- [Capitulo 6] Princesa de la espada
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[Primer día]
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No tengo salvación.
Ningún héroe que me salve.
Desde que desperté, luego de 1000 años de hibernación, eso fue lo primero que pensé.
Y lo he aceptado con tal convicción, que es imposible que el problema no sea yo.
Caí en los brazos cálidos de un hogar.
Con las comodidades de mil años después de la muerte de papá.
Agua caliente.
Una cabecera y almohadas rellenas de plumas.
Tutores amables.
Pijamadas con elfas.
Mi corazón inevitablemente se ablandó.
Papá, yo dejé de sufrir.
Sin quererlo, comencé a olvidar.
Los comencé a olvidar.
Esa llama negra.
Los gritos de mamá.
El frio congelando hasta mi medula.
Su espada perdiéndose en el despliegue de esas alas.
Olvidar.. ¿Cómo me atreví?
Riveria siempre lo quiso. Que olvide mi odio y aprenda a seguir adelante.
Pero yo no quiero olvidar.
Tampoco lo quiero superar o aprender a vivir con el.
Yo me quiero vengar.
Y aunque para mi es lo correcto, y por ello no quiero perder mas el tiempo, parece que estos sentimientos me vuelven un peligro para la familia.
Por eso he sido marginada.
Por eso soy reprendida.
Por eso nunca pude llamarla mi familia.
Su crecimiento y el mío están disparejos.
Y sus capitanes no tienen las agallas para dejarme matar este cuerpo.
Si no pueden dejarme morir.
No me sigan.
No me busquen.
No intenten protegerme.
No soy la niña indefensa que parezco.
Lo he dicho tantas veces.
Perdón.
Lo siento.
Ya estoy harta de disculparme porque alguien se tuerca el tobillo o pierda un brazo.
Si no hubiera nadie detrás de mí. Si me deshiciera de aquel lugar al que siempre puedo regresar.. ¿Podria salvar a mamá?
Quiero ver a mi mamá.
Darle un fuerte abrazo.
Decirle todo lo que esa vez no pude
Estrechar sus mejillas otra vez
Que me regañe una ultima vez.
Pero mi cuerpo no se esfuerza lo suficiente. No puedo entregarme por completo al deseo de salvarla si caigo en la pereza y conformidad.
Por eso volví a él.
Pensé que estaba limpia, pero finalmente he caído de nuevo en esa... Adicción.
He regresado al calabozo sin decirle nada a nadie.
—Ariel — La última vez que hice esto terminé atada a mi cama.
Creo que ya veo porque Rivera siempre se molesta.
En realidad.
Nunca aprendo.
¡DASH!
Me deslice en lineal recta, y al ras de mi espada, torsos mutilados de minotauros decoraron los cielos de esta despensa.
Antes de llegar al limite me detuve con la punta de mis pies sobre la pared, y giré, con mi viento silbando.
Sentí su peso arremolinadose en el filo de mi espada, y cuando extendí mi brazo, FUHA, ariel destrozo extremidades, arrancó dientes y degolló a todo ser antropomorfo en línea recta.
¡FROW! ¡FROW! ¡FROW!
Perros lanzaron fuego de sus fauces
—Ariel — Las enseñanzas de Riveria me pidieron imbuir mis pies de viento para acelerar y esquivar, es decir un DASH.
PERO QUIERO ATACAR EN LINEA RECTA
¡DASH!
Deje que el fuego fuera consumido por mi viento y dividí sus cuerpos en diez trozos antes de que su segundo aullido llegara.
Luego extendí mi brazo y aplaste el cráneo del primer conejo de la manada.
Gire mi espada y comencé a cortar.
Con arcos plateados la manada de conejos sucumbió y tres segundos después, ni siquiera quedo su sangre en el borde de mis tacones.
Escuche cientos de pisadas.
Pequeñas.
Insignificantes.
—NO TENGO TIEMPO — Elevé mi espada y deje que los restos de ariel giraran a su alrededor.
SLASH
Luego hice un solo corte y todo conejo a mi alrededor quedó pulvernizado.
Los mas lejanos solo fueron empujados y sus cuellos se quebraron contra los picos de los muros.
Mi viento bailaba de emoción.
No era necesario revisar mis reservas.
Ni tampoco mis heridas.
¡Jamás me he sentido tan en forma!
Caminé a través de los muros regenerándose hasta el siguiente piso.
Cada vez mas profundo.
Cada vez excelia de mayor calidad.
Cada vez.
Cada vez.
Cada vez.
Cada vez.
Cada vez...
Mas cerca de la muerte..
—ah.. ahh... Ag... — Mi viento se rompió y en el césped de Rivira me arrastré, vomitando sangre y limpiándola con mi ropa.
La oscuridad consumía la luz de mis ojos. Opaco. Negro. Lentamente todo iba perdiendo su color.
Muerte. Podía sentirla tan cerca, que el deseo de arrepentirme recorrió cada pedazo de mi ser.
Pero algo lo evitó.
Los gritos del Goliath sacudieron la entrada. Me despertaron. Recordaron. Que todavía debía seguir peleando.
Su enorme mano intento alcanzarme, pero mi ultimo esfuerzo por arrastrarme lejos me dejó fuera de su alcance.
Continué alejándome de él. Rezando para que su inteligencia no fuera lo suficientemente alta como para permitirle derribar la entrada.
Fui negligente.
¿Cómo pensé que derrotaría a un Goliath?
Riveria tenía razón. Ese infant dragón me habría asesinado. Soy totalmente incapaz de ver el peligro hasta que las consecuencias me caen sobre la cabeza..
Ahora ya no puedo continuar.
No traje nada mas que mi espada a esta expedición.
Creí que no las necesitaría si no había gente débil conmigo, ¡pero ahora la única débil soy yo!
Perderé el resto de la noche recuperándome...
—No.. No puedo... — Espera...
ÉL SANGRO.
Por un breve instante mi hoja profundizó en su articulación derecha.
No fue una herida letal.
Ni siquiera debe dolerle.
Pero me he esforzado tanto por herirlo que, si lo dejo estar, alguna familia de poca monta lo asesinara y se llevara esa excelia de la mas alta calidad.
—No.. — Todavía me queda fuerzas para un ataque mas.
Tal vez pueda arrancarle el brazo.
Así, yo no sería débil.
—Ais Wallenstein, ¿quieres un bocadillo?
—. . . . .
—. . . . .
Observé absorta, los ojos mas redondos y azules que haya visto en toda mi vida.
—¿Eh? ¿Que pasa? ¿Prefieres té de naranja? NO, ¡ES MIO!
Su cola de caballo anaranjada se agitó con violencia, mientras sus manitos pegaban sobre su escaso pecho un pequeño termo de acero.
Fue una demostración de sobreprotección tan ridícula, que sentí ganas de robarle su termo.
—¡Noooo! — Se lo robé.
Pero la elfa infló sus mejillas a un extremo aterrador, así que se lo devolví antes de que nos hiciera estallar a las dos.
No debería estar jugando con una mocosa.
Respirando pesadamente revisé su vestimenta. Falda pomposa y listones rosados. No era algo que usarías en el calabozo.
Pero yo tampoco soy de las que se visten bien.
Mejor dicho, a mi me visten... Espera
Tiene un grabado en la chaqueta de su uniforme.
—¿Lefiya..?
—¡Yo soy Lefiya!
Nunca antes hemos hablado, pero aún así, su nombre me remontó a aquellas noches estudiando bajo el redimen dictatorial de Riveria.
Es esa elfa a la que Loki le pegó el ojo. La estrella del distrito escolar con el récord de ingreso mas joven y que ha sobresalido en cada materia que tocó.
Del bosque Wishe.
Lefiya Viridis.
Es lo que la gente llama un genio en potencia.
No obstante, mas allá de lo genio que sea, hay una pregunta que tiene muy intranquila.
—¿Qué hace una colegiala aquí?
—¡Quiero experimentar!
Todas mis alarmas se encendieron.
Eso sonó extremadamente peligroso.
La pequeña Ais la observó desde abajo y luego me observó a mí.
«¿Verdad?» — dijo ella, demostrándome una vez mas que su vocabulario era increíble.
—Humm... Lefiya Viridis
—¡Solo Lefiya!
—Lefiya, si... Estás en un lugar muy peligroso, ¿sabes?
—¡Si me cuidas no me pasará nada!
—.......
QUE DESCARO.
—Le diré a los contactos de Loki que te den un hospedaje en Rivira hasta que vengan a buscarte
—Nooo. ¡Dejame ayudar!
—¿Como? ¿Con formulas matemáticas?
Lefiya no me contestó y comenzó a revisar su bolso.
Por un momento pensé que realmente sacaría de ahí su cuaderno de matemática. De ser así, yo lo habría convertido en papelería reciclable con un zas de mi viento.
Pero el agudo sonido del vidrio cambio mi idea a otro objeto.
—¡Jiji! — Risueña sacudió dos frascos entre sus dedos
Pociones de curación.
—¿Como?
—¡Las pociones de curación nunca deben faltar en una buena aventura! Pero tu te las olvidaste, ¿verdaaaad?
Mi orgullo fue lastimado.
Pero no era momento de pensar en eso.
Esta chica acaba de volverse sumamente importante.
Necesito esas pociones para terminar bien la noche.
—Lefiya, tú...
—¿Yo?
Lefiya se señalo con una sonrisita.
Se veía tan delicada.
Tan arreglada.
Que algo no encajaba.
—Espera.. — En mi camino hasta el Goliath no vi absolutamente a nadie —¿Tú.. ya estabas aquí?
Con el Goliath despierto por mi culpa, es imposible que Lefiya hubiera conseguido pasar después de mí.
Además de eso, esta sola.. Alguien de sus características nunca seria dejada sola en el calabozo.
—Bueno, yo — Su sonrisa cambió.
Quizás fueron sus ojos o el ángulo de la luz cayendo desde arriba, pero sentí una presión, una que no debería poder venir de una niña.
Mi mano aseguro mi espada, las suyas mis mejillas.
Y mientras sentía mis nervios escalar hasta mi cuello, Lefiya desapareció de mi vista.
Dio tres pasitos atrás, se arrodillo, con su enorme falda se envolvió y se convirtió en una bolita rosada.
Luego comenzó a rodar.
—¡Te seguí CAMUFLADA! — grito mientras giraba.
La quiero patear.
Era tan llamativa que incluso el monstruo mas idiota la habría despedazado al instante.
Si llegó hasta aquí fue porque, literalmente, no dejé monstruo con vida en el camino.
Y si no la noté fue porque... Porque es una cosita toda insignificante y rosada.
Realmente... Las elfas no están hechas para el calabozo.
Todavía recuerdo a muchas metiendo la pata y casi erradicando mi brazo con sus magias de destrucción pura.
Deberían quedarse bailando en sus arbolitos.
—. . . . . — Pero sin sus pociones de curación me quedare varada aquí.
Bien.
—Si te mueres es tu culpa
—¡SI!
Lefiya dio un saltito, y mientras su falda se extendía como una sombrilla, la agarre les pescuezo, pues todavía no había terminado de hablar.
—Antes que nada fírmame aquí y aquí.
—¿Eh?
Lefiya miro confundida el documento perfectamente doblado que deje sobre sus manos.
Si algo aprendí con madre... con Riveria, es que tener la firma de una persona en el papel correcto pude darte desde un consentimiento legal hasta todos sus bienes materiales, incluida su vida.
Por eso mande a hacer esto y lo protejo en un compartimiento secreto en la vaina de mi espada.
Exoneración de responsabilidad por si mueres o por si te mato.
Esta correctamente legalizado por el poder judicial.
No utilice el poder politico de mi familia para agilizar su tramite.
—Lefiya Viridis, este documento me exonera de toda responsa-
—¡SI!
Lefiya lo firmo sin leer.
Ahhh, remordimiento!!!... Ya se detuvo.
Bien, supongo que eso es todo.
Sera como llevar una mochila parlanchina y anaranjada.
No hay problema si se cae y se pierde.
—¡Yei! ¡Yei ¡YEI!
—. . . . .
Pareces un llaverito.
<●>
GROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW!!!!
¡DASH!
Deslizándome a través del arco entre pisos, comencé a escuchar su rugido.
Fuerte como una detonación incesante de bombas.
Pero había algo mas.
Algo pesado y viejo. Parecía un de esas armas obsoletas de las que solo se hablan en los libros de historia.
Cañones.
Reventaban y el acero de las esferas rebotaba en dos codos del Goliath
Armas ortodoxas para pelear contra un jefe de piso.
¿¡A quien se le ocurre!?
Pateé las paredes y vi a través de los escombros, con ariel empujándome y estabilizándome, alcancé el tope del piso y observe desde arriba al Goliath.
Bajo sus pies decenas de cuerpos de razas distintas yacían destrozados.
Las esferas de acero que le lanzaron, él las devolvió e hizo pedazos su formación.
De nuevo, a quien se le ocurre!???
GROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW!!!!
Clave mi espada contra el techo. El aire se arremolino entre la punta y la superficie, y explotó.
Mi cuerpo salió disparado entre el Goliath y su ultima victima.
—ARIEL — Intensifique mi magia gritando su nombre en el último segundo, tal y como me enseñó Loki.
Si hizo o no efecto, es algo complicado de decir.
Igualmente, la palma del Goliath no alcanzó a tocarme, y pude alejarme, con el sobreviviente firmemente abrazado a mi brazo.
—¿;Q-Quien!? — El hombre se exaltó.
No entendió que sucedió.
Y no supe que decirle.
Sus brazos se movieron sin sentido.
Sus piernas patearon a un lado.
—Hola, ¿tú estas- — Intente hablar.
Quería calmar sus manos que arrancaban mechones de su largo cabello castaño.
Pero me lastimó.
Mi cabeza me dolió mucho.
Pensé que el Goliath nos había alcanzado.
Pero el dolor era demasiado focalizado para sus enormes manos.
—AHHHHHHH!!?? AHHHJHJHHGG!!! — Con su rostro lleno de mocos, el hombre se fue gritando.
Pero no pude verlo.
La luz no llegaba a mí
—Me duele.. — Encontré una cuchilla ensangrentada tirada a mi lado.
Vi mi reflejo en ella.
Sangre caía desde mi ceja hasta mi mejilla.
Él me había cortado mi cara.
GROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW!!!!
Giré hacia mi enemigo.
De espaldas cualquier daño podría ser letal.
Pero no me orienté.
No supe cuando dejar de girar, perdí el tiempo de mi defensa y su mano llego a mí antes que yo a mi espada.
CRACK.
Su mano aplasto el terreno que deje atrás con un DASH.
Recubrí mis piernas con ariel, y cuando el Goliath barrió contra mí, me deslice fuera de su alcancé.
Repetí tantas veces este movimiento que comencé a sobresaturarme.
Nunca quise esquivar.
Ahora tenía que obligarme a aprender.
Fallé y perdí un pedazo de mi espalda.
Fui lenta y rompí los dedos de mis pies para no perder el impulso.
Me alcanzó y un milagro sucedió, pues las estalactitas detuvieron un segundo su brazo, y eso bastó para que yo saliera de su alcance.
Hubiera sido imposible para cualquiera adaptarse a una situación tan critica, pero nací con cuerpo de talento excepcional.
Mis tendones se acostumbraron a la fuerza bruta y la potenciaron.
Por cada esquivada exitosa mi tiempo para realizar la siguiente disminuyó.
Y a medida que el aire salía de mis pulmones, pude notar como con cada impulso, mi eficiencia pulmonar se desarrollaba.
Pero todavía no era refinado.
Mi habilidad para esquivar era poco mas que bárbara.
Y aunque evadí lo peor, no pude hacer nada contra el daño en área.
Cada pequeño escombro reventando en mi cuerpo dejaba fracturas en mis huesos.
Pinchaban, como si gritaran enérgicamente que no había entrenado lo suficiente.
Y era así, jamás me gusto esquivar.
Esta sangre que me arrebato, a pesar de no haberme tocado, es culpa mía.
—ARIEL!!! — Rompí mi viento en dos.
Forcé a mis piernas a mandar mas fuerza y observe mis botas destrozarse en el proceso.
Descalza vi la roca bajo mis pies estremecerse y quebrase. Luego, me desvanecí.
¡DASH!
Los escombros de los golpes del Goliath se estrellaron contra mí, pero esta vez mi viento me protegió.
Mas rápido.
¡Mas fuerte!
Descargué mi estamina de tal forma, que logre remplazar la mitad de mi magia que me otorga mi velocidad, para ahora enfocarla en mi defensa.
Creé una barrera.
¡Una poderosa y ruidosa barrera!
Entonces, cuando su enorme cuerpo se inclinó, fallando otro ataque mas.
Sentí la señal.
Era mi momento de atacar.
Disparé todo a mis piernas y salte hacia adelante.
¡DASH!
Mi hoja giro en el momento preciso y, mientras me estrellaba contra el muro al otro extremo de la habitación, una lluvia de sangre tiño el camino de mi espada detrás de mí.
GROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW!!!
El goliath sacudió su brazo colgando.
Mi corte no había sido lo suficientemente profundo para arrancarlo de una vez.
¿La fuerza que le entregue a mis piernas dejo débiles mis brazos?
¿El exceso de cortes que hice al llegar le arrebato filo a mi espada?
—No importa — ESTOY A PUNTO DE GANAR.
Pateé el muro y regrese a por el Goliath.
Mi viento me envolvió y me prepare para repetir la misma secuencia de movimientos.
El ataco, yo esquivé.
¡DAS-
¡PAM!
Pero choque contra algo. Algo áspero que inclinó mi hombro para un lado.
No pude verlo. Mi ojo derecho estaba petrificado por la sangre seca.
Pero lo sentí cerrarse a mi alrededor.
Como si intentara abrazar cada parte de mi cuerpo al mismo tiempo.
Tuve un horrible presentimiento.
No pude evitarlo.
Y para cuando comencé a entenderlo, observe las grietas del reciente ataque del Goliath, y descubrí que solo había usado una mano, en lugar de las dos que siempre había usado hasta ahora.
Siempre me deslizo a la izquierda.
Debido a que mi ojo derecho fue dañado, no quise deslizarme a la oscuridad.
El Goliath predijo que haría lo mismo esta vez.
Mis huesos comenzaron a tremer.
Y uso su otra mano para evitarlo.
CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK CRACK!!!
Las grietas se transformaron en fracturas.
Perdí la sensibilidad en mi brazo, mis latidos se aceleraron y mi garganta se contrajo.
Mi magia luchó ferozmente por protegerme.
Pero era todo.
En el momento que mi viento dejara de girar.
Yo moriría.
—WYNN FIMBULVETR!!
Algo irreal sucedió.
El mundo se tiñó de blanco y escuché la magia de Riveria Alfj Ljos, venir desde una voz demasiado dulce para pertenecerle a ella.
Luego, el frío lo envolvió todo.
Desde su espalda, todo en el Goliath comenzó a congelarse y a recubrirse por miles de finas capaz de hielo.
Sus articulaciones fallaron.
Sus manos perdieron fuerza
—¡TEMPEST!
Mi viento empujo sus dedos desde adentro y comenzaron a ceder.
Abrí una brecha para moverme y tomé mi espada.
Giré una vez y mutile su mano.
Entre los pedazos de cristal saltando, con pedazos de su mano en ellos, me concentré en la abertura hacia el interior de su extremidad y sonreí.
Había una técnica que construí con odio, para asesinar a un ser mucho mas poderoso que yo, con solo una herida.
—Lil..
Antes de caer, clavé mi espada en el muñón de su brazo tan profundo como pude, y desate el resto de mi viento en el interior de su cuerpo.
—Rafaga
Primero, su brazo congelado se agrieto por todos lados, y al paso de mi viento por el interior de su extremidad, un sonido agudo rompió el escenario.
Y su brazo estalló.
A penas toque el suelo.
Clave mi espada contra la tierra y me arrodille.
GROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW!!!!
La magia de congelación absoluta, lanzada por una maga inferior, no pudo contener por mas tiempo al jefe de piso.
Y el Goliath y yo nos miramos.
Su enorme puño, proveniente de su brazo casi mutilado, estaba encima de mí.
Y ariel, en su estado mas puro de salvajismo, quedó atrapada entre la punta de mi espada y la roca quebrada bajo mis pies.
TEMPEST!!!
Cerré mis ojos un instante, y mientras los abría, sentí la tierra hundirse y escuché el brazo del Goliath pasar por encima de mí.
Deslice mis pupilas al son de mi hoja, y giré en el pequeño agujero que mi viento había creado en el suelo.
¡SLASH!
Corté y el brazo del Goliath giro junto a mí.
Con la punta de mi pie obligué a mi viento a no extinguirse y me impulsé hasta el hombro del Goliath.
Sin brazos, él solo pudo observar, como clavé mi espada en la articulación de su hombro expuesta y grité —LIL RAFAGA!!!
Tomo cinco segundos que mi viento entrara en su sistema e imbuyera cada cavidad existente de su cuerpo.
Entonces, mientras lo mirándolo con mi único ojo sano.
Recordé con lagrimas a aquel pequeño dragón con el que también intente utilizar esta técnica.
Y sin Gareth para salvarme, ni Riveria para regañarme.
El Goliath explotó.
<●>
La oscuridad se adueñó de mí el resto de la noche.
Fue curioso, conociéndome, ni siquiera en sueños hubiera dejado de intentar matar monstruos.
Pero dado que obtuve excelia de la mas alta calidad, quizás mi cuerpo decidió regalarme una buena noche de sueño.
Desperté justo para encontrar a Lefiya peleando con conejos.
Pero no conejos monstruo.
Si no conejos normales que alguien había traído a Rivira.
Estos conejos buscaban masticar el cabello de Lefiya.
Lefiya lucho con todas sus fuerzas.
Y perdió.
Lo mas relevante de esto fue que lo vi todo con mis dos ojos.
Parece que Lefiya me escondió una poción de curación extra y sano mi herida. ¡Que chica tan picara y util!
Me alegra no haberme quedado ciega.
Con un aplauso hice que todos los conejos se espantaran y Lefiya quedo solita llorando sobre el barro.
—Awaaaah... ¿Vamos a comer? — Lefiya revivió cuando el olor de la comida llego a su nariz.
Me senté junto a Lefiya y observé esta especie de "comida comunal" donde los aventureros de Rivira festejaban seguir con vida.
Parece que el suceso del Goliath derrumbo algunos de sus puestos y viviendas aun sin ser este el punto de la batalla.
Mientras esto sucedía, Lefiya devoró su comida.
Yo no tenia tanta hambre, asi que me dedique a mirarla en silencio.
—Entonces-
—YO NO FUI!!!
Lefiya respondio en automatico.
—Uhum, entonces, ¿Riveria no te pidió que me siguieras?
—Ah.. C-Creo que yo si fui jeje..
Tan rapido como se excuso, ahora acepto su culpa.
Es una buena chica.
Casi me da miedo saber como termino involcruda en todo esto.
—Cuentame
—C-Cuento..
Aclarando su garganta y luego convirtiendo a un conejo en su bola de estres, Lefiya dejó su plato a un lado y giro sus piernas hacia mí
—E-El distrito escolar desembarco hace unos dias en Melen, y bueno... Dado que somos casi de la misma edad, no levantaría sospechas y... Riveria-sama me pidió que te asistiera desde lejos.
Lefiya se explico super mal. Pero fue suficiente.
Lo sabia. Realmente fue ella.
Deseaba que no fuera ella.
—Pudimos haber muerto.. — Riveria puso en peligro a una niña incluso menor que yo..
Esta no es... Asi no es como actua ella.
—¡R-Riveria-sama estaba desesperada!! Incluso me regalo una de sus magias para que aceptara... Ella queria darte libertad manteniendote vigi..lada.. ¡¿ELLA SABE DECIRLO MAS BONITO?!
—. . . . .
Asentí a Lefiya para dejarla menos nerviosa y retomé mi comida.
Esto no es solo por la discusión que tuvimos hace un par de meses.
Esto es por todas nuestras peleas a lo largo de este año que no se detuvieron ni siquiera con el brazo derecho de Gareth.
Quizo darme libertad, pero no pudo evitar preocuparse.
Y como no podia mandar a un adulto a protegerme por mis antecedentes, le rogó a esta niña que me asistiera, poniendola en un peligro de muerte.
Una decisión como esa.
No es propia de Riveria.
Ella se obligo a tomar este terrible camino por su miedo a perderme.
Yo la obligue a romper sus principios.
La amo.
Y ella a mí.
Pero nos estamos haciendo daño.
Nosotras...
No podemos seguir así.
—Ais, tu familia es muy linda — Lefiya tomo mis manos —¡Estoy segura que las dos podemos ser grandes aventureras jun-
—¿Por que quieres ser una aventurera, Lefiya?
Sin querer la interrumpí y Lefiya inflo sus mejillas.
Luego, algo en ella se fue.
Sus cristalinos ojos azules se nublaron como si estuviera recordando.
Parecia ser un recuerdo doloroso.
No puedo entenderlo.
Ella es un genio.
A diferencia de mí que solo sirvo para el campo de batalla, ella posee mil virtudes.
En lugar del crudo camino del aventurero, ella podria hacer mil cosas.
—Ser aventurero no es un sueño.
Las manos se llenan de cayos.
Las heridas cicatrizan y sus costras arruinan cualquier brillo.
La mente se corrompe.
No hay psicologos que sanen un corazon roto.
No hay curanderos que revivan a los muertos.
—Reconocimiento — dijo Lefiya, dejandome estupefacta —¡Quiero darle al distrito escolar un gran reconocimiento! — Realmente dijo eso.
—Los aventureros resaltan incluso en los bosques mas lejanos. Si logro convetirme en alguien y obtengo un gran apodo, ¡grabare en mi espalda el nombre del distrito escolar!
—¡Podre pagarles por todas las oportunidades que me han dado!
Sincera.
Lefiya fue sincera.
Tanto, que no pude evitar.
Serlo yo tambien.
—Tú no perteneces aqui, y cuanto mas tardes en darte cuenta, harás sufrir y sufrirás tu misma..
. . . . . .
. . . . . .
. . . . . .
Ba-dum..
Ais escucho sus propias palabras y sus ojos derramaron lagrimas.
Lo había visto. Se encontró reflejada en su propio consejo.
Y mientras la pesada realidad intentaba aplastarla, repitiendo a su oído que intentar cambiar luego de tanto tiempo no valía la pena. Alguien tomó su mano —¿Es eso verdad? — y la aseguró.
Ais abrió en grande sus ojos.
Algo en su entorno había cambiado.
El calido fuego de Rivira ya no estaba. El eco de las espadas golpeaba a su alrededor y los rugidos de los monstruos azotaba los hilos de su desarreglado cabello.
Pero antes de pensar en todo eso y en cuanto tiempo había transcurrido sin darse cuenta.
Ais tuvo la necesidad de mirar hacia abajo. De observar la pequeña mano que se había aferrado a la suya.
De nuevo, esa pequeña niña que tanto sufrió, estaba a su lado.
—¿Es verdad? — preguntó la Ais de sus recuerdos.
Aquella que todavía vivía el día de la muerte de sus padres.
Escondida en el sufrimiento.
Alejada siempre de la gente.
Preguntando en silencio.
—Yo... — La frase que la pequeña dijo, Ais la había escuchado muchas veces.
«¿Es verdad?»
Pero justo hoy, en este preciso instante, su significado por fin fue le claro.
«Es verdad»
Todo este tiempo.
Su pequeña yo quería saber.
Si era verdad que podía regresar.
Sucedia luego de cada shock, cuando Ais se encontraba debil y solo queria ser ella misma.
Y viendola tan cerca, y teniendola tan cerca.
Ais sonrió —Es verdad — Había llegado el momento de aceptarla.
Y la pequeña Ais jamás volvería esconderse de las personas.
A partir de hoy la Princesa no escondería mas sus sentimientos.
Al menos en la medida de lo que sus mejillas de acero se lo permitieran
—¡AIS-SAN! — Hubo un grito.
El mismo grito que Ais escuchó aquel día que Gareth perdió su brazo por un infant dragon.
Pero esta vez el tono era agudo, asustado e infantil.
Ais miró a Lefiya, que intentaba alcanzarla, y también observó a un infant dragon y su enorme mandíbula, que estaba a solo unos centímetros de arrancarle mas que unos mechones dorados.
Viendo la burla del mundo, Ais no pudo evitar reir.
Había llegado su segunda oportunidad.
—Ariel — El viento surgio como un remolino, y cual madre a sus hijas, las abrazo y protegió.
El infante de dragón retrocedió y Lefiya fue lanzada girando con su bastón.
Con el viento revoloteando en sus cabellos dorados, Ais abrazó al pequeño recuerdo de su infancia.
Y para cuando los anillos de viento se desvanecieron, dentro ya no habían dos, sino una sola doncella.
No tengo salvación.
Ningún héroe que me salve.
Desde que desperté esto fue lo primero que pensé.
Y lo había aceptado con tal convicción que..
Jamás se me ocurrió que el problema pudiera no ser yo.
Siempre estuve en el lugar equivocado.
Hay alguien ahí afuera.
Hay un lugar ahí afuera.
Que encajará conmigo.
Solo debo buscarlo.
Este mundo mil años después.
¡Es demasiado grande como para rendirme por una ciudad!
[Fin del capítulo]
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