Capítulo 15

A diferencia de lo que Kim Namjoon esperaba, ese día Yoongi no le hizo preguntas sobre el menor más allá de verificar que se instaló en su casa. Lo único que había visto de él hasta el momento era casi lo mismo de siempre para todos, pero no para él que tan bien conocía a su jefe. Era muy difícil adivinar sus pensamientos exactos, mas podía hacerse una ligera idea general.

Siguiéndolo, entró a uno de sus clubes, no lo dirigía directamente, solo recibía regalías por encontrarse dentro de su territorio. Aunque si en verdad quería mandar en él, podría hacerlo fácilmente porque también colaboraba con el dueño, alguien que no tuvo miedo para mezclarse activamente con ellos en el negocio.

Las luces azules y violeta armonizaban el lugar, los tubos con bailarines de ambos sexo, mesas de juego y sujetos de cuestionable moral como la suya llenaban el sitio. Namjoon siempre se mantenía alerta dos pasos por detrás de Yoongi en un tiempo perfecto para tener una mejor vista tanto de lo que pasaba frente a ellos, como en los alrededores. Sus zapatos de vestir y trajes perfectamente entallados eran el complemento perfecto para ambos que emanaban ese aire tenebroso del que sus miradas eran protagonista.

— Hice una pregunta y no he recibido respuesta. — La voz de Yoongi se escuchó calma, pero firme en aquella habitación apartada con algunas mujeres, bebida que no habían tocado y el sujeto que tenían delante.

Ese hombre que habían invitado a celebrar su muerte a pesar de que este no lo sabía. Un error de su parte creer que e ese mundo simplemente hacían borrón y cuenta nueva porque la palabra "perdón" fuese dicha. Él había cometido el error de desviar dinero de otro establecimiento para sí mismo, huyendo con este a otro país. Fue gracioso, porque incluso intentó cambiarse el nombre olvidando que para iniciar esos procesos se debía dar el nombre que ya se tenía y esto automáticamente activaba sus alarmas.

Si hubiera sido un testigo protegido, tal vez les costaría un poco más encontrarlo dependiendo del país al que lo llevaran y las autoridades detrás de su caso. Si entre todas las personas inmiscuidas en ese proceso por muy regulado y estricto que fuese, había alguien que formara parte de la nómina de Indigo o la Familia aunque no fuese directamente, esa persona hubiese estado tan muerta como esa que daba sus últimos respiros sin saberlo.

Fue localizado en Macedonia, Europa, un país casi olvidado y aun así, los tentáculos de Yoongi llegaron allí, haciendo que se le acusara de algo que no cometió para que fuera deportado a Corea del Sur. Allí, Taehyung se encargó de darle una acalorada y sangrienta despedida, un pequeño susto para castigarlo. Luego de esto, se le ofreció la oportunidad de salvar su vida si regresaba el dinero y se ponía a trabajar para ellos.

La invitación para reunirse directamente con el jefe no se la esperó absolutamente nadie, ni el propio Namjoon que no entendía el motivo para que Yoongi quisiera encargarse personalmente de un caso bastante menor. ¿Pero quién era él para contradecirle esa decisión?

Ahí, parado detrás del sofá y Min en aquel lugar, observaba todo lo que ocurría. Vio al sujeto besuquearse con una de esas mujeres, toquetearla, divertirse junto a un Yoongi serio que solo lo miraba en silencio.

— ¿Te pregunté si disfrutaste tu despedida?

— ¿A qué se refiere con despedida, señor? — Preguntó el sujeto deteniendo todos sus movimientos.

— Bien, dejemos esa pregunta para más tarde y dígame algo. ¿Qué estabas haciendo ayer a las cuatro de la tarde entrando a un consultorio médico en el territorio de Seonghwa, justo el mismo consultorio en el que él entró a las 4:03 p.m? — El sujeto entreabrió sus ojos con evidente medio, afincándose a la mujer que le había estado bailando.

— Y-Yo, n-no sabía que el s-señor Kim estaba a-ahí. S-Se lo juro, yo n-no sabía nada, yo no h-hice nada.

— Yo no te estoy preguntando si sabías que él estaba ahí o si hiciste algo en específico, solamente te pregunté qué hacías en ese lugar. Verás, un hombre inteligente lo primero que hubiese dicho es que fue a ver al médico. Lo mismo que diría un hombre inocente, pero no tú y eso me parece curioso. — Con las manos entrelazadas sobre su regazo, agitó su cabeza para que la mujer sobre él se parara y el resto se alejara a los costados. — ¿Qué hacías allí?

— F-Fui a ver al médico. — Una risa mezclada con suspiro se escapó de Yoongi mientras negaba por la estupidez del sujeto, el mismo Namjoon estaba asombrado por el proceder tan poco táctico que tenían las personas.

Sin pensarlo dos veces, Namjoon llevó su mano a la parte trasera de su pantalón, tomando el arma y a su vez desactivando el seguro de la misma para disparar a escasos centímetros del sujeto.

— ¿Qué hacías reunido con Seonghwa? — Fue Kim quien habló esta vez, tan bajo y terrorífico como el pelinegro que miraba hacia la pared porque se había cansado de mirar al cadáver.

— Él me p-pidió la contabilidad de los locales que y-yo manejaba. Me mandó a hacerme administrador de otros locales, p-pero juro que le dije que eso e-era imposible. Que no sería fácil y que u-ustedes ya no confiaban en mí, mas me dijo que él no estaba apurado. Que podía esperar a que me volviera a ganar la confianza de los dos. Lo juro.

Terminó de hablar poniéndose de pie, ubicándose frente a la mesa de cristal con las bebidas para arrodillarse frente a Min, mas antes de siquiera llegarlo a pensar correctamente, el pelinegro disparó en su pecho viéndolo tambalearse y caer sobre la mesa, rompiéndola junto a varias cosas que también había en esta. Las mujeres brincaron en sus sitios y se abrazaron algunas, mas no gritaron. Cuando se levantó de su asiento, volvió a darle un tiro en la cabeza al sujeto antes de guardar la pistola en su espalda.

Sin necesidad de una orden, Namjoon se encargó de que limpiaran el lugar y desaparecieran el cuerpo antes de unírsele a Min en una sala donde ahora solamente estaba él junto a las dos bailarinas exclusivas del sitio. Ellas se habían ganado el derecho de solo bailar, podían tener sexo única y exclusivamente con el líder de Indigo si a este así le parecía.

— Hwa está intentando adentrarse en nuestros territorios y eso sí no se lo pienso permitir aunque lleve la misma sangre de Padre. —Musitó Yoongi mientras observaba a aquellas mujeres besarse y sensualmente desvestirse.

— Me encargaré de eso.

— Sé que lo harás. — Espetó viendo como una de ellas se acercaba a su cuerpo para intentar hacerse con su pantalón. —Comunícale a Jeon que nos reuniremos mañana, le pasaré los datos con el cobrizo más tarde. — Las mujeres jugueteaban llenando su ropa interior de saliva, mas ninguna podía avanzar más hasta que él así no lo decidiera. — Escuché que en uno de nuestros clubes están admitiendo personal adquirido en la trata de blanca.

— Hwanguk.

— Quiero muerto a todos los inmiscuidos porque se sabe que todo el que trabaje para mí es por decisión propia, no porque son secuestrados o forzados ya sea con drogas, amenazas o cualquier otra cosa. Así no funciona Indigo, quiero que el mensaje se dé alto y claro.

— Así será, jefe. — Aseguró Namjoon mirando su reloj, un acto que no pasó desapercibido por el pelinegro. — Me retiraré para asegurarme de poner todo en marcha, Taehyung quedará afuera porque esta es su zona. — Min asintió. — ¿Puedo retirarme a la casa después de eso? Él está solo y no quiero que pase la noche en un lugar con el que todavía no está a gusto...

— Puedes irte, Kim. — El peligris asintió desviando la mirada cuando su jefe dejó libre su erección y ambas mujeres fueron por esta.

— Con su permiso.

+++

Había estado despierto en el sofá durante las últimas dos horas, preguntándose por qué no pensó en echar ningún producto de higiene en su mochila antes de decidir huir de Yoongi con la cola entre sus piernas. Se giró para mirar la puerta de la habitación de Namjoon que estaba entreabierta como prometió.

El mayor había salido a trabajar la noche anterior cuando él llegó, mas regresó mucho antes de lo que se esperó. Aunque intentó no hacer ruido, terminó tropezando a su paso con todo, maldiciendo, haciendo que Jimin casi riera mientras fingía no haber escuchado nada para que el peligris no se sintiese mal de haberlo despertado. No comprendía cómo sucedió eso porque literalmente, ese apartamento estaba casi vacío, no sabía con cuánto pudo haberse tropezado Kim.

Jimin se preguntaba lo repugnante que sería si no se lavara esa mañana, ya que no tenía ni siquiera el cepillo de dientes que era lo más básico. No estaba dispuesto a subir a casa de Yoongi para recoger sus cosas, tampoco estaba dispuesto a molestar a Namjoon, despertarlo.

Caminó hacia su cocina detrás del sofá, pasando la mano por su cabello cuando se dio cuenta de que prácticamente no había mucho en la cocina. Con todo el cuidado que pudo, revisó algunos de los cajones, logrando encontrar solamente más vasos para el consumo de alcohol, un par de tazas de café, utensilios suficientes para quizás cuatro personas, un cuchillo, un par de tijeras, una olla y un sartén que parecía completamente sin usar y, sorprendentemente, una caja de bolsitas de té sin abrir.

Sonrió agradecido mientras sacaba la caja del cajón, comprobando la caducidad. Su suerte se había acabado, había expirado desde hacía dos años. Algo dentro de él estuvo tentado de tirarlo de inmediato y regañar a Namjoon por eso, pero esa no era su casa tampoco su té. No estaba seguro de si hubo una razón para que el mayor se quedara con una caja de té vencida, así que decididamente la devolvió a la gaveta, resignándose a tomar un vaso de agua corriente.

Notando que había una cafetera que todavía tenía algo de café atascado, revisó la hora en el reloj, notando que ya era hora de que Namjoon tuviera que despertarse de todos modos, así que procedió a limpiar la cafetera con la intención de prepararle una taza de café recién hecho por dejarlo quedarse ahí.

El ruido que hizo ese aparato le aceleró el corazón, fue tan fuerte que pensó que Namjoon se despertaría por eso, cosa que no ocurrió. Caminó tan suavemente como pudo hacia el refrigerador, tirando de la puerta para mirar dentro. Para ser honestos, el refrigerador todavía olía a nuevo. No había nada aparte de unas pocas lascas de queso y una gran cantidad de cerveza en los estantes medio e inferior. No había nada más en absoluto, ni siquiera agua.

— Te levantaste temprano.

El mayor salió de su habitación con el pelo erizado y los mismos pantalones deportivos que llevaba la noche anterior antes de salir a trabajar, su camisa olvidada, de nuevo. Sus ojos agradecieron pudorosamente esa imagen matutina. Relamió sus labios, murmurando un débil saludo.

—¿Te desperté?

—No, no lo hiciste. Tuve que atender una llamada. — Bostezó y se sentó en una de las sillas de la mesa del comedor mientras Jimin le servía una taza de café. Le colocó dos terrones de azúcar antes de darse la vuelta para dejarlo sobre la mesa frente a él. Pareció desconcertado por un momento, antes de sonreírle agradecido. — Gracias. — El castaño le devolvió la sonrisa.

— Lo menos que podía hacer por ti. — Lo miró, reprimiendo una sonrisa cuando se dio cuenta de cuán infantil lucía cuando estaba somnoliento acabado despertarse, ese Kim no parecía temerario.

Su cabello sobresalía en diferentes ángulos en la parte posterior de su cabeza y sus ojos no estaban tan conscientes, rascaba su nuca mientras abultaba más sus carnosos labios. El Hombre que había siempre visto y al que estaba acostumbrado siempre estuvo bien organizado, siempre alerta. Eso fue drásticamente diferente.

— Tu refrigerador está vacío. Quiero decir, realmente no hay nada útil ahí. — Comentó cuando Namjoon no dijo nada. El silencio en esa casa podría resultar bastante ensordecedor.

— Sí, no necesito nada. Realmente solo necesito la nevera para cerveza y queso. Y hielo, por supuesto. — Gruñó en respuesta, estirándose en su silla antes de guiñarle un ojo mientras miraba como el menor asentía con la cabeza hacia los bastidores de vinos y licores que tenía, sin poder evitar menear la cabeza con desaprobación.

— Tendré que comprar algunos comestibles si me voy a quedar aquí más de un día. No puedo vivir con queso, cerveza y hielo. — El peligris pareció aturdido por un momento, antes de enderezarse en su silla.

— Ya veo. Claro, no quiero ser estricto contigo, porque realmente, quién soy yo para ser estricto contigo, pero trata de no salir por tu cuenta, ¿de acuerdo? Si te diriges a algún lado, mándame un mensaje de texto para que pueda acompañarte.

Como estaban las aguas, ahora que absolutamente todos sabían de Jimin, no era buena idea que este estuviese solo. Lo que su hermano lo hizo fue como una pelea de infantes, comparado con lo que podrían hacerle. Fue por eso que dijo aquello serio, pero lo más cauteloso que pudo para que Jimin no sintiera que quería controlarlo porque sí.

El menor no pudo evitar arrugar el ceño por unos segundos, antes de recordar que Yoongi probablemente le había ordenado que le vigilara y que no era culpa de Namjoon.

— Estaba planeando comprar comestibles más tarde. — Le informó.

— Eso está a la vuelta de la esquina, ¿verdad? — Tomó un sorbo de la taza de café que le había preparado, sonriendo cuando se dio cuenta de que Jimin lo había hecho como a él le gustaba.

Dos terrones de azúcar negra. A Namjoon no le gustaba la leche en su café a pesar de su obvio amor por los lácteos en forma de queso. Quizás por todo el tiempo que llevaba interactuando con él, pero Jimin conocía bastante bien sus gustos alimenticios, algunos al menos.

— Sí, hay un pequeño supermercado. — El castaño se pellizcó el puente de la nariz. Podía sentir un ligero latido de dolor de cabeza. Aunque quiso, no pudo dormir mucho en la noche, eso mezclado a todo el llanto que derramó en los últimos días, estaba comenzando a afectarlo físicamente.

— Está bien, entonces. El código de acceso para el apartamento es... — Namjoon se detuvo en seco y se aclaró la garganta. — Lo cambiaré a tu fecha de nacimiento para que no lo olvides. Solo envíame un mensaje de texto cuando salgas de la casa y cuando regreses. — Espetó estirándose mientras tomaba su tablet y comenzaba a desplazarse por este.

Park asintió de cierta forma odiando que incluso ahí tuviera que informarle a alguien que ni siquiera era una persona importante. Cerró sus ojos inhalando profundamente, recordándose a sí mismo que Yoongi no era una persona importante y aun así le informó siempre todo aún sin que se lo pidiera.

¿Era eso solo un patrón en su vida? Si era así, realmente necesita hacer algo al respecto. Necesitaba tomar las riendas de su vida, tomar la iniciativa y dejar de seguirle la corriente a todos. No obstante, el mayor pareció captar sus pensamientos a pesar de su atención estuviera en la mesa, ofreciéndole una sonrisa triste.

— No te restringiré. Pero si te vas por mucho tiempo, tendré que vigilarte para asegurarme de que estés bien. — Pasó sus dedos por su cabello despeinado con su mano libre. — Es por tu seguridad. Ahora que eres parte de la Familia... — Se interrumpió esperando que Jimin entendiera lo que quería decir.

— Entiendo.— Por supuesto que entendía.

No era un idiota, si le explicaban las cosas y el porqué de sus intenciones o acciones, él las entendería. Yoongi podría hacer lo mismo que Namjoon, simplemente explicarle en lugar de actuar como el hombre de las cavernas que solía ser. Al menos de esa manera, sentía que sus sentimientos estaban siendo considerados.

— ¿Te las arreglaste para dormir anoche? — Preguntó, señalando al sofá, donde ya había doblado el edredón cuidadosamente, dejando el lado con la mesa de trabajo vacía para que Namjoon pudiera sentarse allí si era necesario.

— Lo hice. Gracias por preguntar, por todo. — Se tragó el agua en su taza.— ¿Tú?

—Dormí más tarde de lo habitual. — Le miró brevemente encogiéndose de hombros. — Estaba preocupado por ti.

Oh el corazón del castaño falló. Se atragantó un poco con el agua que estaba bebiendo sin saber qué decir, quedándose callado, sus ojos recorriendo la casa.

— Estarás bien solo, ¿verdad? — Indagó con voz preocupada.

De acuerdo, eso era lo que necesitaba, estar solo. Sin embargo, se sentía tan aterrador cuando lo pensaba cabalmente.

— Soy un adulto. — Respondió débilmente. — Puedo cuidarme solo. —Namjoon asintió con la cabeza.

— Cualquier cosa en esta casa es tuya para usar o manipular. Solo mantente alejado de mi tocador y cualquier cosa en un estuche en el armario, ¿de acuerdo? — Puso su tablet en la mesa antes de mirarlo con una expresión seria. — Es por tu seguridad.

— ¿Tienes armas ahí y esas cosas? — Preguntó medio en broma, mas Namjoon no parecía querer reírse de ella. — Podrías enseñarme a disparar. — El peligris entrecerró sus ojos estudiando las palabras de Jimin.

— ¿No solías decir que odiabas las armas?

— Eso era antes de formar parte de la familia. — Musitó desviando su mirada. — No te preocupes, no tocaré nada. —Fue hacia el refrigerador, abriéndolo por enésima vez, aunque sabía que no había nada excepto cervezas y queso.

— Haré algo para el almuerzo si vuelves. — Ofreció, cuando notó que la nevera de Namjoon era una indicación de sus malos hábitos alimenticios.

Comer fuera seguramente sería lo más que común para él. La idea le hizo sentir al menor bastante triste, de haberlo sabido antes, lo habría invitado a que comiera con Yoongi y él con más frecuencia. Apretó sus ojos cerrados obligándose a dejar de pensar en Min por cualquier cosa.

— Voy a pasar de todos modos para comprobar... — Se detuvo abruptamente, haciendo una mueca al ver la expresión cautelosa en el rostro contrario.

— Para controlarme. — Terminó su oración cuando el mayor no lo hizo y asintió. — No te preocupes por eso. Sé que Yoongi te está obligando a hacerlo. — Suspiró. — Estaré cocinando algo para mí de todos modos. ¿Alguna preferencia? — Kim negó rápidamente.

— Todo lo que haces sabe bien, eres un cocinero maravilloso. No soy alérgico a nada en absoluto, así que haz lo que quieras. — Hablaba mientras se levantaba de su asiento, mirando el reloj en la pared. — Tengo que irme. Solo recuerda enviarme un mensaje de texto, ¿de acuerdo?— Reiteró antes de ir a su habitación.

— ¡Sí señor! — Se burló saludándolo, viendo al peligris reírse entre dientes, antes de entrar a su habitación sin cerrarla detrás de él.

Cuando volvió a emerger más tarde, era el mismo Namjoon al que Park se había acostumbrado. Bien vestido con un traje negro, su cabello peinado hacia atrás cuidadosamente, su rostro luciendo fresco y alerta, a diferencia del perezoso que vio antes. Se despidió con la mano antes de salir por la puerta y probablemente subir al ascensor para buscar a Yoongi.

Ignoró la puñalada en su pecho al pensar en quien fue su mejor amigo, forzándose a hacer una lista mental de las cosas que quería comprar en el supermercado más tarde. Estaba agradecido por poder salir y salir del edificio donde había llorado suficientes lágrimas solo en el último mes como para llenar un balde.

Fue de cierta forma novedoso y aventurero el salir ese día a hacer las compras. Compró todo lo que necesitaba yendo desde sus productos de higiene hasta todo lo que precisaba para sentirse más cómodo ahora en su nueva casa.

Después de haber organizado todas sus compras, entró al dormitorio arrastrando los pies, sus ojos se agrandaron por la cantidad de espacio que había allí. Solo mucho espacio. Claramente, la habitación era mucho más grande que la guarida de Yoongi o su habitación libre, quizás incluso un poco más grande que el cuarto del pelinegro, pero todo el espacio parecía innecesario.

Una cama del tamaño Super Ultra King como la de Min estaba presionada contra la pared. Había algunos armarios a su derecha cuando entró, alineados cuidadosamente en acabados oscuros y no tenían perillas ni diseños. Solo puertas simples que se abrían y cerraban. Un tocador que tenía una colonia solitaria encima estaba al otro lado de la habitación, donde había otra puerta en la misma pared que supuso que conduciría al baño.

Había tanto espacio entre cada mueble que Jimin se sentía un poco desorientado. Aquello lo hizo sentir tan solo que por momentos la nostalgia lo invadió. Realmente se preguntaba cómo vivía Namjoon ahí. Suponía que solo iba a dormir, ya que siempre estaba trabajando o cerca de Yoongi, pero aun así, no había nada personal en esa habitación. Ninguna foto, ni siquiera una genérica de un paisaje, sin plantas decorativas. Había una lámpara pegada a la pared sobre el marco de la cama, pero no había mesas auxiliares tampoco.

Sin mucho más que ver, caminó hacia el baño, esperando estar equivocado y que no fuera tan impersonal como usar el baño de un hotel al azar. No le sorprendió que no pudiese ver mucho después de lo ya visto en el dormitorio. Se encogió de hombros, dándose cuenta de que posiblemente era la medida en que Namjoon había tratado de hacer que ese lugar fuera poco personal.

Se acercó a los gabinetes, abriéndolos para ver si podía conseguir una toalla para bañarse. No se dio cuenta de que estuvo sonriendo cuando vio los artículos personales de Namjoon tan bien organizados. No había mucho, pero había una extraña sensación de calor que se extendió en su pecho y mejillas cuando los observó.

Se preguntaba cómo reaccionaría Kim si dejara sus artículos en el mismo sitio donde él tenía sus cosas. Como no estaba seguro optó por dejar sus cosas en el bolso una vez que terminara con ellas.

Cuando terminó de bañarse y recomponerse tratando de no pensar demasiado, Namjoon le había enviado un mensaje de texto en donde le informaba cuándo estaría de regreso al edificio y si necesitaba algo. A pesar de su curiosidad por saber cómo le estaba yendo a Yoongi ahora que estaba lejos de él, sofocó sus pensamientos y respondió rápidamente que el almuerzo ya estaba listo y no necesitaba nada más. Absolutamente nada más. Estaba perfectamente contento, pero insensible, en esa casa extremadamente vacía.

+++

A pesar de que en la noche anterior, su jefe le había mandado a darle un mensaje cifrado a Jeon para un encuentro, Taehyung permaneció frisado en su sitio cuando terminaba de fumarse un cigarro y tres camionetas junto a un auto más elegante que él reconocía muy bien llegó. Rápidamente lanzó el cigarro al suelo, pisoteándolo para que Jungkook no lo viese porque sabía que este odiaba cuando fumaba.

Vistiendo un traje completamente negro combinado con unas botas y su cabello rubio hacia atrás, el menor fue acercándose a él, deteniéndose a escasos centímetros. Su mirada fue de sus ojos a sus labios y de estos al suelo en donde la colilla del tabaco aún soltaba humo. Cuando volvieron a hacer contacto visual, el pelirrojo tragó seco, pero desafiante.

No le dijo nada, ellos no hablaban públicamente de ese modo, así que no había nada extraño en aquel silencio. Alejó el pie de la pared, estiró su traje y se adentró al local guiando a su clandestino amante a encontrarse con su jefe. Varios de sus hombres se quedaron afuera vigilando el lugar junto a los hombres de Min disimuladamente. Otros, entraron al establecimiento, fueron quedándose en lugares claves con solo ellos dos y el hombre de confianza de Jeon llegando al destino final.

— Jefe, Jeon está aquí. — Informó Taehyung recibiendo un asentimiento por parte de Yoongi. — Señor, Jeon, puede pasar.

Sin mirarlo, el aludido se adentró en ese cubículo donde solo Min se encontraba, aguardando hasta que la puerta estuvo cerrada para avanzar a sentarse cerca de este. Se saludaron y permanecieron mirándose seriamente durante algunos segundos.

— ¿Qué te trae por aquí, qué era eso que deseabas hablar conmigo? — Inquirió el pelinegro observando al menor.

— Quiero a Taehyung, lo quiero en mis filas.

¡Hola por aquí! 🥰
LORED

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