Platica con el demonio

Advertencias: Ninguna.

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Mori Ōgai regresó con una nueva vasija, más grande y pesada que contenía una de las reliquias eclesiásticas.

Hace siglos existió una joven tentada por el diablo que engendro uno de sus hijos. Su castigo fue ver cómo quemaban al ente y a ella. Después de su muerte el muchacho volvió pero poco después fue exorcizado y recluido en un sello.

Dazai Osamu era un incubo relativamente joven.

—Bueno, esto es raro, la última vez que lo limpié pesaba el doble— acomodó el objeto donde antes estaba.

Subió del semisótano con intenciones de ver a su sobrino, lo distinguió sentado junto a Akutagawa, básicamente estudiando. Los dejó seguir, después tendría una plática con el más bajo.

—Ryunosuke, ¿Qué sabes de los incubos?— preguntó el pelinaranja.

—¿Los demonios?— arqueó las cejas—. Bueno, son entes que te roban la energía, se cree que podían dejar embarazadas a mujeres. ¿Por qué?.

—No lo sé, creo que lo leí en internet— mostró una débil sonrisa que pasó desapercibida—. ¿Son malos?.

—Son demonios, hijos del mal.

—¿Eso los hace malos?.

—Si, no puede existir algo como un demonio bueno— aclaró antes de subrayar algo de su libro—. ¿Te interesan las cosas sobrenaturales?.

—Últimamente si...debe ser porque estoy aquí.

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—Chuuya, que bueno que has venido— el azabache estiró una caja gris con varios dulces—. Quiero hablar de algo importante, ¿Tienes tiempo?.

—Claro— ignoró su gesto y tomó asiento frente a él.

—¿Estás durmiendo bien?.

—A veces tengo insomnio— pensó decir lo sucedido con el castaño, pero espero un poco más—. Solo eso.

—Se te ve más cansado...

—Desde antes no duermo bien, es un mal hábito que se quedó desde mi primer semestre— sonrió torpemente tratando de aliviar el ambiente—. No me desmayaré, lo prometo.

—Si tú lo dices— formó una mueca sutil—. ¿Mañana podrías acompañar a Ryunosuke?, Irá al pueblo por despensa, pero es algo...bueno, casi no habla.

—No hay problema— miró el reloj detrás del mayor, estaba ansioso porque llegará la noche. No lo admitiría pero el miedo por sus venas lo hacía experimentar un verdadero éxtasis.

—Entonces descansa, y por favor avísame si necesitas algo— él mismo tomó un dulce y lo dejó en la mano de Chuuya.

—Hasta mañana— salió recorriendo el pasillo hasta la pequeña estatua de un querubín. Detalló sus facciones a la luz de la luna.

—Sería horrible si existiera tal belleza— una voz helo la espalda de Chuuya—. Pero creo que algo cercano a eso está vivo, la prueba eres tú.

—¿Qué demonios quieres?.

—Hablar, tocarte, cualquier interacción, estoy desesperado por eso— sus manos enrollaron el cuello de Nakahara—. Pensé que tú estabas esperando por mí.

El de ojos azules corrió a su cuarto cerrando la puerta a sus espaldas. Suspiró profundamente pasando en su extraña relación con el incubo.

—Ya pasamos por esto, de verdad eres como una babosa, pero muy hermoso— Dazai apareció sentado en su cama.

—Vete a la mierda, no te daré nada— jadeó regulando su respiración.

—Interesante...pensé que me darías todo— pasó su propia mano entre sus muslos—. Bueno, de todas formas hace mucho que no hablaba tanto con un humano, ¿Qué hacen ahora?.

—¿Qué?.

—Ya sabes, ¿Cómo se divierten?— preguntó avergonzado de sus palabras—. La última vez les gustaba practicar Aikidō.

—Eso fue hace mucho— Chuuya pensó que lo molestaba un poco—. Ya no se hace nada de eso, ahora existen celulares, y otras cosas.

—Estos días dentro de la mansión noté un creciente cambio en las comidas, ya no es solo arroz, pan y agua— comentó feliz—. Antes era mucho más común que murieran de hambre.

—Supongo que es verdad— las palabras no salían, su mirada se mantenía fija en la piel que no era cubierta por vendas.

—¿En qué campo trabajas?— el castaño movió sus piernas con diversión—. No te he visto haciendo nada ¿Eres un noble?.

—Yo no trabajo, solo estudio— Chuuya un poco más relajado comenzó a soltarse—. Estoy en la universidad, quiero ser abogado.

—¿Qué hacen los abogados?— impaciente se acomodó en el colchón para dejarle un espacio que palmeó invitándolo a sentarse.

—Pues muchas cosas, en realidad quiero enfocarme en derecho mercantil...

—Abogado en el área de los negocios y esas cosas, no soy idiota, solo un viejo que despertó hace poco— murmuró el de ojos avellana—. ¿Tienes familia?.

—Tengo familia, pero no están aquí...

—El maldito cura tiene tu sangre corriendo por sus venas— respondió muy ágilmente.

—Es mi tío, hasta hace poco no sabía mucho de él, pero si es mi familia— Chuuya un poco más confíado tomó asiento en la cama.

—¿Qué es de tí el otro muchacho?— su tono fué sugerente.

Cómo incubo estaba muy celoso, pues Akutagawa podía tener una plática amistosa con Chuuya, comer con él, vivir a su lado. Pero en realidad su mente se repetía que tampoco quería estar atado al "enano".

—Es un amigo, vive aquí desde antes— en situaciones normales, Nakahara habría corrido por miedo, pero ahora estaba curioso—. ¿Cómo te llamas?.

—¿No te lo dije?, Bueno, soy Dazai, Dazai Osamu— sonrió extendiéndose a su lado—. Chuuya es un nombre hermoso.

—Yo no te lo dije— el pelinaranja frunció el ceño.

—Lo escuché de tus compañeros de vivienda— el de ojos avellana pensó que esa expresión era maravillosa—. Eres muy enano, de hecho muy pequeño.

—Hijo de puta, no te importa— casi grita, pero eso significaba despertar a los demás—. ¿De qué te sirve ser tan alto si eres un imbécil?.

Dazai parpadeó muchas veces. Humanos antes lo insultarlon, pero Chuuya lo hizo sin miedo. Era más bien como una broma para Osamu.

—Pero que babosa tan grosera, lastima que sea tan linda y tenga un buen pene— fingió estar indignado hasta que una mano cubrió su boca.

—No lo digas así— murmuró Chuuya—. Es vergonzoso.

El castaño asintió para que lo dejara seguir hablando. Se acomodó notando que el de ojos azules estaba relajado.

Hablaron toda la noche.

Gracias por leer.

Reviví está historia porque ya iba para un mes que no actualizaba, y después del capítulo 101 me dije "Termina tu fic Soukoku"

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