12 (Especial Navideño - #2)

[24 de diciembre, 2024; 9:25 AM - Kyoto]

- Auch!- Un quejido de dolor proveniente de un alto joven pelinegro con una prominente cicatriz en la cara.

- Deja de moverte. - Reprendió con autoridad otra jóven mucho más baja que el chico, portadora de dos coletas sujetas con broches de mariposas azules.

- Pero duele.

- No te dolería si no te hubieras arriesgado tanto, torpe.

Los regaños por parte de la jóven ojiazul no hacían más que aumentar, el pobre Genya Shinazugawa no podía refutarla porque tenía razón, fue descuidado y de no ser por la intervención de Kanao en su patrullaje, quién sabe cómo pudo haber terminado todo.

Y es que cuando se trata de la salud de las personas que quiere, Aoi Kanzaki siempre tiene razón.

Pero qué había sucedido?

La noche anterior el joven Shinazugawa realizaba su vigilancia en conjunto con su compañera Kanao Tsuyuri, una noche tranquila y callada para ambos hasta que la cosa se tornó fea. Fueron sorprendidos por un ataque de dos Lunas Superiores, tercera y sexta para ser exactos. Ambos cazadores Kinoe trataron de defender a los civiles y darles batalla, Genya trató de enfrentar a Akaza y Kanao hizo su mejor esfuerzo contra Daki, pero el resultado fue evidentemente nefasto, la superioridad de ambos demonios era clara y no tardaron mucho en ser abrumados. Sin embargo lo peor no fue eso, lo peor fue la decisión de Genya al ingerir un dedo que de milagro pudo cortar del demonio rayado... Mala idea.

Durante su combate el jóven se volvió inestable y perdió el control, sólo lastimándose más a sí mismo que al demonio. Akaza ya fastidiado lo neutralizó con un golpe limpio y certero en el estómago. Pero cuando estuvo a punto de aniquilarlo la Tsuyuri se interpuso y mantuvo la guardia alta ante él, la tercera Luna Superior suspiró fastidiado, la sexta Superior lo miró extrañada pero su expresión cambió rápidamente, como si ya supiera qué le pasaba. Ambos demonios se retiraron dejando a ambos cazadores aturdidos, pero no sin antes decirles...

"Tuvieron suerte, hoy estoy de buen humor. Así que los dejaré vivir".

Esa frase fue tan precisa que hizo a Genya volver en sí. Aoi parecía estarle diciendo algo pero él no logró escucharla. Ella lo notó.

- Estás bien?

- Hmmm... - Se oía dubitativo, como si no supiera qué decir, claramente estaba consternado.

La Kanzaki cambió su semblante a uno más preocupado al verlo así, suspiró y luego habló.

- Hoy no saldrás a patrullar, sigues en recuperación y debemos seguir analizándote al ingerir tanta sangre de demonio concentrada en un solo dedo... Bien?

Un leve asentimiento fue la única afirmativa que recibió.

Sin embargo ella...

- Genya. - Lo llamó, se levantó de su silla y se sentó a un lado de la cama donde él reposaba. Él sólo la miró de reojo pero lo tomó de sus mejillas para que la viera bien. - Sé lo que piensas, pero no es tu culpa.

- Soy un peligro, Aoi. Perdí el control y varios inocentes salieron heridos... - Explicó el Shinazugawa, se creía incapaz de librarse de las consecuencias de su imprudente actuar. - Ni siquiera pude atrapar al demonio.

Ella lo entendía, conocía ese sentimiento de sentirse inútil, impotente...

Débil.

Pero no por eso iba a abandonarlo, sino a entenderlo, como en su día Tanjiro también hizo con ella.

- Sé que no puedes perdonarte eso, lo entiendo muy bien... - Más de lo que le gustaría. - Pero era una Luna Superior, ningún Pilar ha enfrentado a una Luna Superior y ha sobrevivido, mucho menos con dos.

Él comenzó a temblar.

- Soy débil.

- No lo eres.

- Y un inútil.

- Deja de menospreciarte, Genya Shinazugawa. No eres para nada débil, eres mucho más fuerte que yo.

Un silencio abrumador inundó toda la habitación, ninguno de los dos soltó palabra alguna por unos que se sintieron eternos. Sólo se miraban y Aoi no soltaba el rostro de él, tal vez ese suave tacto sea lo que hizo que el pelinegro dejara de temblar.

El silencio se volvió acogedor.

- Aoi...

- Genya...

El silencio había desaparecido. Así como también la distancia entre los labios de ambos. Los dos se conectaron en un reconfortante beso que aunque no lo pareciera, ambos necesitaban. Disfrutando el húmedo contacto al ritmo que quisiesen y deteniéndose para saborearse con la calidez que les encantaba. Y lo que eran unos eternos segundos de silencio se convirtieron en eternos segundos besándose.

Una vez se detuvieron se miraron nuevamente, para acto seguido abrazarse. Con el más alto abrazando a la más baja de la cintura y ella acurrucando la cabeza de él en su pecho, acariciando su cabello con una mano y su ancha espalda con la otra, espalda que estaba descubierta por las heridas que la jóven atendía unos minutos atrás.

Otro silencio se formó, esta vez uno más ameno y relajante. Sin embargo Genya quería decir algo, pero tampoco quería romper el abrazo, así que habló tal como estaba.

- Aoi?

- Sí?- Respondió serena por la paz que sentía al abrazar al pelinegro.

- Yo no creo que seas débil. - Ella rió por lo bajo.

- No importa.

- En serio, eres realmente fuerte. - Nuevamente ella rió y le dió un besito en la frente.

- Eres un tonto muy necio. - Bromeó para después cerrar los ojos y seguir disfrutando el abrazo, pero luego recordó. - Es navidad.

- Qué? Oh sí, es cierto.

- Feliz navidad, Genya-Kun.

- Feliz navidad.

Se sonrieron mutuamente sin separarse del abrazo.

- Tienes planes para esta noche?

- La verdad no, como no puedo patrullar hoy pensaba quedarme en mi departamento.

- Quieres que me quede contigo y pasemos la noche juntos?

- E-Eso fue una indirecta?- Un leve sonrojo pintó las mejillas del jóven.

- Tal vez. - Respondió juguetona. - Puedo salir temprano y verte antes de la comida, así cenaremos juntos.

Genya se la pensó unos segundos, sonriendo al por fin tener su respuesta clara.

- De acuerdo.

Por lo menos no pasaría la noche de navidad solo. El detalle es que ahora deberá cocinar para dos personas.

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