Capítulo 13

Durante días después de declararse tontamente a Yoongi y decidirse a no volver a hablar de eso nunca más, Park Jimin mantuvo la distancia de su mejor amigo tal cual prometió. Pasó la mayor parte del tiempo en su habitación, leyendo o durmiendo. Si no estaba en su habitación, estaba en la sala de estar, viendo algo poco interesante en la televisión.

En raras ocasiones, en donde Yoongi lo llevaba con él a su oficina, presumiblemente para asegurarse de que no se volvería loco por estar encerrado en casa solo. Supuestamente era para ir aprendiendo, mas todo su interés por intentar aprender sobre el negocio había desaparecido. Nunca compartieron una conversación adecuada entre ellos desde aquel fatídico día, era preferible, pero tampoco se podía decir que el castaño estaba feliz por eso.

Cuando no se encontraba solo, se aseguraba de hablar con Namjoon más a menudo o con los otros muchachos de la pandilla, no con Min. Hizo todo lo posible para mantenerse ocupado con pensamientos y conversaciones junto a otros. Salía de su camino para asegurarse de mantenerse fuera del camino de Yoongi, evitaba incluso cruzar su línea de visión. El mayor hacía exactamente lo mismo.

Jimin hacía lo mejor que podía para no sentirse lastimado por esa distancia entre dos amigos que solamente parecía aumentar con el paso de los días, pero la verdad era que todavía se encontraba llorando cuando estaba solo la mayoría de los días.

Namjoon con frecuencia tenía una expresión en su rostro que podía adivinar, supo que quería hablar con él sobre algo. Parecía mostrarse incómodo estando cerca de Park y cuando este le preguntaba al respecto, se resistía siempre a sus preguntas, aunque eventualmente admitía que estaba preocupado por él, ya que le veía cada vez más agotado. Él sabía cuánto estaba luchando con sus sentimientos por Yoongi. Pero Jimin siempre la aseguraba que todo estaba bien.

Eran mentiras, por supuesto. Todas mentiras. Últimamente era muy bueno mintiendo y evitando a Min.

Desayunaba antes o deseos de ellos, se iba a dormir antes también, asegurándose de estar fuera de la sala y en su habitación para cuando los otros dos entraran por la puerta. Estaba agradecido de que Namjoon lo mantuviera relativamente bien informado sobre su horario todos los días, así podía asegurarse que su contacto con el pelinegro fuera el mínimo.

Le dolía mucho siempre que tenía que hacerlo. Su pecho apretaba dolorosamente y, a veces, le costaba respirar. Especialmente cuando sabía que Yoongi estaba cerca o mirándolo. Cuando atrapaba la mirada del mayor en él, este se aseguraba siempre de cambiarla rápidamente.

Era difícil fingir que lo había superado, mantenerle la mirada sin sucumbir a sus lágrimas, porque por mucho que se recordara lo que Min le había hecho, una oleada de afecto aún se eleva dentro de él con solo mirarlo y estaba seguro de que el pelinegro lo sabía. ¿Cómo podría no hacerlo? Él era su mejor amigo y Jimin un actor terrible. Tal vez por eso no había tratado de conversar con él hasta ahora.

¿Serían así por el resto de sus vidas? ¿Qué lo mantenía ahí entonces? ¿Cómo vivía esa vida sin sentido con un hombre que no lo amaría? ¿Por qué no se había ido? Qué era lo que le impedía salir a un mundo completamente nuevo, experimentar cosas nuevas, gente nueva, tal vez conocer a alguien que lo quisiera la mitad de lo que él amaba a Yoongi.

— ¿Malditos idiotas no pudieron llamar antes para decirnos que la reunión de esta noche está cancelada? — La voz retumbante de Yoon se escuchó en toda la casa cuando la puerta principal se cerró de golpe después de su entrada con Namjoon.

Fue inesperado, el castaño se quedó sin aliento y su corazón se aceleró cuando apareció a la vista. Resistió el impulso de golpear sus puños contra su pecho para detener el dolor. Como siempre, la mirada de Namjoon lo buscó de inmediato, encontrándolo en el sofá mientras Yoongi prefirió fingir que no lo veía.

— Dijeron que era algo de último minuto que tenían que atender. Urgente. Creo que tiene que ver con el territorio de Hwa. — El peligris asintió a modo de saludo mientras dejaba la laptop de Yoongi en la mesa de café antes de moverse hacia la puerta principal nuevamente.

— ¡Bastardos! — Yoongi maldijo mientras se aflojaba la corbata.

El menor contuvo la respiración cuando se dio cuenta de que con la cancelación de la reunión de esa noche, él estaría en casa por el resto del día. De la forma en que Kim avanzaba lentamente hacia la puerta, estaban a punto de quedarse solos. Maldito fuera Namjoon por no haberle avisado sobre eso. ¿Qué pasó con eso de dejarle saber si algo en el horario de Yoongi cambiaba?

Se removió nerviosamente en el asiento, preguntándose si debería volver a su habitación ahora o si eso hacía demasiado obvio que estaba evitando estar a solas con Yoongi.

— Quieren vernos mañana por la mañana. — El mayor de los tres decía mientras leía un mensaje de texto desde su teléfono, frunciendo el ceño al medir la reacción de Yoongi ante sus noticias. Sus ojos se dirigieron hacia Jimin por un breve momento y sonrió tímidamente. Probablemente se sintió mal porque no le contó que Yoongi estaría en casa.

— Hijos de puta, piensan que pueden hacer un espacio para mí en su horario después de cancelarnos en el último minuto?— Se burló. —Diles que solo tengo un puto espacio para ellos después del almuerzo. Lo toman o se tragan una maldita bala de Padre. — Jimin vio a Min mirándolo levemente.

Sus palmas se pusieron húmedas instantáneamente y no fue por esa atracción dolorosa por él como solía sentir. Fue por miedo. Miedo de cualquier interacción con él. Desde cuándo había sido tan difícil estar cerca del pelinegro cuando él solía ser el oxígeno que respiraba.

Cierto, desde que le confesó su amor eterno por ese hombre que no quería tener nada que ver con él. Namjoon le envió un mensaje a la otra parte una vez más bajo la mirada silenciosa de Min.

— Van a estar en la oficina a la una y media. — Informó

— Ni un minuto más tarde.— Gruñó a la distancia, satisfecho con la respuesta.

— Te veo mañana entonces, jefe. — El peligris le asintió con la cabeza a su jefe antes de volverse hacia el menor. — Buenas noches, Jimin. — Regalándole una débil sonrisa y saludarlo con la mano se dispuso a salir de la casa, dejándolos solos en la sala de estar.

Los dedos del castaño se enfriaron mientras los segundos pasaban en silencio. Tenía las mandíbulas apretadas y podía sentir la tensión en su cuerpo crecer. La agitación en su estómago empeoraba, empezando marease respiró lo más silenciosamente que pudo para que Min no lo escuchara.

Lo vio de soslayo dudar desde donde permanecía parado por unos momentos, antes de darse vuelta para ir al sofá y sentarse a su lado, sorprendentemente. Bien, si él no iba a evitarlo, entonces era Jimin quien tenía que poner la distancia entre los dos. Respiró profundo y tembloroso, contando tres segundos completos en su cabeza antes de ponerse de pie.

— Jimin. — Murmuró por lo bajo, mas el menor fingió no escucharlo por la televisión mientras se dirigía rápidamente hacia las escaleras de caracol. — ¡Jimin! — De acuerdo, eso había sido más fuerte, difícil de ignorar o pretender ignorar.

— ¿Si? — Le preguntó mientras seguía subiendo los escalones, sin voltearse hacia él porque sabía que eso solo le haría más daño. Sabía lo trémula que sonaba su voz, se odiaba por eso.

— Necesitamos hablar. — Le dolía tanto el corazón al castaño que se detuvo a medio paso. — Tenemos que hablar, Jimin. Vuelve a bajar. — Él ordenó.

¿Qué pasó con eso de evitarse el uno al otro? ¿No estaba todavía disgustado con él? ¿Con sus sentimientos por él?

— Estoy realmente cansado. — Pretendió estirarse y bostezar mientras daba unos pasos más. — ¿Tal vez mañana? — Preguntó esperanzado, sin esperar una respuesta real, corriendo el resto del camino a la habitación.

Antes de que pudiera cerrar la puerta, Yoongi entró corriendo, golpeándolo con habilidades que supuso que adquirió como miembro del equipo de fútbol en la escuela. El menor perdió el equilibrio y tropecé, pero el contrario lo atrapó en sus brazos. Se tensó con tanta fuerza que sus músculos se contrajeron.

Cuando respiró y se enderezó, se dio cuenta de lo cerca que estaba su rostro del de Yoongi. Se escabulló de inmediato, su pecho contrayéndose con ese dolor familiar de nuevo. La imagen de Min alejando la cabeza de su beso jugó se le reprodujo en la mente. Por un momento se preguntó si se sentiría mejor y olvidaría todo si besara a alguien más. Necesitaba borrarlo de su mente.

— Hey, emmm... Sobre esa charla, ¿podríamos tenerla mañana? Estoy realmente cansado.

— No.

El pelinegro extendió la mano hacia el contrario que se alejó varios pasos por instinto. Jimin lo lamentó de inmediato, su estómago se revolvió con inquietud y al punto de poder sentir cómo se desgarraba. Necesitaba espacio de Yoongi y él no se lo daba. ¿Por qué no entendía que estaba tratando de eliminar más de nueve años de sentimientos por él? ¿Pensó que era tan fácil como chasquear los dedos y obligar a la gente a hacer su voluntad?

— No hagas eso. — Yoongi le frunció el ceño y dio otro paso hacia él.

El castaño trato de mantenerse firme. Pero mientras veía su rostro agrandarse al acercarse a él, no pudo evitar hacerse a un lado, fingiendo que estaba buscando algo en su cajón. Lo cual no estaba completamente fuera de lo común. Después de todo, se estaba preparando para ir a la cama. Necesitaba algo para cambiarme, así que esperaba que su actuación no se viera extraña.

— Mírame, Jimin.

No pudo, la primera lágrima ya había descendido por su mejilla y no quería secarla porque entonces Yoongi sabría que estaba llorando. Sabría que sus verdaderos sentimientos por él no se habían ido, sabría lo débil que se encontraba.

La mano de Yoongi entró en su cajón y pudo sentirlo cernirse sobre él. Se alejó, pero su otra mano se estrelló contra el cajón al otro lado de Jimin. Jodido Min... ¿Había aprendido todos sus movimientos de una película de pacotilla? ¿No tenía Park sentido del orgullo y la dignidad? Porque cada gesto era una obra de arte que evocaban emociones malditas dentro de él.

— Yoongi, no puedo hacer esto. — Susurró cerrando los ojos, haciendo caer unas gotas de lágrimas sobre la ropa que apreté en sus manos. — Necesito que me des espacio, Yoongi. — Le suplicó viendo sus nudillos temblar y el agarre en el cajón por parte del contrario hacerse más fuerte.

— ¿Por qué? — Cuando habló, ese cálido aliento se hizo cosquillas en el cuello haciéndolo estremecer.

¿Por qué? Le preguntaba por qué y todo lo que Jimin podía recordar eran los destellos de él haciendo el amor con una mujer fuera de su habitación, verlo toqueteándolo solo para demostrar su punto. ¿Por qué? Porque él fue su único amor durante nueve años y todavía no podía superarlo a pesar de que él ya había pisoteado todo su corazón y no quedaba nada de este. Incluso roto e irreparable, todavía lo quería. Exhaló ruidosamente por la boca.

— Necesito espacio y algo de tiempo. Estoy tratando de olvidar que tenía sentimientos por ti como lo prometí. Pero si sigues acercándote, es difícil. — Suspiró tomando un poco de control. — Debes darme espacio para olvidarte. — Estaba callado y el nudo en la garganta del menor parecía crecer con cada segundo que pasaba. — Por favor, muévete, vete.

Tenía miedo de romperse o arrojarse sobre él porque ansiaba su toque. Tenía miedo de que si intentaba tocarlo, él podría evitarlo y luego sería aplastado de nuevo. Una mano se movió del cajón y Jimin se alejó en cuanto pudo. No se atrevió a mirarlo mientras tomaba su decisión allí mismo.

Iba a tener que irse. Cogiendo un par de ropa cuando el pensamiento pasó por su cabeza, se dirigió hacia la puerta del dormitorio, escuchando como la fuerte voz del mayor resonó en la habitación tan repentinamente que le hizo tropezar un poco.

— ¿Qué estás haciendo? — Su voz sonaba apresurada mientras hablaba y eso le hizo sudar las palmas de las manos, su cuerpo temblar.

Decidió guardar silencio mientras forzaba un pie frente al otro, arrojando al azar prendas de vestir en su bolso, esperando que fuera suficiente por ahora, hasta que pudiera regresar y descansar en otro momento. Cuando no estuviera tan cargado de emociones y preferiblemente cuando Yoongi no estuviese cerca para atormentarle con su sola presencia.

— ¡¿Qué estás haciendo ?! — Preguntó nuevamente en un casi grito.

Su mano salió rápidamente para agarrar por el codo al castaño que se liberó de su agarre con lágrimas furiosas cayendo de su rostro cuando se volteó para mirarlo con una mirada asesina.

— Me voy.

Park observó con enfermiza fascinación como sus ojos se abrieron brevemente ante las lágrimas que estaban en su rostro, antes de que sus cejas se fruncieran y sus labios se abrieran con una profunda inhalación.

— ¿A dónde vas? — Su voz se había vuelto tan suave que el castaño tuvo que ignorar lo vulnerable que parecía sonar. Tiró mi teléfono en el bolso y lo miró.

— Te estoy dejando. — Repitió con palabras diferente, ni siquiera seguro de tener un lugar adonde ir, pero tendría que resolverlo de algún modo.

— No, no te vayas. — Yoongi extendió la mano para tocarlo aunque el menor se alejó de él tan rápido como pudo para que no pudiera alcanzarle. Sabía que si dejaba que lo tocara, se las arreglaría para convencerlo de que se quedara en ese infierno, y ya Jimin había terminado de hacer todo lo que quería que hiciera. — No hagas eso, Jimin. —Yoongi tragó con su corazón latiendo desbocado.

La forma en que decía su nombre hacía que las estrellas se alinearan en una gloriosa obra de arte. Jimin lo odiaba tanto como lo amaba.

— Solo necesito aclarar mi cabeza. — Terminó diciendo en un débil intento de aplacar a Yoongi. ¿Todavía implicaba que iba a volver? Qué débil era Jimin, pero no podía darse el lujo de seguir siendo pisoteado por su propia debilidad, por mucho amor que le tuviera a Yoongi, tenía que amarse del mismo modo o incluso más él. Tenía que dejar esa vida para siempre.

— ¿Dónde vas a ir? — El menor se encogió de hombros, tentado a decir las palabras "a cualquier lugar menos aquí". Pero dejar una nota amarga no parecía ser la mejor manera de salir de esa situación.

Yoongi se lamió los labios y sus ojos buscaron algunas respuestas en el rostro contrario antes de que apartara la mirada de él. Jimin no quería que su mirada derritiera su resolución. Porque dejar jamás era fácil, por mucho que supiera, por mucho que él dijera, por mucho que se molestara con los protagonistas de las películas o series que veía en ocasiones, él los comprendía porque era muy difícil hacerlo.

Eso de decidir dar un paso atrás o afuera de algo. Quienes ya lo vivieron podían tener un poco más de convicción aunque no lo hacía más fácil tampoco, solo aprendían a no dejarse con sumir por el lodo. Para él, esta era la primera vez en su vida que estaba dispuesto a correr el riesgo y abandonar a Yoongi. La primera vez que tuvo las agallas de despedirse del único amigo que tenía, la única familia que tenía.

Echó un vistazo a la puerta de su habitación, dándose cuenta de que saldría para enfrentar el mundo sola por primera vez en diez años, alejándose de la única persona que había llamado su familia de buena gana, la única persona que estuvo a su lado incluso cuando descubrió que él era realmente gay. Sin embargo, por mucho que se asustó y por mucho que el mismo se hubiera retenido todos esos años, hoy, no sentía que necesitaba pensar las cosas para en caso de que se arrepintiera.

Se apartó de Yoongi, con la intención de salir por la puerta e irse de su vida, pero sus dedos se aferraron a su brazo antes de que pudiera acercarse a la puerta. Jimin apartó su brazo de aquella mano, pero este lo estaba agarrando con fuerza.

— Ve al apartamento de Namjoon. — Susurró. — No vayas a ningún otro lado.

El castaño negó con la cabeza, dejando escapar un suspiro de incredulidad. Ese hombre no quería reconocer sus sentimientos por él, no quería que él siguiera teniendo sentimientos por él, ¿y todavía lo quiere cerca? Este hombre estaba disgustado por el afecto de un hombre homosexual por él, ¿y todavía lo quería en su vida? No entendía lo que Yoongi quería al mantenerlo todavía cerca. ¿No sería más fácil dejarlo ir?

— Déjame ir. — Sorpresivamente, se dio cuenta de que ya había dejado de llorar, y se sorprendió al darse cuenta de lo fuerte y tranquilo que se sentía de repente.

— Dime que irás con Kim. — El menor solo estrechó sus ojos ante la mano en su brazo.

— Déjame ir.

— Solo si dices que irás a casa de Kim. — Su agarre se apretó sobre su brazo, pero el menor luchó contra este.

— Deja de hacer esto, Yoongi. ¡Necesitas dejar de ser tan controlador! — Gritó mientras levantaba la cabeza para enfrentarlo. — ¿No quieres que tenga sentimientos por ti? Bien, te estoy diciendo que lo estoy pasando mal. Así que no podemos ser solo amigos como deseabas. Estoy diciendo que soy ese tipo de hombre gay asqueroso que odias, el tipo que te ha amado durante nueve jodidos años y el hombre que no puede controlar sus sentimientos por ti, ¡el que trató de besarte! — Soltó una risa burlesca — Sé que no puedes soportar a la gente como yo, ¿por qué me jodes tanto ahora?

— Eres permanente, Jimin. No importa lo que pase, lo eres.

— Déjame ir, Yoongi.

— Solo si vas con Kim. — Insistió, su otra mano subió para sostener la correa de la mochila del menor para asegurarse de que no se iría a ningún lado sin su permiso.

— ¿Quién carajos te crees que eres? — Min echó sorprendió la cabeza ligeramente hacia atrás ensanchando y luego achicando sus ojos. — Puedo ir a cualquier lado si quiero.— Trató de apartar su bolso de la mano de Min.

Pensó en simplemente dejar ese puto bolso y salir, pero luego no tendría nada con él. Sin cartera, sin teléfono, sin ropa. ¿Dónde podría ir sin nada de eso?

— ¡Es demasiado peligroso! — Yoongi gritó y el menor retrocedió un poco.

Había olvidado temporalmente que su amigo era un jefe de la mafia y que ahora que la gente sabía que tenía conocimiento sobre su negocio, podría estar en peligro en público solo por estar asociado con él. Se culpó a sí mismo por el desastre en el que se encontraba. Si nunca hubiera obligado a Yoongi a admitir que él era parte de la mafia, nunca habría necesitado que lo presentaran a la Familia. Entonces nunca se habría emborrachado y le habría dicho a que lo amaba o hubiera tratado de besarlo.

Nunca hubiera tenido que escucharlo hacer el amor con una mujer fuera de su habitación, verlo con ella, destruyendo todo entre ellos para siempre. Tal vez no estuviese ahí ahora, dándose cuenta de lo cansado que estaba de estar siempre persiguiendo a Min, sin nunca obtener lo que necesitaba de él.

Quizás si hubiese tenido que irse, si incluso quisiera irse, hubiera podido hacerlo sin tener que considerar que tenía un objetivo pintado en la espalda y podría estar en peligro en cualquier lugar al que fuera. Porque sabía que Padre, Kim Seokjin, los estaba vigilando y no solo él, toda la puta mafia que seguro lo usarían como señuelo o carne de cañón.

— Soy un adulto. Puedo cuidar de mí mismo. — Eso quería creer.

— Escoges a Namjoon o te tendré que poner una bala en la cabeza antes de que alguien más te ponga la mano encima. — Amenazó, sus ojos duros mientras lo miraba sin pestañear.

Jimin se estremeció en las garras de Yoongi cuando vio la ira mezclada con preocupación en sus ojos. Hablaba en serio. Hablaba muy en serio y odiaba que sus palabras tuvieran incluso un poco de sentido en su cabeza. Una parte retorcida de él incluso pensó que era conmovedor el hecho de que considerara su seguridad incluso después de todo lo que había sucedido.

— ¿Vas a dispararme?

No supo de adónde, pero la mano que Min había tenido libre sostenía una pistola. Su pecho se apretó dolorosamente. No podía creer que esas fueran las únicas opciones que tenía y que Yoongi en serio estuviera sosteniendo un arma, la primera vez que lo veía con una en sus manos fuera de su oficina cuando las controlaba, esta vez era para utilizarla. Con el afecto persistente por Yoongi, no podía creer que su amigo decidiera terminar con su vida si no hacía lo que decía. Yoongi nunca le dio órdenes de esa manera, lo dejaba decidir por su cuenta. ¿Cuándo habían cambiado?

— Con Namjoon o permíteme terminar con tu sufrimiento antes de que empiece porque no soportaré ver como te destrozan. — Su respuesta fue clara. Sus opciones eran aún más claras.

Estuvo tentado de decirle que ya se sentía miserable. De hecho, él era la razón por la que era tan jodidamente miserable. En su lugar, eligió salir de su control y esta vez, él Yoongi estuvo dispuesto a dejarle ir. Jimin se dio cuenta de que él sabía que había escuchado y estaba considerando las opciones que tenía, que probablemente era demasiado gallina para elegir la segunda opción y estaba en lo correcto. Fue rápido en su respuesta, las manos de Yoongi ya no lo detenían.

— Estaré en casa de Namjoon. — Anunció por lo bajo.

Cuando Yoongi no respondió, Jimin salió de su habitación y bajó trotando los escalones. Tomó el teléfono de su bolso y marcó el número del peligris justo cuando salía del apartamento. No podía quedarse otro segundo en esa casa. Necesitaba mudarse antes de que Yoongi volviera loco o muriera asfixiado con sus propios pensamientos. Necesitaba irse antes de perderse por completo a sí mismo sin importar cuánto lo amara.

4ta y última actualización de hoy. Lo siento pero ya no me da tiempo revisar, así que eso lo dejaré para mañana. Disculpen las fallas y errores.

LORED

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