7. ByronxBai.【Día del valor】

Contenido para todos los públicos.
Byron Love: Terumi Afuro.
Bai Laurel (Bay Laurel): Kishibe Taiga.

El día había llegado y Bai no podía estar más nervioso mientras miraba las agujas del reloj moverse lentamente. No quería que llegara este día, no quería despertar, realmente no lo quería. Hoy era San Valentín y días atrás había apostado con sus amigos un cuenco de Ramen si el conseguía declararse a su entrenador de fútbol. ¿¡En qué estaba pensando!? Obviamente no se había declarado antes por evidentes circunstancias, como que él era un alumno, era menor de edad y ¡porque era hombre!

Al tener esos pensamientos no pudo evitar soltar un gruñido de frustración que, por desgracia, logró escuchar el profesor de Literatura, haciendo que carraspera para llamar la atención del peliazul.

—¿Sucede algo, Taiga? —Miró entre sus anteojos entrecerrando sutilmente los ojos. Bai, nervioso, negó con la cabeza, dando por finalizada la escueta conversación con el profesor y provocando, que de nuevo, se sumiera en sus pensamientos negativos.

Riin, riin. Y ahí estaba, el sonido que no quería escuchar: el timbre de última hora.

Desganado, recogió todo su material y se dispuso a ir a la taquilla para coger el regalo que tanto entusiasmo compró con sus pequeños ahorros que tenía. No lo iba a negar, estaba emocionado con la idea de declararse, pero la realidad era mucho más complicada.
Cogiendo el regalo, lo miró intensamente, mirando cada detalle de ese papel rojo. Había estado horas y horas entrenando frente al espejo una posible declaración, pero cada vez que avanzaba y cambiaba su forma de declararse, una era peor que la otra.

¿Qué podría decirle? ¿Cómo iba a reaccionar? Miles de preguntas pasaban por la cabeza de Bai, y ninguna con respuesta.

Cuando iba a cerrar la taquilla siente un pequeño toque en el hombro, provocando que se girase algo asustado, viendo a la persona que menos quería ver en esos momentos y que, al mismo tiempo, ansiaba.

—Ey, Bai. Que alegría verte por aquí—. Byron sonrió, provocando que el corazón del menor empezará a acelerarse de sobremanera.

—Eh... Sí. Una alegría... —escondió rápidamente el regalo detrás de su espalda, suplicando que no lo hubiera visto.

—¿Te encuentras bien? Estás algo colorado—. Posa de repente su mano en la frente del menor. —Tal vez tienes algo de fiebre. —Comenta mientras sigue tocando la piel de Bai.

—Que va. Je, je. —Ríe sutilmente, mientras intenta escaquearse de la mano de su entrenador. —Seguramente sean imaginaciones tuyas.

Byron hace una mueca poco convencido, mientras asiente sutilmente. No quería meterse donde no lo llamaban, pero sabía que pasaba algo. Dejando de lado aquella inquietud, siguieron hablando mientras se dirigían a la sede del club para poder reunirse con los demás y así, tener una reunión para idear estrategias contra el Raimon, su próximo rival.

Terumi no podía dejar de mirar al menor mientras intentaba descifrar qué le sucedía. Para ser realista, llevaba raro algún tiempo y en muchas ocasiones sentía que Bai lo evitaba o esquivaba. Al principio no le dio importancia, pero después empezó a sentirse...¿dolido? Tal vez esa era la palabra, sí.
Laurel había provocado fuertes sentimientos a Byron y aunque sabía que no estaba bien, no podía evitarlo. Quería protegerlo, cuidarlo y quería verle sonreír siempre, y aún más si era gracias a él.

Lo que sentía no podía denominarlo amor, pero sabía que era un sentimiento más allá de entrenador-jugador o incluso más que amigo.

Byron seguía sumido en sus pensamientos, cuando le llegó una notificación en el móvil, lo que hizo que volviera a la realidad. Agarró el celular y vio un mensaje de Mark Evans.

Socorro!!! Se me olvidó que
hoy era san Valentín 😨
[14:53]

Dime un regalo. Rápido.
deberías saberlo o por algo
te apellidas Love. No?
[14:53]

Hola?
[14:56]


Llévala al acuario que han
inaugurado anteayer. Dicen
que está muy bien, Mark.
[14:58]

No quería sonar alarmado, pero es como estaba. ¿Cómo podía haberse olvidado de un día tan importante? ¡Estaba deseando que llegara este día para exponerle sus pensamientos a Bai, a pesar de todo y que creara una gran tensión entre ellos!
Bueno, o eso tenía pensado antes de enterarse que el diecisiete iban a tener un partido con el Raimon y lo menos que quería es que Bai estuviera distraído a causa de esto; así que su idea se esfumó rápidamente.

Realmente estaba hecho un lío. Quería actuar, pero había muchos factores en su contra y uno de ellos era El Valor. Era difícil admitir que tenía unos sentimientos extraños hacia Laurel, pero era aún más difícil coger el Valor que tenía y decirle todo. Era muy complicado, arriesgado e ilegal. Primordialmente ilegal.

Mientras intentaba buscar algún factor positivo, tres negativos aparecían en su mente y no sabía cómo actuar. Y sin poder evitarlo, soltó un bufido, lo que llamó la atención de Kishibe Taiga que estaba explicando la estrategia que había planeado. Miró de reojo al entrenador y algo triste al ver que no le prestaba atención, siguió exponiendo. Un rato después, la reunión había terminado y Love seguía plantado en su sitio con el celular en la mano. Los demás jugadores ni se percataron del repentino cambio del entrenador, pero Bai no pudo pasar de largo su comportamiento.

—Entrenador, ¿sucede algo?

Byron, como si lo hubieran pillado con las manos en la masa, dio un respingo asustado.

—No... Es el Sector Quinto. El emperador me es familiar, y estaba pensando en ello—. Inventó una escusa rápida, esperando a que se lo creyera.

—Claro que es familiar... Hace dos días nos dijiste que posiblemente fuera Axel Blaze. —Dijo en un susurro, cohibido por el hecho de que Byron le mintiera.

—¿Ah, sí? Es cierto... Lo siento. Yo...

—¿Qué pasa? Puedes contar conmigo, llevamos tiempo compartiendo un balón, ¿no? Eso nos hace de confianza. —Cuando se dio cuenta de lo que dijo, no pudo evitar ruborizarse por la tontería que había dicho. Byron, en cambio, se rió. Una risa dulce y melodiosa para sus oídos.

—Estoy confuso. Llevo tiempo pensando una cosa, pero no tengo suficiente valor para llevarlo a cabo.

Bai, intentando ser comprensivo, asintió con la cabeza y miró sutilmente su mochila donde tenía guardado su regalo.

—A mí me pasa lo mismo. A veces es muy complicado y no sabes qué hacer o cómo actuar por miedo a la reacción de la otra persona. O cómo puede terminar la situación. —Concluye Laurel con un suspiro.

El silencio se hizo presente en la sala, hasta que Bai cogió su mochila y con las manos temblorosas, la abrió para sacar el regalo.

—Entrenador, yo... Sé que es una locura. Y entiendo cualquier pensamiento que tengas a partir de ahora, como asco, decepción, miedo. Pero... Yo... Ten. —Lo entregó cerrando los ojos, esperando que Byron cogiera el regalo.

Por otro lado, Byron, sorprendido ante la situación, se quedó petrificado en el sitio. Hoy era San Valentín, y Bai le regaló algo a pesar de la edad, de ser del mismo sexo, a pesar del miedo y la angustia. Él había sido valiente, había cogido el valor de darle el regalo, mientras que él fue incapaz de hacerlo.

Con una amplia sonrisa, lo cogió suavemente y seguidamente acarició el cabello del menor.

—Muchas gracias, Bai. De verdad. —Kishibe soltó todo el aliento que había sostenido y pudo respirar aliviado. No podía creerlo, lo aceptó, aunque tal vez no con las intenciones de amor correspondido, pero ¡lo aceptó! No podía estar más feliz.

—Gracias... Por aceptarlo. —Dijo tímido a lo que Byron no pudo evitar abrazarlo.

—Tú fuiste muy valiente, no como yo. Gracias a ti, gracias por hacerme abrir los ojos y hacerme feliz. —Inhaló el aroma del jugador—. Sé que no está bien, pero te quiero, Bai. Aún no sé de qué forma, pero te quiero más de lo que me esperaba. No sabía cómo decírtelo, y cuál iba a ser tu reacción. Tenía miedo y no tuve el suficiente coraje para decírtelo. Pero cuando me diste este regalo, —lo alzó— mi vista dejó de estar nublada y pude ver la realidad. A pesar de todo, no quiero que dudes de mis sentimientos. —Finalizó el mayor, provocando que la mente de Laurel volara a mil por hora.

—No sé...que decir. —Admitió.

—No hace falta que digas nada. Estando a mi lado es más que suficiente.

Ambos se separaron del abrazo y mirándose a los ojos, sonrieron ampliamente, comprendiendo que con el miedo no se podía avanzar y que, con un poco de valor, podías alcanzar la felicidad. Porque ellos ahora mismo, eran los hombres más felices del universo. Y eso era lo único que importaba.


[...]


Hasta aquí un nuevo apartado de este libro. Llevaba una eternidad sin escribir nada, pero intenté hacerlo fuera como fuese.
Espero que os haya gustado y también que hayáis encontrado significado, que eso es lo más importante 💞

Recordad que podéis pedir pedidos de cualquier pareja yaoi.

Os quiero, gracias por vuestro apoyo♥️🤗

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