Capítulo 13🎇

—¿Es café lo que huelo? —preguntó un adormilado Jimin con la voz rasposa.

El olor de aquella bebida caliente fue lo suficientemente intenso como para haberlo despertado sin la ayuda de algún despertador. Yoongi bajó el libro que tenía en manos y posó sus ojos a la figura de su compañero. Jimin estaba hecho un ovillo debajo de las mantas, siendo lo único que podía distinguir entre tanto blanco era su radiante cabello azul eléctrico y una nariz de bebé moviéndose de arriba hacia abajo olfateando el aire.

Por unos instantes, sintió su corazón derretirse por tan linda imagen, las mañanas siempre convertían a Jimin en una masa dulce y tierna.

—Sip, está recién hecho, así que si tienes suerte seguirá caliente para cuando te levantes —respondió Min dando un sorbo de su propia taza.

Jimin se removió y gruñó, murmurando cosas que difícilmente el oído humano comprendería, pero que Yoongi logra oír a la perfección. "Rechazó mi propuesta de matrimonio dejándome el corazón roto y ni siquiera es capaz de traerme el desayuno a la cama. Increíble, Min Yoongi eres una persona horrible", es lo que el detective Park ha dicho, y luego de que su compañero ignorara olímpicamente su melodrama, él decide salir de la cama para desayunar.

—¿Hobi hyung no ha venido? —curioseó Jimin bastante concentrado en su labor de untar mermelada a su tostada.

—Aún es temprano, quizá sigue durmiendo —sugirió Yoongi viendo la hora en su teléfono, apenas iban a ser las ocho de la mañana.

Jimin asintió pensativo, sabía que ese era un hábito que comúnmente su primo no tendría. Hoseok era de esas personas de espíritu madrugador, siendo quien se despertaba junto a los cantos de los gallos a primera hora de la mañana y quien se encargaba de hacer los quehaceres de la casa mientras los demás optaban por levantarse un poco más tarde. Que fueran las ocho y él siguiese durmiendo era algo fuera de lo común, no obstante, decidió dejarlo pasar, siempre había una primera vez para todo, y quizá Hoseok estaba demasiado cansado como para permitirse dormir unas horas más.

—Por cierto, hoy te privaré de mi compañía de regreso a casa, yo volveré con la motocicleta ¿podrías llevar a Hobi hyung contigo? No es muy fan de la adrenalina que produce viajar en una motocicleta, anoche casi se murió de miedo.

—Seguro, no hay problema ¿tú vas a estar bien?

—Antes de darme el lujo de viajar en tu precioso auto, mi motocicleta y yo ya teníamos una historia de amor. Estaré bien —aseguró con una sonrisa bailando en su rostro.

Yoongi viró sus ojos, si no había nada importante de por medio para ser tomado con seriedad, el humor y la personalidad de Jimin eran simplemente hilarantes. No podía tomarse nada en serio, pero vamos, que eso era lo divertido de tenerlo cerca.

—Sólo acaba con tu desayuno —Yoongi de verdad intentó ocultar su sonrisa.

—¿Estás intentando fingir que no te divirtió lo que dije? —preguntó arqueando su ceja—. ¡Te encantó! Admítelo.

—Nunca. —Yoongi se puso de pie esquivando la peligrosa mirada de ojos brillantes que Jimin le estaba proporcionando.

Jimin dejó su taza y su tostada a medio comer sobre la mesa, y en un acto completamente infantil, comenzó a rodear a Yoongi para que lo viese a la cara, iniciando de esa manera una persecución por toda la habitación.

—¡Ya, déjame en paz! ¿Cuántos años tienes? —exclamó Yoongi huyendo de su compañero entre risas.

—¡No voy a parar hasta que admitas que si te has reído!

—¡No admitiré nada porque no sucedió! ¿Deberíamos llevarte a un oftalmólogo? Pienso que estás viendo mal.

Entre una lucha y un forcejeo amistoso, Yoongi arrojó a Jimin contra la cama para luego posicionarse encima suyo y atraparlo de brazos y piernas imposibilitándolo de cualquier escape.

Las risas alegres y distendidas resonaban en toda la habitación, en esos instantes no eran los detectives Min y Park, quienes debían perseguir a los malos y preocuparse de salvar a los inocentes, eran Jimin y Yoongi, dos adultos jóvenes que estaban pasando un buen rato.

Poco a poco las risas fueron apagándose hasta que cesaron por completo, dándole lugar a respiraciones agitadas y que chocaban contra el rostro ajeno. Seguramente ambos tendrían que haberse separado después de recobrar el aliento, pero ninguno de los dos estaba particularmente incómodo o quizá Yoongi se encontraba demasiado distraído viendo como los ojos de Jimin, grises como las nubes de tormenta o como una hermosa perla de mar brillaban de manera extraordinaria y que eran protegidos por una cortina de pestañas negras que acariciaban su piel con delicadeza cada vez que parpadeaba. Para él eran unos ojos bonitos, dulces y cautivadores, que podían verlo con amabilidad o con un brillo travieso, y, aunque ya llevaba un tiempo acostumbrado a que ellos estén encima suyo, en aquel instante parecía que los estaba viendo por primera vez.

Después estaba su nariz; recta, pequeña y esférica que estaba salpicada por diminutas estrellas color café que se extendían hasta sus rosáceos pómulos que hacían un conjunto cautivador junto a sus abultados labios color durazno.

Por su lado, Jimin también se estaba permitiendo descubrir un nuevo mundo en el conocido rostro que estaba frente suyo. Los rasgos faciales de Yoongi eran una increíble combinación entre lo tierno y lo maduro para un adulto de su edad. Empezando por sus ojos rasgados y del color de los granos de café.

Son pequeños y la mayor parte del tiempo lucían risueños y adormilados, pero, a pesar de que eran lindos la mayor parte del tiempo, ellos podían ser aterradoramente frívolos y duros si había algo desagradable y molesto pululando a su alrededor, siendo la pelea con Choi lo primero que la mente de Jimin evocó a su memoria como un claro ejemplo de eso. La mirada que Yoongi tuvo en ese entonces, fue como si hubiese intentado partir a la mitad al sargento con ella.

Igualmente, también había otros momentos en donde se escondían detrás de sus pómulos cuando sonreía o cuando adquiría una expresión tímida, dándole a Yoongi un aire dulce. Y si Jimin tuviera que escoger alguna parte favorita de Yoongi, sin dudas serían sus mejillas de malvavisco, esas que él se encargaba de estirar como si fuese plastilina cada vez que la oportunidad se presentaba y la que disfrutaba ver con un ligero rubor cuando le hacía algún cumplido solo con el afán de avergonzarlo.

Tal exhaustivo y profundo escrutinio los dejó con una reflexión, si alguna vez a alguno de los dos se le había cruzado por la cabeza pensar que su compañero era bastante atractivo, justo allí, justo en esos instantes en los que se podían ver en la mirada del otro, no había lugar para ninguna duda.

De pronto, todo se apagó en sus cabezas, cualquier hilo de pensamiento racional y cualquier señal que les exigía cortar con aquel extraño y fascinante reconocimiento, transformando el ambiente en uno tenso que los envolvía en un delicado y fino velo de expectativas. Las miradas compartidas cortaron el contacto y viajaron hacia el sur, justo dónde los labios contrarios estaban, escrutándolos como si en aquella piel tersa y atrayente cual imán se hallaran las respuestas a las enigmáticas del universo.

Preso de sus instintos y de lo magnético que se habían vuelto los labios de Jimin, Yoongi comenzó a bajar y bajar con extrema lentitud, como si todo ese momento hubiese sido capturado en cámara lenta. Sus respiraciones pausadas se entremezclaban y fue donde un segundo contacto visual ocurrió.

El intenso y repentino hormigueo que nació en la boca de sus estómagos hizo que Jimin soltase un ligero suspiro, sus párpados bajaron hasta mitad de su camino oscureciéndole la mirada y es todo lo que necesitó Yoongi para seguir avanzando. Sólo faltaban unos centímetros más y sus labios cederían finalmente al contacto.

Tan sólo un poco más...

—¡¡Jiminnie, ayúdame hay una lagartija sobre mi bolso!! —exclamó Hoseok presa del pánico entrando estrepitosamente a la habitación—. ¿Qué hacen? ¿vine en un mal momento? —preguntó dejando de gritar al darse cuenta de que Yoongi se hallaba tirado en el suelo con una expresión de dolor en tanto que Jimin estaba acostado sobre la cama con una mueca extraña.

Esa fue una muy buena pregunta ¿qué estaban haciendo? Mejor dicho ¿qué fue lo que estuvieron a punto de hacer?

Los detectives compartieron una mirada entre sorprendida y desencajada. Claramente ellos estuvieron a punto de besarse, y no era que pensaran que eso era algo malo, al contrario, sólo había sido la sorpresa de la súbita interrupción lo que los dejó como torpes adolescentes que se escondían de sus padres para que ellos no supieran que estuvieron haciendo "cosas de adultos."

Hoseok siguió parado como un niño inocente en el marco de la puerta esperando a que alguien le respondiera.

—¿Mencionaste algo de una lagartija en tu bolso? —preguntó Jimin poniéndose de pie a la velocidad de la luz, cuanto más rápido hiciera que Hoseok ignorase lo raro de sus comportamientos, mejor.

La mención del terrorífico animalito que lo estuvo observando con sus enormes ojos amarillos hizo que Hoseok volviera a entrar en pánico.

—¡Si! Estaba por tomar algo de ropa para bañarme y cuando me percaté que me estaba observando con sus grandes y siniestros ojos amarillos desde la comodidad de la cremallera de la mochila entré en pánico, pensé que iba a morderme y arrancarme la mano como en las películas —dramatizó torciendo su rostro en una expresión de profundo pavor.

Un dato fascinante de Jung Hoseok era que él podía hacerle frente con voluntad de hierro a cualquier espíritu maligno, podía convivir sin problema alguno con fantasmas en su entorno, podía tolerar compartir un mismo espacio con cosas que serían dignas de algún libro de Stephen King, sin embargo, se volvía un total desastre cuando se trataba de insectos o películas de terror.

—Okey, puedes ocupar nuestro baño en lo que me deshago de la lagartija —respondió Jimin saliendo de la habitación como si nada.

—¿Te dan miedo las lagartijas? —Yoongi se sentó en el suelo y recargó sus brazos y mentón sobre el borde de la cama.

—¿Por qué no debería? ¿Las has visto? —respondió con otra pregunta Hoseok sintiéndose levemente juzgado—. Posiblemente el basilisco de Harry Potter debió de ser de ese tamaño antes de que Voldemort la convirtiera en una serpiente asesina de mestizos y sangres impuras que residía en las tuberías.

Yoongi se vio tentado de decirle que una lagartija doméstica no era lo mismo que una criatura del tamaño de una casa destinada a matar magos, pero prefirió guardarlo para si mismo porque comprendía que al ser un miedo, hasta una inofensiva mosca podría ser la protagonista de una película de terror para quien padeciera cierto miedo hacia ellas, por tal motivo fue que decidió darle la razón y salir de su lugar para juntar sus cosas en lo que le daba la privacidad suficiente para que pudiera bañarse en paz.

La llegada de Hoseok había sido el aviso de que debían empezar a desalojar el hotel. Era hora de volver a casa al fin.

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