Narrador.

Desde tiempos antiguos, el hombre estaba deseoso de poder y al estar tan desesperado de obtenerlo se organizó una de las peores catástrofes jamás imaginadas: Un baile negro.

Pero, ¿Quién lo organizó? ¿Gracias a quién se perdieron tantas vidas?
Pues hace 250 años, incluso antes de de aquella revolución existiese, había un mundo totalmente diferente, uno dónde los humanos ya no se respetaban, uno dónde a los gobernantes ya no les interesaba el pueblo en lo absoluto, pero hubo un país que estaba al borde de la decadencia, uno donde todos estaban muriendo y el rey pretendía no darse cuenta. El reino de Asfenia, un reino que poco a poco era olvidado. El nombre de aquel tirano que asesinaba poco a poco a su pueblo fue Kim Ki Bum.

Ki Bum tenía a su propio gabinete que le ayudaba a planear las más grandes fiestas, se daba esos lujos gracias a su pueblo, pero para ninguno es secreto que los gobernantes son mantenidos por su población. He aquí la verdadera historia de lo que pasó hace tanto tiempo.

...

—Mi rey, hemos callado a los demás reinos, principalmente a la reina de Aregan — Un hombre, alfa de mediana edad se dirigía a la persona que estaba en el trono, viendo todo desde la comodidad de su silla.

—Por fin, cada vez que todos nos reuníamos no paraba de parlotear acerca de la situación de mi reino. — Dijo eso tomando un pequeño sorbo a su costoso vino.

—A quién por desgracia aun no podemos controlar es al conde. — Uno de ellos parecía realmente preocupado por cómo lo tomaría su alteza.

—Te refieres a... — El hombre de antes volvió a replicar.

—Min Tae Min. — Al rey le producía asco el tan solo pronunciar su nombre, ¿Por qué? Min Taemin era el único en toda la aristocracia capaz de juzgar las decisiones del inmaduro rey.

—Majestad, ¿Qué sugiere hacer usted con el Conde Min? — Lejos de ser una sugerencia sería una orden.

—Yo me encargaré personalmente de él — Y con eso dió por terminada la reunión.

El conde Min Taemin un hombre de valores bien cimentados revisaba los periódicos de esa mañana, había más casos de canibalismo en la cuidad, el hambre era tanta que la única opción era comerse entre ellos. Aquello le parecía tan deplorable, pero ellos no tenían la culpa, claro que no, la tenía aquel que solo estaba sentado, sin hacer nada y viendo como su reino se hundía poco a poco; más sin embargo conocía la solución. Rápidamente se levanto de su escritorio, tenía que ir a ver al rey, y pronto. No tardó en dirigirse a la puerta del palacio, cuando dos hombres le abrieron, como si lo estuvieran esperando. ¿Cómo era posible? ¿Predijeron su visita? Ambos alfas lo condujeron hasta el lujoso despacho de su majestad.

—Taemin, no pensaba que vendrías por tu propia cuenta — El rey miraba hacia la ventana.

—Majestad, se estan comiendo entre sí, necesitan comida. — Rogaba el hombre de menor estatura. —Son tu pueblo.

—Ellos tienen comida, conde Min, pero no la quieren — Se giró para encarar mejor al hombre.

—Esta podrida y lo sabes.

—Pero al fin y al cabo es comida. — El aire de superioridad del rey se inhalaba por todos lados.

—No voy a tolerar esto, hablaré con los demás reinos en la próxima cumbre, y te arrepentirás de no haber sido un buen gobernante — Advirtió en conde dirigiendo sus pasos hacía la puerta, pero no sirvió de nada, porque los hombres de antes lo estaban esperando.

—No Taemin, yo no caeré, no voy a dejar que hables — El rey se puso en frente suyo. —Todos ellos se merecen esa hambre, ¿sabes por qué? Porque son unos bastardos, pecadores impuros que solo quien riqueza en vez de trabajar por ello.

—Son humanos, merecen perdón, además... — El conde miró directo a los ojos del rey. —Tu no eres dios, Kibum.

Esto hizo enfurecer al rey, que, si ya estaba molesto, con esto solo selló su sentencia.

—No hablarás querido Taemin, porque lo muertos no hablan. — El conde fue sujetado por esos dos hombres, mientras el rey desenvainaba sus espada. —Te veo en el infierno.

Hundió la espada en el pecho del conde, y cuando éste se estaba desangrando ordenó a sus trabajadores deshacerse de él.

Cuando ya estaba a las afueras de Asfenia tiraron su cuerpo –Aún con vida– en un lugar desértico, solo había que esperar su muerte inminente.

El conde miraba al cielo, esperando un milagro, pero éste no llegó, ¿Cambiar al mundo? En cierto punto el rey tenía razón, las personas estaban muy corroídas, muy dañadas y si, él también quería ser un rey, él también quería el poder, él quería acabar con todo ese mundo, así que antes de que muriera se apresuró a decir las palabras maditas, invocando a un demonio llamado "Baal".

—¿Y bien? ¿Para qué me has llamado? — Un hombre alto y de complexión fina apareció frente a él.

—Quiero que me cumplas un deseo, quiero que me hagas rey, que yo y mi descendencia estemos en el poder hasta el fin de los tiempos, quiero acabar con este asqueroso y perdido mundo — Por un momento la puñada pareció haber sanado.

—¿Si sabes que nada es gratis, verdad? — El demonio decía mientras miraba al horizonte.

—Si es mi alma, tómala, no importa.

—Pues no, no es tu alma la que quiero, me alimento del sufrimiento humano, asi que mi precio es este... — El hombre se puso en una rodilla, mirando al hombre. —Toda tu descendencia estará en el poder hasta el fin de la raza humana, pero a cambio de eso quiero que todos los que lleven tu sangre sean mitad humanos mitad demonios.

La sorpresa en el rostro de Taemin se hizo presente, sacrificar a toda su descendencia solo por poder no sonaba muy justo.

—¿Y de qué se alimentarán? — Tenía miedo de que la respuesta fuera de carne humana.

—De nada, no sentirán apetito, solo comerán y comerán sin saciarse, se alimentarán de cualquier cosa.

—¿Y cómo tendrán hijos?

—Al contraer matrimonio con una omega u omega varón tendran que darle de beber su sangre, solo así se harán mitad demonios y podrán concebir a uno de su misma clase.

—¿Y como destruiré este mundo? — Aún seguía pensando en su decisión final.

—Harás la guerra con los demás reinos y modificaras el territorio mundial.

No sonaba mal, aunque seguía pensándo en lo hijos que aun no tenía, pero aquellos reinarian por siempre, mas bien deberían agradecerle lo que estaba haciendo.

—Acepto. — Fue lo que dijo antes de cerrar el trarto.

—Una cosa más, morirás si te sacan el corazón, recuerda que aún sigues siendo humano, por cierto, no puedes morir mientras conserves el corazón. — Fue lo último antes de cerrar el trato.

El camino al castillo fue rápido, se había regenerado por completo y estaba más que decidido en matar a Kibum.
Una vez estando ahí el rey se armó y lo enfrentó.

—Yo te asesiné, Taemin. — Dijo apuntando con su espada al conde.

—Hay muchos secretos, mi querido Kibum. — Los ojos del conde se tiñeron púrpura y aunque el rey había atravesado el vientre del otro, éste no cayó. El conde tomó a Kibum del cuello y lo quebró haciendo que el cuerpo inerte del otro cayera. Taemin tomó la corona en sus manos y la colocó en su cabeza.
Por más que todos impedían que tomara posesión como rey, éste simplemente los asesinó sin remordimiento.

No tardó en hacerle la guerra a los demás reinos y ganarse los territorios de los reinos aledaños al de Asfenia, pronto solo tres grandes imperios, los que habían reconocido a Taemin como rey de Asfenia se levantaron, cambiando sus nombres, para olvidar ese triste pasado: Miranda (Aregan), Red Litium (Valencia) y Eugene (Asfenia).

Desde ahí, Eugene vió su gloria y su poder en manos de mitad humanos mirad demonios y los Min han estado en el poder por doscientos cincuenta años.

Mare 👑