Capítulo Cuatro
Al llegar a Wakanda, Ayo aterrizó la nave en el hangar y al bajar de ella Okoye ya estaba esperándome junto a un grupo de guardias y varias Dora Milaje.
— Vaya, esto si que es una sorpresa. No imagine que mi llegada fuera tan importante — dije sonriendo al ver a Okoye con su expresión tan seria.
— Un poco de seriedad, niña. La seguridad ha aumentado para el bienestar de la Reina y de la Princesa — dio media vuelta y golpeo el suelo con su lanza, todos los guardias incluyendo a Ayo, me rodearon y me guiaron hasta el laboratorio. Al parecer los ataques de otros países a Wakanda ha sido un asunto muy serió para que la seguridad sea tan estricta, hasta con los visitantes.
Cuando llegamos al laboratorio, los guardias se quedaron afuera, solo Okoye y yo avanzamos para entrar.
— ¡Ahí estas! — dice Shuri mientras la buscó con la mirada, se encontraba arriba de una maquina. Da un brincó para bajar y saludarme con un cálido abrazo
— ¿Cómo haz estado? — me separé un poco poco de ella y vi bajar la mirada. Aprieto mis labios apenada mientras sobo uno de sus brazos — Lo siento. No...
— Tienes que ver esto — me interrumpe antes de que siga continuando con mi disculpa.
— ¿Me pediste que viniera con urgencia para ver una maquina? — cruzo los brazos sobre mi pecho.
— Si y no — vuelve a subir a la maquina. En ese momento entra la Reina Ramonda y todos incluyéndome hacemos una pequeña reverencia con la cabeza.
— Es bueno verte de nuevo, Serena — me regala una pequeña sonrisa.
— Lo mismo digo, su majestad — vuelvo a hacer reverencia con la cabeza.
— Ya por favor. Fue mucha diplomacia — dijo Shuri, bromeando — Esto es lo importante — da unos pequeños golpes al metal de la maquina — Él decía la verdad, mamá. Esta maquina sirve para encontrar Vibranium y lo sorprendente, es que en su mayoría esta hecha con chatarra. No me sorprende porque Namor quiere al científico.
— ¿Namor? — volteó a ver directamente a Shuri, está voltea a ver a la Reina y hago lo mismo, para darme cuenta de que la estaba regañando con la mirada.
— Madre, la necesitamos y ella necesita saber todo esto — insistió levantando la voz un poco molesta.
— ¿Saber qué? — levanté mis manos exigiendo respuestas.
— Hace dos días, un hombre se presentó ante nosotras. Nos entregó esta maquina y nos pidió que buscáramos al científico que la creó y así llevarlo ante él - Shuri se me acercó y me tomó por los hombros.
— Entiendo. Y...¿esto qué tiene que ver conmigo? — la mire confundida.
— Este sujeto se hace llamar Kukulkán - pronunció lentamente el nombre. Sin poder evitarlo, mis piernas flaquearon e inmediatamente me tomé con fuerza de Shuri para no caer. Sentía mi cuerpo frío y pude sertir que mi rostro estaba pálido; era demasiado para ser cierto, ¿un Dios maya real?.
— Traigan una silla — dice con fuerza en sus palabras mientras intentaba levantar mi peso y Okoye se acerco rápidamente para ayudarla.
— Tráeme un vaso con agua — veo que la Reina toma por el brazo a una de las chicas que estaba cerca de nosotras, y está sale corriendo en busca del vaso.
Pongo una mano sobre mi frente, puesto que todo comenzó a dar vueltas y me costaba respirar a la vez.
— ¿Qué sucede?, ¿dije algo malo? — Shuri trata de enderezarme para que la vea a los ojos.
— ¿Cómo dijiste...que se llama? — pregunte sin fuerzas.
— Kukulkán — volvió a repetirlo lento, y repentinamente todo se puso negro.
Sentía como mis extremidades estaban completamente frías, comenzó a darme frío y aún estando completamente de negro, sentía que todo daba vueltas.
— Corre... — era esa voz otra vez, la voz de una mujer. Nuevamente me encontraba corriendo y no sabía si era para huir o para encontrar algo o a alguien.
Me detuve una vez más, gire lentamente mientras buscaba la sombra de aquella vez. Empecé a escuchar esa respiración tan pesada, y ahí estaba, una vez más estaba frente a mí la sombra. En su mano llevaba una lanza y se acercaba lentamente a mí.
— ¡Corre, Atotoztli! — gritó aquella mujer, pero esta vez estaba frente a mí con sus brazos extendidos como si me estuviera protegiendo. La sombra estaba frente a nosotras, solo que está era diferente, era más grande.
Cuando me di cuenta, la sombra estaba a centímetros de la mujer; para mi mala suerte, la sombra la hiere y su ropa se llena de sangre.
— ¡Nantli! — grité con todas mis fuerzas, en ese momento la sombra giró la cabeza hacía mí, quedé completamente inmóvil al ver sus ojos brillar. Poco a poco se va acercando a mí hasta que comienza a correr; justo cuando está casi encima mío, desperté del sueño.
Mi cuerpo estaba lleno de sudor, el corazón me latía tan fuerte que se podía sentir en todo mi cuerpo, mi boca la sentía seca y respiraba agitada.
Pase una mano por mi cabeza cuando siento que me toman por los hombros, me asuste y empuje a la persona que estaba ahí, cuando me di cuenta era Shuri, me veía preocupada e intranquila.
— Serena, tranquilízate. Fue solo un sueño — toma una de mis manos — Soy yo, sólo respira — me tomó nuevamente de los hombros y me obligo a recostarme.
— Shuri... — apenas pude pronunciar, me costaba respirar aún.
— Shhh — acarició mi cabeza.
— ¿Qué...sucedió? — volví a hablar con poca fuerza mientras pasaba una mano por mi rostro.
— Te desmayaste y... — dudó en continuar, se veía preocupada aún — Llevabas casi tres días inconsciente — me levanté de golpe nuevamente, provocando que me mareé.
— ¿Cómo?, ¿por qué? — traté de levantarme de la cama pero al intentar ponerme de pie, mis piernas fallaron y terminé cayendo al suelo. Shuri le grito a Okoye para que entrará y ayudará a sentarme en la cama.
— No te fuerces, Serena — dijo Okoye mientras me sentaba en la orilla de la cama.
— Ya perdieron tiempo con mi desmayo. ¿Ya fueron a buscar al científico? — apreté la mano de Okoye.
— Aún no. Todos estábamos preocupados por ti — deje salir un suspiró y en ese momento siento una punzada en la mano, tenía una sonda y con los movimientos bruscos se botó la aguja provocando que sangrará un poco. Shuri me paso una torunda por la mano y después puso una curita.
Cuando por fin me calme, me explicaron que el tal Namor o Kukulkán, les había dado una semana para que encontrarán al científico. Shuri también me contó que durante el tiempo que estuve inconsistente, me estuvieron monitoreando para saber el porque de mi desmayó y que todo ese tiempo estaba presentando pesadillas, que le pareció extraño que tuviera tantas y por eso me mantenían monitoreada, pero yo solo recorbada tener una. Shuri no me cuestionó en ningún momento, pero me dio a entender que lo haría cuando menos me lo esperé.
Al día siguiente y una vez recuperada, entre al laboratorio de Shuri, ella seguía trabajando en la máquina y mencionó que cuando lográramos encontrar a su creador, le pedirá encender la máquina y que expliqué como funciona; y sabíamos exactamente con quién ir para encontrar al científico, sólo nos faltaba convencer a la Reina.
— Entonces, ¿cuando nos vamos a visitar a mi colonizador favorito? — Shuri sonríe ampliamente. La Reina Ramonda mira dudosa a Shuri, después voltea a vernos a Okoye y a mí, ambas desviamos la mirada. Suspiró y término por aceptar con la condición de que cuidáramos muy bien a Shuri.
[...]
Llegamos a Estados Unidos para ser exactos, en Alejandría, Virginia. Fuimos en busca de Ross, él era nuestra persona favorita; lo encontramos haciendo ejercicio en un corredor en el bosque, Shuri mando un dron para llamar su atención y guiarlo hasta nosotras.
— Pudieron llamar antes - dijo Ross un tanto agitado, pues venía corriendo.
— ¿Por qué crees que tendría tu número? — Okoye le contestó con sarcasmo. Apreté mis labios para evitar reírme mientras desvíe la mirada.
— Necesitamos que nos ayudes a encontrar a la persona que creo la máquina que busca Vibranium — Shuri dio un paso al frente.
— Se que me ayudaron y se los debo, pero no puedo hacerlo después de que los Wakandianos atacaron a un barco con nuestros hombres — Ross levantó la voz molesto.
—¡Hey!, tranquilo. La verdad, es que no fuimos nosotros — Shuri levantó sus manos en señal de que bajará la voz.
— Si no fueron ustedes, entonces ¿quién lo hizo? — puso una mano sobre su cadera.
—No podemos decirte, no al menos por ahora — dijo Shuri en un tono de disculpa.
— No, escuchen. Yo les doy la información y ustedes también me responden — Ross volvió a levantar la voz — La niña es la única persona en el mundo que sabe armar una, así que la van a buscar.
— ¿Una niña? — preguntó alterada. Ross sólo asintió con la cabeza.
[...]
Después de nuestro pequeño encuentro con Ross, llegamos a la universidad donde la chica se encuentra estudiando.
— ¿Cómo estamos seguras de qué aquí estudia? — pregunté mientras salía del auto.
— Ross dijo que aquí estudiaba. La vamos a encontrar - me contestó Shuri un poco preocupada y no la culpo. Estabamos a punto de "secuestrar" a una chica de 19 años.
— ¿Cómo dijo que se llamaba? — pregunté nerviosa.
— Riri Williams — se recargó en el auto mientras buscaba a la chica con la mirada — ¡Miren!, ahí esta.
— Déjamelo a mí, yo hablaré con ella — Okoye dio un paso al frente, pero Shuri y yo la tomamos de los brazos para detenerla.
— Espera, déjame ir a hablar con ella. Será mucho más discreto — dijo Shuri con nervios mientras le insistía con la mirada.
—Yo soy muy discreta — volvió a insistir Okoye, pero la miramos de los pies a la cabeza — ¿Qué?
—Nada — Shuri y yo contestamos al mismo tiempo.
— ¿Es el maquillaje? — Okoye se toca el rostro preocupada.
— No — le sonreí nerviosa.
— ¿Es el tono correcto? — da un paso atrás.
— Es el tono correcto. Te queda cool — le dice Shuri para tranquilizarla — Todos pensarán que estudio aquí. Puedo hacer esto.
— Te doy cinco minutos — Okoye termina por aceptar, Shuri y yo suspiramos aliviadas.
Shuri siguió a Riri mientras Okoye y yo nos quedamos esperando.
[...]
— Ya pasaron cinco minutos. Es hora de entrar — Okoye se separó del auto y empezó a caminar. Mire mi celular para ver la hora y si, justo habían pasado los cinco minutos.
— Espera, apenas debieron llegar a los dormitorios — me puse frente a ella.
— Tiempo suficiente para que ya estén de regreso — me hace a un lado y sigue caminando. Las personas nos volteaban a ver, la ventaja es que traíamos lentes oscuros, así que vergüenza solo sin ellos.
Okoye se desvío y en vez de pasar por la puerta principal, busco la ventana al dormitorio de Riri con éxito.
— ¿Te vas a quedar ahí? — sacó la lanza.
— ¡Oye, espera! — baje su mano mientras verificaba que nadie nos estuviera observando. Nuevamente me hizo a un lado y con ayuda de su lanza, se impulso para llegar a la ventana y así entrar al cuarto.
— Es el baño, date prisa — me habló a través de las perlas Kimoyo. Shuri me había dado una lanza igual a la que usan las Dora Milaje, e hice mi mejor esfuerzo para lograr subir por la ventana a la que había entrado Okoye.
— Claro, ¿me das un minuto? — se escucha la voz de una chica y en ese momento se abre la puerta del baño. Okoye sale del baño hacía el cuarto mientras la sigo y veo a Riri correr a un rincón.
— Les dije que nos esperaran — reclamó Shuri.
— Te dije cinco minutos — le respondió Okoye en forma de sermón. Veo que Riri levanta un ventilador sobre su cabeza.
— Oye, baja eso. Te puedes lastimar — levanté mis manos hacía ella, tratando de calmarla.
— No intenten dar un paso más hacía mí — amenazo con lanzar el ventilador.
— Estos niños de hoy no respetan a la gente — Okoye voltea a ver a Shuri y después camina hacía Riri, está por instinto avienta el ventilador y Okoye reacciona cortándolo por la mitad con su lanza.
— ¿Trajiste una lanza? — le reclamó Shuri a Okoye, está le responde con una sonrisa.
— ¡Trae un lanza! — grita mientras se pega a la pared del rincón en el que se encontraba.
— Escucha niña, te voy a dar dos opciones — una vez más, Okoye da otro paso al frente — Puedes venir a Wakanda consiente o inconsciente. Pregúntale a ella que es mejor — mueve la cabeza haciendo una señal en mi dirección. Riri, nuevamente levanta una caja sobre su cabeza.
— Tú deberías estar consiente de ese look tan horroroso. ¿Quién anda por ahí con ese tono de maquillaje? — sin poder evitarlo, Shuri y yo soltamos una carcajada.
— No puedo creerlo. ¡Se los había dicho! — Okoye nos reclama alzando la voz.
— Te ves bien — le aseguró Shuri con una sonrisa.
— ¡Hey!, baja eso. Ya dije que te puedes lastimar — le repetí por segunda ocasión a Riri.
— Déjala — me responde Shuri y voltea a ver a Riri — Tranquila. Nos vamos, ¿ok? — toma a Okoye del brazo — Qué ella se encargué de ese hombre pez.
— ¿Hombre pez? — Riri deja caer la caja y nos vemos con una expresión de asustada.
[...]
— ¿Trabajas aquí? — le pregunté a Riri una vez que entramos a su taller.
— Es solo un montón de chatarra — dice Okoye mientras voltea a todos lados.
— ¡Oye! Es mi trabajo, aquí vengo cuando hago mis encargos — le responde sonriendo.
— ¿Es tecnología STARK? — pregunta Shuri frente a unos planos.
— Les dije que no toquen nada — se acerca a una mesa donde se encuentra una laptop.
— ¿Tienes todo guardado ahí? — pregunta nuevamente Shuri.
— Si, aquí esta todo. Me tardé un mes para volver a entrar a mi carpeta — tomo su laptop y la metió a una mochila.
Al poco tiempo se escucha un altavoz llamando a Shuri y a Riri para que salgan del taller. Riri tomó una maquina en la que estaba trabajando y salió del taller volando, Okoye y yo ibamos juntas en un auto, y Shuri iría con nosotras si no hubiera engañado a Okoye pero término por irse en una moto.
Justo como en las películas, estábamos en una escena de persecución, cuando creíamos que nos iban a atrapar en un puente donde las patrullas cerraban el paso; Riri surcando por los cielos destrullo las patrullas. Celebramos todas aullando y pudimos pasar por el puente pero en ese momento a un costado, una ballena salió a la superficie, de su lomo saltó un sujeto azul y enorme; aventó hacía nosotras lo que parecían ser granadas y estás estallaron saliendo de ellas una avalancha de agua. Perdimos el control, el auto giro por el aire y que caímos estrellándonos contra el suelo.
Perdí la consciencia por unos segundos hasta que escuche a Okoye gritar el nombre de Shuri, está se encontraba inconsciente a un lado del auto. Okoye logró salir pateando la puerta del coche, traté de hacer lo mismo pero quede atoradas de las piernas, por fortuna aún podía moverlas y en auto no olía a gasolina. Boca abajo y colgando del asiento, logré ver como Okoye luchadora contra unas personas, las cuales se levantaron como si nada después de un arduo duelo entre Okoye y un sujeto enorme, éste tenía ventaja sobre ella y no solo por el tamaño, si no que, consiguió preocuparme aún más cuando una bomba de agua volvió a estallar por segunda ocasión y logró sacar del puente a Okoye, Shuri inmediatamente despertó y negoció con las personas de que la llevarán a ella y a Riri juntas, grité con todas mis fuerzas que las dejarán pero no obtuve éxito y se las llevaron.
Por la impotencia de lo que acababa de ocurrir, comencé a llorar desesperada; Okoye volvió a subir al puente después de un rato y me ayudo a salir del auto, ambas apenas nos podíamos sostener y estábamos destrozadas. Okoye llamo a la nave con las perlas Kimoyo y llego por nosotras, subimos con las pocas fuerzas que nos quedaban y la nave viajo hasta Wakanda lo más rápido posible.
[...]
Al llegar a Wakanda, la Reina Ramonda nos esperaba en el hangar pero al ver que solo llegamos Okoye y yo, su expresión cambio completamente; a nosotras nos llevaron a que nos revisaran y curaran las heridas y a la hora, la Reina convocó una audiencia.
— Déjeme morir, sirviendo a mi nación y a ese trono — Okoye se arrodilló mientras contenía las lágrimas que amenazaban con salir — Permítame enmendar mi error.
—¿Enmendar tu error? — repitió la Reina Ramonda — ¿No he dado mi vida también por Wakanda? — levantó la voz con fuerza haciéndose escuchar en toda la sala mientras se ponían de pie — Todos me dieron la espalda cuando Killer Monger se apodero del reino al creer que mi hijo había muerto. Tú debiste apoyarnos e ir con nosotras, pero te quedaste con ese rufián — dijo casi sin aliento — Ponte de pie, General.
— Mi reina... — Okoye jadeo.
— Te advertí sobre llevarte a mi hija en esta misión y la perdiste — suspiró con tristeza — Quedas destituida de tu cargo — volvió a tomar asiento en el trono. Iba a abogar por Okoye para que le dieran una oportunidad,sabía que Okoye no tenía la culpa pero Ayo y Aneka me detuvieron. Okoye le hizo una reverencia a la reina, dio media vuelta y salió de la sala.
— Serena — mi corazón comenzó a latir muy rápido, volteé a ver a la Reina quien seguía mirando hacía la puerta por donde había salido Okoye y entendí que me estaba queriendo decir. Caminé hacía donde había estado Okoye pero no podía verla a la cara, sabía que me juzgaría de igual forma. Escuche como su tela se movía y el sonido de sus pasos caminando hacía a mí, tenía miedo por lo que fuese a decirme que mis piernas fallaron y terminé arrodillada — Necesito que la busques — dijo casi en un susurro.
— Mi reina... — levanté mi vista para ver si había sido la Reina quien había hablado.
— Tú debes de saber en donde buscar — estiró sus manos hacía a mí para que me pusiera de pie.
— Mi reina, yo... No se — paré en seco. No sabía que contestarle, sentía que cualquier cosa que dijera fuera una respuesta incorrecta.
— Sé que puedes — puso una mano en mi mejilla.
— No se como luce — susurré — No se quién es ese tal Namor — volví a hacer una pausa, sentí como que se rompía mi corazón al ver las lagrimas de la Reina rodar por sus mejillas — Pero si sé quien es Kukulkán, y tal vez sé donde buscar.
— No irás sola. Sé de alguien que podrá acompañarte, ven conmigo — soltó mis manos y camino frente a mí para salir de la sala.
[...]
Me encontraba nuevamente en una de las naves de Wakanda, pero ya no era Okoye quién conducía, si no, Ayo. Estábamos en cielo Haitiano, aquí era donde venimos a buscar a la persona que me acompañará a rescatar a Shuri y a Riri.
Entramos a lo que es un tipo de internado u escuela, había niños por todos lados, algunos estaban jugando y otros ayudaban a hacer los deberes.
— Bonjour — (Buenos días) saludo la reina a unos niños quienes se nos acercaron.
— Estoy buscando a una amiga — se inclinó y le dijo directamente a uno de los niños, el cual le tomó la mano a la Reina y nos guió hasta un pequeño pasillo, ahí se encontraba la persona en cuestión — Merci — (Gracias) se inclinó nuevamente hacía el niño y éste le sonrió para después irse corriendo con los otros niños que nos seguían — Bonjour — cruzo sus manos esperando a que volteará la mujer.
— Bonjour — contestó Nakia antes de girar y darse cuenta que estábamos frente a ella — Mi reina...
— Te extrañamos en casa — dijo la Reina con un tono triste.
— Lo siento — bajó la mirada avergonzada. Después de unos segundos se acerco a nosotras y nos saludo a ambas con un abrazo y un beso.
La Reina y Nakia estuvieron hablando un rato sobre los proyectos que se han estado llevando a cabo en Haití, a Nakia se le veía muy feliz cuando nos contaba como las mujeres y los niños ayuban con el internado, mientras los hombres se encargaban de algunas cosas más pesadas.
— Me alegra de que todo este saliendo bien — toma a Nakia de las manos — Pero te necesitó — Nakia volteó a verme confundida y no pude evitar bajar la mirada.
— ¿Qué sucede? — se notaba la preocupación en su voz.
— Necesitamos que nos ayudes a encontrar a Shuri — vi como la Reina apretaba las manos de Nakia.
— ¿Qué sucede? — pude notar como se alejó un poco. La Reina Ramonda le contó todo lo que estaba sucediendo y que yo sabía en donde podríamos intentar buscar a Shuri. Claro que Nakia al principio se negó, pero después de que la Reina le suplicó que la ayudará a encontarla, término aceptando.
[...]
La Reina regreso a Wakanda, Nakia y yo íbamos con destino a México y para ser más precisa a Yucatán.
Sabía que nos podíamos contarle a nadie sobre el secuestro de Shuri, pero necesitaba más ayuda, le supliqué a la Reina que dejará comunicarme con Carlos para está misión y aceptó con la condición de que inventará una excusa para que jamás se enterará de Namor y del secuestro. Me estaba costando pensar en un plan, pero al final se me ocurriría algo.
— Muy bien, aquí estamos — Carlos, estacionó el carro a un lado de un pequeño camino que entraba a la selva.
— ¿Seguro qué es aquí? — pregunte dudosa mientras bajaba del auto.
— Si, aquí es donde tu amiga puede encontrar lo que busca.
— Muy bien, vamos — comenzamos a caminar siguiendo a Carlos. Nakia me hizo señas para que me acercará a ella — ¿Qué sucede? — susurré.
— Recuerda distraerlo con algo para que tú y yo hablemos con la mujer que nos contó tu amigo — me tomo del brazo para acercarme a ella y susurrar, asentí con la cabeza.
Unos minutos después, llegamos a lo que parecía una pequeña aldea con casas hechas con bambú y palmas, había niños corriendo y la gente estaba trabajando o cocinando. Carlos nos señaló a una mujer mayor que iba caminando hacía una de las casas, NaKia se adelantó para alcanzarla y yo me quede con Carlos, buscando una forma de distraerlo; unos niños se nos acercaron y empezaron a hablarnos, a Carlos se lo llevaron para jugar y ahí obtuve mi oportunidad de escape para ir con Nakia.
— No se de que me hablas — dijo la mujer levantando la voz.
— Por favor, necesito...necesitamos de su ayuda — Nakia junto sus manos implorando a la señora — Yo también lo vi — le dijo casi en un susurro.
[...]
— Lo llamamos Kukulkán — la señora María empezó a tejer una canasta — Cuando lo vi por primera vez, me asuste, pues no sabía quién era o que era. Vi que tenía alas en los tobillos y volaba con ellas pero siempre hacían el sonido de una serpiente. De vez en cuando venía a ayudarnos y a veces nos traía pescado para la comida — suspiró la señora.
— ¿Venía? — pregunté curiosa mientras me recargaba en el marco de la entrada de la casa.
— Sí. Hace años que ya no viene — se levantó de la silla en la que se encontraba y camino hacía su cama, saco una caja y me la entrego.
— ¿Qué es esto? — pregunté confundida.
— Es un regalo de Kukulkán — me hizo señas de que abriera la caja, dude unos segundos y terminé por abrirla. Dentro de ella, había un medallón de oro y debajo de éste, había un collar de perlas, jadeé al darme cuenta de que era Vibranium.
-— Cómo lo consiguió — me acerqué a la mesa donde se encontraban la señora Maria y Nakia para dejar la caja y continuar viendo el collar a detallé.
— Kukulkán se lo dio a mi mamá cuando era una niña — suspiró — En aquel entonces hubo un huracán y las casas y cosechas se destruyeron. Cuando pasó el mal clima, él llegó con su gente y nos ayudó a reconstruir todo. Mi mamá me contó que los niños también ayudaban y que cuando tenían tiempo libre pues se ponían a jugar. Mi mamá me contó que ella estaba jugando con sus hermanos, que se cayó y se raspó la rodilla, que no dejaba de llorar y él se le acerco junto con una mujer y ella la curo, pero que seguía llorando porque su collar se había roto, entonces me dijo que Kukulkán le dio uno de sus collares para que estuviera feliz y que le duraría muchos años — nos sonrió y en ella se veía una señal de nostalgia.
— Entonces...¿su mamá se le dio a usted? — volví a poner el collar en la caja y la cerré.
— Si, fue un regalo que ella me hizo — volvió a sonreír.
— ¿Cuando fue la última vez que lo vio? — habló Nakia.
— Fue hace mucho. Yo tenía como 8 años cuando lo vimos por última vez — suspiró con tristeza — Si lo encuentran... — hizo una pausa para tomar la caja y sacar el collar — Denle el collar y díganle que van de mi parte — se puso de pie a mi lado, tomó mi mano y me dio el collar, cerro mi mano en un puño con un pequeño apretón antes de volver a sentarse.
Nos despedimos y le agradecimos a María por la ayuda, al salir encontramos a Carlos sentado y hablando con las mujeres y hombres que estaban frente a una fogata. Cuando nos vio, se puso inmediatamente de pie, se despidió de todos y se acerco a nosotras.
— Perdón, no me quise acercar a ustedes — se paso una mano por la nuca — Las vi en la casa de la señora Maria y no quise interrumpirlas.
— Te agradezco — Nakia le puso una mano sobre el hombro — Debemos irnos — volteó a verme, asentí con la cabeza y le hice señas a Carlos para que volviéramos al auto.
[...]
Durante el camino al hotel en el que nos estaremos hospedando, saque el collar que me había dado la señora María, me puse a verlo detenidamente mientras recordaba la historia que nos había contado. Empezaron a venir a mi mente muchas dudas, ¿por qué sentía que estábamos haciendo algo malo?, era la pregunta que más se repetía y venía acompañada de una sensación de culpa tan extraña en la boca del estómago. No sabía que iba a pasar después de esto, ya sabíamos en donde buscar a Namor; antes de salir de la casa de María, nos contó de un lugar donde tal vez ahí podría estar él. Solo nos quedaba tener fe y obtener éxito en la búsqueda de Shuri y Riri.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top