Capítulo cuatro: Quiddicth
Irina y Hermione habían formado una extraña amistad, para Irina era algo así como un grupo de estudio de sólo dos personas.
Hermione le había dicho lo que había pasado con el trol, después de todo la había escuchado llorar.
La mañana siguiente amaneció muy brillante y fría. El Gran Comedor estaba inundado por el delicioso aroma de las salchichas fritas y las alegres charlas de
todos, que esperaban un buen partido de quidditch.
-Tienes que comer algo para el desayuno.
-No quiero nada.
-Aunque sea un pedazo de tostada -suplicó Hermione.
-No tengo hambre.
-Deberías comer Harry, necesitas fuerza y energía -añadió Irina que junto a Steve se habían sentado al lado de Hermione.
-Es verdad Harry, los únicos que el otro equipo marca son los buscadores.
A las once de la mañana, todo el colegio parecía estar reunido alrededor del campo de quidditch. Muchos alumnos tenían prismáticos. Los asientos podían elevarse pero, incluso así, a veces era difícil ver lo que estaba sucediendo.
Irina, Steve, Hermione, Ron, Seamus y Dean se reunieron en las gradas más altas. Para darle una sorpresa a Harry, habían transformado en pancarta una de las sábanas que Scabbers había estropeado. Decía: «Potter; presidente», y Dean, que dibujaba bien, había trazado un gran león de Gryffindor. Luego Hermione había realizado un pequeño hechizo y la pintura brillaba, cambiando de color.
Pocos minutos después Harry, Fred y George salieron al campo de juego entre gritos y aplausos.
-Potter se ve bien en el uniforme ¿no crees? -dijo Irina a Steve mientras aplaudían.
La señora Hooch hacía de árbitro. Estaba en el centro del campo, esperando a los dos equipos, con su escoba en la mano.
-Bien, quiero un partido limpio y sin problemas, por parte de todos -dijo cuando estuvieron reunidos a su alrededor. -. Suban a sus escobas, por favor.
La señora Hooch dio un largo pitido con su silbato de plata. Quince escobas se elevaron, alto, muy alto en el aire. Y estaban muy lejos.
-Y la quaffle es atrapada de inmediato por Angelina Johnson de Gryffindor... Qué excelente cazadora es esta joven y, a propósito, también es muy guapa...
-¡JORDAN!
-Lo siento, profesora.
El amigo de los gemelos Weasley, Lee Jordan, era el comentarista del partido, vigilado muy de cerca por la profesora McGonagall.
-Y realmente golpea bien, un buen pase a Alicia Spinnet... Otra vez Johnson y... No, Slytherin ha tomado la quaffle, el capitán de Slytherin, Marcus Flint se apodera de la quaffle y allá va... Flint vuela como un águila... está a punto de... no, lo detiene una excelente jugada del guardián Wood de Gryffindor y Gryffindor tiene la quaffle... Aquí está la cazadora Katie Bell de Gryffindor; buen vuelo rodeando a Flint, vuelve a elevarse del terreno de juego y... ¡Aaayyyy!, eso ha tenido que dolerle, un golpe de bludger en la nuca... La quaffle en poder de Slytherin... Adrian Pucey cogiendo velocidad hacia los postes de gol, pero lo bloquea otra bludger, enviada por Fred o George Weasley, no sé cuál de los dos... bonita jugada del golpeador de Gryffindor, y Johnson otra vez en posesión de la quaffle, el campo libre y allá va, realmente vuela, evita una bludger, los postes de gol están ahí... vamos, ahora Angelina... el guardián Bletchley se lanza... no llega... ¡GOL DE GRYFFINDOR!
Los gritos de los de Gryffindor llenaron el aire frío, junto con los silbidos y quejidos de Slytherin.
-Vamos, haganme sitio.
-¡Hagrid!
Ron, Irina, Steve y Hermione se juntaron para dejarle espacio a Hagrid.
-¿Quién es el? -le preguntó Irina a Ron en un susurro.
-Es Hagrid, el guardabosques.
-Oh.
-Estaba mirando desde mi cabaña -dijo Hagrid, enseñando el largo par de binoculares que le colgaban del cuello-. Pero no es lo mismo que estar con toda la gente. Todavía no hay señales de la snitch, ¿no?
-No -dijo Ron-. Harry todavía no tiene mucho que hacer.
-Mantenerse fuera de los problemas ya es algo -dijo Hagrid, agarrando sus binoculares y fijándolos en la manchita que era Harry.
-Slytherin toma posesión -decía Lee Jordan-. El cazador Pucey esquiva dos bludgers, a los dos Weasley y al cazador Bell, y acelera... esperen un momento... ¿No es la snitch?
Un murmullo recorrió la multitud, mientras Adrian Pucey dejaba caer la quaffle, demasiado ocupado en mirar por encima del hombro el relámpago dorado, que había pasado al lado de su oreja izquierda.
Harry se lanzó hacia abajo detrás del destello dorado. El buscador de Slytherin, Terence Higgs, también la había visto. Nariz con nariz, se lanzaron hacia la snitch... Todos los cazadores parecían haber olvidado lo que debían hacer y estaban suspendidos en el aire para mirar.
¡PUM! Un rugido de furia resonó desde los Gryffindors de las tribunas... Marcus Flint había cerrado el paso de Harry, para desviarle la dirección de la
escoba, y éste se aferraba para no caer.
-¡Falta! -gritaron los Gryffindors.
La señora Hooch le gritó enfadada a Flint, y luego ordenó tiro libre para Gryffindor; en el poste de gol. Pero con toda la confusión, la snitch dorada, como era de esperar, había vuelto a desaparecer.
Abajo en las tribunas, Dean Thomas gritaba.
-¡Eh, árbitro! ¡Tarjeta roja!
-Esto no es el fútbol, Dean -le recordó Ron-. No se puede echar a los jugadores en quidditch... ¿Y qué es una tarjeta roja?
Pero Hagrid estaba de parte de Dean.
-Deberían cambiar las reglas. Flint ha podido derribar a Harry en el aire.
A Lee Jordan le costaba ser imparcial.
-Entonces... después de esta obvia y desagradable trampa...
-¡Jordan! -lo regañó la profesora McGonagall.
-Quiero decir, después de esta evidente y asquerosa falta...
-¡Jordan, no digas que no te aviso...!
-Muy bien, muy bien. Flint casi mata al buscador de Gryffindor, cosa que le podría suceder a cualquiera, estoy seguro, así que penalti para Gryffindor; la agarra Spinnet, que tira, no sucede nada, y continúa el juego, Gryffindor todavía en posesión de la pelota.
-Slytherin en posesión... Flint con la quaffle... la pasa a Spinnet, que la pasa a Bell... una bludger le da con fuerza en la cara, espero que le rompa la nariz (era una broma, profesora), Slytherin anota un tanto, oh, no...
Irina bufo al escuchar como los de Slytherin viroteaban.
-No sé qué está haciendo Harry -murmuró Hagrid. Miró con los binoculares-. Si no lo conociera bien, diría que ha perdido el control de su escoba... pero no puede ser...
-¿Qué?
-Auch -se quejó Steve cuando Irina agarró bruscamente los binoculares que colgaban de su cuello.
De pronto, la gente comenzó a señalar hacia Harry por encima de las gradas. Su escoba había comenzado a dar vueltas y él apenas podía sujetarse.
Entonces la multitud jadeó. La escoba de Harry dio un salto feroz y Harry quedó colgando, sujeto sólo con una mano.
-¿Le sucedió algo cuando Flint le cerró el paso? -susurró Seamus.
-No puede ser -dijo Hagrid, con voz temblorosa-. Nada puede interferir en una escoba, excepto la poderosa magia tenebrosa... Ningún chico le puede hacer eso a una Nimbus 2.000.
Ante esas palabras, Hermione agarró los binoculares de Hagrid, pero en lugar de enfocar a Harry comenzó a buscar frenéticamente entre la multitud.
-¿Qué haces? -gimió Ron, con el rostro grisáceo.
-Lo sabía -resopló Hermione-. Snape... Mira.
-¿Snape? -preguntó Irina y enfocó en dirección al profesor de pociones.
Snape estaba en el centro de las tribunas frente a ellos. Tenía los ojos clavados en Harry y murmuraba algo sin detenerse.
-Está haciendo algo... Mal de ojo a la escoba -dijo Hermione.
-¿Qué podemos hacer? -cuestionó Irina que aún seguía mirando a Snape.
-Déjamelo a mí.
Antes de que Irina o Ron pudieran decir nada más, Hermione había desaparecido. La chica volvió a enfocar a Harry. La escoba vibraba tanto que era casi imposible que pudiera seguir colgado durante mucho más tiempo. Todos miraban
aterrorizados, mientras los Weasley volaban hacía él, tratando de poner a salvo a Harry en una de las escobas. Pero aquello fue peor: cada vez que se le acercaban, la escoba saltaba más alto. Se dejaron caer y comenzaron a volar en círculos, con el evidente propósito de atraparlo si caía. Marcus Flint agarró la quaffle y marcó cinco tantos sin que nadie lo advirtiera.
Hermione había cruzado las gradas hacia donde se encontraba Snape y en aquel momento corría por la fila de abajo. Ni se detuvo para disculparse cuando atropelló al profesor Quirrell y, cuando llegó donde estaba Snape, se agachó, sacó su varita y susurró unas pocas y bien elegidas palabras.
Unas llamas azules salieron de su varita y saltaron a la túnica de Snape. El profesor tardó unos treinta segundos en darse cuenta de que se incendiaba. Un súbito aullido le indicó a la chica que había hecho su trabajo. Atrajo el fuego, lo guardó en un frasco dentro de su bolsillo y se alejó gateando por la tribuna.
Snape nunca sabría lo que le había sucedido.
Fue suficiente. Allí arriba, súbitamente, Harry pudo subir de nuevo a su escoba.
-¡Neville, ya puedes mirar! -dijo Ron. Neville había estado llorando dentro de la chaqueta de Hagrid aquellos últimos cinco minutos.
Harry iba a toda velocidad hacia el terreno de juego cuando vieron que se llevaba la mano a la boca, como si fuera a marearse. Tosió y algo dorado cayó en su mano.
-¿Soy yo o casi se traga la snitch? -preguntó Steve algo confundido.
-Casi se la traga pero ¿a quién le importa? ¡Gryffindor ganó!
Luego del partido, en la sala común de Gryffindor el ambiente estaba muy animado. Al parecer Irina era la única que se había dado cuenta que el único del equipo de quidditch que no estaba era Harry.
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