La visita del...

Advertencias: Ninguna.

~•~

—¿Puedo dormir contigo?—cuestionó el pelinaranja.

—No, tu habitación está en perfectas condiciones— contestó el más alto.

—Es que... digamos que no acostumbró dormír solo por mucho tiempo...

—Has estado más raro estos días, si no puedes dormir te daré un salmo— buscó en su libreta una oración que recortó con mucho cuidado—. No te preocupes, después lo anotaré, me lo sé de memoria.

—¿Es para dormir?— preguntó cohibido.

—Para dormir tranquilo y protegido— habló nuevamente listo para cerrar su cuarto, durante la mayoría de la tarde, Chuuya estuvo junto a él y lo irritó un poco.

—Gracias— se dió la vuelta y con pasos poco firmes llegó a su habitación, donde la luz de la luna se filtraba por la ventana, así mismo iluminaba el balcón.

Chuuya estaba asustado. El ser humano tiene miedo por naturaleza, fue lo que nos obligó a evolucionar para protegernos de los peligros, es lo que nos hace ser precavidos. Nakahara no era precisamente fanático del terror, solo hacía falta ver su expresión al quedarse solo.

—Me acuesto en paz y en seguida me duermo, porque sólo tú, señor...— el ruido salido del closet lo hizo chillar, subió a la cama aún con zapatos—. Por favor...

—Buenas noches— el cuerpo largo y delgado salió con movimientos torpes—. No quise interrumpir, pero estaba emocionado por verte.

—¿Quieres llevarte mi alma?— preguntó abatido.

—¿Tu alma?— el castaño arqueó las cejas antes de soltar una carcajada—. Tienes ideas muy raras.

—¿Para qué me quieres?— ya daba lo mismo morir y ser un poco altanero.

Se desplazó hasta los pies de la cama, sonrió antes de subir al colchón y quedar sentado sobre sus piernas—. Porque que me liberaste.

—¿Quieres poseerme?— no pudo evitar baja su mirada a las clavículas bien definidas del más alto.

—Eso es un doble sentido, claro que quiero pero no en el contexto de llevarme tu alma— admitió cortando la distancia entre ambos—. Soy alguien agradecido y generoso, por eso eso mismo no te haré daño.

—¿De verdad?— Nakahara no estaba seguro si era por su belleza, o naturaleza, pero estaba cautivado.

—No entraré a tus sueños sin permiso, solo quiero estar cerca de tí, ese es parte de mi castigo...

—¿Qué?— sus manos dejaron de temblar y así pudo notar que todo ese tiempo solo apretó la hoja que Akutagawa le dió.

—Prometí quedarme con la persona que me liberará, estoy atado a esa promesa— alzó los hombros restándole importancia—. Ahora estamos aquí.

—¿Entonces por eso me acosas?— su voz dejó de ser un chillido ahogado.

—¿Te acoso?— abrió más lo ojos—. ¿Tanto a cambiado el significado de cortejo?.

—¿Cortejo?— arrugó la nariz por la confusión—. Eso es de alguna manera acoso sexual.

—Me atraparon apenas era un incubo pequeño, eso fue hace siglos por lo que me quedé atascado en la ignorancia— meditó un poco su respuesta—. Lamento si abuse de tí.

Para Chuuya todo era muy extraño, especialmente porque hasta donde le explicó, los incubos eran malos y diligentes. Su mente se abrió a una nueva posibilidad, pensó que seguramente lo intentaba engañar.

—No caeré tan fácil— bajó su mirada a la hoja arrugada y empezó a recitar las palabras—. Me acuesto en paz y en seguida me duermo, porque sólo tú, señor, aseguras mi descanso.

Es algo inocente confiarle tu vida a dios, el mismo dios que aún no me castiga sonrió pero está vez parecía un sádico—. Te contaré un secreto porque eres muy hermoso. Dios no te cuidará, en realidad vive alejado de los humanos y los ignora. Eso suena cruel, pero la justicia de dios es distinta a la tuya.

Sus ojos se clavaron en las lagunas azules del más bajo, delineó sus labios y demás facciones, estaba orgulloso de tener un compañero tan lindo. Aún más audaz que antes, se inclinó lo suficiente para rozar sus labios, y después dió un beso completamente sucio, metiendo su lengua en la cavidad bucal de Chuuya, quien dejó de pensar correctamente cediendo un poco al tacto.

Se alejó al ver la dificultad para respirar dale contrario, ambas bocas eran unidas por un hilo de saliva—. Creo que dios debe ser amor, pero yo ahora mismo soy placer...

El muchacho no podía responder, pasó de experimentar el miedo a la adrenalina pura, sus pupilas estaban dilatadas siendo una prueba fiel.

—Dicho eso, insistió en no lastimarte, solo quiero verte y aunque sea difícil, no te tocaré— sonrió acariciando su barbilla—. No le comentes esto a nadie, la mayoría no te creerá y quién lo haga de tachará de maldito por estar con un incubo.

Se alejó lo suficiente para tener una vista del cuerpo completo frente a él—. Eres realmente precioso.

Tratareó algo incomprensible mientras se ponía de pie y volvía a la oscuridad dónde su silueta se perdió. Chuuya buscó su celular y usó la lámpara, realmente no estaba.

—¿Estoy bien?—preguntó pellizacando su brazo—. Eso no fue un sueño...

Su miembro estaba erecto y tenía muchísimo sueño, trató de ponerse de pie, pero el roce con sus pantalones fue suficiente para hacerlo acostarse y frotarse contra el colchón sin ser consciente de sus acciones.

La saliva de los sucubos, e incubos es un afrodisíaco poderoso, al entrar en contacto con dichas toxinas son presas fáciles para ellos. El ente paseaba por los pasillos, realmente era incómodo pues su libido era una constante, pero mantuvo su autocontrol intacto y priorizó su promesa. No dañar a Chuuya.

Su corazón estaba recluido en esa mansión, fue capturado generaciones atrás, y su primer acercamiento con un ser humano fue Nakahara, por lo que no entraría en sueños ajenos, ni prestaría atención al joven que dormía cómodamente, ni visitaría al anciano y mucho menos al padre que estaba ausente.

El demonio escogió una pareja para la eternidad.

Dazai como demonio es muy hot.

Muy cursi, lo sé, pero solo así ya no me da miedo, es cómo ponerle una canción de Maluma a un vídeo de fantasmas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top