La Pelea Parte III: La Derroca de un Imperio


Vieron al erizo metálico y en el acto los tres erizos se pusieron en posición de ataque.

–Él es fuerte– habló Silver –, pero no es tan rápido.

–Entonces creo que ya perdió toda oportunidad– sonrió el erizo azul.

Amy se quedó petrificada al ver aquel erizo metálico frente a ellos. Entonces se dio cuenta de que lo Dalia le había dicho en ese momento había sido verdad, había sido él. Aún recordaba tan vívidamente aquel momento, la mirada vacía en su rostro y como el último suspiro fue robado de su ser. Todavía recordaba aquella silueta, aquella voz que ahora acaba de escuchar nuevamente... había sido él. Lágrimas que brotaban de sus ojos casi inconscientemente, al revivir aquel suceso. Movió lentamente su mano donde yacía la funda de su pistola, se vengaría por lo que le había hecho a Knuckles, pero antes de que pudiera terminar de desenfundar vio lo que parecía un tornado pequeño atacar violentamente a Metal Sonic. Era Rouge.

Shadow vio como el erizo metálico chocaba fuertemente contra una de las paredes de aquella estación antigua. Dirigió su mirada hacia Rouge, quien tenía en su mirada una ira incontenible, haciéndolo estremecer. Él era uno de los más peligrosos asesinos del lugar, pero ni siquiera alguien como él se atrevería en ese momento a luchar contra ella. Dirigió su mirada nuevamente hacia donde aquel erizo metálico había caído y notó que aquellas frágiles y viejas paredes eran únicamente una fachada para lo que se escondía detrás de éstas. Al ponerse Metal Sonic de pie las paredes de concreto colapsaron y detrás de éstas se dejó ver una reluciente pared de acero, una entrada potencial.

–¡Podemos entrar por ahí!– señaló el erizo plateado, pero antes de que alguien pudiera responderle Metal Sonic disparó de nuevamente. Los disparos chocaban contras las frágiles paredes provocando que escombros cayeran sobre ellos, buscando así un refugio dentro de un vagón abandonado.

Se escuchaba el acero del vagón retorcerse y debilitarse ante los disparos, no aguantaría mucho más.

–Para poder entrar necesitamos acabar con él primero– habló Sonic.

–Vayan ustedes, yo me encargaré de él– indicó Rouge con aquella mirada estoica.

–¿Acaso estás loca?– cuestionó Shadow incrédulo –Él es una combinación de los mejores asesinos aquí presentes, te hará pedazos.

–Él es a quien yo buscaba– explicó –Tú ve y encuentra a quien buscas.

–¿Acaso no escuchaste lo que dije?– inquirió molesto el erizo negro –Él es...

–Además– interrumpió Amy –, no estará sola, porque yo estaré con ella– dijo cargando su arma.

Sonic se alarmó al escuchar eso. La sujetó de los hombros viéndola consternado ante sus planes –No, no puedes...

–Vine a vengar la muerte de mi compañero– le recordó ella viéndolo decididamente –Esta es mi misión... tú ve y cumple la tuya.

Por más que quisiera quedarse con ella y protegerla de aquel erizo metálico sabía que no podía. Cada uno de ellos tenía sus propios motivos por los cuales habían ido, y ese era el de ella. Sonic asintió con la cabeza con cierta tristeza.

–Regresaré tan pronto como pueda– murmuró cabizbaja.

–Esperare por ti– le sonrió en un intento de tranquilizarlo.

Sonic observó aquellas mejillas sucias y dulce sonrisa brillar entre el caos. Sus mejillas se sonrojaron ante lo que él observaba, la dulzura que lo había enamorado podía florecer incluso en la adversidad. Aquel conmovedor momento entre ambos erizos fue interrumpido al ver como el vagón que los resguardaba se hacía pedazos, provocando que todos se alejaran para no ser lastimados por los pedazos oxidados de acero que volaban en todas direcciones.

–¡Vayan por Eggman!– gritó Rouge alzando vuelo.

–Nosotras nos encargamos de él– dijo Amy apuntando su arma a su objetivo.

Todos asintieron con la cabeza corriendo en dirección a la pared de acero que se vislumbraba. Metal Sonic se interpuso en el camino de ellos, en un intento de evitar su proseguir, sin embargo, una patada desde el aire lo hizo barrerse por el suelo a varios metros de distancia de su objetivo.

–Tu pelea es conmigo– dijo la vampiresa viéndolo desafiante –¡Vayan!

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Una vez frente a la pared notaron que necesitarían más que un par de golpes para atravesar aquellos muros construidos de acero.

–¿Cómo atravesaremos esto?– cuestionó el erizo azul.

–Déjamelo a mí-–sonrió Blaze.

De su mano una bola de fuego se creó lanzándola con todas sus fuerzas hacia aquella pared, que no resistió el impacto y se derritió casi al instante. –Listo– dijo orgullosa. Sin dudar un instante Shadow se adentró al lugar, seguido por Silver y Blaze; Sonic no pudo evitar ver una última vez la pelea del erizo metálico y aquella murciélaga junto con Amy quien yacía como apoyo.

–Regresaré...– murmuró –Lo prometo– concluyó para sí entrando a la base.

Shadow revisó todo el lugar, el cual poseía un sin número de pasillos los cuales parecían llevar a ningún lado. Silver, al igual que él, notó los incontables pasillos. Parecía que encontrar a Eggman tendría un par de dificultades más.

–Genial ¿Ahora por dónde?– preguntó Sonic al alcanzarlo y observar dijo los incontables caminos.

–Haremos lo que hacemos mejor– respondió Shadow sacando una de sus armas –Infiltrarnos en la base y matar cualquier cosa que se interponga en nuestro camino.

–Me parece un buen plan– dijo el erizo azul torciendo su sonrisa.

–Entonces qué esperamos. ¡Andando!– comandó Silver empezando a correr hacia uno de los pasillos.

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Se estrelló fuertemente contra el pavimento sintiendo una de sus costillas se lastimaba de gravedad. Intentó ponerse de pie pero un dolor punzante en un costado izquierdo le imposibilitó realizar exitosamente esa acción. Rouge había subestimado por mucho a su oponente. Escuchó como Metal Sonic se acercaba a donde ella ahora yacía casi inmovilizada. Apoyó amabas manos en el suelo y con gran esfuerzo levantó su cuerpo, mientras pequeñas lágrimas brotaban de sus ojos al sentir como aquel dolor punzante empeoraba con cada movimiento.

–Objetivo localizado– escuchó decir.

Rouge volteó a ver aquellos ojos rojos que brillaban con intensidad y entonces lo escuchó, un disparo. Cerró los ojos instintivamente, sin embargo no sintió dolor alguno, o al menos no ninguno nuevo. Abrió sus ojos lentamente para ver a Amy frente a ella con su arma a la altura de su rostro, y ésta expulsaba humo en la punta del cañón; de ella había provenido el disparo que había escuchado antes.

–¡Rouge!– le gritó Amy –¡Levántate!

La vio con una expresión de molestia y como pudo reunió toda su fuerza poniéndose en pie, sujetando su costado fuertemente.

–Objetivo localizado– habló aquel erizo apuntando ahora hacia Amy –Fuego.

Amy eludió el ataque y empezó a correr velozmente en busca de refugio, escuchando como su atacante disparar incontablemente, y como estos disparos impactaban a centímetros de ella en la tierra, levantando polvo por doquier, dejando un rastro de partículas de tierra por donde ella caminaba. Amy redirigió su ataque hacia él y al igual que aquel erizo metálico ella empezó por disparar hacia éste, quien no parecía intimidado por arma, pues se mantenía en el mismo lugar recibiendo los impactos, los cuales sólo dejaban pequeños rasguños. Amy siguió con su carrera hasta que sintió un dolor insoportable y quemante en su pierna, haciéndola caer al instante. Una nube de polvo se armó a su alrededor dejándola desorientada por unos segundos; Amy fijo su vista a su pierna derecha de la cual empezaba a brotaba sin control alguno por el disparo que había logrado alcanzarla.

–Todo aquel que se revele contra Eggman ha de perecer– habló el robot que ahora le apuntaba directamente a la cabeza.

"Sonic..."

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Parecía que daban vueltas sin sentido, no encontraban más que un par de robots en su camino, los cuales Shadow destruía sin esfuerzo. Shadow caminaba delante de ellos tomando el mando de aquella misión.

–¿Tienes alguna idea de adónde vamos?– preguntó el erizo azul en tono de reproche.

Shadow bufó molesto ante su pregunta, viendo a sus alrededores sin lograr diferenciar un pasillo del anterior. No sabía si se acercaban a su objetivo o no, pero sabía que no podían detenerse.

–Genial. Estamos perdidos– habló Sonic un tono de frustración.

–¿Acaso tú sabes dónde se encuentra Eggman?– preguntó Shadow viéndolo de reojo.

–¿Me crees un mapa o qué?

–Entonces cierra la boca y camina.

Sonic rodó sus ojos y sin seguir objeto hizo tal cual le había comandado. Resopló molesto, observando fijamente al erizo negro; Sonic no sabía las razones Shadow o Silver buscaban a Eggman.

–Dime algo– habló rompiendo el silencio –¿Por qué buscas a Eggman?

–Eso no es asunto tuyo– respondió Shadow sin quitar su vista del camino.

–Para querer ayudarme al darme aquella llave en la base de Eggman debe ser algo importante– citó Silver involucrándose en la conversación.

–No es asunto suyo– repitió Shadow irritado por el cuestionamiento.

–Y Silver, ¿Cuál es tu motivo?– preguntó el erizo azul con curiosidad.

Silver vio a Blaze de reojo, quien lo miraba con intriga. Desvió la mirada y con un susurró respondió:

–Sólo creo que es momento de salir de esta vida.

–Ya veo– asintió Sonic pensativo –No es por ninguna buena razón entonces.

Silver frunció el ceño ante su comentario –¿Y se puede saber cuál es el tuyo?

–Sencillo, venganza– respondió sin interés.

–¿De qué?– inquirió Silver arqueando una ceja.

Sonic cambió aquel semblante desinteresado por uno más serio, suspirando al recordar, respondiendo en suave voz: –De algo que hizo hace mucho tiempo... Algo que jamás le perdonare– completó empuñando sus manos con fuerza.

–¿Qué cosa?

–La razón por la cual me le uní a él.

Shadow vio a Sonic de reojo, preguntándose si Eggman también lo había reclutado de la misma manera que a él.

–¿Mató a alguien que tu apreciabas?– cuestionó Shadow dejándose llevar por su curiosidad.

–¿Cómo lo sabes?– preguntó Sonic viéndolo con intriga, a lo cual él no respondió. –Él también te hizo lo mismo ¿verdad?

Shadow permaneció en silencio, siguiendo con su camino. Entonces Sonic recordó el documento que Dalia tenía en aquel celular tenía tres nombres adentro "Sonic, Silver y Shadow"; si en el documento con su nombre relataba los planes que Eggman había tenido desde la primera vez que lo vio y la manera en que mató a su familia, era posible que dijera lo mismo en el documento de Shadow y el del Silver.

–¿Leíste un documento?– preguntó Sonic. En ese momento el erizo negro paró por primera vez su marcha, haciendo que Sonic dedujera la respuesta a su pregunta. –Déjame adivinar, Dalia te lo dio o algo por el estilo ¿verdad?

–¿Cómo lo sabes?– preguntó Shadow viéndolo de reojo.

–Porque fue un documento que poseía Dalia el que yo leí– explicó –En ese documento habían tres archivos los cuales tenían los nombres de Shadow, Silver y Sonic.

–¡¿Te atreviste a leer el mío?!– gritó furioso el erizo negro, tomándolo por aquella camisa y empujándolo bruscamente contra la pared de aquel pasillo.

–¡Hey!– gritó Silver alarmado al ver el arrebato del erizo negro –¡Basta!– dijo intentando separarlos.

–¡¿Crees que te estaría preguntado cuál es la razón por la que buscas a Eggman si hubiera leído el documento?!– contestó molesto al ver la reacción del erizo negro.

Shadow gruñó ante su respuesta soltándolo, sabiendo que el erizo azul tenía un buen punto. Resopló en señal de molestia y siguió caminado. –¿Estás bien?– preguntó la gata lila, quien al ver los ojos carmesí de aquel erizo recordó las cosas horribles que él la había hecho vivir, pero esta vez no se sentía insegura y desprotegida como en ese entonces, esta vez si él intentaba hacerle algo, lo asaría vivo.

–Sí, no es nada– dijo el erizo azul sacudiendo su playera –Será mejor seguir.

Empezaron a caminar en silencio. Sonic entendió claramente que seguir hablando del tema sólo traería más problemas, por consiguiente prefirió dejar su curiosidad a un lado y dedicarse a buscar a Eggman. Todos se mantuvieron en silencio sin emitir sonido alguno, todos atentos a su entorno, todos excepto Silver, quien ahora tenía una expresión pensativa.

–¿Cada uno de esos documentos hablaba de cómo Eggman se fijó en nosotros para reclutarnos?– preguntó el erizo plateado rompiendo el silencio.

Sonic vio al erizo plateado de reojo, entiendo que su curiosidad podía ser peligrosa –Eso supongo. No leí otro que no fuera el mío.

–¿Por qué? Eres demasiado curioso como para sólo conformarte con el tuyo.

–Bueno, digamos que la computadora tuvo un pequeño accidente– respondió con una sonrisa traviesa.

–Ya veo.

Después de esa respuesta Silver no volvió a emitir sonido alguno. Esta vez el silencio fue perturbado por la voz de Blaze, quien no había dicho nada desde que habían llegado, captando la atención de los tres.

–¿Aún tienes aquel documento?– preguntó estoica.

–Bueno, el celular de donde lo saque aún debe de tenerlo guardado ¿Por qué?

–Tú y el erizo con mal temperamento– dijo refiriéndose a Shadow –Saben qué fue lo que hizo ese tal Eggman, pero Silver...

–A mí no me interesa– cortó rápidamente.

–Pero...

–Te lo dije, Eggman me encontró cuando yo deambulaba en las calles. Él no obligó a mi familia a que me odiaran por lo que soy.

–¿Y cómo sabes que aún siguen con vida?– preguntó Sonic con una mirada de tristeza.

–Sólo lo sé– respondió cortante.

–¿Los has visto?– preguntó la gata lila.

–Siempre voy por allá de vez en cuando, para asegurarme de que están bien... y puedo asegurarte que lo están.

Sonic y Shadow podían vivir un gran dolor por haber perdido a seres que les tenían mucho cariño, pero en su caso, su familia lo había rechazo por quien era, y ese era un dolor que no se le podía comparar. Era posible que Eggman quisiera matar a su familia, pero ya que él los abandonó y quedó vulnerable le dio la oportunidad perfecta para reclutarlo; por consiguiente no le interesaba saber qué podía decir aquel archivo.

Y de nuevo el silencio volvió a reinar en el lugar. Si bien ninguno de ellos entendía la razón por la cual Silver no quería saber qué era lo que Eggman había planeado para él, sí sabían que debían de respetar esa decisión.

Siguieron caminando, cada uno metido en sus propios pensamientos cuando la parada abrupta del erizo negro hizo que unos chocaran con otros.

–¡Por qué paras de re...

–¡Calla!– comando el erizo negro –Escucha...

¡No me importa lo que hagan! ¡Maten a los intrusos ahora!escucharon en la cercanía.

–Eggman– sentenció Shadow.

Shadow cargó su arma y sin pensarlo dos veces corrió hacia donde provenía aquella voz. Al final de aquel pasillo de paredes de metal brillante vio una puerta cerrada casi por completo, dejando sólo una rendija en donde la luz se colaba, provocando que el sonido viajara libremente por el lugar. Abrió la puerta de una patada y entró apuntando su arma, pero al hacerlo se dio cuenta que no había nadie. Caminó siempre con la guardia alta y mientras lo hacía volvió a escuchar las mismas palabras:

¡No me importa lo que hagan! ¡Maten a los intrusos ahora!

Siguió su camino para ver un escritorio que yacía en medio de aquel gran salón, y sobre éste una grabadora yacía repitiendo el mensaje una y otra vez. Frunció el ceño molesto y con un grito de frustración disparó a aquel aparato para acallarlo.

–¡Shadow!– exclamó el erizo azul entrando.

–¿Dónde está Eggman?– preguntó Silver al ver el lugar vacío.

–Aquí no está– respondió entre dientes –Todo era un truco– explicó Shadow viendo a la grabadora destruida.

–¿No está?– repitió al felina –Entonces, eso signi...– Un disparó la acalló haciéndolo caer al suelo

–¡BLAZE– gritó Silver al verla en el suelo.

La puerta a sus espaldas se cerró rápidamente, y de los muros de aquella enorme recámara se desplegaron varios cañones adheridos a las paredes. Pronto la pared se vio cubierta de pequeños cañones listos para atacar.

–¡Es una trampa!– gritó el erizo azul colocándose en modo de defensa.

–¡Tú crees!– dijo el erizo negro poniéndose en posición de ataque.

Aquellos láser empezaron a disparar haciendo que Sonic y Shadow saltaran para evadirlos lo mejor que podían. Por su parte, Silver creó una burbuja con sus poderes psíquicos protegiéndolo a él y a Blaze.

–¡Blaze!– gritó nuevamente.

Blaze con una mirada de dolor notó su hombro sangrante. Eso había sido peor que la vez que el erizo negro le había disparado. Por primera vez en su vida supo lo que era una el dolor de un disparó láser y el dolor de una quemadura. –Es sólo un rasguño– habló entre diente sujetando su hombro con fuerza. Silver alzó la vista al campo sobre ellos sintiendo como su campo empezaba a debilitarse debido a los múltiples disparos.

–¡Demonios!– gritó molesto el erizo plateado.

–¡Silver, necesitamos ayuda!– gritó Sonic mientras con sus puños destruía los cañones pegados en la pared.

–Ve con ellos, yo estaré bien– murmuró la gata incorporándose.

–¡Claro que no, estás herida!

–No por mucho.

Sabía de un método para cerrar heridas como esas. No era indoloro, pero serviría para no ser una carga para ellos y así poder ayudar a Silver. Blaze creó una flama en la palma de su mano, dudando brevemente lo que iba a ser a continuación. Cerró sus ojos fuertemente colocando su mano fuertemente sobre la herida, provocando que un grito de dolor fuera exclamado por parte de ella.

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Un tornado parecía haber impactado sobre él dejándolo por un breve momento intentando reconfigurar toda su información y distrayéndolo de su objetivo.

Rouge cayó al suelo con una rodilla en el piso sujetando su costado con gran fuerza sin poder evitar que de sus ojos brotaran pequeñas lágrimas por el dolor del impacto.

–¡Amy!– gritó Rouge –¡¿Estás bien?!

Amy se sentó con esfuerzo tomando el cinturón que usaba en su cintura y lo puso a unos centimetros arriba de donde la había lastimado aquel erizo metálico creando así un torniquete, de esa manera la sangre iría con mayor lentitud y no se desangraría tan rápidamente.

–Estaré bien– murmuró con cierta dolor en su voz.

–Amy... tenemos que pensar en algo– dijo mientras caminaba a rastras hacia donde ella estaba –O nos encontraremos con Knuckles antes de lo que pensábamos.

–Si pudiéramos debilitar aquella coraza tan fuerte– dijo Amy mientras miraba como el robot volvía a incorporarse.

–¿En dónde exactamente?– preguntó la murciélaga.

–Su base principal de datos ha de estar en la cabeza. Si pudiéramos debilitarla en ese punto, bastaría un sólo disparo en su centro de datos para acabar con él... o eso creo. Pero acercarse tanto a él sería muy peligro y...

–Hecho– interrumpió la vampiresa.

–¡Espera, Rouge!

Debería de poner toda su fuerza en un único golpe, un golpe que fuera capaz de romper aquella coraza de acero para que así de una vez por todas pudieran desmantelar aquella máquina de hojalata. Rouge alzó vuelo con dificultad y se elevó en lo más alto del cielo negro de aquella noche.

Knuckles... esto es por ti– pensó localizando a su enemigo.

El robot vio a la eriza que yacía en el suelo sujetando su arma con determinación. No sabía en donde se había metido la murciélaga, pero eso no le preocupaba; por el momento se encargaría de eliminar a la eriza y luego la buscaría a ella. Elevó su arma contra la eriza por una última vez y por último dijo –Objetivo elimi...– pero antes de terminar su oración escuchó un grito provenir del cielo, era aquella murciélaga que venía con una patada directa hacia él.

El sonido de un disparo junto a un al de la coraza quebrarse inundaron el lugar. Amy vio como la cabeza de aquel robot se hacía lentamente para atrás y como todos aquellos pedazos metálicos azules se esparcían por el aire tan lentamente que por un momento sintió que el tiempo se detuvo y luego... todo cayó al suelo pesadamente, incluyendo a Rouge que cayó boca abajo. –¡Amy, ahora!– gritó la murciélaga con sus últimas fuerza. Amy vio como aquel robot se levantaba y en su rostro notaba aquellos chips y cables hacer corto circuito creando pequeñas chispas. Cerró sus ojos con fuerza y la imagen de su compañero vino a su mente, casi acompañándola

–¡MUERE!– gritó abriendo los ojos y disparando aquella última bala en su arma con pequeñas lágrimas sobresalir de sus ojos.

La bala viajó hacia su objetivo e impactó directamente en el centro de aquella cabeza haciendo que aquel robot cayera al suelo pesadamente. Amy vio aquellos ojos rojos brillantes apagarse lentamente. Un suspiro de alivio fue exhalado de ella, por fin había terminado; Amy se sintió por primera en mucho tiempo en paz, hasta que notó que hacía falta alguien –¡Rouge!– gritó al recordar a la murciélago herida. La vio yacer boca abajo en la tierra sin moverse; como pudo, se arrastró por la tierra ya que no podía pararse por la herida en su pierna hasta llegar a ella. Amy la tomó de un hombro volteándola para ver aquella mirada apagarse lentamente.

–¡Rouge!– gritó angustiada.

–Bien hecho Agente..– murmuró con debilidad –Él estaría muy orgulloso– dijo esbozando una pequeña sonrisa.

–¡No lo entiendo!– exclamó confundida al ver como parecía que su vida se le iba entre sus manos. –¿Qué suce...

Entonces lo vio. Su abdomen había sido atravesado por aquel último disparo que había escuchado. No pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas al ver a la moribunda murciélaga.

–¡Tienes que resistir!– gritó sin saber cómo ayudarla.

–Creo que... mi tiempo llegó– murmuró suspirando profundamente cerrando sus ojos, y haciendo que sus ojos color esmeralda perdieran brillo por fin.

–¡ROUGE!

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–¡Tenemos que salir de aquí!– gritó el erizo azul al ver que aquellos cañones no parecían descender en cantidad, sin importar cuantos destruyeran.

El erizo plateado por el momento los protegía a todos con un campo teléquinetico que no duraría mucho. Shadow y Sonic terminaron por unirse con Silver al ver que no podían destruir a todos los cañones sin morir en el intento.

–¡¿Qué haremos?!– preguntó Silver al sentirse fatigado por la cantidad de energía que estaba utilizando para resguardarlos –¡Esto no durará por siempre!

–Demonios... si tan sólo pudiéramos desaparecer– murmuró Sonic.

–Eso es– habló el erizo negro, captando la atención de todos– Sujétense a mí sino quieren morir– comandó sacando de su gabardina la esmeralda caos que había usado en la pelea con Sonic. Todo asintieron con la cabeza. Sonic lo tomó del brazo sujetando a la gata lila que yacía sentada en el suelo respirando con cierta dificultad, parecía estar sufriendo mucho dolor. Silver desvaneció en ese momento aquella barrera y tomó al erizo negro por el otro brazo –¡CONTROL CAOS!– gritó el erizo negro desapareciendo del lugar.

Aparecieron en un lugar donde la oscuridad reinaba, sin ninguna entrada de luz.

–¿En dónde estamos?– habló Silver intentando agudizar su vista.

–¿No pudiste mandarnos a un lugar con más luz?– reprochó el erizo azul en la oscuridad.

–¡Por mí te hubieras quedado allá!– dijo el erizo negro molesto

Una flama proveniente de la gata lila hizo que hubiera visibilidad.

–Bien, eso esta mejor– habló Sonic.

–¿Después de todo lo que he hecho por ustedes así me lo pagan?– escucharon decir.

Blaze se levantó aún con aquella expresión de dolor y movió su mano hacia diferentes lados pero no logró distinguir nada.

Yo lo único que quise todo este tiempo fue ayudarlos. Convertirlos en los mejores asesinos de todo el mundo. De esa manera podrían usar todo su potencial. Como tu Silver, nunca nadie vio lo maravilloso que eras hasta que yo intervine. O Shadow, qué hubiera pasado si hubieras seguido con aquella niña, ¿Hubieras seguido siendo su mascota?

Shadow gruñó molesto y con su arma en mano no dudo en disparar a la oscuridad en diferentes direcciones. No podía ver casi nada, pero no le importaba, esperaba que alguna de las balas le diera a él. Al gastarse el cartucho de municiones de su arma detuvo el ataque, esperando con suerte haberle dado a su objetivo. Por un momento todo quedó en hasta que un disparo se escuchó desde la oscuridad para acertar en el erizo negro. Shadow exclamó un grito de dolor al sentir su mano sangrar, soltando la esmeralda que había llevado consigo, la cual fue tragad por la oscuridad.

–¡¿Estás bien?!– preguntó Silver al ver un río de sangre brotar de la herida.

–Es sólo un rasguño– respondió sacando un pañuelo rojo de su chaqueta y usándolo como vendaje provisional –Está aquí, y está armado– advirtió recargando su arma.

¿Y qué me dices de ti Sonic?– habló Eggman nuevamente –Fui como un padre para ti.

–¡Sólo porque tú mataste al mío eso no te convierte en un padre para mí!– habló sintiendo la ira consumirlo nuevamente.

–¡Son unos mal agradecidos!– gritó furioso –Si no piensan agradecer todo lo que he hecho por ustedes, supongo que no me queda de otra que...– silenció un momento, y de repente las luces se encendieron y a su alrededor pudieron ver a varios miles de robots de diferentes tipos, tamaños y diseños –...Destruirlos.

Al fondo de aquella bodega de techo abovedado, en la parte más alta, detrás de un cristal en un tipo sala de controles estaba él, Eggman.

Matéenlos...

Aquellos robots se activaron en ese momento encendiendo una pequeña luz roja, pronto miles de luces rojas pudieron verse en el lugar. Los robots empezaron a movilizarse.

Shadow y Sonic corrieron hacia ellos destruyéndolos con golpes certeros; Sonic usaba su Spin Dash para partirlos en dos, mientras que Shadow usaba su arma disparando justo en el centro de los robos venideros dejándolos inmovilizados. Silver se elevó por los aires y con unos ojos incandescentes elevaba tantos robots como podía destruyéndolos entre sí; en tierra Blaze encendió sus manos en llamas y golpeándolos con tanta fuerza como podía los hacia retroceder o prender fuego. Esto duró más tiempo de lo que se pudiera esperar, y a pasar de ser ataques continuos y despiadados, el número de robots no parecía disminuir, pronto se quedarían sin fuerzas y los robots los sobrepasarían.

Silver detuvo su ataque para recuperar el aliento dirigiendo su mirada hacia donde Eggman se encontraba, notando como empezaba a retirarse, si no hacía algo no sabía cuándo volverían a encontrarlo.

–¡Sonic!, ¡Shadow!– gritó Silver –¡Vayan tras Eggman, nosotros nos encargaremos de estos robots!– habló refiriéndose a Blaze y a él.

Ambos erizos asintieron con la cabeza fijando su vista a la ubicación de Eggman.

–¡Blaze, debemos de cubrirlos para que puedan llegar!

–¡De acuerdo!

Silver usó toda su energía para poder abrir un camino entre los cientos de robot enfrente de de ellos –¡Ahora, vayan!– ordenó Silver intentando mantener la concentración lo suficiente para poder permitirles llegar. Blaze corrió justo detrás de los erizos destruyendo con bolas de fuego cualquier ataque por parte de los robots. Sonic y Shadow saltaron sobre las cabezas de aquellas máquinas y no tardaron nada en llegar a la parte más alta para así romper el cristal y así entrar al cuarto de máquinas.

–Eggman....– dijo con odio el erizo negro al verlo intentar escabullirse.

–...Es hora de pagar- completó el erizo azul.

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Silver cayó de rodillas al suelo exhausto, sudando frío. Intentó ponerse de pie, pero le fue imposible. Había usado una gran cantidad de sus poderes desde que había llegado y con la herida que le había generado Metal Sonic se sentía más débil que nunca. Aún escuchaba como alguno de aquellos robots se movían los cuales parecían ser destruidos por Blaze. Por la fuerza que tuvo que usar para moverlos la mayoría de los robots que se encontraba cerca de las paredes habían sido destruidos al ser aplastados por otros. No sabía cuantos aún quedaban en pie, pero sabía que aún existían los suficientes como para asesinarlos.

–¡SILVER!– escuchó gritar.

Silver levantó la mirada y sintió como sus pupilas se dilataban al ver a una de aquellas máquinas apuntándole. Una luz intensa iluminó la punta del cañón que apuntaba a él, y el disparó láser rezumbó en sus oídos, eso era todo para él, no tenía energía para defenderse o moverse de donde estaba. Aceptó su destino, sabiendo que no habría más hasta que algo se interpuso en la dirección del láser. Blaze quien corrió a protegerlo, recibió el disparó justo en el pecho, el cual atravesó justo su corazón.

–¡BLAZE!

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