🎇Capítulo 16🎇

Yoongi estaba apoyado en un viejo mirador, con su vista perdida en el agua del río que fluía en calma chocando contra la costa. Hacía hora y media que había huido de la casa de Jimin con la excusa de que él iría a buscar algo para comer, incluso si el refrigerador estuviese repleto y Jimin se hubiese ofrecido a cocinar.
No podía estar ahí, necesitó salir y despejar su abrumada cabeza. En su mente no se dejaba de repetir la imagen de aquella estúpida taza de té, y que Jimin le confirmara que algo tan simple como eso podía no ser una coincidencia, lo dejaba todavía más ansioso.

—¿Detective Min?

Él volteó ante el llamado de la voz familiar. Era su capitán, el hombre iba vestido informal con un equipo deportivo, al parecer su presencia tampoco era muy requerida en la estación esos días.

—Capitán. —Lo saludó con cortesía haciendo una reverencia formal.

—Hoy no es necesaria tanta formalidad detective Min. —Sonrió ameno el hombre acercándose hacia donde él estaba—. ¿Interrumpo algo?

—No señor, sólo pensaba.

—Oh entiendo ¿está relacionado con haber golpeado al sargento Choi? —El capitán no estaba molesto, ni estaba exigiendo algún tipo de explicación por semejante acto, más bien parecía divertido, como si hubiese estado esperando a que un momento como ese llegase.

Aun así, Yoongi bajó su cabeza avergonzado por su comportamiento, pero luego recordó que el sargento había sido un completo idiota y se le pasó. El capitán se rió con muchas ganas por el evidente cambio en el rostro del detective.

El día en que Choi pisó otra vez la estación había sido única y exclusivamente para quejarse de lo que había pasado en el hotel, insultos hacia Jimin y lo que pareció ser un drama bastante familiar. Su esposa Karen, solía ver novelas con contenido similar a su vida cotidiana en el trabajo.

Ser capitán era un trabajo duro, del que nadie hablaba. En personas con su posición, recaía el deber y la responsabilidad de velar por las miles de vidas de mujeres y hombres que trabajaban para él. Rezando en silencio y soledad y con el corazón en la garganta para que sus muchachos volviesen vivos cada vez que los veía partir a sus misiones.

Sin embargo, obviando lo horrible y estresante de su rol, también había momentos divertidos. Por poco y se le había escapado una risilla indiscreta cuando el indignado sargento exigió a punta de berrinches y pataletas la suspensión de Yoongi por agredirle "sin razón aparente", a pesar de que era de público conocimiento que, la única razón por la que Min Yoongi dejaría de lado su caballerosidad y respeto hacia el prójimo, llevaba por nombre Park Jimin. Él no era idiota, él lo veía todo y tenía una intuición envidiable.

Desde que los había presentado a los dos, supo que harían un buen equipo.
Después de los accidentes ocurridos en torno a su persona, Jimin terminó bastante afectado, aunque intentaba fingir lo contrario, y eso le había preocupado en gran medida, temiendo que malos hábitos surgieran nuevamente.

Y fue esa desesperación de querer sacar de aquel pozo en el que Jimin se había sumergido lo que hizo que transfirieran a Yoongi con ellos. No había pensado correctamente, ni siquiera sabía en qué podría servir la presencia del detective Min allí, y cómo eso podría ayudaría a Jimin. Había sido un acto impulsivo de su parte y que cuyo resultado pudo ser muy incierto.

Pero luego, el milagro llamó a la puerta. Jimin recobró su vitalidad y su brillo característico. Mucho tiempo había pasado desde la última vez que lo vio tan alegre y supo que eso, era gracias a Yoongi. No le importaba como lo había conseguido, lo importante para él fue que los resultados fueron muy positivos y con eso, tenía más que suficiente.

—¿Puedo preguntar qué fue lo que hizo Choi para que tuviera que golpearlo? —cuestionó con tono amable, reflejando que sus intenciones con esa pregunta eran de pura curiosidad.

El detective se rascó detrás de la oreja un poco incómodo, se sentía como volver el tiempo atrás y sentarse a hablar de su mal comportamiento con su padre. Años habían pasado desde la última vez que explicó las razones que lo habían orillado a golpear a una persona.

La primera vez fue en sexto grado, un niño más grande que él estuvo acosándolo y agrediéndolo durante todo el año escolar. Hasta que un día, la paciencia se agotó y le rompió la nariz, el niño por supuesto se puso a llorar y lo acusó antes los directivos, casi lo expulsaron de no ser por sus maestros y compañeros que habían sido testigos del mal comportamiento del chico y que no era la primera vez que molestaba a un estudiante, comportamiento que fue reportado en numerosas ocasiones y que siempre se dejaron pasar porque los padres del niño tenían más dinero en su billetera que ganas de educar a su engendro. Y mientras las "donaciones" fuesen jugosas, el niño era prácticamente intocable.

Fue su padre quien juró que, si lo sancionaban únicamente a él, iba a exhibir a los directivos y a la institución por negligencia escolar y los negocios turbios que había detrás. El final feliz de ese recuerdo fue la expulsión del chico bajo las protestas de sus padres.

Años más tarde, se enteró que ese mismo chico terminó en una correccional para menores y sus padres-ambos abogados- estuvieron bajo investigación por malversación de fondos.

Su padre, en esa ocasión se sentó con él en el jardín trasero de su casa y hablaron largo y tendido. En donde con su tono calmo y amable característico, le enseñó que la violencia nunca era la solución a ningún problema, que esas cosas nunca terminaban bien para nadie, pero si era la única solución del momento, que su reacción y acción fueran por un motivo muy importante. Pero que incluso así, nunca tomara la violencia como el camino más fácil.

Irónico, pensando que su trabajo actual requería un poco de violencia en ciertos casos. Hasta el día de la fecha, recordaba haber apuntado con su arma más cabezas que romper algún hueso, no era mucho, pero intentaba ser trabajo honesto.

—Choi comenzó a insultar a Jimin —explicó jugando con sus dedos, acción que siempre repetía cuando estaba nervioso y necesitaba canalizarlo de algún modo—. Le advertí que no lo hiciera, pero siguió y siguió hasta que le pegué. Lo siento, no debí hacerlo. —Se disculpó.

—¿Lo siente de verdad detective? —interrogó apoyando sus codos en la baranda.

—¿Puedo ser honesto?

—Es la idea.

—Entonces no, lo siento, pero no me siento culpable de haberlo golpeado. —Expresó con un mohín, quizá el hecho de no estar activo en el trabajo le permitía ciertas libertades con su actual jefe—. Es un idiota.

La carcajada del hombre fluyó sonora y divertida, la honestidad de Yoongi era abrumadora y tan familiar a la vez. Muchas de las personas que conocía, entre ellos sus empleados, siempre intentaban mantener una buena imagen, ser respetuosos y mantener un carácter discreto. Sin importar lo que ocurriera alrededor, una mentira piadosa siempre disfrazaría las verdaderas intenciones y pensamientos de cada uno de ellos. Pero luego Jimin y Yoongi existían, dispuestos a romper cualquier molde que les exigiera comportarse de una manera específica.

—Perdóname muchacho. —Pidió secándose el borde de sus ojos el capitán—. No todos están dispuestos a admitir las conductas reprochables del sargento Choi de tal manera. Si tengo que ser honesto con usted también, la única razón por la cual nunca separé a esos dos, fue porque tenía la esperanza de que Minki viera que Jimin no es una mala persona, él tampoco lo es, pero los juicios siempre tienden a cegar a las personas. —Suspiró viendo al cielo—. Y no es sencillo hacer que esos juicios desaparezcan y necesité llegar a este punto para entender que Minki jamás pretenderá cambiar los suyos. Es una pena, pero es lo que es.

Yoongi asintió con un ligero movimiento de su cabeza, no tenía mucho que opinar al respecto, ya que pensaba igual que el capitán. A veces no importaba cuán duro uno intente mejorar el mundo, el mundo no siempre quería ser ayudado.

—Aun así...te estoy agradecido detective. Has hecho más de lo que pude imaginar por Jimin, él ha cambiado y para bien. Me pone muy feliz que tenga a alguien como tú a su lado.

Y ahí iban los halagos, sus mejillas ardieron por sentirse avergonzado. No estaba haciendo nada especial, sólo lo que le nacía hacer. Jimin no solo era su compañero, se había vuelto su mejor amigo y una de las personas más importantes de su vida, era obvio que haría lo que estuviera a su alcance para que esté bien.

—No es nada...ya sabe, somos amigos.

—Jovencito ¿alguna vez ha oído la frase "más sabe el diablo por viejo que por diablo"? No soy quién para meterme en sus vidas privadas, pero personalmente creo que dejó de ser una amistad hace tiempo.

Yoongi tragó con dificultad cuando un fugaz recuerdo llegó a su cabeza, el momento que casi habían compartido en el hotel de Gangnam. Ni él sabía en qué se había vuelto su relación con su compañero. No había títulos, no había muestras afectivas que señalaran que eran más que bueno, amigos, pero tampoco estaba más la formalidad cordial de dos simples compañeros de trabajo.

Sea lo que sea que hubiese, dicho o no, estaba bien y eso era lo único que importaba. El capitán por su lado, se dedicó a sonreír. Así como Yoongi había recordado los buenos tiempos con su padre, el capitán evocó a su memoria los recuerdos que solía compartir con sus hijos.

En la hora que pasó, ambos compartieron su compañía en un silencio confidente, seguido de una charla amena como si ambos fuesen viejos conocidos. Y cuando el detective Min se percató de que se sentía mucho mejor y con la cabeza más despejada en muchos aspectos, decidió que era tiempo de volver, así que, pidiéndole disculpas a su capitán sacó su teléfono y envió un mensaje.

El capitán tuvo que enfocar toda su atención a los botes pesqueros que se estaban firmemente anclados en el río, con sus dueños sentados a la paciente espera de conseguir algo. Él también estuvo a punto de partir, por lo que estuvo a nada de ofrecerle a Yoongi un aventón hasta donde quisiese ir, pero al verlo nervioso mientras texteaba, decidió callar y darle su espacio, y esperar junto a él la llegada de Jimin. Por lo que le había contado Yoongi, se había estado quedando en la casa de Jimin para que le ayudase a resolver algunos asuntos que no podía por cuenta propia.

Jóvenes...se dijo internamente ante una errónea interpretación de lo que aquellas palabras significaban realmente.

Ambos charlaron un poco más cuando el sonido de una bocina llamó su atención. El flamante bee de Yoongi estaba parado en el cordón de la calle. Segundos después, Jimin salió de la parte del conductor con aire desenfadado, su pijama y su ridículo y adorable gorrito de cerdo-conejo.

Divertido, Yoongi pensó en los huevos que su compañero tenía para aparecer en pijama frente a su jefe, pero por la sonrisa compartida y la negación del hombre, supo que todo estaba bien y que al parecer había sido algo de esperar.

—¿Listo para irnos a casa? —preguntó Jimin posando su mirada en él.

—Si, lo estoy. —respondió entendiendo al instante el significado real detrás de esa simple pregunta.

—Okey, capitán. —Saludó Park al hombre quien levantó su mano respondiendo el saludo.

—Park. Asegúrate de que vuelvan seguros a casa.

—No se aflija jefe, ya aprendí a manejar un auto. —dijo Jimin con sus brazos cruzados y una sonrisa triunfal en toda su cara.

Yoongi hizo una última reverencia a modo de despedida, y se marchó junto a Jimin hasta el auto. El motor rugió y un último bocinazo despidió al capitán.

El recorrido de regreso fue tranquilo, el viento se filtraba por las ventanas que estaban abiertas ligeramente, y movían sus cabellos como una caricia. Yoongi se encontraba recostado contra el asiento del copiloto, escuchando la música que Jimin había colocado.

—¿Ya almorzaste? —preguntó Jimin cuando de detuvieron en un semáforo.

—Sabes que no —respondió Yoongi en un tono casi susurrante.

—Sí lo sé, pero creo que esto podría ser un nuevo código ¿sabes? Algo así como cuando el padre de Nelson dijo que iría a comprar cigarros.

—¿Qué? —preguntó confundido abriendo sus ojos.

—código VCC "voy a comprar cigarros", significa que "me marcho para no volver", y código VPEA "Voy por el almuerzo" significa que "necesito salir de aquí y tomar un poco de aire" ¿qué te parece? A mi una idea genial que deberíamos patentar.

Yoongi estuvo tan consciente de cómo su boca se estiró en una sonrisa que fue inevitable que esta creciera todavía más. El ingenio y la diarrea verbal de Jimin eran una combinación que le gustaba demasiado.

—Hablas demasiado, eres un parlanchín. —Alegó en tono bromista.

—Parlanchín y todo me quieres igual. Hablo todo lo que quiero y obtengo tu afecto, no veo perdidas sólo ganancias. Además, tu ganas un compañero divertido y un chófer personalizado ¿entiendes eso? Es un ganar/ganar.

—Por Dios cállate —dijo dándole un golpe juguetón en las costillas.

—¿No quieres callarme tú?

—Enfócate en el camino.

—Eres taaaaan aburrido.

—Pero así me quieres ¿ves? Es un ganar/ganar.

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