Mío

Advertencias: Contenido sexual explícito, y algo realista. Procede con cuidado y discreción.

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Chuuya nunca se sintió a gusto rodeado de objetos religiosos, ni disfrutaba las imágenes de Cristo sangrando mientras era crucificado. Chuuya no era un devoto.

—Hola babosa— la voz del castaño lo hizo girar la cabeza para verlo—. ¿Un inicio de semana deplorable?.

—Odio los lunes, eso es todo— volvió la vista a su cuaderno repasando apuntes.

—¿Para que estudias?— se inclinó levemente sobre su hombro.

—Presentaré exámenes extraordinarios cuando vuelva, es una semana antes del siguiente semestre— informó sin levantar la vista de su escrito.

—¿Por qué? ¿Eso se hace normalmente?.

—No, pero reprobé algunas materias— casi todas sería lo adecuado.

—¿Eres tonto?— regresó a su posición inicial.

—¡No te importa!— gruñó molesto—. Lo que pasa es que me fue mal, solo eso.

—¿Por qué?— podía ser molesto lo curioso que llegaba a ser.

—En derecho fiscal fue porque el profesor quería sexo oral para pasar mi siete a un diez, le dije que daba asco y lo convirtió en un cinco— murmuró Chuuya—. En otras materias me metí en problemas, odio que las personas se crean superiores a mí, un título no da educación.

"Si eres tonto" pensó el de prendas pecaminosas—. Ahora necesitas ayuda.

—Claro que no— replicó el de ojos azules.

—No era una pregunta— sonrió y sin esperar más se acomodó en su regazo—. Te preguntaré cosas, tal vez tú cerebro se queme, eso es ganancia.

—Maldito.

—Lo soy— se balanceó lentamente tomando el cuaderno entre sus manos—. Son artículos que debes memorizar, no es tan difícil.

—¿Podrías ponerte algo de ropa?— desvío la mirada al balcón.

—Pero estoy usando ropa— riñó el más alto.

—Ropa real, quítate— lo apartó y se puso de pie para terminar buscando algo en el closet.

—Eres una babosa tonta, ya estoy usando ropa— frunció el ceño al recibir una camisa negra muy grande—. Ésto no es tuyo, eres muy pequeño.

—Me gusta todo tipo de ropa, y sé que me queda grande, no soy estúpido— lo obligó a usarla—. Quédatela, es mejor a verte pasear semidesnudo.

Dazai analizó su reclamo, era cierto que no podía sentir frío de manera común, y le gustaba mostrar su linda figura a cualquier oportunidad, pero si no tendría alimento, no lo encontraba útil. Resignado suspiró asistiendo.

—La tonta babosa es posesiva, lo entiendo— al recibir un golpe en el hombro siguió con su broma—. No te haré enojar con otras personas, hasta les diré que estoy contigo para que se aparten. Pero pobre de mí, atado a alguien tan celoso.

—¡No son celos, degenerado!— sus orejas se pusieron rojas—. Piensa lo que quieras.

Lo ignoró para regresar a estudiar, cerró los ojos tratando de lidiar con el estrés, pero el peso de Osamu lo hizo soltar algún insulto.

—Te dije que te ayudaría— alzó las manos en un gesto de inocencia pero movió las caderas hasta sentir algo—. Que curioso, estás duro solo por verme usar tu camisa.

—¡Vete!.

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Akutagawa cargaba un cuadro de un arcángel, cruzaba el pasillo con pasos lentos, pues temía tirarlo. El gritó de Chuuya lo hizo voltear, frunció el ceño y siguió con su recorrido hasta llegar con Mori.

—Gracias, Akutagawa-kun— le ayudó a ponerlo en frente de la sala—. Estaría perdido si tu ayuda. ¿Sabes que hace Chuuya?.

—Creo que estudia, pero lo escuché gritar, posiblemente hable con su hermana— dijo con un tono inexpresivo.

—Ya veo— murmuró él más alto—. Bueno, vamos a cocinar juntos, puedo preparar albóndigas, ¿Qué te parece?.

—Está bien— suspiró y así ambos acabaron en la cocina limpiando vegetales y otros ingredientes.

—Lo que pasó el otro día, ¿Tiene que ver con mi sobrino?— Mori era directo cuando debía serlo—. ¿Te dijo algo?.

—No, en realidad me ayudó hablar con él— respondió el de puntas blancas—. Es agradable conocer a alguien así.

"Agradable" la boca de Mori se formó en una sonrisa—. Me alegra que se lleven bien porque posiblemente vuelva los años siguientes. Pero últimamente es más retraído, ¿Verdad?— cuestionó el de ojos amatista.

—Si, además que su habitación empieza a dar miedo— confirmo el de ojos grises.

—Quizás es nuestra imaginación— soltó una risita nerviosa hasta que su gesto se volvió serio.

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—Entonces no eres tan inútil como pensé— Dazai sonrió pero esa sonrisa se borró cuando le golpearon la frente—. ¡Idiota!.

—Te lo ganaste, me molestas— gruñó el pelinaranja.

—Si no tuvieras un buen pene ya te habría...— sus palabras cesaron con la risa de Nakahara.

—Hasta tú admites que soy bastante bueno— las manos de Dazai terminaron en su cuello—. Tú lo dijiste.

—Es verdad, pero no te da derecho a ser tan agresivo conmigo, babosa tonta— se acomodó para quedar a horcajadas.

—Si no fueras tan molesto, podría ser menos agresivo contigo— sus manos se acomodaron en sus caderas para evitar que se moviera.

—No puedo evitar molestarte, es lindo cuando gritas— se inclinó para rozar sus labios.

—Maldito masoquista de mierda— no se acercó, al contrario esperaba desesperar a Dazai.

—Creo que será imposible llegar a un acuerdo contigo, tonto— su lengua se paseó por los labios de Chuuya haciéndolo temblar—. Tengo hambre...

—Con razón— sonrió por su gesto.

—¿Crees que te ayudé a estudiar para que terminaras antes y así poder alimentarme?— nuevamente rozó sus labios, aunque está vez moviendolos suavemente.

Nakahara era un hombre débil, selló sus bocas en un beso descuidado, salvaje y húmedo. Se apartó cuando le faltaba el oxígeno—. Estoy seguro que fue por eso.

—Puede que me gustes un poco, y tenga gestos amables contigo— su boca lo traicionó al decir eso—. Es mentira, no me gustan las babosas diminutas.

—Lo dice quien se alimenta de semen— replicó Chuuya—. Muchas personas me consideran guapo, ¿Tú qué opinas?.

"Hermoso" pensó el incubo—. Pues yo siento puro deseo, supongo que eres aceptable para otros mortales— alzó los hombros.

Chuuya arqueó las cejas—. Como si me importará.

—Preguntaste— besó su sien—. Tengo hambre.

"Soy un tipo tan raro" pensó Chuuya poniéndose de pie. Se deshizo de su camisa y pantalones casi desesperado—. En la cama.

—Que delicado— se burló tirando de él para ponerlo abajo.

—No voy a ser pasivo, no sabes lo que se siente bien...

—Enseñame— se las arregló para quedar en medio de su piernas—. También puedo hacerte sentir bien.

—No tengo lubricante— dijo pensativo.

—Yo no lo necesito, pero iré con cuidado— besó su muslo.

—De acuerdo, si lo haces mal no te dejaré estar arriba de nuevo— lo atrajo a su cara para besarlo—. Me gusta que haya juego previo, y lento sin necesidad de ir despacio.

"Lento y duro" memorizo el castaño—. Eres una zorra.

—Desgraciado— volteó a la puerta—. Pon seguro.

—Lo tengo— agitó su mano en dirección a la puerta haciéndola sonar.

—¿Qué carajo? ¿Puedes hacer eso?— parpadeó un par de veces.

Te sorprenderá lo mucho que puedo hacer— deslizó la ropa interior de Chuuya—. Hacerte sentir bien me asegura comida.

Tomó su miembro apretandolo un poco, sus labios se deslizaron hasta el cuello de Nakahara para besar y morder dicha zona. Cuando se cansó de agitar su mano, la deslizó más abajo.

—Uno a uno— le indicó Chuuya, un dedo no era imposible de soportar sin lubricante, pero cuando metió el segundo tuvo que tapar su boca.

—Conseguiré lubricante la próxima vez— Dazai siguió repartiendo besos por sus hombros mientras los minutos pasaban.

Nakahara le dió una mala mirada pero lo dejó seguir, un tercero lo estiró hasta el punto de sacarle unas lágrimas pequeñas que se quedaron atrapadas en sus pestañas, rozó un lugar que lo hizo jadear.

—Ponlo dentro— exigió con la voz ronca.

Eso hizo temblar a Dazai. Nunca en su poca experiencia como incubo le ordenaron que hacer con el cuerpo de sus parejas.

Se enderezó para quitar la camisa que Chuuya le dió y con paciencia la dejó en la cama procurando mantenerla limpia—. Ya voy.

—Alto, ponte un maldito condón— se estiró para buscar a tientas los muchos condones que su hermana le envío.

—¿Por qué?— preguntó casi indignado.

—No quiero gotear— le arrojó el sobre plástico a la cabeza—. ¿Sabes usarlo?.

Iba a responder, pero se detuvo a leer el empaque—. Ya se cómo, tonta babosa.

—Otro insulto y me masturbaré en el baño— advirtió observando como deslizaba el profiláctico sobre su eje.

Ninguna advertencia, solo el choque de pieles hizo que el cerebro de Nakahara se nublara con dolor y una pizca de placer.

—¿Te fundí el cerebro?— preguntó burlón.

—Hijo de puta— jadeó tratando de regular su respiración—. Eso dolió como el infierno.

—A mi no me duele— sin darle mucho tiempo comenzó a moverse—. ¿Vas a llorar?.

Un puñetazo en su mandíbula lo hizo jadear alegre—. Ve más lento— pidió Chuuya y por arte de magia las caderas se Dazai se movieron en círculos—. No vas tan mal.

Osamu ahogó una risa y siguió así, lo entró hasta el fondo nuevamente, siguió empujando superficialmente rozando la próstata del muchacho, hasta que sus gemidos fueron casi incontenibles.

—Si quieres audiencia, no tengo problemas— soltó una risa antes de besarlo lentamente. Sus manos apretaron la cadera del más bajo obligandolo a arquear su espalda, los golpes en su próstata se hicieron más rápidos y por la forma en que se movía entendía que estaba cerca de su propio clímax.

Era algo bueno, muy pocas veces se preocuparon por hacerlo sentir bien, y el ser alimentado ya era ganancia. Soltó un gemido contra la boca de Chuuya y alargó la sensación lo más que pudo embistiendo lentamente contra él.

—¿Ya terminaste?— sonrió tratando de avergonzarlo, pero su respuesta lo hizo arder.

G-gracias, eso fue muy bueno...eres bueno conmigo— comentó con una sonrisa tonta—. Me faltas tú.

Salió de él deleitado por como el condón retenía sus fluidos, lo boto por algún lugar de la habitación, después lo tiraría. Dos dedos reemplazaron su miembro y en busca de su próstata se abrieron paso.

Nakahara mordió su labio inferior para no soltar alguna obscenidad. Dazai pudo decir "quiero escucharte" pero era muy orgulloso para eso, así que lo tomó en su boca, al ser un demonio sexual algo como el reflejo faríngeo no era un problema. Lo pudo llevar hasta el fondo de su garganta, soltando vibraciones que hicieron mendigar a Chuuya.

Al ser tan estimulado por ambos lados solo pudo morder su muñeca para no soltar un grito que alertara a todos en la casa. Sintió una sacudida y sus propio cuerpo convulsionó levemente dejándose ir al trance de un orgasmo prostático.

El líquido se deslizó por la garganta de Dazai y cuando dejo de succionar lo soltó para limpiarlo adecuadamente—. ¿Cómo estuvo?— preguntó engreído.

—No eres tan malo— respondió Chuuya cuando pudo formar palabras coherentes.

—Soy el mejor— se dijo con orgullo—. Quiero hacerlo otra vez.

—Vete a la mierda— la verdad para Chuuya fue una nueva experiencia y una muy satisfactoria.

El incubo subió a su regazo para dejar besos por todo su pecho. Hundió la cara en el arco de su cuello para susurrar algo ahí—Me gusta que seas mío.

Nakahara apretó su cuerpo en un abrazo. "También me gusta que seas mío" no se atrevió a decirlo en voz alta, pero ambos lo sabían. Chuuya comenzó a ser devoto de Dazai Osamu.

Notas de la autora:

Puede ser incómodo el acto en sí, pero el juego previo y la confianza entre ambas partes puede ser bonito. Siempre procuren escuchar a la otra persona para saber que le gusta.

No está editado, así que si ven faltas de ortografía, díganme.

Gracias por leer.

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