Capítulo 36
—La visita se dará en dos días, así que, por favor, estén a tiempo en la entrada del edificio de dormitorios.
La clase A respondió con un unánime "sí, profesor" a lo dicho por Ken Isayama, su profesor de historia. El hombre de treinta y cinco años, de cabello gris y ojos negros, sonrió con amabilidad y les dio un asentamiento de cabeza.
Era un buen profesor, amable y con explicaciones muy exactas, pero sus clases eran aburridas, densas y requerían de mucha lectura. Por ende, para dar un poco más de dinamismo a la materia, Yaoyarozou e Iida le propusieron hacer una visita guiada a un museo de historia para su primer examen del trimestre.
Isayama no era de hacer esas cosas, no porque estuviera en contra de ellas, si no debido a que le llevaba mucho papeleo sacar a un grupo de veinte estudiantes de Yuei. Debía pedir autorización a Aizawa, hacer cartas a los padres y coordinar con el museo la visita. Una tarea demasiado tediosa.
Pero debido a que la mayoría de sus alumnos se dormían en sus clases —y apenas empezaron hace un mes— sumado al pedido —casi desesperado— de los representantes, tuvo que aceptar que un cambio en la rutina sería beneficioso para sus alumnos y que valía el sacrificio de sus horas extra en la sala de profesores.
—No estarán mucho tiempo lejos de la academia, apenas serán dos horas de nuestra clase, sumado a los cuarenta minutos de viaje que tendremos en ida y vuelta —agrego antes de dar por finalizada su hora —Pero pueden llevar algún aperitivo pequeño, si quieren. Eso sería todo.
El profesor tomo sus cosas y se retiró, lo que llevo a los adolescentes a aprovechar el tiempo libre que les dejo para ponerse hablar entre ellos hasta que llegara su siguiente clase.
— ¡Yaomomo! ¿A qué museo se supone que iremos?
Ashido salto felizmente de su asiento con la primera pregunta hacía la presidenta de la clase que sonrió con dulzura y respondió.
—A un museo de historia militar. El último examen se basara en la era Edo, así que nos será útil el ver la historia de una forma más física —explicó la azabache —Será entretenido y educativo.
—Y aburrido —hizo un puchero el rubio de ojos dorados — ¿Por qué no podemos ir a un museo de arte? ¡Sero, seguro conoces alguno cercano! ¿No podríamos escaparnos e ir a ese?
— ¡Kaminari-kun, no se supone que te escapes en una visita escolar solo porque te parece aburrido un museo!
Diferente a lo que la clase A esperaba cuando Iida regañaba a Kaminari —lo cual era que el rubio se pusiera a reír e hiciera alguna broma tonta— lo que sucedió fue que los ojos dorados del rubio le vieron con una mueca de irritación que congeló al de lentes.
—No lo decía enserio. No tenía porqué gritarme, representante.
El más alto no le gritó con esa intención, es más, ni siquiera lo hizo. Elevo su voz, ya que su asiento quedaba muy lejos del rubio, para que pudiera escucharlo. Sí, tal vez podría sonar como un grito...pero realmente esa no fue su intención.
Hubo un momento tenso de silencio que hizo sentir a toda la clase ansiosa.
—Uhm, Kacchan, ¿Kaminari-kun tiene algún problema con Iida-kun o es idea mía?
Por la mirada levemente confundida de Bakugou —quien, como todos, no podía creer la actitud del rubio hacía el de lentes— el pecoso pudo asumir fácilmente que no lo sabía.
—No le habla —respondió el de ojos rojos luego de unos segundos —Es todo lo que sé.
Midoriya asintió para después volver a ver hacía la escena donde el más alto tenía una mirada llena de confusión hacía el rubio que ni le miraba a la cara.
Que situación más incómoda.
Si supiera que decir para ayudar a su amigo, lo haría, pero francamente no creía que hubiera cosa que pudiera decir para aligerar al ambiente.
Desde su asiento, el de pecas miro hacía la de cabello rosado que había soltado la primera pregunta que desencadenó todo, tenía en sus ojos amarillos sentimientos de culpa que lo llevaron a llamar su atención a la distancia y modular, en silencio, con su boca la siguiente frase.
La cual, afortunadamente, ella pudo entender.
"No es tu culpa".
Mina no tenía la culpa del enfrentamiento e Izuku quería que lo supiera. Y pese a que ella le sonrió, sus ojos siguieron iguales, lo que lo llevo a seguir insistiendo.
"En serio. No lo es".
Ella negó con la cabeza.
"Ashido-san no tiene la culpa".
La femenina le hizo un gesto con la mano para que dejará de insistir pero continuo.
"Que Kaminari-kun e Iida-kun estén haciendo una escena de pareja peleada no es culpa de Ashido-san".
Era una broma sin sentido pero el de ojos esmeralda tenía la esperanza de que, al menos, hiciera sonreír un poco a la de cabello rosado y funciono cuando la vio cubrir su boca, para reprimir una pequeña carcajada.
Eso basto para que estuviera satisfecho.
Bakugou quién observaba en silencio el intercambio entre su hermanastro y su amiga no pudo evitar el fruncir el ceño con sospecha. No podía entender con exactitud lo que decían los labios del más bajo pero tomando en cuenta las reacciones de la femenina —las cuales eran muy transparentes— era fácil adivinar que la estaba consolando por lo que pasó.
Bien, eso era normal considerado la relación entre ellos. Pero lo que le llevo a sospechar que había algo más detrás de eso fue que era la primera vez que veía a el de ojos esmeralda teniendo la iniciativa de tratar con ella.
Tal vez se debiera a la situación pero, en realidad, el cenizo nunca pensó que la de cabello rosado y su hermanastro fueran compatibles. Ni siquiera para ser amigos. Sí, se llevaban bien, pero había un abismo entre eso y lo que era la amistad.
No pasaban mucho tiempo juntos a no ser que él estuviera de por medio, no tenían los mismos pasatiempo —aunque sí intereses ya que estaban los dos en el campo de ciencias sociales de la academia— ni gustos y sus personalidades eran opuestas.
Por un segundo, lo que estaba pensando sobre ellos dos lo guió hacia su relación con Sero y de inmediato, se sonrojo.
La mierda esa de que los opuestos se atraen debe ser cierta. Carajo, entonces, ¿a quién de los dos debo amenazar para que no haga daño al otro?
Con ese pensamiento molesto en la mente del cenizo, el profesor llego finalmente a dar la clase, lo cual termino con la tensión entre Tenya y Denki.
El mayor nunca espero que sus alumnos estuvieran tan contentos de verlo.
—Hey, idiota. No soy tu maldita almohada, muévete.
Bakugou empujó con el codo ligeramente al azabache que intentaba acomodarse en él pero no lo hacía con la suficiente fuerza, así que, el resultado era el mismo. Sero con la cabeza apoyada cómodamente en su hombro.
El cenizo lo permitía porque estaban solos, almorzando en el patio sin sus amigos ni nadie cerca, pero todavía le daba vergüenza tener a su novio tan cerca y su personalidad no le permitía aceptarlo tan fácilmente. Tenía que luchar un poco más, pese a que ambos sabían que se daría por vencido luego de un minuto o dos.
¿Hacerle esto estará bien?
El estudiante de gastronomía miro a su sonriente novio apoyado en su hombro, a quien no parecía importarle nada el rechazo de antes ni los empujones y soltó un suspiro.
Ojalá pudiera preguntarle al duende sobre esto.
Realmente, todavía si le era difícil de admitir, le hubiera gustado tener más tiempo para escuchar los consejos de Amajiki sobre relaciones sentimentales.
— ¿Por qué suspiras, Bakugou? —pregunto el más alto desde su posición.
—Por nada —alejó sus pensamientos de su rostro para no preocupar al otro —No importa.
El estudiante de artes asintió dudoso, preguntándose por dentro si no había terminado con la paciencia de su novio acerca de apoyarse en su cuerpo. Quizás, lo irritó bastante en esta ocasión.
Con cuidado, se alejo de él y se sentó adecuadamente en la banca donde estaban, tomando parte de su almuerzo para comerlo con tranquilidad.
El de ojos rojos le imitó, pensando que debía tener hambre y prefería comer que seguir acomodado junto a él.
—La visita al museo va a ser incómoda —menciono el azabache para hacer un poco de conversación —Kaminari parece estar en malos términos con Iida.
—Lo cual es raro considerando su personalidad —concordó el más bajo — ¿Te dijo algo?
—No, pero Kirishima debe saber algo ya que se lo llevó a almorzar con él para distraerlo —respondió el de ojos ónix —Ahora que lo pienso, ¿Uraraka no estaba evitando también a Iida?
—Por un motivo diferente —frunció el ceño el de ojos rojos —Deku...ella se le confesó.
Midoriya se lo había dicho cuando paso, estaba muy inquieto y ansioso ese día, con miedo de haber arruinado toda relación con Uraraka y viendo cómo se estaba comportando en la primera semana de clases, tuvo sus razones.
—Eso explica un par de cosas —suspiro el más alto —Que buen inicio de segundo año.
—Ni que lo digas, cara plana.
Los dos compartieron una pequeña mirada y el más bajo, en un acto de sumo valor, se acercó hasta el otro y sin decirle nada, se acostó en su regazo, empujando la caja de almuerzo lejos y estirando sus piernas en la banca.
Hanta le vio asombrado para después —con cuidado por si se iba— usar su mano derecha para acariciar el cabello cenizo de su novio.
—Así que, yo no puedo usarte de almohada pero al revés sí es válido, ¿eh? —acusó en un tono bromista y vio como las comisuras de los labios del cenizo se elevaban un poco, en una sonrisa presumida —Eres malo.
Katsuki no hizo comentarios al respecto, cerro los ojos y se dejó llevar por los mimos del azabache en su cabello.
El día de la visita la clase A estaba reunida en la entrada. El horario acordado con el museo era de ocho a diez de la mañana, así que desde las siete que estaban juntándose para irse puntualmente a las siete con treinta de la academia.
Isayama no los acomodo por grupos ni dio la orden para que estén con sus compañeros en todo momento —porque de hacer eso, tendría que haber invitado también a los dos chicos de la clase B que eran compañeros de dormitorio de la clase A— por lo tanto, la gran mayoría, se mantuvieron con quienes quisieron.
Asui y Hagakure estaban al lado de una decaída Uraraka. Ashido estaba con Kaminari y Kirishima, mirando de vez en cuando hacía Midoriya que parecía querer hablar con la castaña y a Iida quien no dejaba de ver hacía el rubio que lo ignoraba, abiertamente, hablando con el pelirrojo. Tokoyami se junto con Aoyama y Koda al lado de Shoji, porque pensaban ocupar los asientos de atrás para dormir durante el viaje. Mineta intentaba hablar con Yaoyarozou sobre la visita para saber si ella quería acompañarlo pero Todoroki le miraba con tal enojo que sus palabras se atascaban en su garganta y no lograba formular lo que quería. Jiro se reía del pequeño chico al lado de su mejor amiga —que ingenuamente no sospechaba de nada— e intentaba hacer que el de lentes se enfocará en otra cosa que no fuera el de ojos dorados, una misión sin éxito.
Los demás estaban tan dormidos y cansados todavía que seguían sentados en los escalones de la entrada de dormitorios.
Como Sero que estaba con la espalda encorvada para apoyar su cabeza entre sus rodillas y así poder dormir los minutos que aquella visita le había quitado.
Bakugou no sabía si debía regañarlo porque no se podía dormir en ese tipo de sitio o porque después le dolería la espalda por estar en esa posición demasiado tiempo. Se sentó a su lado y le tocó con suavidad el hombro, en menos de dos segundos el más alto alzó la cabeza y le vio con el ceño fruncido por el sueño.
— ¿Ya llegó el profesor? —cuestiono con la voz rasposa.
—En cinco minutos. Párate —se levantó de su lugar y le extendió la mano —Vamos.
El estudiante de artes bufo con disgusto pero le obedeció, acepto su mano y se puso de pie, sacudiéndose el cabello para sentirse más despierto y mirando a su alrededor. El cenizo le dio un par de palmadas en la espalda para ayudarlo a despabilarse.
También pensó que otra taza de café sería útil pero no podía entrar al edificio para hacerla y eso le causaba disgusto.
Al ver la mueca irritada del más bajo, el de ojos ónix se pregunto si lo había molestado su actitud desganada y malhumorada debido al sueño. De inmediato, intento sonreír y le apretó la mano, la que seguía sosteniendo desde que se puso de pie, para llamar su atención.
Los ojos rojos de su novio le vieron ante la llamada.
—Lo siento, Bakugou —se disculpo con arrepentimiento —Debe ser difícil lidiar conmigo cuando estoy así, ¿no?
— ¿Qué? Eso no...
— ¡Clase A, Isayama-sensei ya ha llegado, es momento de irnos!
El grito de Iida opaco por completo la voz del cenizo que, avergonzado y molesto por no poder decir que él no creía para nada que fuera molesto tratar con su novio somnoliento —en realidad, era divertido y sus muecas de molestia se le hacían lindas— termino soltando la mano del azabache para irse a máxima velocidad hacía su hermanastro y arrastrarlo con él al frente de la fila que había formado la clase.
— ¿Q-Qué sucede, Kacchan? —pregunto nervioso el de ojos esmeralda que casi se caía al ser agarrado de esa forma por el mayor — ¿Te paso algo? ¿Estás molesto?
Izuku se inclino hacia adelante para ser liberado del agarre fiero del cenizo y luego, se puso a la par de él, que caminaba lo más rápido que podía pero que al verlo seguirlo, atrasó sus pasos para que se pusiera a la par suya.
Por un segundo, solo admiro el ceño fruncido del mayor, que fue lo que le llevo a pensar que estaba molesto. Pero luego, al notar que sus ojos rojos se veían decaídos y tristes, supo que había algo más que lo estaba afectando y que no podía ser una simple molestia.
El de pecas miro hacía atrás, donde el último en la fila de la clase A, era un cabizbajo azabache que hablaba con Kaminari y Kirishima. También estaba Ashido y ella le pregunto, con la mirada, si sabía si había pasado algo entre el de ojos ónix y el cenizo.
Tuvo que indicarle con una sonrisa apenada que no lo sabía y luego, miro hacía su hermanastro que no había respondido todavía ninguna de sus preguntas anteriores.
—Kacchan, ¿paso algo con Sero-kun?
Al ver cómo el ceño del estudiante de gastronomía se frunció aún más con la pregunta, el pecoso asumió que dio en el blanco. Y decidió esperar pacientemente a que el mayor le respondiera sobre eso.
Por suerte, lo hizo incluso antes de lo que creyó.
—No, yo lo arruiné —respondió en un pequeño murmullo —No Sero. Es mí puta culpa por no saber ser un novio decente.
—Kacchan, dudo que alguien tenga alguna idea de "como ser un novio" —le puso la mano en el hombro y le dio un apretón —Incluso puede que Sero-kun se haga esa pregunta cuando está contigo.
—Lo dudo, él...—reprimió una estúpida sonrisa que se le quería escapar por error —Es bueno conmigo. Es un buen novio
—Si no lo fuera, me molestaría —soltó una risita el más bajo —Pero entonces, ¿por qué crees que tú no eres?
—Deku, sabes bien porqué —gruño el de ojos rojos.
—No, no lo sé —negó el más bajo —Dame una explicación, Kacchan.
Katsuki se mordió el labio, miro hacía otro lado y se sintió un poco aliviado de que la mayoría le estuviera presentando atención al discurso aburrido del profesor de historia —o intentando no dormirse mientras lo hacían— como para escuchar su conversación con el más bajo.
Izuku le miraba con paciencia en lo que esperaba que le hablara y en sus ojos esmeralda se reflejaba tanto cariño y compresión, que el estudiante de gastronomía no tardó en ceder.
—Él se disculpo conmigo porque creía que estaba molesto recién, ya que se durmió en las escaleras unos minutos. No lo estaba —suspiro el cenizo sintiendo su garganta apretarse en el proceso —Intente decirlo pero no pude y luego, me escape. También, el otro día él se estaba apoyando en mí, me agrada que lo haga pero...es jodidamente vergonzoso y siempre lo termino alejando. Ayer creo que lo arregle un poco pero no estoy del todo seguro. Deku, no sé como mierda cambiar eso, no sé cómo...puedo mostrarle que me gusta también.
Y le frustraba todavía más porque Hanta lo hacía parecer tan sencillo, cada mirada dulce, cada vez que sus dedos se rozaban para luego tomarle de la mano, cuando hablaban vagamente en la noche sobre las cosas que les gustaban, las sonrisas que le daba en medio de las clases sin importarle las burlas de Denki y Mina junto con las miradas cómplices de Eijirou.
Le hacía saber que le gustaba, que le quería y aunque el sentimiento era mutuo, el cenizo no podía evitar pensar que su actitud le haría creer a su novio todo lo contrario.
Tenía mucho miedo de eso.
El de ojos esmeralda se quedó callado un momento y al siguiente, murmuro.
—Kacchan realmente estás enamorado de Sero-kun.
Bakugou se detuvo, su cara se puso tan roja y su corazón latió tan fuerte que pudo haberse roto, cuando volteo al ver al de pecas, él le dio una sonrisa nerviosa mientras se rascaba su mejilla en lo que pensaba cómo explicar su declaración.
—Te preocupas por si tu actitud le afectará y nunca te habías preocupado por algo así antes, es muy dulce de tu parte —se burlo un poquito el de pecas de su hermanastro que le vio con furia y vergüenza —Es cierto que tu actitud puede ser malinterpretada por Sero-kun pero puedes corregirlo hablando con él, ¿no? Y si te sigue preocupando, entonces, puedes ir cambiando de a poco cuando estés con él. No la gran cosa, porque, al fin y al cabo, a Sero-kun le gustas por ser cómo eres Kacchan.
Midoriya logro brindar algo de alivio con sus palabras al cenizo, que sonrió ligeramente y le sacudió el cabello verde.
Sin embargo, aquel alivio se esfumó cuando llegaron al estacionamiento de la academia junto con Isayama.
Fue algo muy pero muy vago pero el estudiante de gastronomía tuvo la sensación de que el autobús escolar que usarían para llevarlos hasta el museo era diferente a los demás.
—Bien, chicos, hagan una fila y vayan subiendo —indicó el profesor —Mientras yo iré a hablar con el chófer...
El profesor solamente se volteo hacía el autobús al escuchar las puertas del mismo abrirse sin aviso y entonces, vio delante de su nariz el cañón de una pistola y la sonrisa de un hombre desconocido con uniforme de chófer.
Los estudiantes se congelaron.
El cenizo, instintivamente, se colocó delante del pecoso que se puso pálido.
— ¡Buenos días, niños! Es momento de un esperado viaje escolar —sonrió el hombre y apretó la pistola contra la cabeza del profesor —Les recomiendo subirse uno a uno al autobús, dejar sus celulares en la pequeña caja del primer asiento y acomodarse lo más rápido posible para que podamos irnos. De lo contrario, su profesor no podrá acompañarnos en el viaje y eso sería una verdadera pena, ¿no?
Ante la directa amenaza, la clase A obedeció y subieron al autobús.
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