Dazai Osamu
Advertencias: Actividad sexual. Se usan recursos que no aparecen en ningún tipo de mitología.
~•~
Una mujer sumamente bella de nombre Tane fue vendida al mejor postor del pueblo hace muchos inviernos por su propio padre. Siempre estuvo agradecida con tener un hogar y que su esposo fuera amable.
Tane quería demostrarle su amor de la manera más pura, con un hijo. Lo intento durante tres otoños, pero nada ocurrió y eventualmente sintió que su marido se volvía distante, hasta el punto de quedarse noches enteras trabajando, solo para evitarla, al igual que las otras mujeres.
Fue entonces que desesperada rogó al cielo por un hijo, de preferencia uno varón que le trajera orgullo a su esposo, pero Tane no entendía que los dioses no responden a llamados así.
Camino al arrollo cerca del bosque donde no se notaba lo segregada que estaba del pueblo encontró a un hombre pálido, alto, y de ojos llamativos.
"Buenas tardes, mi nombre es Fyodor" le saludó amablemente haciéndola sentir avergonzada "Buscaba un arrollo cercano donde beber agua, vengo desde muy lejos y no he tenido descanso".
Pobre Tane, era joven, e ingenua. Lo llevó personalmente hasta el pequeño cuerpo de agua, y por primera vez en mucho tiempo sintió que era importante, Fyodor la hizo sentir agusto e incluso hablaron por horas.
"Que bonito broche" señaló su cabeza.
"Es un regalo de bodas" la mujer seguía jugando con sus pies dentro del agua "Fuiste muy amable, espero verte pronto, Fyodor-san".
Antes de ver los tonos naranjas en el cielo, Tane se despidió del extraño, y regreso a casa con una sonrisa en el rostro. Al día siguiente volvió al río encontrando al joven sentado, esperando...por ella.
"Quisiera poder darle un hijo a mi esposo, nos haría más felices y creo que me daría un propósito" decía con un gran rubor en la cara.
El demonio sonrió y su hábil lengua hizo de las suyas "Podría ayudarte, tengo grandes habilidades para cumplir los deseos de otras personas".
"¿Eres un doctor?" Pregunto ilusionada.
"En realidad no, soy algo mejor que un doctor para tus males" acarició su nuca brindándole afecto "Mi dulce niña, debes darme algo a cambio de mi ayuda, es mínimo comparado con la felicidad que te dará tu bebé".
"Puedo decirle a mi marido que te pague lo que quieras, él estará feliz de hacerlo".
"Tu alma" dijo antes de besarla, y así volvió aún más débil su voluntad "La arrastraré al infierno, la destrozaré casi como lo haré con tu dignidad".
Tane sonrió y asintió "Hazme feliz". Fyodor se divirtió mucho con ella, y de manera irónica, la hizo descubrir cosas que jamás habría hecho por cuenta propia. La hizo sentir deseable, e incluso amada.
"Eres muy bonita" dijo enterrando su cara entre las piernas de la azabache, sus manos acariciaban sus muslos con delicadeza. La joven tembló ante su tacto "Tranquila, no siempre debe ser doloroso"
"No sé supone que tú boca vaya ahí" chilló cerrando los ojos con fuerza.
"Pero lo disfrutas, y de todas formas ya estás condenada" encontró el punto que la hizo llorar de placer "Toda la eternidad a cambio de hoy".
Quitó sus prendas y se alineó en su entrada. Era satisfactorio saber que la voluntad de aquellas mujeres era doblegada sin apenas esfuerzo real. "Abre más las piernas" las estiró y colocó sobre sus hombros.
Tane orgasmo tras orgasmo se alejó de la descendencia. El sonido de las pieles chocando la aturdió, sus manos se aferraban a loa brazos del demonio hasta arrañarlos. Su espalda se arqueó y su garganta hizo los sonidos más obscenos que nunca imaginó.
Regresó a casa después de la media noche, con la ropa mojada y una gran promesa. Limpió su cara pero no su cuerpo dónde tenía múltiples besos del incubo, y las quería ahí.
Recibió más visitas por parte del joven pálido, noches largas dónde podía sentir lo que era pertenecer a un ser, a alguien que fingía quererla.
La gran noticia de su embarazo fue una sorpresa para su esposo, pero nunca puso en duda la pureza de Tane, siempre la distinguió ser tímida y bondadosa. Decidió atribuirle un milagro a dios, sin saber que ese niño era hijo del demonio.
Nació un pequeño de cabellos castaños, y ojos avellana. Tane paso horas en vela buscando un nombre hermoso, uno que siempre le pertenecería.
"Iré por algo dulce para tí, no te muevas mucho" el hombre salió de casa en busca de alguna golosina que pudiera agradarle a su esposa. En el camino encontró a un muchacho alto, de ojos amatista.
"Luces como un hombre feliz" sonrió descaradamente.
"Mi linda esposa dió a luz a un varón, fuimos bendecidos por la mano de dios" le regreso la sonrisa a medias.
"Les deseo mucha suerte a tí a tu linda esposa. A veces dios obra de forma misteriosa, e inconsistente" estrecho su mano con firmeza "A veces ni siquiera dios tiene tanto poder".
El contrario frunció el ceño, y bajo la mirada a sus mano donde el desconocido dejo el broche que él mismo le regaló a Tane en su boda. Sus ojos brillaron de rabia.
"¿Conoces a Tane?".
"Le dí lo que ansiaba, no solo quería un hijo, necesitaba sentirse amada" sonrió nuevamente "Dale mis bendiciones".
Soltó sus manos y en ese momento desapareció. El hombre volvió a casa furioso.
"Tane, ¿Qué hiciste?, Ese hombre no es normal" Arrojó su broche a la cama junto a la muchacha.
"Y-yo...lo hice porque trataba de hacerte feliz" comenzó a llorar y suplicar perdón.
Sentía pena por Tane, por él y por su niño. Estaba enojado porque cuando se enteró de su embarazo un calor floreció en su pecho, y ahora estaba marchito. Aún con todo eso, no odiaba a esa mujer.
"Puedes quedarte aquí el tiempo que necesites, pero tú y yo hemos dejado de ser esposos, Tane" miró una última vez al bebé "Te deseo salud, y buena fortuna".
"Por favor...te lo ruego" pidió la mujer.
"Te amaba Tane, lo hacía con todo el corazón" acarició la pequeña mano del recién nacido "No tuve la oportunidad de ser su padre, es una lastima, nos pudimos disfrutar. Pude ser feliz en la ignorancia".
No habló con la muchacha durante tres meses, solo le proveía lo necesario para su bebé. Llegado un momento buscó sus pertenencias más personales y salió de la vivienda. Nunca regresó.
Las mujeres comenzaron a susurrar sobre su posible infidelidad. Algunas personas notaron el crecimiento anormal del bebé, pues en menos de un año ya lucía como un niño de tres.
Si antes fue ofendida, ahora era totalmente repudiada por sus vecinos. Cuando presenció la singularidad de su hijo entendió que Fyodor lo concibió por un propósito.
"Amor, no hagas cosas como esas" dijo quitando al ave muerta de sus dedos "No salgas de casa, es importante que te quedes conmigo. Mamá te ama muchísimo, ¿Lo entiendes?".
Esa misma tarde las personas del pueblo decidieron hacer algo. Tomaron sogas y fueron hasta la casa de Tane reclamando una explicación de sucesos extraños ocurridos a su alrededor.
La joven trató de huir con su hijo, porque lo amó y fue tan feliz con él.
Fue atrapada, tachada de bruja y hacer un trato con el diablo. La ataron junto al menor a un poste y les prendieron fuego. Tane distinguió a un hombre entre la multitud, y éste le sonrió.
Veinte años pasaron hasta que Dazai Osamu apareció junto al pequeño río de madrugada, desnudo y desorientado.
Era un adulto, incluso su mente era diferente. Había crecido en la oscuridad creciente hasta adquirir esa forma.
"¿Está bien?" Preguntó una mujer que cargaba una canasta llena de ropa para lavar.
"No lo sé, es extraño".
"Tenga, hace mucho frío" estiró una sábana sin voltear a verlo.
"Tengo hambre" murmuró ignorando su gesto.
"No tengo comida conmigo" respondió la mujer.
"Tengo hambre" sus ojos ya estaban rojos, su libido hizo presencia y antes de tomar a la mujer se hundió en el río helado sin apenas sentir frío "Vete".
La mujer corrió olvidando su canasto. Dazai salió minutos después resistiendo ell seguirla y aprovecharse de ella. Usó la ropa que pudo quedarle para avanzar hasta el pueblo.
"¿Quieres pasar?" Lo llamó lo que distinguió como una anciana.
"Tengo hambre" su voz era ronca, cargada de deseo.
"Creo que tengo comida de ayer" la señora sonrió haciéndose a un lado.
Un incubo joven al cual no se le dió la oportunidad de vivir mucho tiempo en esa naturaleza, ese mismo ser no le tenía miedo a nada, bueno, casi nada. Le temía al fuego.
"Puedes quedarte otro día" habló la mujer desde la cocina.
"Tengo hambre" susurró pues el alivio era mínimo.
"¿Después de comer?".
Dazai vomitó el arroz y pescado que le sirvió minutos antes.
"Me recuerdas a mi hijo, a él tampoco le gusta el pescado" negó y comenzó a limpiar el desastre.
"Quiero algo distinto".
"Es lo único que tengo, y te dí de comer porque pareces un vagabundo" la mayor lo ignoró.
"Debo irme" se puso de pie y salió siendo guiado por un aroma dulce, y así llegó hasta la casa más cercana donde dormía una joven castaña.
"Necesitas la energía de mujeres para sobrevivir" Fyodor apareció frente a él "Eres un demonio, un incubo".
"¿Qué eres tú?" No estaba asustado por la nueva información.
"Un demonio, aunque algo distinto a tí, demonio prodigio" dió la vuelta y siguió su camino. Su cuerpo era distinto al de Dazai, no era tan material.
Y Osamu entró al cuarto de esa mujer, era bella. Acarició sus cabellos y sin darse cuenta fue correspondido por los deseos carnales de la contraria. Entró a sus sueños y en repetidas ocasiones se alimento hasta estar lleno.
Lo hizo por un tiempo, perdió la cuenta de veces que apareció en los sueños de mujeres, vírgenes, expertas y amas de casa. Sin importar cuánto se alimentará, nunca era suficiente para saciarse. Nunca sentía el climax como aquellas mujeres.
Y al tomar a una monja fue encontrada por el cura de la parroquia. Sellaron su alma en el corazón de un caballo, y lo metieron a una vasija dónde era todo oscuro.
En la oscuridad podía revivir el momento justo de su muerte humana, el dolor infinito sin poder oponerse "Daré mi existencia incondicional a quién pueda sacarme de aquí", decía con burla, pues era imposible.
Y la voz de ese muchacho lo despertó, él lo liberó rompiendo la vasija. Dazai soltó una carcajada por su propia promesa. Lo siguió hasta su habitación. Descubrió algo que jamás hubiera podido por sí mismo, le gustaban los chicos, no, le gustaba ese chico en particular.
Montarlo fue divertido, se sintió aliviado y completo, algo que no pudo experimentar antes. Era adicto a los ojos de Chuuya. Para Dazai era el ser humano más hermoso. Quiso hablar con él, más allá de seducirlo, le causó miedo, pero eventualmente lo perdió.
"Me gusta que seas mío" dijo siendo sincero por primera vez en toda su existencia. No era por el sexo, hace semanas dejó de importarle ser alimentado.
"Si se va, estaré solo" porque claro que jamás se aprovecharía de Akutagawa, le parecía extraño. Por obvias razones tampoco del cura ni el jardinero. Quería pertenecerle a Chuuya Nakahara, solo a él.
El fuego fue suficiente para dejarlo inmóvil. Porque recordar es volver a vivir, y Dazai recordaba con exactitud el dolor de ser quemado vivo por un pecado que no cometió.
—Debemos exorcizar a Chuuya— dijo Mori.
—Es algo extremo, solo fue un accidente con la cortina— intervino Akutagawa.
—No me harán nada de eso— gruñó Chuuya un poco desorientado.
—Es por tu bien— afirmó el mayor.
"No le harían nada, él dijo que era su tío" pensó Dazai.
—De momento vamos, te llevaré a mi estudio, si es necesario al hospital— lo ayudó a pararse y así lo llevó a la otra habitación.
Osamu apretó su mano tratando de hacer mínima presencia pues el cura podía notarlo y exorcizarlo.
"No puedo dejar que vuelvan a lastimarlo" hizo un puchero. La sangre le recordó que Chuuya era un humano frágil, algo que no podría conservar. Pero lo amaba, como le era posible siendo un incubus.
Notas de la autora:
Buenas tardes. Antes que nada, espero que estén bien.
Lo de el crecimiento anormal de Dazai es porque el anticristo se supone que es así. Su crecimiento debe ser acelerado y alcanza la madurez antes de la mayoría de edad.
Lo del primer nombre de Dazai es importante.
Si tienen dudas déjenmelas y les respondo. Gracias por leer.
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