Epílogo
Advertencias: Ninguna.
~•~
La redención es para almas que han demostrado estar arrepentidas. Se dice que se les dará vida eterna hasta que la vida sea el paraíso que se le dió al hombre como derecho original. Pero también se habla de la reencarnación, aunque no es seguro pues las obras de dios son misteriosas, sin lógica que pueda ser concebida por el hombre.
—Mierda, ya voy tarde— mencionó el pelinaranja que cargaba con el violín que le pidió su hermano de último minuto.
Verlaine entró al conservatorio de música el año pasado, sus padres le regalaron este nuevo instrumento pero prometió usarlo hasta que el otro se desgastará (lo cual ocurrió ese día), y como tenía una prueba le pidió ayuda a su hermano menor.
El de ojos azules entró al edificio donde habló con el guardia para pedirle indicaciones para llegar al auditorio. Una vez lo tuvo claro caminó deprisa por los largos pasillos hasta que antes de acercarse a la puerta chocó con alguien.
—Carajo— gruñó sobando su brazo.
—¿Estás bien, niño?— el tipo alto a su lado lo miro y su expresión tan calmada cambió a una de desagrado—. Solo la altura, pero si no eres un niño no corras por los pasillos.
—¿Altura?, Idiota— movió la lengua con ganas de seguir esa discusión pero el tiempo no estaba de su lado. Se puso de pie y siguió su camino abriendo la puerta encontrando a su hermano mayor nervioso pues era su turno.
—Llegaste, prometo que te lo compensaré— prácticamente arrancó el violín de sus manos y corrió a su asiento esperando unos segundos hasta que lo llamaron.
Chuuya se sentó en una fila de butacas vacías hasta que cierta figura apareció a un asiento de él, era el tipo con el que tropezó antes. Ignoró su presencia escuchando al dúo tocar alguna pieza que escuchó practicar a su hermano mayor.
Pasaron los minutos disfrutando de la música (y bostezos del recién llegado) hasta que ambos hombres terminaron y recibieron aplausos por la poca audiencia de profesores. Chuuya caminó hasta su hermano cuando lo vió recoger su estuche con el violín dañado.
—Invítame a comer, muero de hambre— habló el de ojos azules.
—Perfecto— respondió mientras revolvía sus cabellos—. Sakunosuke-kun, ¿quieres acompañarnos a comer?.
—Claro, ¿mi amigo Dazai puede ir con nosotros?— preguntó revelando que era el sujeto con el que chocó.
—Hola de nuevo— el castaño con vendas alzó la mano hacía los otros al mismo tiempo que salían del auditorio.
Los cuatro fueron a una cafetería cercana donde los mayores comenzaron a platicar sobre su presentación y que para evaluaciones futuras harían equipos. Chuuya sentía la mirada de aquellos ojos avellana sobre él, así que regresó la acción con confusión.
—¿Qué te pasa?— interrogó en voz baja para no molestar a los contrarios.
—No sabía que Verlaine-san tuviera un novio tan apuesto— exclamó en voz alta.
El rubio escupió su bebida con asco, casi el mismo con que Chuuya apretó su malteada—. Es mi hermano.
—Ya recuerdo que me hablaste de él hace unos días— agregó Oda.
El de vendas sonrió alegre—. Disculpen, hace poco conocí a Verlaine-san y no sabía que tenía un hermanito.
—Tengo diecinueve años, no soy pequeño— aclaró el más bajo.
—Menor, pequeño es otro concepto— replicó Dazai.
“Hijo de perra” pensó pero mordió su lengua y volteó su vista a la malteada que bebía.
.
.
.
—Nuevamente muchas gracias, Verlaine-san— los mayores se despidieron mientras el castaño buscaba una forma para hablar con el más bajo.
—¿Tú estudias música, pequeño?— cuestionó inclinándose un poco.
—Bastardo vendado, no te importa— murmuró enojado.
—Solo es curiosidad.
—No, yo estudio nutrología— se dignó a responder por cortesía—. ¿Te dedicas al cosplay?.
—No, ¿Por qué piensas eso?— juntó sus cejas prestando atención a las palabras del muchacho.
—Las vendas— señaló sus brazos y cuello—. Eres solo otro señor extraño…
—Si soy menor que tú, tengo dieciocho— dijo con burla.
—Imposible— se negaba a creerlo.
—Ya podemos irnos, Chuuya— dijo su hermano llamando su atención.
—Dame tu número, te daré tips para crecer— el castaño estiró su teléfono con ambas manos esperando que accediera.
—Dame eso— sabía que mentía, pero también le parecía guapo.
Hace unos meses de aquello y ahora Chuuya se vestía para su cita con Dazai. Descubrió muchas cosas, por ejemplo su nombre era Shuuji y el apellido de sus padres adoptivos era Dazai, también que conoció a Oda en el hospital. El pelirrojo hacía voluntariado y Dazai tuvo una intoxicación por azufre.
Buscó su abrigo y bufanda para soportar el frío, salió de casa despidiéndose de su madre y de Verlaine. Viajó en metro hasta su punto de reunión con el de cabellos castaños que ya esperaba de pie fuera del local donde comerían.
—Hola babosa— lo saludó depositando un beso en su frente.
—Hola caballa— respondió sonriendo por su acción—. ¿Cómo está tu madre?.
—¿Es una pregunta real, o para ofenderme?— preguntó curioso.
—Es enserio— rodó los ojos sujetando la puerta para dejarlo pasar.
—Bien, dijo que gracias por el vino que le regalaste— pasó rodeando la nuca del más bajo con su brazo—. ¿Después de comer podemos ir a jugar con la nieve?.
—¿Tienes ocho años?— cuestionó sarcásticamente.
—Tú tienes la estatura— fue interrumpido por el dolor de su pie siendo pisado.
—Si lo pides tan amablemente no puedo negarme.
—Babosa agresiva, así me gusta, dominame— soltó entre una risa adolorida.
—Idiota Dazai.
Notas de la autora:
Mis creencias son un poco distintas pero admitiré que la biblia me hizo un parote y la neta me salió mejor de lo que esperaba.
Como empecé esta historia con la idea de sex0, veo prudente terminarla así, el especial lo subo mañana para que disfruten el pecado. 😈🤙🏻
Yo y Dazai toda esta historia:
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top