13 (Especial Navideño - #3)

[24 de diciembre, 2024; 11:45 PM - Kyoto]

Un callejón sombrío y desolado, olvidado para muchos, hasta por el vagabundo más desesperado.

En ese miserable callejón que no siquiera podía considerarse de mala muerte porque nadie pasa por ahí, se encontraban dos demonios. Las tercera y sexta Lunas Superiores, quienes parecían estar escondiéndose de algo.

- Bien, los perdimos. - Afirmó en voz baja aquel conocido como Akaza.

- Por qué huimos de esas basuras? Podríamos eliminarlos en un parpadeo. - Se quejó también en voz baja aquella letal belleza, Daki.

- Son patéticos, no servirían ni de calentamiento. Además no quiero involucrarme en otro escándalo innecesario como el de ayer. - Explicó fastidiado.

- Te refieres al chico de la cicatriz y la niña muda?- Él asintió en respuesta. - Pero no tenían oportunidad.

- Tal vez, pero ese mocoso tenía algo. Esa extraña técnica que usa, compensa su incapacidad de usar Respiraciones.

- Agh, pero era feo, tenía cara de asaltante. - Hizo una mueca de disgusto.

- Eso qué importa? Es hábil.

- Pero le diste una paliza. Qué más da?- Preguntó mientras se miraba las uñas.

Eso activó los sentidos de Akaza.

- Cómo que qué más da?!- Preguntó eufórico el demonio rayado acorralando a la demonio de las Obis, haciendo que ésta se sonroje y se ponga un poco nerviosa. - Evidentemente le di una paliza, era muy descuidado! La forma que tenía de usar esa técnica era inestable y eso le costó la victoria, y casi la vida. Simplemente era muy débil.

La albina simplemente rodó los ojos y su semblante nervioso cambió a uno indiferente e irritado.

- Sí era tan débil, por qué lo dejaste vivir? Odias a los débiles más que a nada.

- Porque a pesar de ser un debilucho, tiene potencial para mejorar, podría hasta ser un Pilar. Quisiera volver a enfrentarme a él. - Comentó, una vez separado de la albina.

- *Hombres...*- Pensó Daki fastidiada. - A veces no entiendo a los hombres y su gusto por pelear.

- No hay mucho qué entender, simplemente me gusta pelear.

- Entonces por qué no estás peleando contra esos peleles que nos persiguen?

- Porque no quiero hacer alboroto contra unas simples basuras.

- Te recuerdo que ahora toda esta área está marcada como zona roja gracias al desorden de ayer. Deben haber Pilares rondando por ahí. - Akaza suspiró.

- Aunque me gusta la idea de luchar con un Pilar, hoy no estoy de humor para combates. - Explicó sin más.

- Wow, qué? Quién eres tú?- Bromeó genuinamente sorprendida la sexta.

El demonio rayado volteó dándole la espalda a la albina.

- Todo esto es tu culpa. Si no tuviera que acompañarte... Ni siquiera sé porqué lo hago.

- Eh, disculpa?- Sonaba realmente indignada. - Me acompañaste en primer lugar porque me amas y adoras pasar tiempo conmigo, tonto.

Akaza se mantenía en silencio aún sin mirarla.

- Tanto ayer como hoy sólo vine porque quería comprar unos vestidos y verme bien para ti en navidad. Tiene eso algo de malo?- Ahora su indignación se mezclaba con enojo. - Yo sé bien a lo que me enfrento, de todos modos también tengo a Oni-Chan para que me ayude si las cosas se ponen difíciles. Si tú eres el que se preocupa por volver aquí después del espectáculo de ayer, entonces eres un completo imbéc--

La demonio fue rápidamente interrumpida por un fuerte golpe del pelirrosa, pasó a un lado de su cara muy cerca de la misma, de hecho dejó un pequeño cráter fragmentado en la pared donde se apoyaba.

- Si vine a acompañarte... Tanto ayer como hoy... Es porque me preocupo por ti, y no quiero que te pase nada. - Respondió frío y serio, mirándola fijamente.

La demonio de las Obis volvía a estar nerviosa, pero está vez por otra cosa, esa sensación de peligro que emanaba Akaza que tanto le gustaba ahora simplemente la aterraba, no por nada su respiración se agitó un poco.

- Sólo te protejo, eso es todo. Porque eres muy débil.

Sin embargo ese comentario la hizo perder todo miedo.

- Eres un--!- Fue interrumpida cuando el tercero sacó su puño del cráter, ella como reflejo se cubrió creyendo que la golpearía de verdad. Pero todo lo que recibió fue un inminente silencio. Al ver nuevamente Akaza ya no se encontraba ahí, estaba sola. - Dónde se metió?

Miró a sus alrededores y luego de unos segundos lo divisó, subiendo al techo de uno de los edificios más altos del callejón.

- Adónde crees que vas?!- Exclamó persiguiendo al mayor, llegando a la cima de la cornisa. - Eres un idio--!

Está vez ella misma se calló, contemplando al demonio rayado mirando tranquilamente el cielo estrellado de la gran ciudad, parecía concentrado, como si esperara algo.

- Es navidad. - Dijo él.

- Eh?- Preguntó ella.

- Ahora siempre en estas fechas, tienen la costumbre de hacer un espectáculo de fuegos artificiales. - Explicó en un extraño tono de... Nostalgia?- Por algún motivo siempre me siento ansioso cuando veo fuegos artificiales... Cómo si significaran algo para mí.

Confesó algo que no sabía porqué, se sentía especial para él. Ella lo escuchaba atentamente sin interrumpirlo, tal vez porque quería saber más de él, pese a que él tampoco sepa mucho de sí mismo.

El demonio rayado se sentó al borde del techo y siguió esperando, pero sus ansias se disiparon cuando la primera luz de fuego colorido explotó en el hermoso manto de la noche.

- Quieres que los veamos juntos?- Akaza rompió el silencio.

- C-Claro. - Contestó Daki, tomando asiento junto a él.

El cielo nocturno nunca se vió más hermoso para ellos que con esos hermosos trazos de pirotecnia pintando el estrellado lienzo, pese al ruido de las explosiones y de la multitud de abajo gozando del espectáculo, la pareja se mantenía en total calma y paz.

- Creí que me golpearías allá abajo. - Soltó la sexta.

- Yo no ataco mujeres, mucho menos matarlas. - Respondió el tercero, era cierto, él con anterioridad le expresó que odiaba la idea de herir a una mujer, por eso detestaba a la segunda Luna Superior y con eso en mente, por fin entendió porqué dejó vivir a esos chicos la noche anterior apenas la jóven cazadora se interpuso entre el otro cazador y Akaza.

- Lo había olvidado. Perdón. - Dijo apenada.

- No importa. - La tranquilizó.

- ... Oye.

- Sí?

- Sí ya están disparando esos hermosos fuegos artificiales, significa que ya es medianoche, no?

- Correcto.

- Feliz navidad. - Expresó calmada pero muy contenta.

- Feliz navidad. - Le devolvió la sonrisa con la misma paz.

Quién lo hubiera dicho. Los demonios también celebran las navidades.

Sin darse cuenta ambos entes nocturnos se tomaron de las manos, entrelazando suavemente sus dedos. Acercando sus rostros despacio y sin prisa, con sus labios a milímetros de tocarse. Pero un particular Obi de diseño floreado tapó la escena y posible vista de cualquiera que pudiera verlos. Los demonios también necesitan su privacidad.

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