El universo que permanece en tus ojos.
La cálida luz ingresaba por las cortinas blancas meramente visibles por la cegante iluminación que traspasaba su material. Una preciosa mañana había dado inicio.
Jungkook observó por última vez la hermosa figura de su novio en la cama, durmiendo tan plácidamente que parecía un pequeño bebé, escondiendo sus manitas por debajo de las mantas para mantenerlas calientitas, su pelito rubio totalmente despeinado, sus mejillitas abultadas de un tono rosita y el puchero inconsciente que tenía acostumbrado hacer siempre que dormía.
Era un pequeño bebé, su bebé.
Para no perder ni un minuto de su corto tiempo se dirigió hasta el cuarto de baño intentando hacer el menor ruido posible, e hizo sus necesidades diarias para luego bajar a la planta baja hasta la cocina.
Tenía pensado hacer algo totalmente especial para su pareja que ese mismo día estaría cumpliendo sus veinticuatro añitos.
Sabe como es su esposo, un tanto molestoso y torpe pero era una dulzura total. Y un romántico de primera también. Y Jungkook lo amaba, demasiado, amaba cada parte de él y le encantaba ver la alegría que desprendía o como sus ojitos brillaban con alegría siempre que iban al edificio de su padre. Un edificio con unas novenas plantas con ventanas de cristal que daban una hermosa vista de todo Seúl.
Era el lugar favorito de Jimin, ya que desde allí podría admirar más de cerca las estrellas y sonreír como bobo mirándolas a todas, y de vez en cuando le gustaba nombrarlas él mismo.
Una sonrisa se estiró por la comisura de sus labios al recordar la actitud infantil del mayor la primera vez que lo llevó a ese lugar.
- ¿Ya llegamos?
- No, aún no.
- ¿Ya llegamos?, por favor dime que si, Jungkookie. - Rió enternecido por el apodo que se había vuelto costumbre para el más bajo.
- Ahora si, solo eran unos minutos.
- ¿Ya me quitarás la venda? - Dijo dando mini saltitos.
No respondió y simplemente se la quitó.
Jimin se quedó en shock total.
Con la boca formando una perfecta 'O' y los ojitos abiertos con cierto brillo especial que cautivaba a cualquier ser que tuviese el privilegio de apreciar esos hermosos orbes. Aún en shock, volteó hasta su novio quien estaba detrás.
- ¡Oh por la Luna!, ¡Jungkookie, esto es hermoso! - Chilló lanzándose a sus brazos mientras que el mas alto solo reía.
- Sabía que te iba a gustar. - Dijo para luego alejar a su pareja y encaminarlo hasta una puerta de cristal que daba hasta un pequeño balcón.
- Es realmente hermoso~
- Y lo mejor es que podemos venir siempre que quieras. - Caminó tras él y lo abrazó por la cintura recargando su mentón en el hombro del mas bajo mientras que el contrario estaba embobado mirando el cielo estrellado.
- Creo que ya se convirtió en mi lugar favorito, gracias Kookie~ - Se giró hasta besarle dulcemente los labios.
Ese día sin duda fue inolvidable para ambos.
Zarandeó su cabeza de un lado a otro y saliendo de su ensoñación se dignó en preparar las galletas de chocolate caseras que su madre le había enseñado a hacer, y esas que a Jimin tanto le gustaban.
Paso por paso fue formando la masa para luego seguir al pie de la letra la receta, y en el cabo de unos minutos pudo sentir unos bracitos enrollar su cintura y apegar su cabecita en su espalda descubierta.
- Buenos días, Minnie.
- Buenos días, Kookie. - Tomó las manos del mayor y las acarició suavemente - ¿Haces galletitas? - Sacó su cabecita mirando con ojos brillosos el horno y aspiraba con su naricita el olor que desprendía este. Ese olor a chocolate y malvabiscos que tanto le encantaba.
- Si, aunque son para después. Primero comerás algo salado y luego algo dulce. No puedes comer dulces desde tan temprano. - Jimin soltó un gruñido de molestia.
- Pero, Kookie.
- Nada de peros, tú haces lo mismo conmigo.
- Bueno, es cierto - Sonrió dulcemente. - Aún así quiero mi besito de buenos días. - Puchereo.
- Lo que el cumpleañero diga. - Se giró hasta atrapar los pequeños pero pomposos labios del mayor en un beso suave. - Feliz cumpleaños, mi vida.
Se despegaron para luego compartir un beso esquimal. Jimin aprovechó esto para robarle un pico.
- Travieso~ - Con un último beso Jungkook se giró y Jimin fue hasta su lado.
Sacó las galletas y las dejo en la encimera.
Aparte de esto había en esta una pequeña bandeja más con sándwiches y algunas salsas para acompañarlos.
- ¿Vamos?
- Claro.
Y entre besitos inocentes, cosas sin sentido y un poco de desastre por ambos terminaron su desayuno y una hermosa sonrisa con esto.
♡︎; 🔭
Caía la noche pronto.
Ya habían recorrido algunas partes de Seúl, el cine, parque de diversiones, zoológico e incluso terminaron escapándose un ratito a los baños para toquetear un poco.
Jimin estaba un poco cansado después de tanto por un día y mientras este se dormía en el sillón del auto Jungkook conducía hasta aquel enorme edificio para darle la última y posible mejor sorpresa a su novio.
Por el rabillo del ojo observó a su amado. Estaba recostado a punto de caer en brazos de morfeo.
Esto lo enterneció.
Se habían divertido tanto... Comenzaron por ir al parque y allí gastaron un buen de energías, saltando, jugando y corriendo de más. Luego fueron a una plaza a jugar un ratito más, al zoológico, recorrieron calles y locales, y para luego dar por casi finalizado su día fueron al cine a ver una película de terror.
Pero después de tanto tenía algo que iba a hacer que Jimin supiera cuando lo amaba, cuanto le gustaba ver su sonrisa cuando hacía lo que le gustaba y sobre todo, cuanto amaba verlo feliz.
Se estacionó y empezó a dejar toquecitos en el cuerpo de Jimin para hacerlo despertar.
- Levántate, amor.
- Mmh - Fue lo único que hizo removiéndose incómodo y disgustado en el asiento - ¿Ya llegamos? - Aún somnoliento talló sus ojitos intentando abrirlos correctamente.
- Si. Y aún falta la sorpresa de la noche.
Salió del coche y dió la vuelta para abrir la puerta contraria y cargar a su pequeño, quien aún por el sueño no podría mantenerse de pie.
Con Jimin en brazos cerró la puerta del coche e ingresó al edificio hasta el asensor encontrándose con una mujer y una niña pequeña quien sonrió al ver a Jimin acurrucado contra su pecho como si de un bebé se tratase.
- Mamá, ¿no es bonito? - La niña apuntó hasta Jimin - Parece un pequeño gatito.
- Si que lo parece. Pero ya no hagas comentarios, Annie, no seas mal educada - Habló suavemente.
- No se preocupe. Ella es sin duda una pequeña muy linda y astuta - Sonrió.
Las puertas se abrieron y se despidió de la pequeña y la mujer una vez llegaron a su piso y siguió en espera del suyo.
Cuando llegó se limitó a ingresar a la habitación reservada para él y dejar a su pareja en el sillón para luego intentar despertarlo.
- Bebé.
- Jiminnie~ - Pellizco su mejilla y el más bajo arrugó su nariz. - Minnie, despierta. Tengo algo para ti.
- Estoy cansado, Kookie.
- Te prometo que valdrá la pena... - Consiguió que al menos abriera los ojos y lo mirase. - ¿No quieres ver las estrellas hoy?, seguro hoy se ven mas lindas que todos los días. - Intentó convencerlo y una vez lo hizo lo encaminó hasta el balcón.
Jimin paró en seco.
Todas sus ganas de dormir se esfumaron y se quedó estupefacto.
¿Eso era...?
Lágrimas brotaron de sus ojitos sin poder evitarlo y volteó para abrazar a Jungkook sollozando bajito...
- Ya, cariño. ¿No lo quieres? - Dijo con una sonrisilla al ver como Jimin se aferraba fuertemente a él.
- N-No debiste... - Dijo llorando. Estaba contento y lloraba de pura felicidad. Tanto que había deseado aquello y por fin tenía uno.
Pero lo que le preocupaba era el dinero que tuvo que gastar su novio en eso. Esas cosas son malditamente costosas.
- Sabes que haría todo por verte feliz, bebé...
- P-Pero eso es muy caro, Jungkookie. - Con su pequeña naricita sorbía los mocos que amenazaban en salir y sin despegar su cabeza del pecho del contrario siguió sollozando.
- El dinero no es nada comparado con verte feliz, amor. - Kook alzó su mentón y dejó un casto besó en sus labios. - Porque eres lo que más amo... Feliz cumpleaños.
- J-Jungkookie - Y rompió en llanto nuevamente... Todo era tan perfecto en ese momento.
Estaban abrazados dándose calor mutuamente mientras un cielo estrellado los cubría y una ventisca chocaba contra ellos.
- ¿Quieres ver? - Dijo con suavidad y el mayor asintió.
Limpio sus lágrimas con el dorso de su mano y miró el telescopio frente a él. Dudando un poco se acercó y pudo ver la luna más cerca que nunca. Tan hermosa.
Siguió observando con una sonrisa en su rostro mientras el castaño lo miraba igual. Con un sentimiento cálido en su pecho envolviéndole de a poco. Ese reconocible sentimiento que lo consumía siempre que veía a Jimin. Esa sensación que lo hacía sentir que estaba donde debía estar.
Tanto amaba a esa pequeña bolita de arroz que conoció tan solo de casualidad. Era tan afortunado de pasar sus días con alguien tan maravilloso a su lado.
Jimin se alejó del artefacto y atrajo a su pequeño Jungkookie y lo abrazó. Sin tener que decir nada. Solo mirándose el uno al otro.
Amándose.
- Eres lo mejor que me pudo haber pasado, Jimin. Te amo tanto... - Lo tomó del cuello y unió sus labios. Un beso lento, tranquilo y dulce - Amo cada cosita de ti, hasta la más pequeña. Como tus hermosos lunares o tus pequeñas pequitas que adornan tu rostro tal cual las estrellas en el oscuro cielo de noche~ - Su tono de voz era tan suave, lleno de cariño.
- Habiendo tantas galaxias, Kookie... De entre todas ellas la de tus ojos es mi favorita - Dijo Jimin en un susurro - Me perdí en tus ojitos de bambi la primera vez que te vi, y desde ese día ando perdido en ellos. Esos hermosos ojitos que me miran como si fuese lo más preciado cuando tú eres un angelito que se ha apoderado de mi corazón. Eres tanto para mi. Eres mi todo. Eres mi mundo. Mi universo.
- Te amo, Mimi - Sonrió mientras que miraba esos orbes brillantes.
- Yo te amo más, muchísimo más. - Y bajo la mirada atenta de la luna volvieron a unir sus labios. Sellando una promesa que se mantendría hasta que todas y cada una de las estrellas dejasen de brillar.
[♡]
holi, quise traer este OS que me salió del orto. (literal, es una caca)
es re cortito y pues apenas plasme algo lo publiqué así que disculpen si hay algún error del que no me percaté.
muchas gracias por leer ૮₍˶• . • ⑅₎ა
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