8. ¡No tiene gracia!
Pvo Zoro
-¡KID!-grité furioso nada más verlo.
-Ya veo. ¿Qué tal está Nami?-pregunta divertido.
-¡Ya puedes ir rezando todo lo que sepas! ¡Te voy a hacer sufrir lo mismo que está sufriendo Nami en estos momentos!
La gente se iba acumulando a nuestro alrededor intentando enterarse de que ocurría. Nadie en el colegio salvo mis amigos, Vivi y la banda de Kid sabían de que iba todo esto.
-Inténtalo.-se dispone a darme un puñetazo pero yo lo paro fácilmente con mi mano.
Tiré de esta provocando que Kid quedase horizontal con respecto al suelo y me coloqué a su lado. Bastante gente se había reunido alrededor nuestro en cuestión de segundos. En este instituto los cotilleos se propagan a gran velocidad.
-¡Esto es de parte de Nami!-le asesté una patada en su abdomen.
Fue tan fuerte que Eustass llegó a tocar el techo. Rebotó contra el suelo y escupió sangre mientras, en vano, intentaba incorporarse con al ayuda de sus codos. No se esperaba esa reacción por mi parte.
-¡Y esto es de mi parte!-esta vez la patada fue directa a su pecho rompiéndole dos o tres costillas.-¿Te duele? ¡PORQUE NAMI LO ESTÁ PASANDO PEOR QUE TÚ!
-¡Ya Zoro! Lo vas a matar si sigues así.-me detiene Sanji.
-¡Suéltame Sanji! ¡Tú sabes tan bien como yo lo que ese malnacido le ha hecho a Nami!
-¡Pero cálmate un poco!
-¡Roronoa Zoro! ¡Vaya al despacho del director inmediatamente!
-Vamos marimo.-me acompaña hasta el despacho de Shanks y me deja solo.
-¿Y bien? ¿Qué es lo que tienes que decir a todo esto Zoro?
-Que ninguno de los que están en este colegio salvo mis amigos sabe en que condiciones se encuentra Nami.
-Si te refieres al estado de mi sobrina, claro que lo sé.
-¿Su sobrina?-pregunto sorprendido. En ningún momento se me había pasado por la cabeza que Shanks pudiese ser el tío de Nami.
-Así es. Nami es la hija de mi hermano. Al igual que yo, sabes que Kid fue el culpable, pero te has pasado un poco.
-Nami está inconsciente por culpa de ese sujeto. Ha recibido lo que se merecía.
-No voy a dar parte a la policía sobre tu comportamiento, ni sobre Kid por el momento hasta que Nami despierte. Voy a expulsarte lo que queda de semana además de avisar a tus padres.
-No creo que se lleguen a enterar, haga lo que guste. Pero gracias por expulsarme. Si me entero de alguna novedad sobre Nami, será el primero en saberlo.
-Ve a casa. Pero antes, ¿cómo te enteraste de que fue Eustass?
-Por esto.-le muestro la tarjeta con la calavera.-Es la marca de la banda de Kid.
-¿Me la puedo quedar para cuando avise a la policía?
-Claro. Me voy a casa.
No me molesté en avisar a Tashigui para que viniese a buscarme. Aunque hubiese sido por lo de Nami, igualmente me hubiese dicho algo, y, sinceramente, ahora no estoy de humor para ponerme a discutir con mi hermana. Lo único que quería era llegar a casa, ponerme a entrenar con el saco de boxeo para descargar toda la tensión que llevaba acumulada e irme al hospital cuando empezase la hora de visitas.
-¿Me puedes que explicar por qué te han expulsado del instituto esta semana?-¿Qué hacían mis padres en casa?
-¿Cómo es que habéis vuelto?
-No te intentes escabullir y responde.
-Me he peleado con Kid. Eso es todo.
-¿Cuántas veces te hemos dicho que no te metas en problemas Zoro? Ya es un problema bastante gordo que la gente sepa tu segundo apellido como para que ahora te califiquen como una persona problemática.
-¡Me he peleado con él porque ha mandado a mi novia al hospital! ¡¿Eso es malo?! ¡¿Defender aquello que me importa está mal?! ¡¿POR QUÉ NUNCA ESTÁIS CUANDO CONSIGO ALGO?!
¿Por qué cada vez que los volvía a ver tenía que pelearme?
Días después del accidente, Nami todavía seguía inconsciente. Hoy, en teoría era su cumpleaños y ya desde hace tiempo hemos estado preparándole una fiesta, pero lo cancelamos todo a última hora debido a su estado. Kid fue expulsado inmediatamente cuando se confirmó el estado de Nami. Su juicio está parado hasta que Nami despierte y declare ante el juez.
Cada día después de la operación iba a visitarla con la esperanza de que abriese sus ojos y dijese mi nombre confirmándome que conserva la memoria.
-Vete a dar una vuelta Zoro. Vienes aquí todos los días y por tu cara sé que apenas duermes. Tienes los brazos demasiado tensos, has estado haciendo más ejercicio de lo normal. Y por lo que veo no muy concentrado. Tienes algún que otro moratón.
-¡Estoy bien Monet!-me apoyo en el barandal de la ventana.-Estoy bien.-suspiro cansado.
-Aunque no lo quieras aceptar estás cansado, tanto mental como físicamente. Ve a despejarte. Si ocurre algo yo te aviso.
-Gracias Monet. Voy a tomar algo.
-Luego me dejarás que te mire el brazo. Lo llevas hinchado.
Seré un cabezota, pero Monet llevaba toda la razón. No he dormido bien pensando en como se podía encontrar Nami. En kendo sobrepasaba mis límites llegando incluso a desmayarme. Cuando volví al instituto todos me miraban asustados después de lo que pasó con Kid. La verdad, los únicos que se están llegando a preocupar de verdad, tanto por mi salud como por la de Nami, son Luffy, Robin y Chopper.
Subí a la terraza y me quedé pensativo. ¿Nami se acordará de todos nosotros cuando despierte? ¿Recordará que pasó aquel día? No sé para que quiere la policía que Nami declare, solo la van a hacer sentirse peor o incluso le ayudarán a recordar algo que su mente pueda haber bloqueado. Hemos acordado que si Nami no se acuerda de lo que Kid le hizo, no hablaríamos de ese tema y no se lo contaríamos a nadie que no sea de su familia.
-¡¿Está aquí Roronoa Zoro?!-pregunta una enfermera.
-Sí, soy yo. ¿Ocurre algo?
-La Señorita Swan ha despertado, Monet quiere que vayas. Quiere...
No escuché más. Bajé corriendo las escaleras del hospital y entré corriendo a la habitación 403. Monet hablaba con Nami, quién estaba sentada en la cama respondiendo a las preguntas que le hacía Monet. Las palabras se iban acumulando en mi cabeza intentando formar una frase, pero me había quedado en blanco al ver a Nami despierta. Es...como si hubiese perdido la capacidad de hablar por unos instantes.
-N-Nami.-por fin pude decir algo.
Ambas mujeres se giraron a verme cuando se percataron de mi presencia en la habitación. Monet no mostraba una expresión muy alegre. Y Nami me miraba como si fuese un extraño al que no había visto nunca. Es posible que...por pequeña que sea...
-Nami. ¿Me reconoces?-pregunté con miedo a oír la respuesta.
-¿Quién eres?
Esas dos palabras confirmaron mi miedo. Nami no me recordaba, posiblemente no se acordaba de nada.
-Nami se ha llevado un golpe muy fuerte en la cabeza y eso le ha podido ocasionar algunas lagunas por lo que es posible que no se acuerde de nada cuando se despierte.
¿Nami había perdido la memoria?
-S-soy yo. Zoro, Roronoa Zoro. ¿De verdad qué no te acuerdas de mi?-pregunté dolido.
-No, lo siento, pero no me acuerdo de ti.
Kid ya cumplió su misión. Nami se ha olvidado de mi, y muy probablemente del resto. La he perdido para siempre.
Monet soltaba pequeñas risas mal disimuladas que me estaban empezando a poniendo nervioso. ¿Qué le resultaba tan gracioso?
-¿Qué te parece tan gracioso?-me giro para encararla.-Explícamelo porque yo no le veo la gracia por ninguna parte. Esa pequeña posibilidad de perder la memoria que predijisteis se ha cumplido. No recuerda nada.
A las risas de Monet se le sumaron otra risa más aguda pero más fuerte. Una risa que conocía desde hace años. Una risa que para mi era inconfundible. Me di la vuelta y vi a Nami riéndose con una mano en el estómago y la otra intentando taparse la boca para que no se la oyera. ¿Por qué se reía? ¿Qué está pasando? No entiendo nada.
-¿Por qué esa cara Zoro?-esas palabras me paralizan. ¿Me recuerda?-¿Qué pasa Zoro? ¿Te comió la lengua el gato?
Ahora lo entiendo. Solo era una broma...una broma de mal, pero que de muy mal gusto. Posiblemente mientras yo estaba fuera Nami se despertó y entre las dos pensaron la broma. Las mato.
-¡No tiene gracia Nami!-apreté los puños.-¡Por un momento he pensado que te había perdido para siempre!-grito con todas mis fuerzas sorprendiendo a Nami y a Monet.
-Ya te dije que no sería una buena idea Monet.-se levanta con un poco de esfuerzo y me abraza.-¿Por qué siempre te aguantas las ganas de llorar?
-¿Quién te esta diciendo que yo quiera llorar?-se me traban las palabras. Si es que no sé mentir.
-Te conozco. No sabes mentir.
-Nami...-la abrazo con cuidado de no hacerle daño.-Joder. No me vuelvas a dar esos sustos.
-No me iré Zoro, no me iré.
-¿De qué te acuerdas?
-Lo último que recuerdo es despedirme de tí y de pronto encontrarme durmiendo en el hospital. ¿Qué me ha pasado? ¿Cuánto tiempo he estado durmiendo?
-Ahora no Nami. Descansa. Ya hablaremos en otro momento. A por cierto, feliz cumpleaños.-beso su frente y la dejo con la palabra en la boca.
Salgo de la habitación, salgo del hospital. Por fin, por fin está despierta. Me recuerda y por suerte se ha olvidado del desgraciado de Kid. Me tumbo en el cespéd del parque y me quedo así durante un tiempo. Mi móvil suena. Miro el número de la pantalla. Es Nami.
-¿Hola?-saludo como si no supiese de quien era.
-¿Cómo te atreves a dejarme con la palabra en la boca?
-Yo también te quiero. ¿Qué ocurre?
-No le digas nada a los chicos. Monet me ha dicho que mañana ya podré ir al instituto. Ven a recogerme a mi casa. Por cierto, ¿les gastamos la misma broma?
-Si me ha sentado mal a mi, imagínate a ellos. Será como una estampida. Pero vale.
-Nos vemos mañana. Y no te me vas a escapar. Vas a contestar a todo lo que te pregunte.
-Depende de lo que sea te contestaré.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top