Capítulo 3 - Captura
Artista de Portada: baconmacandcheese@tumblr
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Cuando Yuudai despertó, se sintió demasiado cómodo. No obstante, se asustó al ver al pelirrojo abrazándolo. No podía evitar sentirse nervioso, porque de verdad lo extrañaba mucho. Tenía muchos recuerdos amargos de su funeral y de su madre, llorando, exigiendo que volviera con ellos, que tanta falta les hacía.
- Hey - Kirishima le habló suave, apenas abriendo los párpados para no asustarlo.
- Usted...n-no debería estar aquí - apretó con fuerza su pantalón, mordiéndose el labio inferior para reprimir un sollozo.
- Tranquilo. Estoy bien, estoy vivo - levantó una mano para acariciarle la cara, con suavidad - Ya sé que eres mi hijo también -
- P-Pero... No debería... - su voz se quebró en un lamento - Papá... - Ya nada podía hacer.
Lo abrazó con fuerza y lloró. Lloró todo lo que había resistido para no entristecer a su madre. Lloró y ahogó esos gritos de frustración por no haberlo podido ayudar, por no advertirle correctamente, por no haber prestado atención a las señales que le habían dado.
- ¡Yo debí decirle a mamá que te detuviera! ¡Me lo dijeron y yo no quise creer! -
- Yuudai... No te culpes por eso - Eijiro era suave con el trato que le daba - Eres un niño aún. Puedes equivocarte. Lo único que debería preocuparte es que crezcas sano, siempre siguiendo los buenos consejos -
- Papá... te extrañamos mucho con mamá. Él no quería que lo viera llorar, pero yo igual lo escuchaba -
- Estoy seguro que Katsuki está preocupado por ti - le acomodó unos mechones de cabello para despejar su frente y darle un beso en la zona - Has sido muy fuerte - le sonrió ancho, sacando la misma sonrisa a su hijo.
- Será mejor que volvamos. Es hora de almorzar - el rubio ceniza había escuchado toda la conversación, pero prefirió fingir dormir para no interrumpirlos.
Se arreglaron las ropas y ordenaron su cabello cada uno. Recovery Girl los despidió y les recomendó volver si Yuudai necesitaba algún cuidado. Ellos agradecieron y emprendieron rumbo al comedor. Cada uno llevaba una mano del menor, mientras conversaban tranquilamente.
Pidieron su comida y pagaron una ración extra para Yuudai, quien tenía gustos similares a su madre por las cosas picantes pero en menor cantidad. Buscaron una mesa y Kaminari los llamó con un movimiento de brazo. Decidieron ir con él, además de otros que estaban acompañándole.
- ¡Hey! ¿Cómo estuvo la siesta? - El de cabellos dorados estaba muy animado.
- Yuu sufrió el efecto del quirk de Recovery Girl, así que necesitaba ese descanso - Kirishima ya había pasado por eso, así que entendía a su hijo.
- ¡Provecho! - El niño hizo una pequeña plegaria con sus manos y comenzó a comer - A mamá le queda mejor - comentó luego de probar su alimento.
- ¿Bakugou sabe cocinar? - Sero estaba divertido de conocer detalles de su amigo.
- ¡Es el mejor! - Exclamó - Papá dice que no puede vivir sin sus almuerzos - rió contento.
- Sé cocinar muchas cosas - Katsuki quería fulminar al pelinegro - Que ustedes sean unos vagos inútiles no significa que yo también lo sea - mordió un trozo de carne con su característica rabia.
- ¿Y Katsuki me hace almuerzos para llevar? - Eijirō estaba curioso y prefirió hablar con su hijo.
- Normalmente comes en casa con nosotros. Es como una tradición desde que se casaron -
Denki, Sero, Mina e incluso Midoriya, que estaba en la mesa del lado, se atragantaron con la comida.
- ¡¿Se casaron?! - Preguntaron al unísono los cuatro.
- Sí - afirmó el menor - Poco después de que yo naciera. Tío Izuku fue padrino de mamá y tío Denki de papá - señaló a ambos con su dedo índice, de forma inocente.
- No señales con el dedo - Katsuki lo corrigió sin maldad, sin inmutarse por lo que reveló su hijo.
- Lo siento. Me olvidé -
- ¿¡Cómo puedes estar tan tranquilo después de saber esto?! - Kaminari le reclamó aireado y confundido.
- ¿¡Ah?! - Alzó una ceja - ¿Crees que dejaría al idiota de Eijirō hacerme un hijo y no hacerse responsable? -
- ¡Pero son hombres! ¿¡Cómo podrían casarse?! -
- ¡Soy un doncel! ¡Puedo casarme! ¡También tenemos derechos, a tener una familia como cualquier otro! - El rubio ceniza estaba rojo de coraje. Le parecía insólito que uno de sus amigos le reclamara por querer ser feliz. Apretó los puños hasta clavarse las uñas para evitar golpearlo.
- Tranquilo, Denki no lo decía con esa intención - El pelirrojo posó una mano sobre el dorso de la diestra de Bakugou y le regaló una suave caricia con su pulgar.
- Si, eso. Es que no me los imagino, sólo eso - sus orbes doradas reflejaban el arrepentimiento por su forma equivocada de expresarse - Además, ¡Seré el padrino! Tengo que buscar un traje - comenzó a divagar y se concentró en su móvil, buscando por Internet.
- ¿Debería decirle que tío Tamaki se enfermó ese día? - Preguntó Yuudai a su papá.
- Eso explica mucho - Kirishima suspiró - No le digas, seguro se enoja conmigo - Se rió cómplice con su hijo.
- Yuudai-kun - Midoriya le llamó desde la otra mesa - ¿Yo también era segunda opción? Quizás tercera - murmuró.
- No, tío Izu - respondió con una sonrisa - Según mamá, fuiste siempre su primera opción - expresó calmado, viendo a su mamá joven que no parecía molestarse.
- ¿Nos llevamos mejor con el tiempo? - Midoriya quería creer que su amigo de la infancia cambió con el tiempo.
- Pues... - Yuudai parecía inseguro de hablar, pero decidió hacerlo luego de mirar por la ventana - Sigue diciendo que eres un nerd. Aunque lo dice menos desde que pasó arriba en el ranking hace unos ocho meses -
- ¡Sabía que te superaría, maldito nerd! ¡En tu cara! -
- No, mamá - negó suave - Lo dices menos porque tío Izuku quedó muy herido por ayudarte en una misión -
- ¿Por qué iba a necesitar ayuda del nerd? - Cuestionó a su hijo, alzando una ceja.
- Tenías un mes y medio de embarazo - dijo en voz baja, con pena.
El hecho de hablar de su hermano o hermana no nacido parecía dolerle mucho. Katsuki tomó a Yuudai con poca fuerza y lo sentó en su regazo, acercando el plato hacia ellos - Ya verás que todo saldrá bien. Volverás conmigo a tu tiempo y me verás redondo de nuevo - sonrió con amor.
- Esta faceta de Bakugou me causa impresiones nuevas - Kaminari se tomaba el pecho de forma dramática, igual que algunos de sus amigos.
- ¿Quieres morir joven y virgen? - Katsuki lo miró con cara de asesino sicópata.
- ¿Umh? - Yuudai levantó la cabeza y miraba hacia la ventana. Se bajó del regazo de su madre y caminó hasta la orilla, apenas alcanzando a mirar hacia afuera - ¿Es... hoy? - Preguntó al aire. El viento sopló y los árboles se mecían.
- ¿Qué pasa, Yuu? - Eijiro se acercó hasta él, luego de haber calmado al rubio explosivo.
- No tenemos mucho tiempo - murmuró, sintiendo frío - Se acercan -
- ¿Quién viene? - Cuestionó un poco asustado.
- Ellos... -
Un fuerte estruendo se sintió en el patio principal de la academia. La tierra tembló, la estructura crujió desde sus cimientos, los árboles se resintieron y los animales cercanos huyeron por el impacto.
Un alarma comenzó a sonar. No era un simulacro, estaban bajo ataque, así lo confirmó una voz por el altoparlante del comedor.
- Tenemos que salir de aquí - Katsuki corrió hasta su hijo, que abrazaba con fuerza a Eijirō. Temblaba, asustado - ¿Están bien? -
- Sí, lo estamos - respondió el pelirrojo por ambos - Tenemos que llevar a Yuudai a un lugar seguro -
- ¡No! - El menor se alejó con fuerza - ¡Esta es mi única oportunidad! -
- ¿De qué estás hablando? - Bakugou se enfadó - ¡No vamos a dejar que te hieran! - Se hincó frente a él, para verlo a los ojos
- ¡No, mamá! ¡Tengo que estar ahí! ¡Para eso vine! -
- ¡Es peligroso! ¡Aún eres un niño! - Los rubíes del rubio mostraban cierto miedo, pánico de perderlo.
- Estaré bien, mamá. Ustedes están conmigo. Sólo acompáñenme - sus manitas le tomaron las suaves mejillas - ¿Confías en mi, mamá? -
Kirishima le tomó suave de un hombro y sonrió, asintiendo - Confiamos en ti, Yuudai -
La conmoción les permitió moverse rápido hacia el patio. Los estudiantes corrían hacia las vías de escape, teniendo paso libre hacia el epicentro de los problemas. Algunos profesores ya se enfrentaban a los villanos, y sus compañeros de clase ayudaban en las tareas de evacuación. Los vieron pasar con miradas determinadas y decidieron dejar a esos tres hacer lo que debían, dado que conocían los motivos del niño.
EraserHead estaba luchando contra varios villanos, siendo apoyado por sus colegas. Las sirenas de la policía y las ambulancias se escuchaban a lo lejos, seguramente advertidos por cientos de llamados de emergencia.
Los tres se quedaron alejados de la batalla. Tanto Eijirō como Katsuki estaban alertas ante cualquier situación, mientras que Yuudai analizaba el campo de batalla. A lo lejos, pudo divisar su objetivo.
- Ahí está - apuntó hacia su derecha. A no más de trescientos metros estaba Tomura, divertido con el caos. A su lado, Kurogiri le protegía - Mamá, ¿Puedes distraer al de los portales? -
- Claro - Katsuki comenzó a crear algunas explosiones en sus manos - Vamos. Tu padre te acercará -
Los tres comenzaron a moverse. Bakugou saltó con el impulso de unas explosiones en sus manos y comenzó a atacar a Black Mist. El villano se alejó al saber que conocían su punto fijo en el cuello.
- ¿Consideraste la oferta de unirte a nosotros? - Preguntó Tomura, viendo la pelea de su subordinado con el rubio ceniza.
- ¡En tus sueños! - Exclamó como respuesta, volviendo a su patrón de ataques.
La distracción fue suficiente. Eijirō dejó a su hijo y se lanzó contra Shigaraki, tomándolo por sorpresa con una patada al rostro.
Ambos comenzaron a pelear cuerpo a cuerpo. La disputa era reñida, ambos recibían golpes, aunque la dureza del pelirrojo le ayudaba a no sentir mucho dolor. Evitaba ser tocado por las manos del villano, sabiendo que podía ser desintegrado.
- ¡Abajo, padre! -
Kirishima sólo escuchó a su hijo y decidió obedecer. Se tiró al suelo y su cuerpo quedó pegado a éste.
- ¡Burst Cannon! - Con ambas manos juntas, apuntando las palmas hacia el frente, Yuudai generó una explosión enorme, a sólo diez metros de distancia.
Tomura no alcanzó a reaccionar y recibió el fuego de forma directa. La fuerza era equivalente a un misil que lo hizo volar por algunos metros de distancia hasta chocar con una pared cercana.
El sonido de la explosión y el impacto hizo que todos los villanos y héroes miraran hacia ese lugar, dejando de lado sus combates personales. Vieron cómo el líder de los antagonistas caía inconsciente al suelo, con graves quemaduras en su cuerpo y las ropas chamuscadas.
El pequeño de cabellos castaños se acercó hasta el villano. De su bolsillo, extrajo una caja negra. La abrió y sacó un dispositivo tubular con una punta de aguja. Con sus manos, aún quemadas por su propia técnica, ardían y se movían de forma errática, pero no impidieron que inyectara el contenido en el cuello del villano.
- Lo siento, tío Tomura. Lo que hiciste con papá no puedo perdonarlo - Se sentó frente a él, apoyando sus manos en el suelo - Espero puedas perdonarme en el futuro - Se disculpó con unas lágrimas en los ojos.
- ¿Yuudai? - El pelirrojo había escuchado todo, acercándose hasta su hijo - ¿Por qué pareces arrepentido? - Preguntó confundido.
- Porque no fue su culpa - gimoteó aún con lágrimas en sus ojos - Él... Él... - sorbió su nariz en un intento de reprimir el llanto - Tío Tomura se enamoró de mamá. Él se volvió loco de amor - soltó un lamento que quebró su voz - Yo lo quería mucho, él siempre me cuidó - Se abalanzó sobre el pecho del villano y lloró amargamente, pidiendo perdón por lo que había hecho.
El cielo se nubló rápidamente y el viento comenzó a soplar con fuerza. El clima parecía reflejar el dolor por el que pasaba el menor. Las flores se escondían entre sus pétalos, y la intensidad del sol parecía mermar a cada segundo.
La policía había llegado a la academia. Algunos pocos villanos lograron huir, pero la gran mayoría fue arrestada. Black Mist huyó apenas pudo salir del rango de tiro de Bakugou.
El rubio se acercó hasta su hijo que seguía llorando. Había escuchado sus lamentos y sus motivos, quedando impresionado por tal revelación.
- Yuudai - le llamó con voz suave.
- No merezco este nombre, mamá - Se quejó sin salir de encima del villano.
- Salvaste el futuro de tu padre, hijo - refutó sutil.
- ¿A qué costo, mamá? ¡Mira como está! ¡Y tuve que quitarle su kōsei de por vida! - Tomó con fuerza el tubo que inyectó y lo lanzó contra el muro, haciendo que se quebrara - ¡Tío Tomura me cuidaba cuando ustedes salían! ¡Él estaba cambiando! - Fijó sus rubíes en su madre - Él sólo quería ser feliz. Y creyó que tú podías hacerlo. Mamá y papá fueron los primeros en creer en él y lo defendieron -
- Yuudai... - en un susurro, Katsuki le acarició los cabellos - Si de verdad él te querrá como dices, te va a perdonar - sus palabras eran cálidas.
Algunos héroes se habían acercado hasta ellos, pero Aizawa impedía que se acercaran, igual que la policía. No había peligro para que los interrumpieran.
- Estará encerrado, no voy a conocerlo - Se lamentó, pero ya había calmado un poco su llanto.
- Pediremos algunos favores. Con el tiempo, te prometo que lo conocerás de nuevo - alzó su meñique, para hacer un juramento con su primogénito.
- ¿Y si quiere hacerle daño a papá? -
- Te recordaré siempre hacerle caso a tus... instintos - miró de reojo a su alrededor, sin ningún punto en específico, sabiendo que el chico entendería.
- ¿Lo prometes? -
- Lo prometo -
Ambos engancharon sus meñique. El chico sonrió ancho, su madre esbozó una sonrisa sincera.
- Creo que es tiempo que los señores policías se lo lleven - Eijirō se acercó a ambos y señaló tanto a los uniformados como al villano - Y tú tienes que ir a la enfermería de nuevo - miró a Yuudai, específicamente sus manos.
Dejaron el lugar tras asegurarse que se llevaban en una ambulancia al herido. Algunos profesores se encargaron de los interrogatorios, evitando los problemas legales a los jóvenes y al niño, quienes llegaron con Recovery Girl y ésta les regañó por no cuidar apropiadamente al menor. Las manos vendadas eran sólo para evitar alguna infección, ya que sus heridas y quemaduras fueron tratadas a tiempo, evitando que le quedaran cicatrices.
Las actividades de la tarde fueron suspendidas luego del ataque repelido a la academia. Durante esas horas, aprovecharon de descansar. Yuudai conoció los dormitorios y las instalaciones donde se hospedaban sus padres. También conoció las habitaciones.
- Me gusta la de papá. Es muy varonil - comentó cuando le preguntaron cuál prefería.
- ¡Ese es mi hijo! -
Bakugou sólo suspiró. Tendría a dos idiotas varoniles en su vida. Sólo esperaba que el segundo fuera más normal en sus gustos.
- Por cierto - el rubio ceniza miró a su hijo - ¿Te hicieron el chequeo cuando naciste? - Cuestionó sin ser muy específico.
- ¿Cuál? - Miró a su mamá, quien lo revisó de pies a cabeza - Oh. Si soy un doncel te refieres - rió divertido - No lo sé. Nunca me has dicho -
- Ven acá - Lo acercó hasta él, aprovechando que estaban en la habitación del pelirrojo.
Le quitó la chaqueta y una sudadera que llevaba. Luego sacó la camiseta, dejándolo desnudo de la cintura hacia arriba. Lo analizó con ojo crítico, hizo que se girara sobre su eje, observando cada detalle tanto en la espalda como en el pecho.
- Frío, mamá - Se quejó el niño. Su piel se erizó.
- No tienes los rasgos típicos - dictaminó, mientras volvía a vestir a su hijo.
- ¿Cuáles rasgos? Yo veo que eres igual - comentó el pelirrojo.
- Tengo un poco más de cintura y los pectorales más anchos que tú. Traté de ocultarlo con entrenamiento, pero no fue muy útil - admitió con pesadez.
- Creo que te hace ver más varonil - sonrió radiante el pelirrojo.
- Papá decía que te ves hermoso cuando estas redondo - Yuudai miró a su mamá, también con una sonrisa amable - A mi me gusta cuando vistes como doncel - admitió.
- Oh, no - un rubor apareció por sus mejillas - ¿Quién me obligó a vestir así? - Preguntó tapándose la cara con una mano.
- Nadie - respondió el menor, negando suave con su cabecita - Te ves hermoso, mamá -
- ¿Cómo visten los donceles? - Kirishima parecía curioso de saber.
- Ropa más entallada - respondió vagamente - Best Jeanist me hizo usar unos jeans apretados y una sudadera ceñida. Es lo más cercano a eso que he usado - con sólo recordarlo, su rostro perdía el color y se tornaba azul.
- ¡Sí! ¡Esa misma! - Yuudai saltó de la emoción y abrazó a su mamá, cayendo ambos en el suave colchón - Te ves rudo, varonil y muy lindo - le regaló un beso en la mejilla.
Katsuki no había sentido tanto amor en una caricia tan sutil y pura como la que su hijo le había regalado. No se sonrojó, porque su cuerpo parecía pedirle más de eso para llenar un espacio que creía innecesario tapar.
- Tienes los mismos gustos por lo varonil que Eijirō - dijo con voz neutra, mirando a ambos.
Ambos, padre e hijo, rieron alegres. El pelirrojo se acercó hasta sus dos amores y se cobijó a un costado del rubio ceniza, mientras Yuudai estaba encima de su madre. Se atrevió a regalarle un beso en la mejilla, una suave y torpe caricia que no fue rechazada. Los labios de los dos mayores se curvaron en una sonrisa cálida y amorosa. Los rubíes del niño brillaban al ver a sus padres juntos y se prometió jamás dejar que nadie apagara la llama de sus almas, porque no soportaría ver de nuevo a su mamá como muerto en vida, ni los ojos fríos y carentes de calor de su padre.
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