Intertwined feelings
...Años atras...
"Este es tu nuevo hogar pequeña"
Felicidad. Recuerdo que fue lo primero que sentí cuando me ofreciste tu casa como mi nuevo hogar. Uno de verdad. Lejos de tanto sufrimiento.
"Lamento tanto por lo has pasado pequeña, descuida. Nadie volverá a hacerte daño, yo me ocuparé de eso."
Curiosidad. Por tu reacción, tu rostro lucia preocupado pero de alguna forma sonabas emocionado e impacieny, debí haber sospechado más.
"Vamos pequeña, se que puedes aguantar un poco más, después podrás ir con Deuz a curarte"
Dolor. Estaba muy acostumbrada a el, debe ser por eso que no me importó mucho cuando me hacías entrenar hasta que no podía más. Al menos pude conocer al que iba a ser como un hermano para mí, Deuz.
"Niña curiosa, no debiste ver eso. Ven aquí"
Miedo. Nunca fui buena para mentir, sin embargo lo intente al conocer la verdad detrás de esos planos de experimentación humana en tu escritorio. Tú eras el creador de mi infierno. Un verdadero demonio.
"Lo siento pequeña, pero creo que no me dejas elección"
No recuerdo exactamente que fue lo que sentí aparte del dolor agudo de una aguja en mi cuello, luego todo se volvió negro para mí.
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(▪️▫️▪️)
Se levantó de golpe con la frente cubierta de sudor, ahogo un quejido, volviendo a caer acostada con un insoportable dolor en el costado al mismo tiempo que unas pequeñas lágrimas se escurrierian de sus ojos sin permiso. Respiró hondo y trato de relajar los acelerados latidos de su corazón para disminuir el dolor y, también, para recordar cómo es que ahora estaba en su habitación.
Una vez calmado el dolor, analizó con cuidado su situación. Estaba segura de que no llego ahí por cuenta propia, estaba herida y exhausta. Recuerda haber caminado a la sala y después de ahí solo cedió. Su fuerza se había agotado, la sangre seguía escurriendo y cada mínimo movimiento era una tortura. Alguien más la movió.
Mai...
Era la única conclusión a la que pudo llegar. Era la única en casa y, aunque no lograba entender como abrió la puerta, era la opción más lógica. Pero, el hecho de que Mai la ayudará también significaba que...
- Ella me descubrió.
Sin darle tiempo para entrar en pánico, la puerta se abrió emitiendo un chirrido leve pero que parecía un eco en la mente de la ojimagenta haciendo que todo parecíera moverse en cámara lenta. Inevitablemente, lila choco con magenta con intensidad volviendo el ambiente pesado. Magenta reflejaba miedo aunque su rostro estuviera inexpresivo, mientras que lila no reflejaba nada aunque estuviera sonriendo como de costumbre, poniendo tensa a la mayor.
Si bien imagino que en algún momento ocurriría, nunca creyó que sería tan pronto y se abofeteó mentalmente por eso.
- Veo que ya te sientes mejor- hablo Mai después de un rato de (incomodo) silencio.
Parpadeo varias veces, confundida. De todas las cosas que se le vino a la mente esa no era una opción.
Mai se acercó con una bandeja (que no había notado) con comida, jugo y vendas nuevas. La dejo en la mesa de noche y se acercó a ella. Se enderezó como pudo para sentarse.
- ¿Pudiste dormir bien?, ¿Aún te duele?
- ¿Que?- cada vez estaba más y más confundida.
- Me di cuenta de que también tienes un golpe en la frente- inconcientemente llevo su mano a la zona- debió ser cuando te desmayaste. Con suerte lo vi antes de que se pusiera peor jeje.
Agarro la bandeja, dejando las vendas en la mesa y se sentó a su lado.
- ¿porque tú- espera ¿No vas a... Decir nada?
- ¿sobre que?- pregunto acomodando la comida en su regazo.
- Anoche- la miro incredula- tú me viste- no era pregunta, era imposible que Mai no supiera de su identidad.
Como si aquello no fuera relevante, la ignoro. En cambio se concentro en las heridas de la ojimagenta, revisando cada una con la vista.
- ¿Mai?- la llamo al verla ida.
- Si, te ví- confeso, encogiéndose de hombros- por ahora eso no es importante. Tengo que cambiar las vendas antes de que se infecte- hablo seriamente mirando la mancha de sangre en su abdomen.
Maggie la miro sorprendida. Pensó que quizás Mai quería evitar el tema, pero al mismo tiempo actuaba con una frialdad indiferente, como si tampoco le importaba. Eso le impacto de cierto modo, ya que, suele ser ella la que actuaba así.
- ¿Sabes que, en teoría, tendría que matarte?- pregunto con cautela para estudiar su reacción
- Si quisieras hacerlo ya lo habrías hecho hace mucho- respondió agarrando un trozo de pan tostado- ten tienes que comer- ordenó con seriedad.
Le dio un mordisco sin dejar de mirarla fijamente.
- Mai esto es serio- trago pesado.
Mai le ayudo a tomar un poco de jugo y después suspiro.
- ¿Que se supone que diga o haga?- hablo neutral desviando la vista- tú eres el asesino de la máscara de gas, el que todos buscan ¿y que?
- ¿No vas a delatarme con la policía?
- No veo porque debería- pico un trozo de tocino con huevo y lo llevo a la boca de la mayor, quien comió sin ganas. Analizando.
- No lo entiendo- dijo después de un rato. Mai suspiro exasperadamente y la encaró frunciendo el ceño.
- Descubrí que la persona que me gusta es la misma que me salvó de ser violada o mucho peor- contesto irritada y levemente sonrojada.- y también es la misma persona que me ha estado cuidando y defendiendo desde entonces. La misma que se convirtió en alguien muy importante para mí- respiró hondo- ¿Es suficiente para ti o quieres que siga?- desvia la mirada entre enojada y avergonzada.
Entre muda y sorprendida cerro la boca, sin saber que decir. Mai suspiro, calmando los acelerados latidos de su corazón, volviendo a picar un poco más de comida para la mayor, quien comió en total silencio sin mirarla.
Una vez acabada la comida, Mai la ayudo a sentarse frente a ella para quitarle la camisa y empezar a desinfectar sus heridas.
- No quiero que te hagan daño.- rompió el hielo la mayor, sin mirarla todavía.
- Nadie me hará daño Maggie, no me alejaré de ti si eso es lo que quieres- respondió con un suspiro colocando alcohol a una de las cortadas.
- ahg! Si te quedas conmigo saldrás herida- soltó sería mirándola de frente.- es muy peligroso.
- Correré el riesgo- respondió de igual forma Mai, para después sonreir- además, he visto suficientes películas para saber qué es mala idea separarse.
-¿Eh?- ¿Estaba hablando en serio?.
- Piensa- volvió a concentrarse en curarla, esta vez con los golpes y un ungüento.- si las personas que te persiguen saben sobre ti, ¿a quien crees que irán a buscar?: A los más cercanos.
Diablos, tenía un punto. Estaba segura que lo de anoche fue una distracción, eso significa que ese maldito tenía lo que quería, era cuestión de tiempo para que comenzará a moverse. Si se separaba de Mai podrían ir por ella por respuestas, pero si se la llevaba también corría riesgo. Era tan confuso.
- Definitivamente me vas a volver loca- bufo, rindiéndose. Tenía que pensar pero no ahí.
- jeje Creí que yo era la loca de las dos- se burló, agarrando esta vez las vendas.- bien ahora voy a retirarlas, quédate quieta.- hablo dulcemente, como siempre.
Nunca se acostumbraria a la Mai seria. Le intimidaba de cierto modo.
Presto especial atención a las acciones de Mai, como tenía extremo cuidado en no lastimarla, sus manos eran suaves y gentiles, pero también agiles y cuidadosas. Observó su expresión de absoluta concentracion con ese tierno tono rosa en sus mejillas, le pareció la cosa más adorable de todas. Le gustaba estar así, solo contemplándola, olvidando todo lo demás. Su pasado, sus pecados, sus errores. Ella se había vuelto su luz, el mañana que tanto espera. Y debía protegerla.
- ¡Listo!, Con suerte los puntos no se soltaron y ¿Maggie? ¿Porque me ves así?
Sonrió aún más al verla nerviosa por su mirada, si él se atrevía a ir por ella se aseguraría de que Mai no saliera herida a cualquier costo. No importa cuántas vidas tenga que quitar. La tomo de la mano y beso el dorso de esta. Sonrojandola.
- No se que me abras hecho- hablo suavemente mirándola a los ojos.- solo sé que no me arrepiento de conocerte. Si quisiera matarte no podría, no importa que tan fácil fuera para mí, simplemente no puedo- suspiro, con un ligero rubor en su rostro- te convertiste en aquello que no puedo destruir pero que quiero proteger.
- Maggie...
- No soy una buena persona Mai, he hecho cosas malas, terribles...- bajo la mirada mordiendo su labio inferior- Cosas por las que tú no tienes porqué ser parte, solo quiero estes a salvo. No quiero arrastrarte a mi infierno.
Sintió las delicadas manos de Mai en sus mejillas, elevando su rostro. Mai unió su frente con la suya y le sonrió suavemente. Transmitiéndole toda la paz que no había sentido en años.
- Te lo dije ¿No?, No me iré a ningún lado, es mi decisión.
- ...¿No hay nada que pueda decir para hacerte cambiar de opinión verdad?- sonrió levemente. Derrotada.
- Me conoces bien jeje - acaricio con cuidado su mejilla golpeada con el pulgar- eres mi héroe, Maggie, si tú vas al infierno con gusto iré contigo.
Maggie soltó una ligera carcajada por tanta cursilería, poso su mano por la nuca de la albina, atrayendola, y la besó. Si, la besó. Quizás en uno de los peores momentos de su vida.
Su sentido común le gritaba que todo era un jodido desastre, ella era un jodido desastre y debía parar. Pero su corazón brincaba de felicidad ignorandolo completamente. Tenía que resolver todo cuanto antes. No iba a ser fácil, lo sabía. Ha estado viviendo por mucho tiempo en un agujero oscuro de sombras, pasando de una desgracia a otra. Donde la suerte siempre le jugó en contra, haciéndole creer falsas esperanzas, para después escupirle en la cara que todo era una cutre ilusión, un invento, una mentira más. No quería que eso volviera a suceder, no, esta vez, pelearía con todo para salvar ese pequeño rayo de luz que le da vida y le ayuda a seguir.
-Bien, tu ganas- dijo jadeante al separarse brevemente- pero si vas a estar conmigo, tendrás que confiar en mí y hacer lo que te digo.
Le plantó un rápido beso cuando vio que estaba a punto de protestar.
-Te contaré todo cuando estemos en un lugar seguro. Por ahora debemos irnos de aquí ¿Si?.- aseguró leyendo la mente de la albina.
-Bien- asintió a regañadientes- pero y tus heridas, No puedes moverte así.
Maggie busco su teléfono en la cama y cuando lo encontró, fue directamente a lista de contactos.
-¿Que haces?- cuestionó Mai mirando el teléfono.
-Se quien nos puede ayudar.- contesto marcando el número.
Al segundo pitido la otra persona contesto.
-¿Que quieres?
-Hola Taath, necesito un favor.
(▪️▫️▪️)
En un humilde apartamento, una albina de cabello corto se movía de aquí a allá acomodando ropa en una maleta mientras era observaba por una inquieta rubia de mechas verdes.
- Puppet por favor tienes que calmarte.
-¡No voy a calmarme!, ¿¡Viste las noticias!? ¡Estaban muy cerca de su zona!, Tengo que ir.
Chica suspiro desesperada. En parte entendía la preocupación de la ojilila pero también estaba preocupada por ella. No había dormido casi nada y apenas comía lo necesario. Desde lo que le ocurrió a Mai había estado más ansiosa y paranoica, viendo las noticias y llamándola más de cinco veces al día para verificar su estado.
Y el mayor detonante fue cuando no le contesto en la noche. Llamo y llamó consumida por la preocupación y el terror. Como a las 2 am llamo a la rubia como último recurso.
Al escucharla tan alterada fue directamente a verla, temiendo que hiciera una locura y la tranquilizó como pudo. Solo ahí se dio cuenta de cuan paranoica se había vuelto la albina. Conocía a Puppet, la había visto en sus mejores y peores momentos por eso verla de esa manera le había inquietado. Esa no era la Puppet que conocía.
Al despertar, la albina noto que tenía un mensaje de Mai e inmediatamente la llamó dándole el sermón de su vida con la rubia de testigo. Al menos eso logro aliviarla de cierto modo.
-No importa de todos modos, ya salimos de vacaciones ¿No?- contesto sin mirarla, aun acomodando cosas.
-¿Pero y tu trabajo?- persuadió la rubia.
-Pedire un descanso- contesto en seco, cerrando la maleta.
- ¡Ay por favor Puppet! ¿Si quiera ella sabe que irás para allá? ¿O tu pa-
- ¡No te atrevas a mencionarlo!- advirtió la albina volteandose amenazante.
Al ver la expresión asustada de la rubia, retrocedió, gruñendo exasperadamente. ¿Es que acaso siempre iba a cagarla?
Se sentó en la cama con un pesado suspiro para después pasar sus manos por su cabello, despeinandolo. Luego la miro con culpa.
- Lo siento- dijo suavemente. Agachando la cabeza.
Chica se acercó vacilante y se sentó a su lado, tomando su mano. Aún no se dignaba a verla.
- Se que Mai y tú son inseparables Puppet; y que te preocupas mucho por ella.- busco su mirada escondida bajo el flequillo.- pero te estás haciendo daño a ti misma y me duele verte asi-
La miro de reojo, sintiendo la calidez de su mano con la suya. Era tan reconfortante.
- Tengo miedo linda, Mai es la única familia que me queda.
Abrió la boca para después cerrarla frunciendo los labios. Sabía que hablar sobre el padre de las gemelas era un asunto sensible, en especial para la tomboy, quien siempre explotaba cuando era mencionado. Prácticamente lo daba por muerto, pero aún así, para su pesar, seguía siendo su padre y ella lo sabía. Ella tampoco podía perdonarlo por herir tanto a las gemelas, en especial a Puppet, pero según Mai había cambiado, ya no era aquel hombre inexpresivo y controlador.
Así que jugando con su suerte, la abrazo para no verla de frente y se atrevió a lanzar aquella punta.
- Ambas sabemos que eso no es cierto...- aumento la fuerza cuando sintió a la albina tensarse.
-Él no es mi-
- ¡Lo es Puppet! ¡Lo es!- forcejeo cuando intento liberarse- ¡No tienes que perdonarlo si no quieres!, ¡Puedes odiarlo cuanto quieras!, ¡Pero seguira siendo tu padre!
-¡NO LO ES!- grito forcejeando violentamente.
-¡Piensa en como se siente Mai!- se detuvo, pasmada- piensa en como debe de sentirse todos los días.
Lo había hecho. Claro que había pensado en eso. Juntas eran imparables, no había nada que no pudieran hacer. No importaba que tan mal las tratarán porque siempre se tenían la una a la otra.
Pero ahora no estaban juntas
Ahora no podía protegerla ni Mai a ella.
Ahora estaban a kilómetros de distancia. Donde solo un teléfono era lo único que las mantenía meramente cerca.
¿Y todo porque?
Porque no se atrevía a enfrentar a su padre. No se sentía lista para verlo aún y solo por eso mantenía toda la distancia posible con él incluso si eso significaba alejarse de Mai también.
Era egoísta.
Chica le acarició la espalda cuando soltó el primer sollozo ahogado de un llanto desconsolado, la ojilila la abrazo con fuerza llorando en su hombro e inmediatamente chica la rodeó como una madre protectora, dejando que se deshogara. Acarició su cabello como si fuera frágil y hablo suavemente en su oído.
- No quiero obligarte a hacer algo que no quieras Pups, nunca haría algo para lastimarte- se alejó lo suficiente para tomar su rostro para secar sus lágrimas, mirándola con ternura.- pero tampoco quiero que te pases la vida llena de rencor y odio, así no eres tú- beso su frente.
Puppet la miro con los ojos enrojecidos y la mirada dolida, no pudo evitar sentir una inmensa culpa por eso.
- Estoy cansada Chica...- pego su frente en el hombro de la rubia- quiero que t-todo sea como a-antes, pero no puedo perdonarlo.
-y no tienes que hacerlo.- acarició su cabello, sintiendo su calmada respiración en el cuello- pero al menos debes hablar con él. Después puedes decidir si volver a confiar en él o no. Sea lo que sea te apoyaré en lo que decidas.
Hubo un breve silencio donde solo podían oírse sus latidos, meditando las palabras de su contraria, tomo su mano.
-¿No me vas a dejar sola?...- pregunto como un niño pequeño. Sonrió levemente.
-No, no lo hare.- sintió como era abrazada por la cintura y era recostada en la cama mientras la ojilila bostezaba, repentinamente cansada.
Puppet se acurrucó contra ella sintiendo los párpados y el cuerpo cansados por tantas horas sin dormir, Chica suspiro estirando el brazo para tomar una sábana y cubrirlas a ambas.
Sintió una vaga sonrisa formarse en el rostro de la ojilila. Se sintió aliviada por eso.
- Gracias linda...- bostezo una última vez y antes de caer en los brazos de morfeo soltó-...Te amo...
Y se durmió, sin darse cuenta del manojo de nervios que era la rubia en este momento. Sonrojada hasta las orejas.
Lo más probable es que, debido al sueño y al cansancio, creyera que lo había dicho en su mente, sin saber que lo había soltado en voz alta. Y ahora la pequeña y sonrojada rubia se debatía si decía la verdad o solo era uno de sus habituales juegos.
Aunque es difícil pensar con claridad cuando tu corazón está hecho un desastre.
Probablemente esté sea el cap más largo que he hecho, pero como me tarde tanto en actualizar decidí hacerlo así para no dejarlo por la mitad. Espero les esté gustando la historia hasta ahora.
Nos vemos en el próximo capítulo bye~
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