Capítulo 14🎇
La biblioteca privada de los Park era una un lugar maravilloso en la opinión de Yoongi, es decir ¿quién pensaría alguna vez que debajo de la gran casa tradicional habría un lugar cómo ese?
Era grande, enorme, podría decirse que si estuviese en la superficie ocuparía un poco más de la mitad de la casa. Enormes estantes de algarrobo barnizado estaban esparcidos por toda la habitación desde las paredes hasta estrechos pasillos a su alrededor, el piso era de cerámica blanca cuyo decorado eran diversos símbolos que ahora Yoongi sabía eran de protección. Las paredes eran de un color vino y el techo de madera. Pequeñas lámparas de luz tenue decoraban las paredes dándole cierto ambiente acogedor y por qué no, misterioso.
En el centro, había dos mesas de madera con cuatro sillas del mismo material con almohadones color vino, dos por cada lado y dos lámparas cuyas pantallas combinaba con el color de las paredes. En una de las esquina había una chimenea de piedra a leña, un sofá de cuerpo entero de tela color marfil y una antigua licorera.
—Por favor dime que en alguna parte de este maravilloso lugar está el sombrero seleccionador —musitó todavía impactado por la belleza mística de aquel sitio.
—Oh si, está dentro de la licorera, como sabrás, ser un objeto mágico que remueve el cerebro de unos preadolescentes para poder seleccionarlos a las casas correctas no es trabajo fácil. —respondió Jimin con una sonrisa—. Y deberías estar totalmente agradecido de que los insectos no llegan hasta aquí, o ya te habrías hecho un festín como los de Espagueti.
Aparentemente Espagueti era la lagartija que casi había matado al primo de Jimin de un susto, y la cual llevó de contrabando en su chamarra en su viaje de regreso a casa. Por supuesto que, al enterarse de eso, Hoseok tomó esa acción como un acto premeditado de traición, aunque nunca admitiría que había sido una buena idea para terminar con los insectos que acechaban en los oscuros rincones de la casa.
—¿Espagueti? —inquirió Yoongi—. Pensé que habíamos quedado en ponerle Godzilla, ya sabes, es un nombre que impone y va acorde a su especie.
—¿Y luego qué? ¿Será como Voldemort cuyo nombre no era nombrado por las futuras generaciones?
—Yo sigo sin poder creer que ustedes dos hayan adoptado a una lagartija y le hayan puesto Espagueti —alegó Hoseok con indignación.
—¡¿Verdad?! —dijo Yoongi viéndolo como dándole la razón—. Debió llamarse Godzilla ¿ves Jimin? Hasta Hoseok me da la razón.
—¿Qué? No, espera un segundo... —Él estaba seguro como la existencia de las hadas que no era eso lo que había dicho.
—Muy bien. —Cedió Jimin—. Ustedes ganan. Lo vamos a llamar E.G, Espagueti Godzilla ¿pueden convivir con eso?
Yoongi levantó sus pulgares en señal de aprobación por el nombre de su nueva mascota mientras que Hoseok rodó sus ojos, se negaba a creer que lo que estaba escuchando era real.
Él y Jimin habían compartido toda una infancia, casi la mitad de la adolescencia y parte de su adultez hasta la fecha, él sabía lo extraño y excéntrico que era su primo de primera mano, por consiguiente, nunca en su vida vio su rareza como algo negativo, por supuesto que no, amaba a Jimin tal cual era y le parecía que todo él era bastante encantador, pero ¡¿Adoptar a una lagartija?! ¡¿Llamarla Espagueti Godzilla?! Todo tenía un límite en esta vida.
Yoongi tuvo que parpadear repetidas veces para hidratar y lubricar sus ya agotados e irritados ojos, no sabía cuántas horas habían pasado ahí abajo devorando libro tras libro.
Su vista viajó hacia el resto del salón, Jimin estaba tirado a sus anchas en el suelo frente a la chimenea con sus pies descansando en la parte inferior del sillón, aún no entendía cómo podía estar cómodo en esa posición, y estaba más que seguro que cuando se levantase, sus piernas dolerían como el infierno gracias a la rápida irrigación de sangre que le daría al bajarlas de allí.
Hoseok por otra parte, colgaba laxo en uno de los asientos de la mesa junto a la suya con uno de los libros acomodado con perfecto equilibrio sobre su cara, era obvio que también estaba dormido.
—¿Es de familia que duerman de esa forma tan rara? —Se preguntó Yoongi en voz alta haciendo un intercambio de miradas entre su compañero y su primo.
—Yo no duermo de forma rara —alegó Jimin.
—Bueno, yo no seré un experto, pero, las veces que compartimos una cama pensé que estaba durmiendo junto a la mujer del grito.
Jimin abrió sus ojos lo suficiente como para mirarlo de reojo con una sonrisa floja pintada en sus labios, bien, puede que durmiera un poquito raro, pero solo un poquito.
—Y yo que he dormido con un cadáver, eso aún es más perturbador que el espíritu vengativo de una mujer ¿no lo crees? ¿Encontraste algo?
—Lo mismo que en las horas anteriores, nada. —Yoongi se rascó la nuca en un gesto que denotaba una clara frustración. De lo único que podía estar totalmente seguro en esa situación era de que, aunque leyeran todos esos libros no encontrarían nada, sí, él era todo un dios del positivismo.
Jimin era capaz de entender cómo se debía estar sintiendo, muchas veces él mismo había sido víctima de alguna situación frustrante. Sin ir más lejos, un ejemplo reciente y claro podría ser el caso de la GHS, si no hubiese sido por su compañero quizá no lo hubiera podido resolver, quizá Misook habría terminado por matarlos a todos incluida a su hermana, un escenario completamente desolador y abrumador a partes iguales si se lo preguntaban.
Encontrar una respuesta a la conexión que parecía unir a su primo y a su compañero había escalado al número uno en su lista de prioridades otra vez, y el empecinamiento de devolver todo lo que Yoongi le había dado incondicionalmente se hizo mucho más fuerte, se transformó en la fuente principal de su motivación para seguir insistiendo.
Jimin dejó su libro a un lado, salió de su posición e ignorando el doloroso calambre que se produjo en sus piernas por haber estado horas en la misma posición, fue hasta donde su compañero reposaba con cansancio
Jimin no dudó en enterrar sus dedos en el cabello oscuro de su compañero y acariciarlo a modo de consuelo, arriba y abajo, ejerciendo una leve presión y luego soltando. Gracias a eso, la postura tiesa como palo de escoba de Yoongi se fue derritiendo como helado al sol.
—Despertaré a Hoseok y vayan a descansar un poco. —Le dijo Jimin en un suave tono de voz.
—¿Qué hay de ti? También necesitas descansar. —Yoongi se dio vuelta para encararlo.
—Todavía es temprano, puedo aguantar un poco más gracias a la pequeña siesta que tomé.
—Entonces yo haré el almuerzo —declaró no lo suficiente espabilado como para prestar real atención al momento.
Los mimos en su cabeza habían apagado todo en su sistema, y había embobado por completo sus sentidos. Si Jimin le ordenara usar un tutú y le bailara el lago de los cisnes lo más probable era que lo haría sin oponerse.
—Lo que te haga más feliz. —Para desgracia del detective Min, Jimin detuvo sus caricias y enfocó su atención en su primo.
Y tras un breve y profundo análisis, le dio una fuerte patada a la pata trasera de la silla en la que él estaba reposando. Un grito y una sacudida de brazos y piernas después, Hoseok se encontraba de espalda al piso con su vista fija en el techo.
—¿Qué pasó? —cuestionó atolondrado y desorientado—. Lo último que recuerdo es que estuve con el señor Yoo Sekyun que me contaba una aterradora historia sobre unas gemelas malvadas. —dijo tomando el libro que había estado en su cara.
Dicho libro tenía su cubierta hecha de cuero negro y su título "Los siniestros caminos de los gemelos" estaba impreso en letras doradas. El libro más o menos relataba los diversos casos inexplicables y aterradores que abundaban alrededor de algunos pares de gemelos, siendo el de las hermanas Choi el más famoso de todos. Relatos, anécdotas, acontecimientos, simbologías, procedimientos, todo estaba escrito en las viejas páginas amarillentas de ese libro, pero no había nada que pudiese servires.
—Te caíste porque te balanceaste estando dormido —mintió con descaro Jimin ayudándolo a pararse—, deberías de tener un poco más de cuidado hyung, ya no estás en edad para estos golpes.
—Tsk, guarda silencio, tan sólo eres un año menor que yo.
—Un año es suficiente para que siga teniendo más resistencia —rió—. ey, no juzgo, todos llegaremos a tu edad en algún momento y vamos a quedarnos dormidos en la banca.
Hoseok entrecerró sus ojos con sospecha en su dirección.
—Él me tiró ¿no es así? —preguntó Hobi viendo al detective Min por sobre los hombros de su primo.
Yoongi se encogió de hombros, él no iba a delatar a su compañero, aunque fuese increíblemente obvio que la respuesta era que sí.
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