9. Resentimiento.
Su mirada se fijaba en el extenso mar que reflejaba en el cada lucero de esa bella noche, guardo con cuidado a Ena para luego dar un largo y cansado suspiro.
Era un ser eterno, se supone debía disfrutar esta vida pero no lo hacía, no era feliz así, tenía una familia y al fin había arreglado las cosas, pero seguía sintiéndose mal. La culpa seguía ahí, carcomiendo su alma, no importaba cuánto intentará cortar sus lazos con los de abajo siempre había algo que le hacía regresar a ver abajo.
Quería olvidarse de todo pero no era simple, ni sencillo, y el tiempo no ayudaba en nada.
Odiaba a los dioses, a los humanos y a su persona. ¿Quién podría vivir así? Quería continuar, pero siempre regresaba a mirar hacía atrás, esperando aunque realmente no sabía que era lo que esperaba.
Dio otro suspiró, no tenía sentido quebrarse la cabeza pero no podía dejar de hacerlo. Odiaba estar así, se suponía lo tenía todo ¿Porqué complicarse más?.
Se levantó de su lugar y como no queriendo regreso a su hogar en la tierra, al regresar vio todos los recuerdos que tenía con su abuelo y antes de dar un paso más se detuvo ante la puerta, odiaba ese lugar, era la verdad, pero ¿Cómo alguien podría odiar su hogar, dónde estaba con su familia y una perfecta vida?.
Kubo dirigió su vista al suelo, sus lágrimas no tardaron en bajar y mojar la tierra junto a sus mejillas, la tormenta que comenzaba en el mar era tan parecida al la de su interior el cielo lloraba como su ojos y el cielo era gris un reflejo de lo único que veía.
Ya no era valiente, de eso estaba seguro pero seguía intentando estar bien.
Continuó así durante un buen rato hasta que sintió que ya no podía seguir llorando, cuando se sintió tan cansado como para continuar así. Al levantarse solo entro a su casa para quitarse su ropa y cambiarse por algo más cómodo y así poder dormir un buen rato.
En sus sueños todavía tener el placer de ser feliz, tal ves era lo único que le gustaba actualmente, soñar.
(...)
El tiempo pasaba pero para el, cien años podrían ser un parpadear pero últimamente su tiempo parecía haberse detenido, no hablaba de como se veía sino de que todo parecía ir tan lento.
Esta vez decidido salir de casa, cada que salía de está solía conocer gente nueva o simplemente era invisible para todos. Era mejor no hacer alboroto y mantenerse siempre a raya viendo como los demás viven su vida que tener que hacer una.
-Al fin sales de tú cueva.- escuchó una voz masculina detrás suya, un muchacho de piel morena y demasiado guapo para ser humano.
-Hablemos luego.-pidió Kubo caminando lejos de aquel ser, que en estos momentos era una espina en el trasero.
-Es importante que lo hablemos, no querrás que le pase algo tonto al chiquillo ese que tanto quieres.- dijo con cierta burla mientras tomaba de los hombros a Kubo empujándolo hacia fueras del pueblo.
Kubo sabía que si aquel hombre le había pedido hablar de nuevo era por algo importante, algo que tal vez no le gustaría. Todo en aquel hombre eran malas señales, un espejo donde se reflejaban los deseos de las almas y sus verdades, quizás por eso lo odiaba tanto, si lo veía a los ojos vería lo que tanto había estado ignorando.
-Dime cuál es la urgencia.- pidió Kubo intentado ser amable, ignorando sus ganas de golpear al otro.
-Se que me odia y que prefieres ver a otro pero ¿Qué crees? ¿¡Que crees!?.- preguntó con aquel cinismo típico en el.- Hoy me toca a mí, ya sabes lo de siempre de “debes de tratar con el mocoso, es de bastante ayuda, recuerda que bla bla bla.”.- siguió hablando aquel hombre.
-Eso no es lo que me interesa y lo sabes.- dijo fastidiado Kubo intentando ignorar la voz de Takeo.
-¡Dale un golpe, sabes bien que lo podríamos alejar por un buen rato!.-
Kubo rodó los ojos y sin mucho esfuerzo decidió cambiar de reliquia, encontrando un poco de calma a la hora de tratar con las gemelas las cuales solo se limitaban a oír.
-Debes de cumplir tu parte del trato, sabes perfectamente que los demás solo me traen de su mensajero contigo.- comenzó a divagar el otro mientras hacía ademanes exagerados.- Te quieren ver allá trabajando, ya sabes después de todo tú estabas necio con que no usaran a otra persona para el trabajo.
-Les pedí solo un tiempo para regresar, no es mi culpa que Xolotl se perdiera y ustedes no lograrán cerrar las puertas del inframundo.- se defendió Kubo mientras veía con el ceño fruncido a aquel hombre tan malditamente malo, ser tan sincero y sin pelos en la lengua debería ser pecado, pero no podía hacer cambiar a alguien de tal naturaleza y categoría.
-Si... Ese no es el problema, los vivos son tan estúpidos que aveces me dan ganas de ayudarlos, pero luego me dan asco y se me quita.- volvió a hablar, olvidando por un momento lo importante.- la puerta está cerrada, nada puede salir ni entrar pero saber perfectamente que no hay un día en el que esas almas desorientadas no hagan perjuicios. Ya sabes, lo de siempre.
-¿Y si es tan normal porqué se empeñan en querer eliminarlos?.-
-Odio cuando quieres ignorar tus responsabilidades.- comenzó con su sermón el mayor.- te recuerdo que tú fuiste el pendejo que llegó suplicando con que le ayudaramos, sabías perfectamente que si nadie se encargaba del trabajo encomendado a San Juan las cosas se saldrían de control y mi hermano te dio la responsabilidad a ti.
-Y desde entonces me encargue de cuidar sus tierras, a su gente, han pasado muchos años desde que la última anomalía desapareció, ninguna otra alma ha causado problemas desde entonces.- Kubo para este entonces ya se encontraba molesto, listo para irse como siempre lo hacía y regresar a México pero el otro muchacho le detuvo sujetando la camisa del japonés.-¿Qué es lo que quieres? Iré pronto para arreglar lo que sea que exageras.
-Kubo, siempre haces lo mismo. Deja de tapate los ojos y observa el mundo a tu alrededor. Te recuerdo que aunque lo niegues y ocultes, tienes un alma y está peor que cualquier otra alma errante perdida en la tierra, pierdes tu humanidad entre más intentas salvar la de alguien más.- el mayor soltó a Kubo, sabía bien que sus palabras no harían nada en el que ahora creía un incapacitado, no veía, no oía y tarde o temprano ya no sentiría nada.- lo malo de ser mitad humano es que todo contacto con el mundo de los muertos te afecta el doble y aunque deberías ser más fuerte sigues siendo aquel pobre niño asustado que llegó llorando a vernos en brazos de su abuelo.
En resumidas cuentas era patético, los dos lo sabían.
-Ya deja de molestar, haré el estúpido trabajo.- Contestó Kubo, cansado de la situación.
Extrañamente, Kubo tomó una de las katanas que tenía y con ella amenazó al otro.
-No me interesa ser tu payaso, puedes jugar con los humanos todo lo que quieras pero no te dejare meterte en mi cabeza.- dijo Kubo colérico, era obvio que algún día explotaría pero no esperaba hacerlo frente aquella deidad y mucho menos terminar peleando con ella.
Ambos chicos, tomaron sus armas y pelearon era obvio que deseaban matarse, se veía el odio que emanaban, suerte que se encontraban lejos del pueblo, lo que menos buscaban era meter a los mortales eso traería grabes consecuencias. Antes de que alguno de los dos se lastimara de verdad, el moreno se detuvo y salió corriendo, huyendo de él.
Kubo no entendió nada hasta que volvió a ver todo con claridad, se sentía realmente mal, aveces sentía que era otro títere más y eso no le gustaba.
Ser humano es dejar que te arrastren y que la voluntad de los dioses se cumplan en ti, entendía perfectamente el sentimiento de odio, la terrible ansiedad que le provocaba no poder maldecir a todo ser más arriba de él. Sintió sus ojos mojarse junto al parche que usaban en uno de ellos lo quitó y secó sus lágrimas.
Entendía completamente que el odió que tenía era para él mismo y por ese mismo motivo evitaba lo más que podía al chico que anteriormente había retado.
Después de muchos años, al fin caía sobre el la triste realidad, se había desvivido por alguien que realmente estaba perdido, había sacrificado todo por el bien ajeno y deseo haber podido ser más egoísta.
Aunque realmente, el sabía perfectamente que era demasiado egoísta, había privado del descanso eterno no sólo a su alma sino también la de muchos de sus seres queridos.
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Cuando comencé a escribir está historia yo estaba realmente llena de inspiración y me encontraba demasiado feliz de haber podido salir del hoyo en el que me encontraba antes.
En estos momentos, siento que todo se cae a pedazos y aunque no me siento tan mal cómo antes, se que esta historia ni siquiera tendrá el mismo significado de antes en cuanto comience a actualizar de nuevo.
Supongo que no solo abandone mis historias sino que también descuide un poco mi estabilidad mental. Escribir es un desahogó en estos momentos, antes era pura pendejada mal escrita, como mis demás historias pero aún así le encontraba una gran satisfacción al leer lo que escribía.
No sé cómo lo vean, pero mi forma de narrar siempre ha sido un asco y soy del tipo de persona que no es capaz de editar para mejor las cosas, por algo todos siempre queda en la misma mierda mal cagada de antes.
En estos momentos me frustra demasiado para dónde va el asunto de la historia, está vez no quiero aclarar nada, la verdad que se siente raro retomar está idea, después de todo, ha pasado demasiado tiempo desde la última vez.
Jajsjsjjsjs aveces me cae mal la poco dedicación que le pongo a estás cosas. En realidad en este capítulo no busco que sea del agrado de nadie es pura mierda mal escrita, me tomó mucho tiempo enfocar mis ideas y escribir algo.
Díganme la verdad, ¿Les gusta esta cosa?.
A mí me da alta pena leer varios de los capítulos.
No entiendo, ni comprendo el porque escribía así, tampoco se de donde sacaba tanta pendejada.
Jajjakksksks pero lo peor de todo es que no puedo editarlo porque es un recuerdo de mi yo estúpida y deseo dejarlo así por mucho que me cause cosa leerlo jjakskskksksk.
Aiudaaaaaaaa.
En fin espero arreglar todo para la siguiente jakskjsks.
Atte: Yumila.
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