Capítulo 2

Bakugou despertó por dos motivos, su cuerpo que no estaba aún acostumbrado al nuevo horario que debía llevar y su estómago hambriento. Después de todo, cuando Midoriya volvió al dormitorio con algo de comida, él se negó a consumirla y prefirió seguir durmiendo en la cama que no le correspondía.

Al sentir los gruñidos de su estómago, se arrepintió de su decisión y se sentó en la cama, bostezando y saco su celular para encender la linterna. Eran las tres de la mañana, su hermanastro dormía cómodamente en la cama contraria y le dejo en la mesita de luz una bolsa con lo que noto eran una botella de agua junto con un sándwich.

El cenizo no quería hacer ruido e interrumpir el sueño del pecoso, así que tomo sus cosas para dirigirse hasta su dormitorio. Al momento de sacar la llave para abrir la puerta -la cual asumía que estaba cerrada- se encontró con que está se abrió fácilmente al girar la perilla y al entrar...

Encontró un puto desastre muy bien iluminado gracias a las luces todavía encendidas.

- ¡¿Qué carajos hacen ustedes aquí?! ¡Levantarse! ¡Arriba!

Además del chico azabache que conoció -desgraciadamente- en la tarde, había un muchacho delgado rubio durmiendo en el suelo y otro pelirrojo descansando en el borde de su cama, los tres estaban rodeados por bolsas de frituras, latas de gaseosa y un par de jodidos peluches de animales que ni idea de dónde habían salido.

Con el grito del cenizo, los tres se levantaron alarmados y asustados.

Muy asustados cuando vieron que los ojos rojos los estaban fulminando desde la puerta.

- ¡¿Cómo mierda pueden dormir con este jodido desastre, eh?! -exclamo molesto sin atreverse a entrar en la habitación para pisar alguna bolsita de plástico - ¡Cabello de menstruación, sal de mí jodida cama! ¡Tú, enano, levanta esas malditas latas! ¡Y salgan de una puta vez!

Kirishima boqueo aturdido por el modo en que le llamo el cenizo, Kaminari se llevó unas manos al pecho en señal de indignación y Sero rodó los ojos, con bastante molestia y se puso de pie, enfrentando al cenizo que era más bajo por unos centímetros.

El ambiente no tardó en volverse tenso.

El azabache tenía un muy mal despertar y con la forma en que fue levantado, se intensifico.

-Escucha, sé que esto no está tan limpio como antes pero no es necesario que grites, carajo -se mostró irritado -Podrías ser más amable, ¿no?

Hubo un breve silencio, donde el rubio y el pelirrojo desearon salir corriendo de ese dormitorio antes que hubiera un homicidio por parte de alguno de los otros dos. Hasta que el cenizo dio un paso frente al más alto y en un parpadeo, lo arrojó al piso con una zancadilla, haciendo así que lo tuviera que ver desde abajo.

En síntesis, lo sometió físicamente y psicológicamente.

-Imagina esto, imbecil, te encuentras con dos malditos extras en tu dormitorio que dejaron todo hecho un puto desastre cuando tú lo limpiaste y ordenaste apenas llegaste, luego de un viaje de mierda de quince horas en avión y tres en auto -dijo el de ojos rojos en un tono sumamente bajo y peligroso -Piensa en esa mierda y luego pregúntate si serías amable con ellos. No lo volveré a repetir, limpien este maldito desastre y que luego, se larguen los extras.

Una vez el discurso termino, el cenizo le dio al rubio y al pelirrojo una mirada que prometía mucho dolor si no se cumplían sus indicaciones, para después dejar el lugar.

Hanta ni se molestó en levantarse del suelo, dejo su cabeza recostada y miro hacía el techo blanco de su dormitorio.

-Y ese es mí compañero de habitación, ¿encantador, no lo creen? -murmuro con sarcasmo.

-Muy encantador. Creí que nos mataría a todos -comentó el de ojos dorados poniéndose de pie -Ay, mí espalda.

-En parte creo que tiene razón, hicimos mucho desastre aquí -opinó el pelirrojo recogiendo los paquetes vacíos de comida -Y ni siquiera es nuestro dormitorio.

- ¡Pero no era razón para gritarnos! -exclamó el de ojos ónix molesto -Si va a hacer todo el jodido año de esta forma, iré con el director Aizawa a rogarle un cambio de habitación.

Denki le deseo la mejor de las suertes con esa encomienda. Por otro lado, Eijirou no dijo nada, él sí se sentía un poco culpable por haberse quedado dormido en la cama del cenizo y por ni siquiera haber limpiado el desastre que hicieron al comer. El dormitorio entero olía a una mezcla entre papas fritas con chicles de menta y el piso quedó pegajoso en los lugares que se les cayó la gaseosa. Además, tenía la responsabilidad de levantarse temprano para que la administradora le diera un uniforme de repuesto para la ceremonia de apertura y estando tan despabilado no sabía cómo lo lograría.

Los tres limpiaron en silencio, el más alto mucho más malhumorado que los otros dos y con deseos de volverse a dormir de una maldita vez. Al terminar, el de ojos dorados y el de dientes puntiguados se despidieron de él, que apenas se fueron se arrojó en la cama y se dispuso nuevamente dormirse pero no pudo cuando escucho la puerta abrirse.

El de ojos ónix creyó que se trataría de alguno de sus amigos que habría olvidado algo pero solamente se encontró con Katsuki. Así que, se dio la vuelta y lo ignoro. Incluso se llevó las sábanas hasta la cabeza para no tener que verlo, lo que llevo a que escuchará un bufido por su parte y un "mocoso infantil" que le irritó.

Luego de eso, pudo oírlo ir hasta su armario -por el ruido de la madera- y posteriormente, a la cama. También lo oyó comer y beber, ya que no lograba dormirse tan rápido como pensó. Y finalmente, pudo escuchar cómo se acostaba en la cama y se dormía.

Una idea macabra se le vino a la mente cuando escucho al cenizo dormido.

Sero se levantó muy despacio de su cama, fue hasta donde estaba el uniforme del cenizo doblado y acomodado y se lo llevo hasta la ventana. La abrió, lo puso en el borde y luego, lo tiró.

El uniforme quedó desparramado en una rama del árbol más cercano a la ventana.

Sí, quizás no estaba pensando de forma razonable debido al sueño que tenía y mañana podría arrepentirse de sus acciones. Pero en este momento solo sintió una horrible satisfacción y deseos de ver la cara de engreído de su compañero de habitación retorcerse cuando descubriera que su limpio y pulcro uniforme ya no estaba.

Contrario a lo que se suponía debía pasar, Sero llego a la ceremonia de apertura con un uniforme que tenía pintura de color naranja, blanco y verde que eran los colores de Yuei.

Pero que no debían estar en su uniforme y que no le combinaban para nada. Además, que los colores también eran de las porristas de la academia. Y él no era una de ellas.

La administradora apenas lo vio menciono que debía ser "una novatada" -es decir, una broma muy pesada y de mal gusto- por parte de un alumno mayor pero él estaba seguro de quién le había hecho esto.

Su odioso compañero de habitación.

-Vaya...le daré puntos por esto a ese chico.

La voz burlona de Kaminari aumento la irritación que ya sentía el azabache pero era difícil enojarse cuando el rubio le pasaba amistosamente un brazo por sobre los hombros y le prometía estar a su lado en la ceremonia de apertura, aún si con eso se ganaba que se fueran a reír de él por estar al lado suyo.

Sí, sería mala influencia pero era muy buena persona y amigo.

-No creí que tuviera sentido del humor -siguió hablando el de ojos dorados -Le va más el perfil de homicida que comediante.

-En parte me lo merezco -admitió a regañadientes el azabache -Tiré su uniforme por la ventana.

- ¿Acaso no valoras tu vida, mí amigo? -alzó una ceja el de ojos dorados - ¿Cómo pudiste hacerle eso?

-Estaba molesto y con sueño, no razonó correctamente en ese estado -frunció el ceño el más alto arrepentido actualmente por ese comportamiento -Pero no entiendo cómo tuvo tiempo de hacerle esto a mí uniforme cuando debió haberse preocupado por el suyo.

-Tal vez tenía otro -se encogió de hombros el de ojos dorados -O alguien le prestó uno.

-La administradora dijo que son dos uniformes por estudiante. Uno para la academia y otro para las clases de educación física -dijo muy seguro el azabache - ¿Por qué él tendría dos de la academia?

Denki estaba por responderle cuando su boca se cerró y señaló hacia adelante, a un punto del salón de actos donde un chico de cabello cenizo y de ojos rojos usaba el uniforme de educación física de color azul con líneas blancas y rojas en medio de la fila de estudiantes con chaquetas grises. Se paraba de forma erguida y miraba al frente, sin escuchar a otro chico de lentes delante suyo que parecía estar reprochando su vestimenta.

Mismo chico que cuando cruzó miradas con Hanta en la entrada del salón y vio su colorido uniforme se enloqueció.

- ¡¿Qué te paso a ti?! ¡¿Quién le hizo esto a tu uniforme?! -exigió saber el alto joven, moviendo sus manos para enfatizar sus palabras o tranquilizar sus nervios - ¡Hoy todos deberíamos estar perfectamente vestidos para el primer día del año escolar! ¡Es nuestra obligación como estudiantes!

- ¿Y tú nos recuerdas eso porqué...? -quiso saber el rubio que ya intuía que aquel chico sería muy divertido de molestar durante todo el año escolar.

- ¡Porque soy el subdelegado de la clase A! ¡Iida Tenya de ciencias naturales! -se presentó el de lentes.

El rubio asintió distraídamente y procedió a molestar a su subdelgado preguntándole si podía andar sin corbata en la ceremonia o quitarse la chaqueta porque tenía calor. Básicamente, empezó a ponerlo de los nervios para su disfrute personal.

Katsuki secretamente se sintió aliviado de ya no ser el blanco del molesto "cuatro ojos" -sí, lo nombró así de buenas a primeras y lo mantendría por siempre- aunque esa sensación se evaporó cuando vio al azabache y su vestimenta.

Sin quererlo, sonrió divertido y vio el tic en el ojo que le provocó eso al más alto. Pero lejos de ignorarlo o verlo desde la distancia con amenaza, el azabache se le acercó con pasos largos e irritados.

-Sé que no estuvo bien lo que hice pero, ¿lo de la pintura no te parece exagerado? -acusó el de ojos ónix -Si no se quita del uniforme tendré que pagar por uno nuevo y no son baratos.

- ¿El dinero es tuyo o de tus padres, cara plana? Porque dudo que si te mandaron a Yuei les importe reponerte un maldito uniforme, que ni siquiera es un tercio de la cuota de este lugar -le resto importancia el más bajo -Aparte, yo no le hice está mierda a tu uniforme. Alguien más lo hizo para ahorrarme la golpiza que quería darte cuando encontré mí uniforme en un puto árbol a las seis de la mañana. Deberías darle las gracias esa persona.

El más alto frunció el ceño, sin creer que la persona que le puso pintura a su uniforme fuera otra que la que tenía delante suyo. Pero, por otro lado, el cenizo no tenía razones para mentirle.

Y ni siquiera parecía molestarse en hacerlo, porque apenas la conversación -si a lo que tuvieron se podía llamar de aquella forma- acabo, se dio la vuelta mirando al frente nuevamente e ignoro por completo su existencia.

Sero optó entonces por alejarse de él y lo hizo en el momento justo, en que el director Aizawa Shota subía para dar inicio a la ceremonia de apertura.

Una que fue bastante corta, porque el nuevo director, en sus textuales palabras "odiaba perder el tiempo de clases en aburridas formalidades".

Fue una casualidad que les hizo gracia ambos cuando les tocaron sus lugares dentro del salón de la clase A.

Pero Bakugou debía ser firme -para variar- como el hermanastro mayor de Midoriya.

Así que, cuando se sentó atrás del pecoso, lo primero que hizo fue darle un golpe sutil en la nuca y ver sus ojos esmeralda que no tenían ningún arrepentimiento por sus acciones.

-La pintura es lavable, ¿no? -gruño con los brazos cruzados -No quiero a aquel maldito lloriqueando todo el año por su maldito uniforme.

-Sí, es lavable -confirmó el de pecas -Fue mí segunda opción cuando me dí cuenta que no tenía polvo pica-pica para ponerle.

El cenizo se mordió los labios para contener una sonrisa. Aquel día empezó bien pero fue en declive cuando no halló su uniforme dónde lo dejo preparado y solo cuando vio por la ventana -de pura casualidad- se encontró con que un chico y una chica recién llegados a los dormitorios, cuyos nombres eran Todoroki Shoto y Asui Tsuyu. Estaban recolectando las prendas sucias de tierra, hojas y pasto de su uniforme en el patio, junto con sus maletas puestas al lado del árbol donde cayeron.

Por supuesto, bajo corriendo las escaleras para tomar su uniforme, el cual le fue entregado amablemente por ambos, les dio un escueto agradecimiento y volvió a subir por las escaleras, bastante dispuesto a matar al único idiota sobre la tierra que se había atrevido a hacerlo tal cosa.

Su compañero de habitación.

Pero la salvación del chico azabache fue que se topo con un medio dormido pecoso en las escaleras -estaba bajando a los baños para asearse- y con solo verlo a él, su expresión de furia y el uniforme arruinado entre sus manos, supo lo que pasaba y ofreció hacerse cargo.

Aclarando algo, la mayor diferencia que podría haber entre Katsuki e Izuku era que pese a lo que se suponía a simple vista, el segundo era muchísimo más sádico que el otro pero lo escondía tras una actitud dulce y amable. Así que, mientras que el cenizo prefería hacerse cargo de las cosas directamente y mayormente, recurriendo a la violencia, el pecoso gustaba de hacerlo de formas más "sutiles" e indirectas.

Además de indoloras.

Sero Hanta debería considerarse muy afortunado. En serio.

De que el pecoso solo hubiera tenido pintura lavable en su maleta.

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