𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐎𝐍𝐂𝐄
isolated / aislado
•

— No hablas mucho —siguió la voz chillona de la chica.

— No.

— Tampoco pareces sociable, o que quisieras intentarlo.

— No.

— ¿Tienes amigos? —podía notar algo de pena en sus palabras.

— No veo eso como un factor importante.

— ¿Eres el típico psicópata misterioso? Oh si —hizo una pausa para volver a fastidiar a Tom— Y sabelotodo.

— Ojalá poseer todos los conocimientos que me son posibles, lastimosamente, no cumplo eso aún, no se ni la mitad de lo que deseo, pero se más de lo que tú aprenderas en toda tu vida.

— Ya veo porque no tienes amigos.

— No te veo muy rodeada de gente — discutir con una chica, no mejoraba el humor de Tom, ganarle, ni cerca, era patético.

Quizá solo quería que se callara, ella no se callaba. ¿Por qué no se callaba?

— ¿Debería temerte?

— No es un factor que me influya y eres libre de decidir que sentirás, creo — mierda, ella era intensa, Tom no estaba acostumbrado a que alguien le hablara por tanto tiempo, si lo hacían el solo se largaba por el aburrimiento, pero esta vez solo decidió aguantar, ni el sabía la razón.

Decidió recostarse en su silla, tratando de silenciar la voz de la chica en su mente, no lo logró.

Cuando dirigió su vista a la chica nuevamente está se encontraba acomodando sus libros en el otro lado del escritorio.

— Puedo sentarme aquí ¿no?

¿Para que preguntaba? Ya estaba sentada ahí.

— Ya estas ahí.

Sentía la necesidad interna de decirle que se marchara.

La clase se desarrollo, Tom trataba de concentrarse en lo que el profesor explicaba, aunque ya se lo supiera pero lo único que oía era a ella, hablar, hablar y hablar.

No se detenía.

La clase finalizó.

Tom se apresuró a tomar sus cosas cuando escucho una voz a sus espaldas.

— No haz preguntado mi nombre, ¿No te da curiosidad?

— No me interesa saberlo.

Tras esas palabras se volteo en dirección a la puerta del salón no sin antes oír unas últimas palabras de la pelinegra.

— Haré que te importe.

No vio necesario responderle, pero esa seguridad provocó algo en Tom.