6
Harry terminó de mostrarme todo el lugar como una hora después. Descubrí que los baños, por desgracia, son mixtos y que tienen unas grandes y abiertas duchas. Magnifico. También, que hay una enfermería aparte que contiene todos los elementos necesarios para cualquier tipo de emergencia medica y que los que están a un lado de cada mesita de noche de las camas que vi al entrar, son solo la minoría de ellas. También aprendí que no puedo entrar a la enfermería sin algún personal del ejercito, como Harry o mi hermano Luke. La cafetería está abierta de las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche y la señora que prepara la comida para todo el día no le agrada que se ofrezcan ayudarle, dice que puede hacerlo sola. Todos debemos dormir en la entrada y Harry dijo que se había encargado de acomodar una cama junto con la de mi familia, pero lamentablemente Luke debe dormir en la entrada junto a todo el personal.
-Creo que aquí podrás encontrarás todo lo que necesites para que sea agradable tenerte aquí. Ya es tarde, probablemente deberías darte una ducha e irte a dormir. -dice Harry sonriendo mientras me entrega una bolsa plástica mediana transparente por la que puedo visualizar una toalla blanca y por lo que creo alcanzar a ver detrás de ella, un cepillo de dientes. Sonrío y suelo una pequeña risa ante su comentario.
-Gracias, Harry. -respondo sin borrar mi sonrisa y recibiendo la bolsa. -Y no lo digo solo por el hecho de que me estés dando esto, si no por haberte dado el tiempo de mostrarme el lugar y bueno, -miro al suelo y juego con mis pies trazando lineas invisibles. -por salvarnos.
El chico de ojos verdes y pelo alborotado me dirige una sonrisa mirándome a los ojos , luego, lentamente, se acerca a mi y con suavidad posa sus labios en mi frente para depositar un delicado beso en ella. Sus labios se sienten fríos y se quedan en mi frente menos de lo que esperé. Él se aleja guiñándome un ojo por sobre su hombro mientras avanza hasta perderse en la oscuridad del pasillo. Miro mis mano y la bolsa de plástico que está en ellas, y suspiro. Hace mucho tiempo que no me relajo dándome un ducha así que decido irme directamente hasta los baños para ir a darme una, así que camino directamente hacia allá, por el camino que me mostró Harry cruzándome con unos pequeños, como Thomas en el camino. Sonrío y me alegro de que estén bien, a salvo mientras entro a el baño.
...
Ya han pasado al menos unos 30 minutos desde que vine a mi "cama". Harry olvidó decirme que apagaban las luces de todo el campamento a las 10:30, entonces tuve que correr desde el baño aquí a ciegas completamente. Mi madre me esperaba sentada en su cama mientras mantenía una pequeña linterna entre sus muslos para poder visualizare entre la oscuridad. Me mantuvo entre sus brazos unos minutos, susurrándome al oído que por primera vez en en tanto tiempo podría dormir tranquila, relajada, sin un ojo abierto en la espera de lo malo. Me dio un beso en la coronilla y me dejó ir a mi cama para que pudiese dormir.
Sim embargo han pasado esos 30 minutos y aún no puedo dormir.
Me siento en ella y la camisa que Luke me prestó para usarla como pijama, se me queda atrapada entre mis dedos y casi caigo de mi cama. Mis pies descalzos tocan el suelo frío de la arena cubierta por esa leve capa de tela que nos mantiene tibios. Camino de puntillas, aún sabiendo que probablemente nadie me escuchará desde sus quintos sueños; esquivo camas, mesitas de noche y algunas mochilas llenas de pertenencias hasta que logro llegar al pasillo infinito que lleva a todas partes. Veo a un soldado que está sentado en el inicio de éste. Tiene el cabello café y sus ojos son probablemente del mismo color ya que no los logro divisar bien, pero si sus labios. Son gruesos, carnosos, pero justos.
¿Qué? Cállate.
-¿Dónde vas, Parker? -pregunta él. En su traje de oficial alcanzo a divisar su apellido: Campbell.
-Al baño. -susurro. No sé por qué lo hago, pero el hecho de no ver nada, me perturba los sentidos y las neuronas. Estúpida. Nadie te escuchará. Campbell hace una mueca con sus labios, como si estuviera presionando el interior de su labio entre sus dientes.
-Entonces necesitarás esto. -dice entregándome una linterna que acaba de sacar de su bolsillo. La observo mientras le doy una vuelta y veo que en ella hay dos letras grabadas. Una B y una C. Le sonrío tímidamente y él me dirige una devuelta, con seguridad. Me muerdo los labios de inmediato y comienzo a caminar lejos de él para no lanzarme a sus labios y besarlo descaradamente.
Dios, Emma. Te salvan, te llevan a un nuevo lugar y ya quieres convertirte en una mujerzuela.
Enciendo la pequeña linterna entre mis manos y alumbro el pasillo con ella. Es impresionante cómo algo tan seguro como este diminuto campamento pudo ser construido en el medio de la nada. Paso la cafetería y le echo un vistazo inclinándome de puntillas para ver por las ventanillas de la puerta. Las gran mesas están vacías y completamente limpias. Tanta gente había aquí hace unas horas, comiendo como si fuese la ultima vez que lo fuesen a hacer. Apoyo la barbilla en la ventanilla y suspiro sonoramente. Dios, desearía no tener que pensar esto nunca más, todo sería más fácil si ellos no hubiesen lanzado esa bomba el 30 de enero. Hace ya 5 meses.
Borro de inmediato esos recuerdos de mi mente mientras me volteo para seguir mi camino, pero mi rostro choca contra al duro y suave.
-¡Buh! -grita alguien. Suelto un grito, retrocedo rápidamente y choco contra la puerta de la cafetería, cayendo al suelo. La mano de es alguien tapa mi boca rápidamente y yo, para zafarme de él, le muerdo con fuerza la palma de ella. -¡Auch!
Y entonces recuerdo la linterna que llevaba, y la tomo del suelo en el que cayó cuando fui asustada. Dirijo el pequeño caminito de luz que da hacia la figura que se levanta del suelo. Y de pronto, descubro que no es nada más que Harry. El chico que nos salvó y ahora está tratando de matarme de un susto.
-Dios, Harry. -digo mientras me apresuro a ayudarlo a levantarse del suelo con la mano que no lleva la linterna. El está sonriendo, puedo notarlo incluso si no puedo ver el 80% de las cosas que están aquí. -Casi me matas del susto.
-Y tú casi te llevas un pedazo de mi palma con tu boca. -dice soltando una pequeña risita mientras sacude su mano escabulléndose del dolor. Mis mejillas comienzan a tornarse de un nueva y delicado color rosa, delantando mi vergüenza; debo dejar de tener miedo. Gracias al cielo que no hay forma que vea esto. -Cómo sea, no deberías andar por aquí a estás horas, o alguien muy diferente a mi podría hacerte lo mismo que yo y tu mordisco no sería nada grave, Emma.
-Estaba buscando el baño.
-Yo mismo te mostré donde estaba y claramente no está por aquí. -dice encendiendo una linterna, dirigida a su rostro.
Sus ojos están casi devorados por su pupila negra en busca de luz, cosa que hace que parezca un poco menos dulce que antes. Su cabello está está alborotado, más que antes y no lleva su chaqueta de soldado, si no que una simple sudadera de color gris que se ciñe a su cuerpo con facilidad. Aparto la mirada al darme cuenta de cuánto se marca de su torso.
-O comenzaré a pensar que estabas tratando de coquetear con Ben. -suelta de inmediato. Enarco una ceja con los labios fruncidos mientras alumbro mi rostro con la linterna que está en mis manos.
-¿Ben?
–El soldado que está de guardia en los dormitorios. Ben Campbell. –dice mirándome a los ojos, sin dejar de sonreír. Oh, claro. Ben Campbell. "B.C"
–Mira, Harry. –digo aclarándome la garganta para enfatizar más. El carga su peso a una pierna mientras me mira con picardía. –Se que no me conoces, pero déjame decirte algo de inmediato. No soy una promiscua. –trato de reprimir una sonrisa justo como hacía ese, ahora llamado Ben Campbell, hace unos minutos conmigo. Mis pies empiezan a moverse en dirección al pasillo para seguir mi curiosa travesía hasta los baños.
–Yo nunca dije que lo fueras, pero no hay nada de malo en coquetear con alguien. –musita cerca de mi. Había olvidado lo alto que era, y ahora, vestida solamente con la gran y delgada camisa de mi hermano hace que me sienta más pequeña de lo normal. –Y eso, claramente, no te hace una persona promiscua.
–Solo si te mantienes dentro de los límites. –comentó mirándolo nuevamente. El se encoge de hombros y yo suelto una risa casi insonora y le doy un pequeño empujón. Entonces me doy cuenta que ya hemos llegado hasta los baños y nos hemos detenido casi por instinto. El mete sus manos en los bolsillos de su pantalón de soldado y me mira.
–Sana y salva, directamente a su objetivo señorita.
–Muchas gracias, Harold. –digo haciendo una reverencia tomando mi besito imaginario de las puntas mientras me agacho. El se echa a reír suavemente y menea la cabeza. Deben de ser al menos las 11 a estas alturas y el está más despierto que nunca. –¿Y tú no deberías estar durmiendo, Harry?
–Debería, pero no. Casi nunca duermo de noche. –alza sus ojos y me mira directamente a los míos. Es como si te hipnotizara en cuanto logra clavarlos. –Soy un dormilón diurno, y por las noches, no suelo hacer nada, pero de vez en cuando, –da un paso hacia mi haciendo que me encoja en mi lugar. –salgo a dar un paseo y rescatar princesas de la oscuridad.
Sonrío y no me cabe duda de que el también lo hace. Se inclina hacia mí y me deposita un suave beso en mi frente, tal como hizo hoy mismo.
–No demores mucho, vuelve a tu cama y descansa, Emma. Buenas noches. –dice cada vez más lejos de mi. Me volteo para verlo por sobre mis hombros pero entonces él ya no alumbra el camino, debe saberlo de memoria; y no tengo la osadía de apuntarle a él con la mía para ver su rostro. –¡Te estaré vigilando respecto a Ben Campbell!
Río en silencio mientras ingreso al baño por fin. La sonrisa dura más de lo que creí y para entonces ya estoy devuelta en mi cama. A salvo de todo.
Buenas noches, Harry.
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