Epílogo
5 años después.
Jungkook era todo un empresario, después de su graduación, obtuvo el puesto de presidente en el Grupo Jeon, pues su padre quiso darle la oportunidad.
Además pensaba en jubilarse, pero el amor a su empresa hizo que se quedara como vicepresidente.
Jungkook había aprendido tanto y estaba tan feliz de que todo estuviera bien tanto en su vida laboral como en la personal.
¿Jimin? Jimin había tomado la decisión de cambiar su carrera, no le gustaban los negocios internacionales, era algo que su padre le había impuesto a la hora de escoger su carrera universitaria.
Con un poco de esfuerzo y ayuda de su querida hermana y esposo, pudo estudiar Relaciones internacionales, fue difícil convencer a su padre, pero cuando se dio cuenta que le favorecía a ambas empresas, lo dejó pasar.
Jimin jamás supo lo que en realidad quería, siempre tenía a alguien que le decía que hacer y qué no.
Por primera vez en su vida había tomado la decisión por su cuenta, descubriendo sus gustos y aspiraciones.
Estaba feliz, más que nunca.
Ambos habían aprendido tanto el uno al otro, habían tomado todos estos años como un noviazgo, para no poner el peso de un matrimonio sobre ellos.
Ambos habían madurado.
Jungkook ahora mismo estaba preparando una cena, pero no cualquier cena, una especial.
Después de cinco años, estaba dispuesto a pedirle a Jimin que se casara con él, aunque ya lo estaban, sería una ceremonia simbólica como lo habían dicho hace años.
Eran solo ellos dos esa noche, había preparado una mesa en el balcón que daba la hermosa vista al río Han.
Él mismo se encargó de cocinar minuciosamente cada platillo, aunque tuvo que tomar un par de clases antes.
Quería que todo fuera perfecto.
Preparó pollo al horno con sésamo, pues fue el platillo que se dedicó a aprender hasta que el resultado fuera el mejor.
Y era el platillo favorito de Jimin.
Tomó el riesgo de hacer un postre de fresas, sin saber nada sobre postres, pues no acostumbraba a comerlos.
Aún así, intentó que todo lo que a Jimin le guste, esté en esa cena.
Encontró una receta de muffins de fresa en Internet y decidió hacerla.
—¿Y si los compro?
Murmuró mientras batía los huevos.
—No, no debe ser tan difícil.
[...]
—Kook, ya llegué.
Habló Jimin mientras cerraba la puerta de su departamento. Se sacó sus zapatos y se puso sus cómodas pantuflas antes de entrar por completo buscando a Jungkook con la mirada.
Nada.
—¿Jungkook?
Murmuró al no ver señales de su esposo.
—Tal vez siga trabajando.
Murmuró y soltó un suspiro. Se dirigió a su habitación, quería darse una ducha.
Entró a la habitación y lo primero que vió fueron las puertas del balcón abiertas mostrando una mesa arreglada y unas cuantas velas y flores en esta.
—Hola, cariño.
Jungkook habló sorprendido a Jimin.
—Me asustaste.
Sonrió antes de darle un pequeño beso al pelinegro.
—¿Qué es todo esto?
Preguntó Jimin señalando la mesa que Jungkook había arreglado.
—Es una sorpresa que te preparé.
Dijo con una sonrisa mientras ambos caminaban hasta el balcón.
—Toma asiento.
Habló mientras sacaba la silla para Jimin, quien lo miró curioso.
—¿Alguna ocasión?
Preguntó mientras se sentaba en aquella silla.
—Solo...una pequeña cena que hice.
Sonrió.
—Espérame, voy a traer los platos.
—No vi nada en la cocina.
Dijo Jimin.
—Trucos.
Guiñó un ojo antes de irse y Jimin soltó una risa.
—Ay, kook.
Susurró mientras observaba con detenimiento la mesita. Tenía un pequeño florero con un par de tulipanes.
Sus favoritos.
Unas cuantas velas pequeñas y pétalos de rosas esparcidos en el centro de la mesa. También había un vino y dos copas en la mesa.
—Aquí está.
Habló Jungkook llegando con dos platos. Puso uno frente a Jimin y otro en su lugar antes de sentarse.
—¿Es...
—Si, pollo con sésamo.
Dijo Jungkook con una amplia sonrisa.
—Yo mismo lo hice.
Musitó orgulloso.
—Mmh, ¿aprendiste a cocinar mi plato favorito?
Preguntó entrecerrando los ojos mientras lo miraba.
—Por supuesto.
Sonrió Jungkook mientras se llevaba un pedazo de aquel pollo a la boca.
—Pues veamos.
Dijo Jimin antes de llevarse un poco de pollo a la boca para probarlo.
No esperaba mucho, pues Jungkook no era de las personas a las cuales les gustaba la cocina, lo máximo que sabía hacer era un sandwich.
—Delicioso.
Musitó sorprendido, y es que de verdad estaba delicioso, el pollo estaba jugoso, el arroz en su punto, y la miel se sentía deliciosa en el pollo.
—Vaya, sí que está muy bueno.
Volvió a hablar sorprendido.
—Me alegro que te haya gustado.
[...]
—¿Cómo?¿Hay más?
Preguntó Jimin antes de tomar un sorbo de vino. Jungkook le había dicho que había postre, y eso si que le había tomado por sorpresa.
Jungkook y dulce son dos palabras que jamás pensó que iba a escuchar en una oración.
—Hice muffins de fresa.
Habló mientras traía la bandeja de cuatro muffins, pues no había hecho muchos.
—Veamos.
Jimin murmuró mientras agarraba uno con emoción.
Le dió un mordisco y su sonrisa se desvaneció al segundo de haberlo probado.
—Jungkook...
—¿Te gustó?
Preguntó con una sonrisa, y Jimin no pudo evitar soltar una risa.
—Está simple.
Soltó una carcajada al ver la cara de Jungkook, el cual solo sonrió antes de sentarse.
—Es que no soy repostero, no esperes mucho.
Jimin sonrió.
—No te preocupes, les pondré mermelada y me los comeré.
Dijo mientras dejaba a un lado el muffin.
—Bueno...
Murmuró Jungkook, había llegado el momento.
—Jimin, como te lo pudiste haber imaginado la cena tenía un propósito.
Sonrió mientras servía vino en ambas copas, ya que estaban vacías.
Jimin asintió.
—Hace cinco años, hablamos sobre nuestra relación.
Empezó Jungkook a hablar.
—Prometimos conocernos desde cero, y que cuando estemos listos, nos casaremos.
—Jungkook, ya estamos casados.
Dijo Jimin con una sonrisa.
—Hablamos de una ceremonia simbólica, ¿lo recuerdas?
Jimin asintió.
—Pues quisiera entregarte este pequeño obsequio...
Sacó una pequeña caja roja de su bolsillo.
—Como símbolo de nuestro verdadero amor, remplazando el anterior, el cual no tenía ningún significado.
Jimin recibió la cajita y la abrió, mostrando dos hermosos anillos plateados con unos diamantes sutiles y lindos.
—Jungkook, esto...
Murmuró con una sonrisa.
—Muchas gracias.
Dijo antes de levantarse de aquella silla con una sonrisa en sus labios. Jungkook agarró el anillo y se levantó acercándose a Jimin.
—Este es el verdadero símbolo de nuestra unión, Jiminie.
Agarró la mano de Jimin y sacó aquel anillo que había usado en la boda civil que habían tenido hace ya seis años.
Se deshizo del suyo también y colocó uno de los anillos de la caja en el dedo de Jimin.
Jimin sonrió y agarró el otro anillo que se encontraba en la caja, agarró la mano de Jungkook y puso aquel anillo en él.
—Te amo, Jimin.
—Yo también te amo, Jungkook.
Y sus labios se encontraron al fin, formulando un romántico beso que era alumbrado por la luz de la bella luna.
Quien presenció la verdadera unión de ambos, como esposos.
FIN
Hemos llegado al final de esta historia, espero hayan disfrutado su lectura o al menos no la hayan odiado tanto.
Recuerden que es una historia corta y no me dediqué a profundizar en algunas escenas, espero no les haya molestado.
Gracias por leer, hasta la próxima historia ♡
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