fifty two

𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐃𝐎𝐒
chaos / caos

; lo haría de una u otra forma.

Porque ya estaba hecho.

Los mortifagos estaban aquí.

Y yo, yo había logrado mi plan.

Camino con paso firme tras los mortifagos que van con risas y hechizos desmoronando el castillo y a todo el que se le interponga.

Yo había permitido que esto ocurra.

Yo comencé esto.

Los gritos retumbaban en mi cabeza.

Pero todo se detuvo cuando la vi. Satori.

Su rostro me vía y derrochaba decepción. Decepción provocada por mi.

Me detengo.

Quería correr hacia ella, pero no lo haría.

Unos cuantos vidrios se estrellan en el salón, cientos de trozos vuelan hasta quedarse tendidos en el suelo junto a mis pies.

Bajo la vista para apreciar la escena.

Cuando vuelvo a subirla, ella viene hacia mi.

Parecía indesica, corre apresuradamente extendiendo las manos para tocarme.

Me prometí no volver a ponerle una mano encima.

Me di la vuelta sin volverla a ver, y salí de ahí.

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