2. Roronoa Dracule Zoro
Esa misma mañana Pvo Zoro
-¿Qué se siente cuándo la chica de tus sueños te da un beso? Aunque el beso haya sido en la mejilla.
-Calla Luffy. No me había sentido tan nervioso desde que empecé a bailar.
-Venga, todos al salón de actos.
-¡Bien, un discurso de Shanks!
-Lo dice el que siempre se interesa por lo que dice Shanks.
-Shanks es como mi ídolo. Sabes que me he criado con él.
-Lo sé Luffy. Shanks me cae bien, pero sus discursos no me gustan mucho que digamos.
Suspiro pesadamente. Genial. Una charla del director y encima con Luffy en la otra punta del salón de actos. Esto va a ser muy aburrido. Al menos no tenía a mi lado a ninguna de las chicas de mi clase. Me ponen enfermo. A lo lejos vi a la clase de Akainu entrar a la sala. Como me tocase con Vivi iba a ser la hora más larga de mi vida.
-Siéntese al lado del señor Roronoa señorita Swan.-oí a mi izquierda.
¿C-con Nami? ¡Hoy es mi día de suerte!
-Como usted diga.-oigo decir a Nami
La notaba un poco nerviosa. Será por lo de esta mañana. Yo también lo estaba, pero no podía dejar que lo notase o me delataría a mi mismo.
-Hola.-le saludo con una sonrisa.
-H-hola.-me saluda tímida.
-Al parecer se han invertido los papeles. Ahora tú eres la tímida.-la señalo.
-Q-que va.-cada vez estaba más roja.
-Si que es verdad y lo sabes.
Nami se dio la vuelta buscando a alguien. No le di mucha importancia. Mi móvil vibró. Eché una ojeada alrededor para ver si había algún profesor cerca. Saqué el móvil y vi un mensaje de Luffy.
Luffy👒: ¡Que suerte! Estás sentado junto con Nami.
Zoro: Ya lo sé. ¿Qué hago? Aunque no lo parezca estoy muy nervioso.
Luffy👒: Se tú mismo. ¡Mierda Kizaru! Hablamos más tarde.
Apagué la pantalla del móvil y volví a guardarlo en el bolsillo del pantalón. Miré a Nami y vi que ocultaba sus ojos bajo su flequillo.
-¿Te encuentras bien?-le pregunto.
-Sí. No es nada.-me responde con una sonrisa forzada.
Miro hacia atrás y veo a las chicas de mi clase mirando mal a Nami. Después me miran a mí y sus caras cambian al segundo. Por mi parte, yo seguía mirándolas con mala cara.
-No me mientas.-le aparto el pelo de la cara.-¿Han sido ellas verdad?
-¿Ellas?-pregunta como sino supiese nada.
-Me refiero a las chicas de mi clase. Que no te amedrenten. Son unas pesadas. Sobre todo Perona y Hancock. No aguanto a nadie de mi clase salvo a Luffy, Usopp y al rubio.
-¿Por qué te llevas tan mal con Sanji-kun?
-Porque no soporto que toque lo que me pertenece.-se me escapa. Mierda.
-¿A qué te refieres?
-Verás Nami, yo...
-¡Señor Roronoa, señorita Swan! ¡Presten atención!-dice Akainu llamándonos la atención.
-Sí. Lo sentimos.
Maldito Akainu. Casi me había confesado. Me recosté un poco en el asiento y volví a mirar a Nami. Ya era la tercera vez que se balanceaba en el asiento en diez minutos.
-¿Has dormido bien?-le pregunto.
-No mucho. Solo he tenido una pesadilla.
-Eso explica por qué te has ido hacia delante más de tres veces y casi te quedas dormida hace unos instantes.
Empecé por hablarle sobre el campeonato de fútbol y también sobre como había quedado primero en el campeonato internacional de kendo. Ella, por su parte, me habló sobre el concurso de baile que hubo aquí en julio. Yo estuve a punto de apuntarme junto con mi hermana, pero para mi desgracia coincidió con el torneo de kendo.
-¿Contra quién te enfrentaste en la final?-le pregunto, aunque ya sabía que se había enfrentado contra mi hermana.
-Perdí contra una chica peliazul de cabello por debajo de los hombros. La verdad es que acabamos siendo amigas.
-¿Sabes cual era su nombre?
-Sí. Se llamaba Tashigui. No sé porque no me quiso decir su apellido.
-Ya veo. Pues da la casualidad de que conozco a esa persona.
-¿La conoces? ¿Es tu novia?
Intentaba no partirme de risa en ese momento. Probablemente Nami no me entendiese, pero pronto lo haría.
-¿Qué tiene tanta gracia?
-Tashigui es mi hermana mayor.-le confieso.
Antes de que pudiese pronunciar una palabra, le tapé la boca con mi mano antes de que gritase.
-No grites. No querrás que nos castiguen ¿verdad?
Asiente con la cabeza y aparto la mano.
-¿Tu hermana?
-Sí. Por eso no dijo en ningún momento del concurso su apellido. La gente pensaría que mi padre influenciaría en los resultados. Aunque la gente no se hubiese enterado de su apellido, sabían quién era. Por eso muchas personas no estaban de acuerdo con el resultado. La gente es imbécil.
-Yo no pienso eso. Tu hermana es muy buena bailarina, al igual que tú.
-G-gracias.-digo un poco sorprendido.
-Se me hizo muy raro que no participases.
-Estaba en Osaka por el torneo de Kendo. ¿Así que soy un buen bailarín?
-C-claro que si. Recuerda que ganaste un concurso aquí en el instituto.
-Solo porque tú no participaste. Eres mucho mejor que yo.
-Que va.
Durante toda la charla del director estuvimos hablando sin que los profesores se enterasen. Estuve a punto de confesarme tres veces, pero en cada uno de ellas alguien me interrumpían. Decidí decírselo después de clase. Los repentinos aplausos de los alumnos nos sorprendieron. Por instinto aplaudimos. Me despedí de Nami y me fui junto con Luffy a clase.
-¿Qué tal con Nami?
-Igual que siempre. Es perfecta.
-¿Te confesaste? Os he visto más próximos de lo normal.
-Lo he intentado cuatro veces. Pero me han interrumpido en cada una de ellas. He pensado hacerlo después de clase a solas. ¿Podrías entretener a los demás mientras tanto?
-No hay problema.
Las clases pasaron más lentas de lo normal. No podía dormirme como hacía de costumbre. Por suerte a última hora teníamos deporte y esa hora pude desconectar. Este trimestre tocaba fútbol, así que no tenía ni un solo problema para poder hacer a la perfección todo lo que nos pedía Hina, nuestra profesora de educación física.
-Venga Zoro, ve a buscar a Nami. Yo entretendré a los demás.
-Gracias Luffy.-salgo corriendo hacia la clase 4 - 4.
El timbre tocó poco antes de que yo llegase a la clase de Nami. Ha medida que pasaba el tiempo, mi pulso iba cada vez más rápido y los colores se me subían a la cara. Cálmate Zoro, cálmate. Declararse a alguien no puede ser tan complicado, ¿verdad? Esperé a que saliese, lo malo es que andaba con Vivi. Si ella estaba con Nami, sería imposible hablar a solas. Pero ahora no podía dar marcha atrás. Tenía que declararme hoy si o si después de todo lo que ha pasado.
-¡N-Nami!
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