajismo y cariño.
— ¡Maldición! — Gruñó Seokjin aferrándose a su cabeza y cuello mientras lo besaba con posesividad.
Por momentos se quedaban perdidos en la mirada del otro, la llama en estos crepitando como sus pieles. Con sus ceños fruncidos y sus gemidos tornándose gruñidos, el menor salió para liberarse sobre aquel cuerpo escultural. La cabeza de la Familia no dejó de tocarse en un solo instante, solo bastó que los labios de su hombre de confianza se ciñeran en su pene para que se corriera en su boca, tirando firmemente de esas hebras naranjas.
— Debo agradecer siempre por el día en que llegaste a mi vida. — Musitó atrayéndolo a un beso sosegado.
— Yo agradezco el día en que llegué, te amo, Jin.
— Yo a ti, Hobi... Mi Hobi. — Ambos rieron entre besos, incorporándose lentamente. — A trabajar.
+++
— Mmm, creo que deberías quedarte todo el tiempo que necesites. — Namjoon le sonrió a Jimin mientras apuñalaba el tenedor que sostenía en su plato y llevó el cubo de carne a sus labios. — Podría acostumbrarme a esto. — Se podría decir que tarareo disfrutando la comida.
El menor no pudo evitar sonreír, sintiendo una extensión de calidez deslizarse desde su pecho hasta su cuello por haber sido felicitado, por sus palabras.
— Ya habías comido lo que cocino antes. — Aunque quiso evitarlo, Jimin no pudo alejar la pregunta que vino a su mente. ¿Cuándo fue la última vez que Yoongi le había comentado correctamente sobre una comida que hubiese preparado?. No pudo recordarlo. Tal vez era por eso que las mariposas en su pecho estaban agitándose tanto.
— Solo para la cena o bocadillos. — Namjoon puso los ojos en blanco. — Nunca una comida apropiada como esta. — Señaló la comida que estaba colocada en la mesa. — Le has dedicado algo de tiempo a esto.
En realidad sí, Jimin tenía mucho tiempo libre. Si no hubiese hecho algo complejo o que necesitara bastante tiempo, lo habría pasado pensando en Yoongi. Él sinceramente haría cualquier cosa en esos momentos para mantener a Min como la menor de sus preocupaciones.
— Bueno, piensa en ello como un pago por dejarme dormir en tu sofá. — Se mordió los labios. — Hablando de eso, realmente debería pagarte por dejarme quedar aquí. — Mencionó jugando torpemente con la etiqueta de su bolsita de té mientras el mayor lo miraba con el rostro desencajado, dejando de masticar.
— No. No te quitaré o cobraré un centavo. No lo haré.
— No sé cuánto tiempo más me quedaré aquí. Podría quedarme por un buen tiempo y te estoy causando muchos inconvenientes. — Suspiró negando. — Tal vez debería conseguir mi propio departamento. — El peligris no pudo evitar reírse torpemente.
— No podrás conseguir uno. — Jimin entrecerró los ojos, ofendido por la poca confianza depositada en él.
— Puedo permitirme un apartamento, tal vez no en este edificio. Pero puedo permitirme uno o incluso dos, en otro lugar. Te diré que nunca llegué a comprar uno porque... ¡He estado viviendo con Yoongi por su insistencia! — Kim levantó los brazos en señal de rendición.
— Tranquilo... No estoy diciendo que no te lo puedas permitir. — Parpadeó dedicándole una sonrisa sin burla esta vez. — Sé que tienes mucho dinero a tu nombre porque no solo has trabajado muy bien todos estos años, sino que incluso Min te pasó una mensualidad desde que eran adolescentes. Tú no eres de salir o gastar, es normal que hasta la fecha hayas amasado una buena suma de dinero.
Fue entonces que Jimin se congeló considerando sus palabras y dándose cuenta de que tenía razón. No era por su estado financiero, sino que Min era más que capaz, y definitivamente le haría extremadamente difícil tener una casa a su nombre. Esa era una de sus formas de hacerlo depender de él, lo sabía. Cuando miró al mayor, este levantó su ceño descaradamente hacia sabiendo que ahora entendía lo que estaba tratando de decir.
— Yoongi necesita ocuparse de sus propios asuntos. — Hizo un puchero mientras cruzaba los brazos.
— Tú eres su asunto más importante.
— No soy su negocio. Él puede micro-administrar su propia empresa todo lo que quiera, pero no soy parte de ella. Soy un humano, mi propia persona.
— Bueno, está bien.
Podía escuchar el significado de sus palabras sin escucharlo realmente. Maldición, Min necesitaba aprender a tratar a un ser humano con respeto. Era sorprendente lo arrogante que había llegado a ser. ¿Cómo pudo Jimin soportar su lamentable trasero por tanto tiempo? Quizás porque estaba ciegamente enamorado.
El teléfono de Namjoon sonó y el menor pudo ver como el diablo se asomaba después de ser mencionado, como el mayor le dio una mirada cuidadosa antes de atreverse a hablar.
— El jefe quiere saber cómo estás y si necesitas algo. — Explicó, mientras levantaba su teléfono.
— Sí, dile que necesito espacio, así que deje de preguntarte si estoy bien. Y también, quiero mi propio apartamento y él no puede hacer nada para detenerme.
— Solo voy a decir que estás bien y que irás de compras más tarde. — Comenzó a tocar su teléfono.
— Dile eso y que se muera también. — Resopló, volviendo a cruzar los brazos. — No quiero que envíe a alguien para que me siga.
— Bueno... — Namjoon tragó, sus dedos congelados en el aire. — Ya tienes a alguien siguiéndote. — La incredulidad y molestia en el rostro del castaño fue evidente.
— ¡Me quedo en casa todo el tiempo! ¿Por qué demonios necesito que alguien me siga? — Sus ojos recorrieron la casa, deteniéndose en las amplias ventanas, preguntándose si alguien lo estaba espiando a través de ella. Se estremeció, sintiéndose extremadamente vulnerable de repente.— Eso es jodidamente horrible. ¡Haz que se detenga! — Gritó, alcanzando el teléfono de Namjoon cuando notó que parecía estar dudando por demasiado tiempo, mas el peligris se alejó fácilmente.
— Bueno, tienes que decírselo al jefe tú mismo, con tu propio teléfono. No pienso arriesgar mi cuello ahora. Ya estoy arriesgando bastante por tenerte aquí en mi departamento sin el jefe. — Sin poderlo disimular miró las piernas del menor cuando se levantó. — Quizás quieras ponerte unos pantalones mientras hablamos de esto.
— Estos pantalones cortos me llegan a las rodillas y son los que quiero usar. ¿Tienes algún problema con eso? — Levantó la ceja desafiante, pero el contrario se encogió de hombros.
— Yo no, pero el jefe podría
— Él ya me ha visto con estos. Me ve en con ellos todo el tiempo. De hecho, ¡tú también! — Exclamó
— Cuando estabas en su casa. — Cerró los ojos. — No cuando estamos solos en mi casa. Puedes ponerte pantalones de chándal si es necesario. Tengo varios repuestos que ni siquiera he sacado de su embalaje.
— Bueno para aclarar, ustedes ahora no van a controlar incluso como me visto. Todo tiene un puto límite y no pienso dejar que se comporten como brutos autoritarios que me controlan. Así que si es porque a Yoongi no le gustaría, me vale mierda. — Se mordió los labios para controlar su molestia. — ¿A menos que te moleste?
En cualquier departamento compartido había ciertas reglas entre los inquilinos, tampoco podía imponerse del todo a Namjoon. Era como mudarse a una casa nueva y cambiar repentinamente las preferencias de quien ya la habitaba. Namjoon volvió a recorrer las bien marcadas piernas de Jimin y se aclaró la garganta buscando elevar la mirada, encogiéndose de hombros.
— Si a ti no te molesta, entonces que Yoongi se vaya a la mierda.— Resopló peinando su cabello con los dedos. — ¿Quién me está vigilando de todos modos? No podía dejar ir ese tema tan fácilmente. Sentía violados todos sus derechos.
— ¿Alguien en quien el jefe confía? — Namjoon apartó la mirada.
— Yoongi confía en ti.
— Yo te cuido cuando estoy en casa. El otro tipo te sigue cuando estoy lejos de aquí trabajando o cuando estoy con el jefe. — Jimin sacudió la cabeza con un suspiro cansado.
— No sé cómo sentirme por esto.— Resopló. — No, de hecho, creo que sé exactamente lo que siento por esto, lo odio. Es una locura. Yoongi está loco y tú también estás loco por estar de acuerdo con el otro, besándole siempre el culo. Pienso mudarme y tener mi propio apartamento. — Declaró finalmente.
— Puedes intentarlo. — Sonrió cínicamente.
— ¿Me ayudarás, verdad? — El menor preguntó esperanzado.
— Puede que ya no sea tan joven, pero tengo mis razones para querer vivir para ver el amanecer de mañana. — Levantó las manos en señal de rendición.
— Tomemos un tiempo para pensar en esto, ¿de acuerdo?
— He pensado lo suficiente. Voy a hacer lo que quiero hacer y nadie puede detenerme. He hecho todo como Yoongi quiso durante años, creo que ya es hora de que me haga cargo de mi propia vida.
— El jefe te detendrá. — La mirada de Namjoon por un momento lució preocupada, extendiendo la mano para tocar el brazo ajeno y calmarlo. — El jefe te detendrá y no te gustará si realmente tiene que hacer eso.
Otra vez, ahí estaba el tirón en mi pecho que le avisaba de sus ganas de llorar. Cerró los ojos con fuerza por un momento y suspiró.
— No sabes cómo me siento, Namjoon. Solo quiero ser libre, solo quiero estar libre de Yoongi. Estoy tan cansado de todo esto. — Apretó los puños. —Ya no quiero ser su marioneta.
— No puedes. — Respiró hondo dándole una mirada extraña en sus ojos, — No puedes estar libre de Min, no cuando ahora eres parte de la Familia. No importa a dónde vayas, serás perseguido. No puedes dejar a la familia, no estando vivo. Si dejas a Yoongi sin su permiso o sin saberlo, él lo paga, todos lo hacemos. Si incluso logras escapar a algún lado, serás arrastrado y llevado frente al gran jefe por tus pelos, en ese momento apenas te quedará aliento o vida dentro de ti, ellos terminarán contigo y hay una gran posibilidad que quieran hacerlo con nosotros también. — Jimin tragó nerviosamente ante sus palabras. —No es tan fácil irse ahora, Jimin. Nunca podrás ser libre del modo en que deseas, como una persona normal.
— Pero al menos puedo ser dueño de mi propio apartamento, ¿verdad? Vivir lejos de Yoongi, pero seguir involucrado. No le diré una palabra a nadie. Puedo vivir solo como tú, ¿verdad? — El tono esperanzado de su voz fue traicionado por sus temblorosas respiraciones.
De repente estuvo aterrorizado de solo pensar que nunca podría estar lejos de Yoongi, que nunca podría superarlo, que al final del camino, todavía tendría que soportar estar cerca de él y nunca olvidar lo que sentía por ese hombre aunque jamás él sintiera lo mismo por su persona.
— Estoy viviendo solo, pero estoy viviendo muy cerca del jefe, porque tengo que hacerlo. El resto que vive en otro lugar, se les asignan esos lugares y hay un sistema a seguir. Realmente no puedes elegir dónde quieres vivir, hasta que no tengas cierto estatus en la Familia. — El peligris se inquietó. — No sé cómo explicarte esto de otra manera. ¿Pero recuerdas cuando el gran jefe te pidió que lo llamaras "padre" como hace el jefe?
Jimin asintió en silencio. También recordaba al otro subjefe que estaba increíblemente descontento con eso. Había perdido la oportunidad de preguntar por qué ese sujeto se comportó así aquella noche cuando decidió declararle su amor a Yoongi.
— Sí, quiere decir que te ha reconocido como compañero de Yoongi. — La forma en la que el mayor dijo la palabra compañero, le puso al castaño los pelos de punta. — Lo que significa que está esperando que vivas con el jefe.
—¿Qué? — Él en realidad no era nada de Min, debían permitirle vivir en otro lado. — Define compañero. — Exigió, a pesar de saber lo que probablemente iba a significar.
— Sabes, amante o algo así.
— ¿Ellos no detestan a los maricones como yo?
— A ellos no les importa tu sexualidad, allí lo que importan son las alianzas y la organización. No importa tu preferencia sexual o tu identidad de género mientras te mantengas en una fila. Por ejemplo, tú perteneces a Indigo, una rama de la familia creada y liderada por Yoongi. Dentro de esta organización, no importa con quién estés, el problema comienza cuando se empiezan a mezclar las organizaciones. Somos todos parte de la familia, pero hay niveles, jerarquías y lugares para cada persona y ha sido así por siglos dentro de la mafia. Muchas veces esto lo hacen para prever alianzas que puedan molestar y dañar aquello que los grandes jefes han organizado.
— Mierda. Que alguien le diga que está equivocado a ese tipo. Padre... — Rectificó rápidamente temiendo que lo estuvieran escuchando.
Los vellos en su piel se elevaron al pensar que todos en esa sala de reuniones, pensaron que Yoongi y él se relacionaban de esa forma cuando claramente no lo hacían. Cuando Min andaba por ahí besándose y follando a otras delante de él. Cuando el pelinegro estaba tan malditamente seguro de que no quería tener nada que ver con él en ese aspecto.
¿Por qué Yoongi no lo aclaró?
— Nadie le dice Kim Seokjin que está equivocado, a menos que quieran morir. — Reprimió una sonrisa,
— ¡Entonces dile que Yoongi le mintió! ¡No soy el maldito compañero de Min o has olvidado los últimos días dolorosos por los que he pasado por ese hijo de puta!
— Eso significaría la muerte prematura del jefe. No creo que quieras que haga eso. Se le dijo que vivían juntos, el gran jefe asumió el resto por algún motivo. — Namjoon tenía sus dudas, le parecía que Seokjin sí sabía que entre ellos no estaba ocurriendo nada, pero siempre estaba probando a las personas, les daba cordel para ver hasta dónde iban.
— Lo que él asumió está equivocado. — Volvió a sentarse mirando el plato vacío frente a él. — Necesito mi propio espacio. Necesito un empleo. Necesito hacer algo con mi tiempo que yo desee hacer. ¿Cuándo se volvió tan difícil vivir mi propia vida? — Dejó salir en un susurro.
— Lo siento. Sé que es difícil, que nunca tomaste por tu cuenta la decisión de ser parte de la Familia y ni siquiera sabes para qué te inscribiste, pero ahora que eres parte de esto, solo necesitas saber que hay reglas que debes seguir, no hay excepciones. — Bajó la mirada. — Sinceramente, está protegiéndote.
El menor resopló con incredulidad. Si Min quería protegerlo, debió haber protegido su corazón al mismo tiempo, no tratar de romperlo en un millón de pedazos y esperar que sobreviviera como un jodido zombi sin sentimientos.
— Sé que no lo crees, pero lo hace. Puede que no demuestre que él... — Namjoon se aclaró la garganta — se preocupa mucho por ti. De no ser así, te habrían dejado a un lado y dado por muerto hace mucho tiempo, Jimin.
— Ya se siente como si me hubieran dejado de lado y dado por muerto. Solo que tal vez no físicamente.
Kim se calló y aprovechó esa oportunidad para llevar los platos al fregadero. El silencio se hizo entre ambos hasta que el mayor estuvo a punto de abandonar el departamento nuevamente para ir a trabajar.
— Hablaré con el jefe para que consigas un trabajo. Pero prepárate para que alguien te acompañe diariamente al trabajo si sucede. — Apretó los labios. — Tienes que olvidarte de tener tu propio apartamento, Jimin. Eso es lo único a lo que el jefe nunca cederá, no puede.
Versache no es un error, no quise poner Versace así que lo dejé como se pronuncia.
¡Doble actualización!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top