Capítulo Cinco

¡Hola!
Espero se encuentren bien y que hayan recibido este 2023 acompañados y acompañadas por sus seres queridos.

Lamento no haber actualizado hasta ahora, pues he estado ocupada estudiando y preparándome para unos exámenes y no tenía el tiempo para escribir, además, de que el estrés me causo un bloqueo lo cual me dificultó escribir este capítulo. Las buenas noticias es que ya esta en redacción y correcciones el Capítulo seis y siete.

Sin más que agregar, disfruten del capítulo. ❤

Nota: A partir de este capítulo, haré el uso de palabras en NEGRITAS para cuando los personajes estén hablando en Maya y usaré palabras en NEGRITAS CURSIVA para cuando los personajes estén hablando en Náhuatl.




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El sol comenzó a salir y los pequeños rayos de luz que se veían, empezaron a iluminar todo a nuestro al rededor. Nakia y yo nos encontrabamos en la playa donde la señora María nos dijo que buscáramos a Namor; Nakia logró rastrear la señal de las perlas de Shuri que nos llevó a una estructura que parecía ser la entrada a un cenote.

— ¿Lista? — me preguntó Nakia mientras se acomodaba el traje y la máscara de oxígeno. Asentí con la cabeza y me acomode la máscara de igual forma.

Nos subimos a las motos submarinas y nos sumergimos; navegamos un par de minutos hasta que salimos a la superficie en una tipo cueva. Estábamos alerta y fuimos avanzamos con sigilo hasta llegar a un tipo de sala en la que se encontraban Shuri y Riri; ambas estaban sentadas una a lado de la otra, parecía que estaban hablando.

— Shuri, Riri — susurré mientras me acerque a ellas. Ambas se abalanzaron hacía a mí y me abrazaron con fuerza.

— ¿Cómo nos encontraste? — me preguntó Shuri mientras susurraba. Giré un poco mi torso para que pudieran ver a Nakia e inmediatamente Shuri se levantó para ir a abrazarla.

— Debemos salir de aquí, ahora — Nakia nos miró a las tres después de separarse de Shuri.

¿Quiénes son ustedes? — entró una mujer con la piel completamente azul y nos comenzó a apuntar con una lanza.

— ¡Nakia, espera! — Shuri tomó a Nakia por el hombro, pero en ese momento la mujer se abalanzó contra nosotras y Nakia le disparó y cayo mal herida — ¡¿Qué hiciste?! — gritó enfurecida para después arrodillarse a un lado de la mujer que se encontraba agonizando en el suelo.

— Shuri, ¡debemos irnos! — Nakia la tomó por el brazo y la jaló para que se levantará.

— No, espera... Puedo ayudarla — se soltó del agarré de Nakia — Dame tus perlas, ¡rápido! — estiró su brazo para recibir las perlas, pero Nakia volvio a tomarla del brazo.

— No tenemos tiempo, Shuri. Debemos darnos prisa — esta vez la jaló con fuerza, obligando a Shuri a ponerse de pie. La llevó a la fuerza en dirección por dónde habíamos llegado mientras Shuri seguía resistiéndose e iba gritándole que la dejará volver.

Riri volteo a ver a la mujer que yacía en el suelo y después volteo a verme completamente asustada, la tome de la mano y seguimos a nuestras compañeras para salir de ese lugar. Les pusimos unas máscaras para que pudieran respirar durante el caminó, nos sumergimos y subimos la velocidad de las motos para salir inmediatamente del lugar. Al salir, una nave ya nos esperaba sobrevolando justo donde mar y arena se unían; se activo el capo magnético y nos llevo a su interior donde la Reina nos esperaba, está al ver a su hija, se acercó a abrazarla con fuerza para después ordenar que saliéramos de ahí.

— Hija mía, ¿te hicieron daño? — preguntó la Reina mientras acariciaba la mejilla de Shuri.

— Madre, estoy bien — resoplo y volteó a vernos. En su mirada pude notar que había preocupación y enojo — ¡No debiste hacer eso! — se acerco a Nakia levantando la voz.

— ¿Qué querías que hiciera?, ¿dejarte ahí corriendo peligro? — le gritó.

— ¡Tenía todo bajo control! — continuó gritando.

— ¿Estar sentada sin hacer nada, es tener todo bajo control? — Nakia volvió a gritar y se acerco a Shuri dejando centímetros de separación entre sus rostros.

— ¡Basta! — exclamó la Reina aún más molesta — Shuri, solo agradécele a Nakia y a Serena por traerlas de vuelta sanas y salvas.
Shuri se quedó en silencio y se acerco a Riri para disculparse por lo que había ocurrido.

Todo el ambiente estaba incómodo, durante el viaje de regreso, permanecimos completamente en silencio. Griot rompió el silencio incómodo para dar el aviso de que estábamos por llegar a Wakanda. La nave aterrizo en el hangar y todas salimos detrás de la reina, Shuri seguía sin cruzar palabras con Nakia, tenía el semblante notoriamente molesto; a mí tampoco me había habla desde que subimos a la nave, creo que también estaba molesta conmigo.

En la sala del trono, la Reina Ramonda abrazo a Nakia y le agradeció por traer a Shuri de vuelta, hizo lo mismo conmigo y cuando nos ibamos a retirar de la sala, la Reina me detuvo y me pidió quedarme con ella, me mortificaba lo que pudiera preguntarme.

— Gracias, Serena — puso una de sus manos sobre mi mejilla y después pasó a abrazarme con fuerza, como lo había hecho en la nave con Shuri; me sorprendió su reacción y le correspondí — Necesito que me cuentes como sucedió todo, cómo llegaron a ese lugar — se separó y me tomo por los brazos mientras me veía preocupada.

— Claro — jadee al intentar formular las palabras en mi boca — Como se lo había dicho antes, mi amigo me ayudo. Claro que...no le conté nada por seguridad de todas, pero es a él a quién debemos de agradecer — dije esto último casi en un suspiro.

— Agradezco la ayuda de todas y de tu amigo. Salvaron a mi hija — volvió acariciar mi mejilla — Ahora sabemos donde se esconde.

— Si, claro. Pero no podemos atacar — pronuncie con temor.

— ¿Qué quieres decir? — sentí un fuerte agarré de la mano que seguía en mi hombro.

— No creo que él sea malo — la miré ansiosa esperando su reacción.

— Eso no lo sabemos, se llevó a mi hija. ¡La secuestro! — se separó bruscamente y caminó hacía el trono.

— Yo sí — la seguí pero paré en seco justo al mismo tiempo quebla Reina Ramonda.

— ¿Cómo éstas tan segura de eso?, ¿lo conoces? — se acercó lentamente a mí de forma amenazante — ¡¿Hablaste con él?! — me sobresalte y fue en ese momento que me di cuenta que había malinterpretado mis palabras.

— ¡S-Sí!, es decir... ¡NO! — apreté mis labios lamentando de nuevo no poder formular las palabras correctamente, suspire — La gente con la que hablamos... fueron ellos quiénes nos hablaron de él. Sus experiencias y su convivencias con él, no son como lo cuentan en los códices. Éste tal Namor o Kukulkán es... una buena persona — volví a susurrar. La Reina me miro dudosa y con una expresión de molestia, parecé que no va a aceptar lo que acabo de decir.

La Reina me ordenó retirarme; y por la expresión que se plasmaba en su rostro y su silenció al sentarse en el trono, fue una señal de que quería estar sola y reflexionar lo que le acababa de decir.

[...]

Al día siguiente, fui al salón para desayunar con todos y al entrar me encontré con un incómodo silencio. Shuri y Riri estaban sentadas juntas, y Nakia estaba junto a la Reina. Las cuatro voltearon a verme con curiosidad por saber en donde me sentaría, era una escena tanto incomoda cómo graciosa; terminé por sentarme en medio de ambos grupos, justo a la misma distancia de uno al otro. Por alguna razón y como si se hubieran puesto de acuerdo, ambos grupos volteaban a verme, sentía que examinaban cada una de mis acciones, como si algo dependiera de eso. Me apresuré a terminar de desayunar para que terminará ese momento tan incómodo, retiraron mi plato, me levanté de mi asiento y caminé lo más rápido posible para salir del salón pero segundos antes de llegar a la puerta, Nakia me detuvo, mi ansiedad comenzó a subir y sólo para darme cuenta de que quería salir a caminar por la ciudad.

[...]

Una vez en las calles de ciudad, Nakia me contaba como le estaba yendo con el proyecto en Haití, las pequeñas reformas y los programas para ayudar a todas las personas de ese país, su rostro expresaba muy bien esa felicidad con una amplia sonrisa y unos grandes ojos brillantes.
En el camino nos encontramos a Okoye, quién sin pensarlo dos veces, abrazo con fuerza a Nakia y después a mí.

— ¿Cómo haz estado? — habló Nakia.

— Ahora que soy civil, no es tan diferente a como ya lo imaginaba — Okoye suspiró.

— ¿A qué te refieres? — pregunté esta vez.

— Ahora me dedicó a ayudar a las personas a tiempo completo — nos sonrió, pero pude notar que en ella había decepción y tristeza.

Nakia iba a hablar pero en ese momento se escucho un gran estruendo, las personas a nuestro al rededor dejaron de hacer lo que estaban haciendo para identificar el sonido y sin esperarlo, una gran corriente de agua atraveso varios muros y nos llevó con ella, la gente gritaba, perdí de vista a Okoye y a Nakia en mi intento de salir a la superficie para evitar ahogarme; cuando logré salir, ayudé a poner a salvó a las personas que estaban a mi alcance, las naves empezaron a sobrevolar por la ciudad y subían a las personas a través del campo magnético, cuerdas o con estructuras para ponerlas a salvó. Okoye estaba en la misma nave que yo, verificamos que todos estuvieran bien, Nakia se comunicaba a través de las perlas para informar sobre el estado de la nave en la que se encontraba.

Era un caos lo que estaba sucediendo, olas que inundaban toda la ciudad, personas que seguían siendo rescatadas y a lo lejos la nave de Shuri volaba veloz para atacar la silueta de un hombre, al fin podía verlo con mis propios ojos y saber quien era Namor. Sabía que a Shuri le estaba costando atacarlo ya qué Namor volaba tan rápido como un colibrí, ninguno de los ataques le hacía daño, ni siquiera le rozaban. Al poco tiempo, Namor atacó la nave de Shuri y está cayó directo al agua, la nave en la que estábamos fue directo a al lugar donde ahora se veía a Shuri nadando; el campo magnético la subió, después Okoye y yo nos acercamos a atenderla para saber el estado en el que se encontraba y ver si había alguna herida o fractura importante.

Nuevamente un estallido llamó nuestra atención, todos quedamos petrificados al ver que la explosión ocurría donde la Reina y Riri se encontraban; Shuri empezó a gritar desesperada y apresuramos a los pilotos de la nave para que nos llevará directo al palacio. Cuando llegamos, la Reina y Riri estaban inconscientes en el suelo, Okoye fue directo a Riri mientras que Nakia y yo ibamos con la Reina, usamos las perlas Kimoyo para poder reanimarlas, Riri despertó al poco tiempo pero la Reina no reaccionaba, de fondo se escuchaban aún más fuertes los gritos de desesperación y dolor de Shuri, Okoye se acercó a ella y ayudar a M'Baku a tranquilizarla; Nakia y yo seguíamos tratando de reanimar a la Reina, incluso usamos el RCP "tradicional" para tratar de lograrlo pero fue en vano, la Reina ya se encontraba sin vida. El llanto de todos los que nos encontrábamos en ese lugar empezó a manifestarse; el vacío tan horrible en la boca del estómago y la sensación de la falta de aire me estaban consumiendo, y al otro lado de la sala, justo volando en la ventana se encontraba él, Namor.

— Llora tus perdidas y entierra a tus muertos — todos volteamos a verlo — Volveré en una semana y tendrás que tomar una decisión. Ahora tú eres la Reina — éste levantó su brazo para señalar a Shuri con su laza, después desapareció volando. Sabía que esa era una declaración de guerra y solo era decisión de Shuri de aceptarla o rechazarla.

[...]

Nuevamente nos encontramos en un ritual funerario, el Déjà vu era inevitable después de casi un año de perder a T'Challa y ahora a la Reina Ramonda.

Todos estabamos de blanco, escuchando los rezos y destrozados, esta vez era Shuri la última de la familia, quería saber que era lo que pasaba por su mente, pero se mantenía con una expresión completamente neutra. Al finalizar los rezos, las Dora Milaje levantaron el ataúd y nuevamente dio comienzo al ritual funerario de otro miembro de la familia real; me iba a quedar con Shuri para consolarla pero M'Baku me hizo señas de que los dejará solos, terminé por obedecer y continúe con el ritual con todos los demás hasta el final.

La gente bailaba y cantaba, pero se sentía el miedo y la preocupación de que Namor volviera a atacar, todos estaban alertas. Nakia, Okoye, Ruri y yo regresamos al palacio una vez que el ritual finalizó para buscar a Shuri, sabíamos que esta vez estaría más que destrozada y nos preocupaba como fuese a actuar; al llegar y entrar al laboratorio la vimos fuerte y decidida a encontrar un plan para derrotar a Namor y sin pensarlo todas nos unimos y la apoyamos.

Riri empezó a construir su armadura, Shuri y yo trabajábamos juntas para encontrar la forma de replicar la Hierba de Corazón a base de las fibras de una pulsera que Namor le había regalado; en ese momento recordé el collar que la señora María me había dado, comencé a preguntarme si también estaría hecho con las mismas fibras. Shuri convenció a Okoye para que usará la armadura que había estado construyendo, no se le veía muy a gusto con la idea y mucho menos con el nombré, Shuri la bautizó como Ángeles de la Media Noche, pero Okoye término por aceptar y fue en busca de Aneka para que usará la otra armadura.

Casi al término de la semana, se logró completar la estructura para la Hierba de Corazón pero no sabíamos si funcionaría. Nakia, Riri, Shuri y yo, nos encontrábamos en el laboratorio deseando que esta vez funcionará de verdad.

— Griot, ¿cuál es el porcentaje de compatibilidad? — preguntó Shuri al ver la estructura.

— Es de un 99.99%. Las probabilidades de éxito son altas, princesa — mencionó Griot, y las esperanzas estaban en lo alto.

— Imprimé — ordenó Shuri mientras se acercaba a la máquina donde se estaba formando la Hierba Corazón.

— ¿Cómo sabremos si funciona? — preguntó Nakia aún preocupada por los resultados.

— Debe brillar — Shuri y yo hablamos al mismo tiempo. A los pocos segundos la planta brilló y gritamos de emoción mientras las cuatro nos abrazábamos.

Nos separamos y caminamos hacía una camilla, Shuri se acostó mientras Nakia llegaba con la infusión de la Hierba de Corazón.

— ¿No deberíamos cubrirte con arena o algo así? — preguntó Nakia.

— Deberíamos, pero debes tener acceso a mi pecho en caso de sufrir un infarto — suspiró con fuerza.

— ¿Qué?, ¿estamos seguras de que funcionará? — preguntó Riri alarmada, mientras tomaba las manos de Nakia para detenerla.

— Tranquila, esto funcionará — posé una mano sobre su hombro.

Acto seguido, Nakia comenzó a pronunciar las palabras del tradicional ritual de la Pantera Negra, Riri y yo nos limitábamos a repetir las frases mientras observábamos fijamente a Shuri quién tenía una expresión de dolor y término por dejar salir un largo suspiro; quedamos completamente en silencio, ya que Shuri no se movía en absoluto y no la veíamos respirar, Nakia y yo nos preparamos con las perlas para reanimarla pero justo en ese momento se levantó exhalando con fuerza y completamente alterada.

— Shuri, tranquilízate. Respira lentamente — la tome por los hombros pero me quitó y se levantó de la camilla.

— ¿Qué esta sucediendo?, ¿esto es completamente normal? — preguntó Riri preocupada y alterada, sin moverse de su lugar.

— Creí que lo vería — Shuri se tomó de la cabeza con ambas manos mientras dejaba salor ub gruñido.

— ¿A quién viste, Shuri? — Nakia la detuvo y la tomo de los hombros — Por favor.

— Creí que funcionaría — Shuri levantó la voz y quitó bruscamente las manos de Nakia de sus hombros. Camino hacía uno de los maniquíes que había cerca y lo golpeo con un puñetazo limpió, mandándolo a volar hasta estrellarse con la pared. Todas nos sorprendimos al ver la fuerza con la que lanzó al maniquí.

— Yo también quiero probar un poco de eso — Riri levantó las manos ofreciéndose como voluntaria.

[...]

Todas las personas que se encontraban en Wakanda, fueron trasladas a la montaña de la tribu Jabari, justamente fuimos a ese lugar para que Shuri demostrará que se había logrado replicar la Hierba de Corazón y a la vez para reclutar a todos los soldados de cada una de las tribus para que se unieran a la guerra contra Namor.
Los líderes de cada tribu dudaron por unos segundos hasta que M'Baku los convenció de que Namor no sólo era un hombre, si no, que su gente lo llamaba Kukulkán y que era su Dios.

El plan ya estaba hecho, y la nave ya estaba lista para dirigirnos al mar abierto y esperar a que Namor llegará a nuestro lugar. Me encontraba a lado de Nakia mientras veíamos subir a los soldados a la nave, Shuri también estaba con nosotras.

— Shuri, necesitó que nos digas a quién viste — Nakia volvió a insistir por segunda ocasión.

— Esa no es una opción, pero confía en mí — Shuri le sonrió ampliamente a Nakia.

— Shuri... Confía en nosotros, por favor. — esta vez yo le insistí.

— También tú, Serena. Ambas confíen en mí — nos tomaba a ambas por el hombro, después se soltó y camino para subir a la nave.

[...]

Plantamos un cebo, la maquina que Namor le había llevado a Shuri como prueba de que estaban buscando Vibranium, fue modificada para emitir un sonido ensordecedor y así hacer que Namor y su gente saliera del agua.
Todo iba saliendo de acuerdo al plan, Shuri y Namor ya no estaban con nosotros, ellos estaban teniendo su pelea en el desierto y nosotros nos empezamos a ver rodeados por los Talokanos.

— Espero que Shuri se de prisa — dijo M'Baku mientras golpeaba a los soldados de Namor.

— Si tenemos suerte, ya deberá llegar — Okoye le contestó.

En ese momento creíamos que estábamos acabados pero a lo lejos se escuchó el propulsor de una nave y sobre su techo, Shuri y Namor estaban uno a lado del otro.

— ¡Talokanos, la guerra término aquí! — gritó Namor — ¡Líik'ik Talokan! — volvió a gritar y su gente le contestó de la misma forma haciendo una señal con sus manos y una reverencia con la cabeza.

— ¡Wakanda por siempre! — está vez gritó Shuri con fuerza.

— ¡Wakanda por siempre! — gritamos todos al unísono cruzando los brazos. La guerra había terminado, ya nadie tenía las fuerzas para continuar, al menos nosotros estábamos agotados.

[...]

Habían pasado casi tres semanas desde el enfrentamiento contra Namor; Shuri nos contó que había llegado a una alianza con él justo antes de casi atravesarlo con su propia lanza y a punto de matarlo.

Durante las tres semanas me dediqué a curar las heridas de Nakia, de Riri y las mías, a Shuri prácticamente no tuve que hacerle casi nada porque su curación y regeneración eran sumamente buenas gracias a la Hierba de Corazón. Una vez todas sanas y salvas, Nakia regreso a Haití para continuar con su labor, Riri seguía con nosotras en Wakanda hasta que llego la hora de despedirse, Shuri le había preparado la sorpresa de entregarle su auto completamente reparado después de haberlo destruido en esa persecución en el puente de Virginia; Riri estaba emocionada con su regalo y también con su nueva armadura pero Shuri le explicó que no podría llevársela por seguridad de todos, Riri no tuvo objeción y aceptó felizmente agradecida de la aventura que tuvo durante estos dos últimos meses y de que obtuvo varios amigos en su estadía.

[...]

Shuri y yo viajamos a Haití para visitar a Nakia, Shuri le había pedido que preparará una fogata para llevar a cabo un ritual que no pudo terminar con la Reina Ramonda, su madre. Al llegar a la casa de Nakia, Shuri nos pidió que la dejáramos un tiempo sola para llevar a cabo su ritual ella sola, Nakia y yo aceptamos sin problema, entramos a la casa y en ese momento Nakia me presentó a Toussaint, su hijo; rompí en llanto al enterarme de que T'Challa en cierto modo seguía con nosotros, puesto que al término de una hora nos acercamos a Shuri para presentarle a su sobrino y ahí Toussaint nos explicó que ese era su nombre Haitiano, y se presentó como el Principe T'Challa, hijo del Rey T'Challa de Wakanda. Shuri rompió en llanto al escuchar esa presentación y abrazo a su sobrino, era una escena muy emotiva y me llenaba de sentimiento.

[...]

Pasaron tres meses desde la pelea contra Namor y casi dos meses desde que Shuri conoció a su sobrino. Yo seguía en Wakanda para apoyar a Shuri con los asuntos del reino y continuar con las investigaciones que habían quedado pausadas después de la muerte de T'Challa.

De vez en cuando Shuri y yo, dábamos paseos por la ciudad y verificar que los Wakandianos estuvieran bien, después del desastre de la invasión de la gente de Namor, la ciudad tuvo que ser reconstruida en algunos lugares y reforzar las estructuras no tan dañadas, organizar los hospitales y ayudar a mercaderes, agricultores, pescadores y granjeros con todo lo que fuese necesario.

De algún modo me sentía como en casa, podía ayudar con todo y a todos de alguna manera, pero por otro lado, no me sentía tranquila; las pesadillas iban en aumento, se repetían y a veces cambiaban ciertos escenarios o acciones, pero todas terminaron por desgastarme a tal grado de provocarme recaídas como aquella vez que me desmayé. Shuri no dejaba de cuestionarme por lo que me estaba ocurriendo y sé que todo lo hace porque se preocupa por mí; después de todo lo ocurrido nos habíamos unido aún más y si antes ya eramos como hermanas, la conexión esta vez era aún más fuerte y por lo tanto, la preocupación de Shuri era aún mayor.

Sin embargo, las pesadillas no era lo único que me preocupaba, si no, lo que se pudiera desencadenar a causa de ellas y de mi necesidad constante de querer comunicarme con Namor, pues sentía que tal vez él podría ayudarme de algún modo con las pesadillas o al menos uno de mis sueños me mostró que debía acercarme a él.

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